Castillos
de Siria. Características, historia y arquitectura
Introducción
a la historia de los castillos de Siria
Siria
fue, a partir del siglo XII, centro de las disputas entre templarios
y árabes. Aunque la mayoría de las fortalezas que aún
hoy conservamos ya habían sido construidas antes de llegar
los Templario y Hospitalarios, en muchos de los casos las reforzaron
y mejoraron adquiriendo la fisionomía actual.
Crac
de los Caballeros
Esto mismo ocurre
con el más impresionante de los castillos no sólo sirios
sino también de todo el mundo mediterráneo: Crac de
los Caballeros que, como hemos dicho más arriba, conserva en
excepcional grado, elementos contrapuestos pertenecientes a la orden
de los Templarios y los Hospitalarios - los únicos que repelieron
los ataques de los emires- y de las tropas que lo ocuparon tras la
conquista de Saladino quien ha pasado a la historia por vencer a los
cruzados. Hoy en día es considerado un héroe para egipcios
y sirios.
La primera vez
que se tiene constancia de Crac Des Chavaliers fue en el año
1031 cuando el emir de Homs manda levantar, en lo alto de un valle,
una pequeña fortaleza para albergar a una guarnición
de soldados kurdos - en árabe akrad- de donde más tarde
pudo derivar la palabra Krak. Tras los continuos ataques cruzados,
la fortaleza cae finalmente en sus manos hacia el 1142, haciendo necesaria
ampliarla para acoger entre 2000 y 4000 soldados y reforzarla contra
los ataques enemigos. También fueron construidas ya por los
templarios, estancias para guardar suficiente comida en caso de asedio
prolongado, incluso de años: depósitos de aceite y de
cereales, cisternas de agua, que se llenaban gracias a los acueductos
que copiaron de las construcciones romanas, etc.
El recinto - de
treinta mil metros cuadrados- está dividido en dos partes:
una muralla exterior, datada del siglo XIII, provista de trece torres
de distintas formas, y diversas puertas. Esta parte estaba destinada
a la vigilancia, el entrenamiento, las caballerizas, etc.
A la segunda de
ellas, la más importante, se accede a través de tres
puertas abiertas con torres elevadas y numerosos pisos. Este segundo
edificio está construido en dos plantas: a través de
la primera accedemos a la Sala de Reuniones, decorada con elementos
góticos que datan de los últimos años de los
hospitalarios en el lugar. Esta sala comunica con otras habitaciones
destinadas a las guarniciones, las cocinas, las habitaciones de las
tropas, lugares de aseo y acopio de víveres. La planta baja
concluye con una iglesia que una vez conquistada por Saladino, fue
convertida en mezquita. La capilla mide unos veintiún metros
y posee dos puertas: una construida por los cristiano, la otra por
los musulmanes.
En la planta superior
encontramos habitaciones, torres y pasadizos. De ella destacaremos
la habitación destinada al alojamiento de la persona que estuviese
al mando de la fortaleza.
Castillo
de Saladino
Como el resto
de las fortificaciones medievales, el castillo de Saladino - llamado
también Qal´at Salah El-Din o castillo de Seoane-, se
sitúa en lo alto de una montaña, haciendo inexpugnable
su interior. La gran particularidad de este conjunto -que por otro
lado le regala su majestuosidad- es el mecanismo defensivo utilizado:
no será un foso lleno de agua sino una excavación de
la montaña sobre la que se alza la estructura, siendo solamente
posible acceder a ella a través de un puente levadizo que cuando
estaba abierto, descansaba sobre un pequeño trozo de terreno
que los cruzados conservaron con ese fin.
El recinto cuenta
con distintas construcciones no sólo cruzadas - como la torre
del homenaje, el torreón de las chicas, las cabellerizas, etc.-
sino también bizantinas- antigua ciudadela- y árabes
como el hamman. El castillo fue tomado por las tropas de Saladino
en 1188.
