Arquitectura
del Renacimiento
El
Renacimiento en España tarda en penetrar desde Italia, especialmente
por la fuerza que el gótico final isabelino tiene en nuestras
tierras.
De hecho, la
primera manifestación de la arquitectura renacentista en España,
como es el Palacio de los Duques de Medinaceli de Cogolludo (Guadalajara)
muestra una simbiosis de estilos. Por un lado, imita con su estructura
arquitectónica los palacios del Quattrocento italiano, incluyendo
puerta y aparejo de sillería almohadillada. Sin embargo, la
crestería y sus ventanales son todavía claramente tardogóticos.
(VER IMAGEN LATERAL)
Fases
de la arquitectura del Renacimiento
En el largo siglo
que recorre la arquitectura renacentista en España se sucederán
las corrientes estilísticas, en especial el plateresco y, sobre
todo, en el tramo final el grave y austero herreriano, que incluso
llegará a fundirse con el primer barroco español de
comienzos del siglos XVI.
Plateresco
La
arquitectura plateresca corresponde a la primera mitad del siglo XVI
en el contexto de una arte oficial dominado por la poderosa monarquía
de los Reyes Católicos, primero y de Carlos V, después.
En él se combinan estructuras arquitectónicas del gótico
final flamígero o isabelino con elementos decorativos venidos
de Italia, que además incorpora elementos mudéjares.
Las características
decorativas del plateresco es la profusión de filigrana de
piedra (de ahí su nombre, pues imita el trabajo de los orfebres)
a base de medallones en las fachadas, los
frontones y enjutas, los entablamentos y basamentos, los grutescos,
los festones, las columnas balaustradas, todo ello decorando las fachadas
de los edificios que, sin embargo, tienen la típica estructura
gótica de pilares fasciculados soportando bóvedas de
crucería compleja.
Una
de las construcciones que mejor refleja el momento de fusión
de ambos estilos es el Palacio del Infantado en la ciudad de Guadalajara
(VER IMAGEN LATERAL)
Aunque el plateresco castellano
es especialmente abundante en ciudades como Toledo, Valladolid o Salamanca,
etc., es en esta última donde encontramos algunas de las obras
más interesantes, debido a su gran calidad plástica
y finura, hecho al que no es ajena la buena calidad de la piedra caliza
salmantina.
Sobresale especialmente la
archiconocida fachada de la Universidad, de autor desconocido, constituida
como un paño decorativo, independiente del edificio, donde
los temas decorativos, de flores, medallones, escudos y grutescos,
ofrecen un inusitado ritmo.
Otro edificio religioso de
estilo renacentista plateresco es el monumental Convento de San Esteban,
obra de Juan de Álava. cuya fachada, interpretada como un gran
paño decorativo, tiene una portada de grandes dimensiones rodeada
de escultura (VER FOTO SUPERIOR).
No olvidamos citar la fachada
de la catedral nueva y, en el contexto del plateresco civil, la curiosa
Casa de las Conchas.
Estilo
herreriano
El estilo hereriano es consecuencia
de la situación social, religiosa y política de España
durante la segunda mitad del siglo XVI.
Y es que, a partir del reinado
de Felipe II, la corriente de austeridad católica impregna
la sociedad española de la Contrarreforma alcanza también
al arte y a la arquitectura.
El ejemplo más destacado,
sin duda, de este periodo es el Monasterio del Escorial (1563-1584)
donde se reúne monasterio, iglesia, palacio y panteón
real.
Es un edificio derivado de
fuentes italianas, pero de gran sobriedad y desornamentación,
lo que unido a su colosal tamaño, le confiere una solemnidad
aplastante.
Juan Bautista de Toledo inicia
las obras. A él se deben la planta general del edificio, la
fachada meridional y el patio de los Evangelistas.
Le sucedió, como arquitecto
general principal, el italiano Giovanni Battista Castello "el
Bergamasco", que construyó la gran escalera a la imperial
del interior, la primera de este tipo en Europa.
Juan de Herrera (que dá nombre al estilo herreriano) dirigió
la obra desde 1572 hasta el final, y le imprimió su sello característico.
Este arquitecto, estudioso de las teorías del romano Vitrubio,
va a influir decisivamente en la arquitectura española del
último cuarto de siglo y en el siglo XVII. Tal es su transcendencia
que a esta corriente de la arquitectura del renacimiento en España
se le ha dado un nombre propio: Arquitectura Herreriana.
Otras obras de Herrera serán
la Lonja de Sevilla y la catedral de Valladolid.