Castillo
de Calatrava la Vieja (Ciudad Real)
El
Castillo de Calatrava la Vieja se encontraba en un lugar tan alejado
de las bases cristianas que los mismísmos templarios no pudieron
defenderla.
El
proceso de restauración de la fortaleza de Calatrava la Vieja
(Ciudad Real) ha sido intenso en los últimos años,
a pesar del lamentable estado de abandono en que estaba.
Introducción
El
yacimiento de Calatrava la Vieja se localiza en el término
municipal de Carrión de Calatrava (muy próxima a Ciudad
Real), y actualmente forma parte del Parque Arqueológico
de Alarcos-Calatrava (propiedad de Castilla La Mancha).
Si miramos a la etimología del nombre,
Calatrava deriva del árabe Qal'at Rabah. Si bien la primera
parte del epónimo hace referencia a "fortaleza",
se desconoce el significado de la palabra Rabah, aunque podría
hacer referencia al nombre del primer encomendado o fundador de
la ciudad en el siglo VIII. Es muy habitual que las ciudades de
fundación andalusí de este momento adquieran el nombre
de su encomendado o fundador, por lo que no es de extrañar
que en este caso estemos ante un caso similar. Posteriormente, ya
en época de la Reconquista, y al pasar a formar parte del
Reino de Castilla, el nombre de la ciudad fue adaptado al castellano
bajo el topónimo de Calatrava.
Desde 1984, la ciudad fortificada de Calatrava
la Vieja ha sido objeto de investigación arqueológica
por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades
de Castilla La Mancha, contando desde 1995 con la colaboración
del INEM y de la Escuela Taller de Alarcos para la creación
de empleo asociado al enclave arqueológico mediante programas
de talleres de trabajo.
Este intenso programa arqueológico ha
favorecido no sólo el descubrimiento de gran cantidad de
estructuras en el enclave arqueológico, sino la consolidación
de los elementos descubiertos y el acondicionamiento y puesta en
valor de la ciudad para su visita, siendo uno de los objetivos principales
del proyecto acercar el sitio arqueológico al público
general. Todo ello ha permitido dar valor a uno de los asentamientos
más importantes de la historia medieval hispana (sobre todo
de la meseta sur y de la historia de Al-Ándalus).
Localización geográfica
Calatrava se situaba en el centro de la submeseta
sur. Tenía una importante situación estratégica,
ya que se localizaba en la margen izquierda del río Guadiana
(que le servía de protección natural) y entre un importante
cruce de caminos (por ella pasó la vía principal que
unía Córdoba y Toledo, Mérida con Zaragoza
y el Atlántico con el Mediterráneo. Esta situación
dio lugar a un intenso tráfico comercial en la zona, convirtiéndola
a su vez en un enclave crucial en el sistema defensivo de la Meseta.
Sin embargo, uno de los principales problemas del enclave,
y que fue la causa de su abandono definitivo, fue el carácter
pantanoso que presenta el río Guadiana en el tramo en el
que se localiza la ciudad. Esto provocó la retención
y estancamiento de aguas, siendo el origen de enfermedades y de
malos olores. Así, si bien su señalada situación
estratégica hizo que se adquiriese como uno de los lugares
más importantes, sus condiciones insalubres para su hábitat,
provocaron su rápido despoblado una vez fue abandonada como
enclave militar.
Historia
En las excavaciones arqueológicas no se han
localizado niveles romanos ni visigodos, si bien se han documentado
algunos restos de época anterior, de la edad del hierro.
Lo cierto es que no tenemos constatación de
esta ciudad hasta el siglo VIII. La primera referencia documental
que tenemos de la misma data del año 785 (siendo una de las
ciudades islámicas más antiguas de la Península
Ibérica), época de Abderramán I, cuando las
fuentes documentales nos dicen que el emir de Córdoba persiguió
a un rebelde toledano llamado Abu al-Aswad hasta la fortaleza de
Calatrava.