Murallas
de Alepo
Alepo es la segunda
ciudad siria en importancia y tamaño. Sus orígenes se
remontan a civilizaciones muy antiguas, habiendo sido el lugar elegido
por decenas de ellas gracias a su posición casi fronteriza
con el Imperio Bizantino - Turquía en la actualidad- y su proximidad
con el Mediterráneo y el Éufrates. Estos elementos hicieron
de ella un trofeo que conseguir y un lugar deseado por su posición
estratégica, especialmente cuando los cruzados y las tropas
árabes luchaban por los lugares santos. Dada la importancia
de la ciudad y los continuos saqueos sufridos, en el siglo XII fue
amurallada aprovechando los límites naturales de la meseta
sobre la que se asienta, de forma casi esférica. Esta nueva
protección fue ideada con siete puertas en zonas necesarias
para la población pero una sola entrada para aquellos visitantes
que viniesen de fuera: la puerta principal, de enorme belleza, recibe
al visitante vigilada por una inmensa torre cuadrada jalonada por
unos dibujos geométricos a dos colores. Una vez cruzada la
puerta, debemos recorrer unos metros sobre el puente que salva el
foso de veintidós metros, hasta llegar al segundo de los portones,
el cual nos dará paso definitivo a la ciudad antigua.
Dentro de sus
muros se han conservado restos de distintos edificios que merece la
pena al menos nombrar como la mezquita de Abraham, un edificio que
albergaba el tribunal de justicia, el palacio real ayubí, construido
en el siglo XIII y el hamman que, según las fuentes, data de
la época de Nur Ed Din, emir que allanó el camino para
la reconquista de Jerusalén a los cruzados y consiguió
la unificación de Siria.
La
ciudadela y fortaleza de Margat o Al Markab
La ciudadela y
fortaleza de Al Markab, situadas en la ciudad costera de Tartus y
muy cerca de la frontera con Líbano, poseen una extensa historia
que posiblemente comience con los fenicios y cananeos, habiendo siendo
reconstruida por los árabes en el siglo XI para que en 1183,
una vez que los cruzados consiguen hacerse con ella, fuese mejorada
y ampliada para guarnecerse de los ataques de Saladino. El castillo
fue finalmente conquistado por los mamelucos a finales del siglo XIII.
El fortín
está construido con basalto negro, lo que le imprime un aspecto
serio, casi misterioso y está protegido por una doble fila
de murallas. Nada queda en pie a excepción de la torre del
homenaje y una pequeña iglesia. En la actualidad los restos
han sido utilizados como estructura para nuevas viviendas donde habitan
decenas de familias.
Chastel
Blanc o Castillo Blanco de los Templarios
La región
de Safita fue, en su origen, levantada entorno al Chastel Blanc o
Castillo Blanco de los Templarios que fue uno de los centenares de
baluartes que la orden poseyó a lo largo y ancho del Mediterráneo.
De la estructura
original sólo se conserva la muralla ovalada así como
la torre del homenaje cuya planta inferior es utilizada hoy en día
como iglesia así como la planta la superior que, gracias a
distintos restos arqueológicos encontrados en los alrededores,
sabemos que pudo albergar las estancias principales del castillo.
Castillo
Fakhar Ed
Del castillo Fakhar
Ed Din desgraciadamente sólo conservamos la estructura exterior.
Erigido en lo alto de un cerro en el siglo XII, fue a finales del
siglo XVII cuando, por orden del emir druso del mismo nombre, adquiere
su configuración actual.
Si hoy en día
viajamos hasta la fortaleza sería para admirar el paisaje y
es que fue construido en los alrededores de dos joyas de la arqueología
siria: Palmira y las tumbas de Bolha y Borfa. Desde allí es
muy aconsejable, especialmente al anochecer, divisar las ruinas que
cubren, de forma majestuosa, todo el valle.
Información
adicional relacionada:
Arte
Románico en Tierra Santa: Líbano y Palestina
(Autora
del texto del artículo/colaboradora de ARTEGUIAS:
Ana Molina Reguilón)