Guía de la Catedral de Girona
Introducción
La
Catedral de Santa María de Girona está situada
estratégicamente en el núcleo central de la ciudad
antigua, la llamada Força Vella, coincidiendo con el trazado
urbano de Gerunda, el asentamiento romano cuyos restos aún
son visibles en la propia plaza de la catedral.
Tiene la particularidad de poseer la nave gótica
más ancha del mundo, con un total de 22.98 metros de amplitud.
El edificio, que se alza muy por encima de las construcciones
vecinas, constituye junto con Sant Feliu uno de los símbolos
más representativos de la ciudad. Fue catalogada como Bien
de Interés Cultural en 1931.
Como veremos, además del interés que
tiene este magnífico templo a nivel arquitectónico,
son muchas las obras de arte que atesora en su interior: altar,
retablos, sarcófagos medievales, restos de un cancel románico,
etc. etc.
Pero una de las partes más importantes y valiosas
del conjunto catedralicio de Girona es, sin duda, su claustro
románico de la segunda mitad del siglo XII, siendo de los
más interesantes y bellos de Cataluña.
Y es que en sus pandas de geometría irregular,
además de los capiteles historiados de las columnas, existen
frisos esculpidos en algunos pilares que son de la mayor calidad
artística e interés iconográfico, como la
infrecuente representación del trabajo de los propios maestros
de obra trabajando la piedra.
Arquitectura y etapas constructivas
Como suele ser habitual en catedrales de antiguo
origen, la de Girona es el fruto de diversas épocas y estilos
constructivos.
Se tiene constancia de un obispado gerundense desde
el siglo VI asentado en la primigenia iglesia de Santa María,
que regentaba al mismo tiempo el santuario del diácono
mártir Félix. Este pequeño templo de Sant
Feliu acogerá el culto cristiano cuando Santa María
fue reconvertida en mezquita mayor en el 717 tras la conquista
árabe.
Con la toma franca de Girona (785), Santa María
acogerá a su primera comunidad de canónigos (802),
y además recibirá de Luis el Piadoso el precepto
de inmunidad y el derecho de independencia y autoadministración.
Esto, junto con la consagración en 908 por el obispo Wigo,
nos hace suponer la existencia de una iglesia prerrománica
de la que no queda constancia arquitectónica, tan solo
documental.
Sabemos que para 1015 se encontraba en estado de
ruina y es en este momento cuando el obispo Pere Roger, hermano
de la célebre condesa Ermessenda de Carcasona, decide vender
algunas de sus posesiones para financiar la reparación
de los muros y las cubiertas de madera.
En 1019, el edificio recibió una importante
donación que permitió la construcción de
un magnifico claustro románico y de la torre del campanario,
así como la ampliación de las dependencias entre
1031 y 1064.
Es importante señalar que la catedral románica
de Girona tendría dos campanarios del siglo XI semejantes
a los de Sant Pere de Vic o Sant Miquel de Cuixà: el Viejo,
ubicado aproximadamente en el mismo lugar que el actual pero desaparecido
en el siglo XIV, y la llamada Torre de Carlomagno de estilo lombardo,
reutilizada como contrafuerte durante la construcción de
la catedral gótica.
No será hasta 1580 que se inicie la construcción
del último y definitivo campanario, que todavía
hoy podemos contemplar. Se trata de una torre prismática
adosada al muro de planta ochavada y sesenta y siete metros de
altura, a la que se accede a través de una trabajadísima
escalera helicoidal.
Gracias a las intervenciones arqueológicas
de 1999 sabemos que la catedral románica constaba de una
nave con bóveda de cañón, transepto y tres
puertas de entrada, además de un nártex y una galilea.
Importante fue la renovación de la cabecera
en 1038, que permitió una nueva consagración del
lugar de acuerdo a su reciente estatus. De esta fecha también
datan la cátedra episcopal y el ara del altar, de las que
hablaremos más adelante. Ambas piezas se atribuyen al taller
del Rosellón, máximo exponente de la escultura catalana
románica del siglo XI.
A finales del siglo XIII se propone una nueva ampliación
de la cabecera, que se había quedado pequeña para
el creciente culto, por lo que se derriba la románica.