Así,
en época omeya, en enclave jugó un papel decisivo
en las luchas que enfrentaron a los muladíes de Toledo con
Córdoba. Pero su importancia se acentuó a partir del
año 853, cuando a raíz de su práctica total
destrucción en ese año por los rebeldes toledanos,
fue reconstruida de forma inmediata por Al-Hakam (hermano del emir
Muhammad I). A partir de ese momento, se convirtió en la
ciudad más poblada entre Córdoba y Toledo hasta el
siglo XIII, gozando de gran importancia. En 1147 Calatrava fue tomada
por Alfonso VII, pasando a ser el enclave más avanzado en
la lucha de la reconquista frente al Islam.
Encomendada al temple en un primer momento, al ser
descartada por esta orden, en 1158 Calatrava fue encomendada por
Sancho III al Císter, naciendo así la primera orden
militar autóctona de la Península Ibérica:
la Orden de Calatrava, la cual fue suprimida con la Primera República
Española, pasando a ser una institución honorífica
actualmente.
La ciudad estuvo en manos del reino de Castilla hasta
la victoria de los almohades en la batalla de los Alarcos en el
año 1195, cuando fue conquistada de nuevo para territorio
musulmán. Si bien a los pocos años de esta batalla
fue de nuevo conquistada por el rey castellano Alfonso VIII poco
antes de la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, lo cierto es
que a partir de ese año la ciudad inició su decadencia,
dejando atrás los siglos de esplendor de una de las ciudades
islámicas más antiguas de la Península.
La ciudad pasó a un segundo plano, la orden
de Calatrava trasladó su sede al castillo de Dueñas
en 1217. A partir de este momento, pasa a denominarse Calatrava
la Vieja, nombre con el que la conocemos actualmente, para denominar
al segundo enclave de la orden Calatrava la Nueva.
En siglo XVI, Calatrava la Vieja está prácticamente
abandonada, debido en gran parte a las condiciones de insalubridad
que hemos indicado antes que presenta esta zona del río.
Resulta esclarecedor el testimonio de un viajero que pasó
por allí en 1520 para visitar las ruinas de esta antigua
ciudad de tanto esplendor:
La zona pasó a convertirse en un lugar insalubre
que no era apto para el mantenimiento de una ciudad.
Descripción del yacimiento de Calatrava
la Vieja
Se trata de una ciudad amurallada de unas 5 ha. de
extensión, que aumentan a 25 ha. por los extensos barrios
que se construyeron extramuros.
La muralla y el foso
Si bien la ciudad de Calatrava la Vieja se localiza
en un cerro amesetado sobre elevado sobre la llanura que le rodea,
la única defensa natural del asentamiento es proporcionada
por el río Guadiana, el cual protege a la ciudad por el lado
septentrional. En el resto de flancos fue necesaria la construcción
de muralla y foso para proteger el acceso a la misma. La altura
del cerro en el que se localiza le proporciona un amplio dominio
visual sobre el entorno, sobre todo hacia el paso histórico
de los Montes de Toledo, pero carece de una protección destacable,
lo que hizo necesaria la construcción de defensas artificiales.
La muralla data en su mayoría de época
omeya. El recinto amurallado se adapta al contorno del cerro, dando
como resultado un perímetro de planta elíptica de
400 metros de eje mayor y 190 metros de eje menor. Se encuentra
jalonada por más de medio centenar de torres de flanqueo.
De las torres destacan: tres de planta pentagonal en proa y tres
albarranas, siendo el resto de planta cuadrangular. Destacan dos
torres albarranas de flanqueo localizadas en el exterior de la muralla,
localizadas en la zona del alcázar, que se unían a
esta mediante un pequeño puente.
Completa sus defensas artificiales con un foso húmedo artificial
de 750 metros de longitud y 10 metros de profundidad, que está
excavado en la propia roca del cerro donde se localiza el asentamiento
y que se nutría de las aguas del río Guadiana, situado
a los pies del asentamiento. Como dato a señalar, hay que
decir que el foso de Calatrava la Vieja es el único foso
de Al-Ándalus anterior al siglo X que se conserva íntegramente.
En cuanto a las puertas de acceso a la ciudad, en Calatrava
la Vieja se documentan dos puertas en recodo de época emiral:
una da acceso a la ciudad por el lado sur y otra que se localiza
en el alcázar.
El alcázar
El alcázar, de planta triangular, tiene unas
dimensiones de unos 3.500 m2 y estuvo en funcionamiento durante
casi siete siglos.
De entre las estructuras localizadas en su interior
destacan: el aljibe de época islámica, que pasaría
a convertirse en una mazmorra en época posterior; una posible
sala de audiencias de época de taifas en la que se ha documentado
también una gran piscina; restos de los cimientos de la iglesia
templaria (sólo se ha documentado parte del ábside,
ya que parece que la iglesia nunca se terminó, de planta
dodecágona es uno de los pocos testimonios constructivos
que tenemos de la Orden del Temple en Castilla), la iglesia de la
orden de Calatrava; tres hornos de producción de cerámica
que datan del siglo XIII, una fragua fechable en época ya
cristiana, un edificio conventual de la Encomienda de Calatrava
(siglo XIV) y una serie de edificios y dependencias pertenecientes
a la Orden de Calatrava que, según las intervenciones arqueológicas
se fechan entre comienzos del siglo XIII y comienzos del siglo XV,
como restos de una herrería y dependencias abovedadas junto
a la citada iglesia.
De las estructuras citadas que se conservan del alcázar,
se pueden diferenciar dos etapas. De la primera, anterior al 853,
dataría la parte interior del primitivo muro de cierre por
el oeste y algunas de las torres en él incluidas (como la
torre 5, de planta rectangular, construida en tapial de tierra,
ladrillo y adobe, y que fue destruida en una de las obras de restauración).
La segunda fase constructiva del alcázar se corresponde con
las reformas llevadas a cabo en el 854, cuando se levantaron nuevas
defensas. De esta segunda etapa destaca el monumental arco abovedado.
Finalmente conviene hacer referencia en este espacio
a la coracha del alcázar, que si bien está aún
por excavar en su totalidad, podemos saber algunos datos de la misma.
La coracha formaba parte del sistema hidráulico de la ciudad
y parece que ya en el año 854 estaría en funcionamiento.
Su función era la de captar agua del próximo río
Guadiana y elevarla hacia el alcázar para desde ahí
ser distribuida por medio de canales.
La medina
La medina se localiza al oeste del alcázar,
presentando una extensión de unas 4 ha. y es la zona que
mayor espacio ocupa del recinto amurallado. Fue deshabitada a principios
del siglo XIII, si bien es posible que bajo el subsuelo se conserve
toda la estructura de su trama.
En esta parte del yacimiento no se han realizado excavaciones
arqueológicas en extensión, siendo la única
zona excavada mediante un sondeo, parte de una vivienda y de una
calle empedrada datada en época almohade. Sin embargo, diversas
prospecciones geofísicas del terreno han dado como resultado
la existencia de numerosos espacios bajo el subsuelo, lo que corroboraría
la información que nos proporcionan las fuentes de esta zona,
que nos hablan de mezquitas, tiendas, baños, etc.
Los arrabales
Fuera del recinto amurallado, la ciudad de Calatrava
contaba con amplios arrabales (barrios extramuros) que rodeaban
la ciudad y en los que se pueden documentar los elementos fundamentales
de la realidad humana de la misma.
Así, se han documentado varias necrópolis,
zonas industriales de producción de cerámica, restos
de una coracha de abastecimiento de agua, restos del molino y puente
de Calatrava, así como restos de una posible mezquita.
En la última campaña de excavaciones,
realizada en el año 2014, las intervenciones se centraron
en el arrabal norte del alcázar, ya que en palabras de los
propios arqueólogos que dirigen las excavaciones, esta zona
del yacimiento es especialmente importante por la evidente superposición
que presenta el urbanismo cristiano de los siglos XIII y XIV sobre
algunas de las estructuras domésticas que son previas, de
época almohade (siglos XII-XIII).
Imágenes
grandes del Castillo de Calatrava la Vieja (Pinche
para agrandar) |
|
|
|
Entrada
al alcázar de Calatrava la Vieja desde la medina |
Vista
parcial del alcázar desde la medina |
Cartel
informativo con foto aérea del conjunto de la fortaleza |
(Autora del texto del artículo/colaboradora
de ARTEGUIAS:
Leticia Tobalina)