En 1312 se aprueba el proyecto para la construcción de
un ábside y un deambulatorio con nueve capillas encargadas
al arquitecto Enrique de Narbona, así como la construcción
de la sacristía.
Tras la finalización de estas obras en 1347,
Guillermo de Monry amplió el tramo inmediato al presbiterio,
haciéndose necesario unir esta parte nueva con la parte
románica a través de una nave transversal que haría
las veces de transepto.
Aunque la idea original era construir tres naves
tan solo se levantó una ante las discrepancias entre los
distintos técnicos. Las obras se paralizarán cincuenta
años hasta que finalmente se decide continuar con el proyecto
de una única nave abovedada de 50 x 34 x 23 metros. Descomunal
obra del maestro Guillermo Bofill, esta maravilla de la Catedral
de Girona se convirtió en un unicum de la arquitectura
gótica.
En 1604 se derribó el frontispicio románico
que conservaba, y tres años más tarde se construyó
la escalera central de acceso.
La construcción de la fachada comienza en
1606, sin embargo, no se verá terminada hasta 1730. Como
resultado, tenemos una obra de estilo barroco-clasicista, dividida
en tres cuerpos a modo de retablo. En 1733 se abre un rosetón
envuelto en decoración vegetal con un vitral que representa
la Asunción, coronado por un tímpano peraltado y
sobre él, siete vanos de arcos escarzanos. A lo lados encontramos
las esculturas de la Esperanza y la Caridad, obras del maestro
Pere Costa i Cases.
En las hornacinas, vacías hasta el siglo XX,
se colocaron las esculturas de San Pedro y San Pablo de Josep
Bohigas (1962), la Virgen con el Niño de Jaume Busquets
(1962), el San José de Antoni Casamor (1961), y de San
Juan Evangelista y San Narciso de Dómenec Fita (1960),
por lo que no podemos decir que estuviera finalizada hasta la
década de los 60.
También debemos señalar que en la fachada
sur de la Catedral de Girona se conserva la Puerta de los Apóstoles,
documentada por primera vez en 1370. Las esculturas fueron añadidas
en torno a 1460, aunque diez de ellas se perderían durante
la Guerra Civil Española. En 1975 se añadieron las
arquivoltas apuntadas sobre la puerta. También encontraremos
la Puerta de San Miguel, datada entre 1519 y 1542.
Interior
Cabecera y nave gótica
Como decíamos la Catedral de Girona consta
de una única nave de casi 23 metros de ancho, por 34 de
alto y 50 de largo. Al entrar en tan enorme edificio se tiene
la sensación de estar ante una obra colosal. Sin embargo,
el color oscuro de la piedra y la escasa iluminación eléctrica
no permite ver un templo gótico luminoso, como estamos
acostumbrados a contemplar en otros lugares.
Se divide en cuatro tramos cubiertos por una bóveda
de crucería apoyada en haces de columnas adosadas a los
muros. Al lado de ubican capillas laterales, dos por tramo, mientras
que en la parte superior hay un triforio y ventanales con tracerías
que prácticamente suponen toda la decoración de
la Seo.
Las fuerzas de la amplia nave se recogen en sencillos
contrafuertes que acogen, como es habitual en el gótico
catalán, más capillas laterales.
La transición entre la cabecera y la nave
única viene dada por un gran arco triunfal y dos más
pequeños en los costados, que comunican a su vez con el
deambulatorio.
La cabecera sigue el modelo típico del gótico
que también vemos en la Catedral de Barcelona aunque de
dimensiones más reducidas. La girola tiene bóveda
de crucería y como comentamos anteriormente, dispone de
nueve capillas radiales. Además de estas, en la catedral
existen otras diecinueve capillas laterales y otras tantas de
pequeño tamaño, cuyos estilos y advocaciones han
ido cambiando a lo largo del tiempo.
Las capillas y sus obras de arte
De todas las que existen en la Catedral de Girona,
probablemente, la más destacada sea la Capilla de los Cuatro
Mártires, fundada y consagrada por el obispo de Mont-rodon
en 1338. Situada en el deambulatorio, toma su nombre del retablo
barroco que la preside, donde se representa el martirio de Just,
Paulí, Germà y Sici en tiempos de Diocleciano. Esta
capilla acoge los sepulcros de los obispos de esta familia, que
siguen la tipología propia del gótico con el cuerpo
yacente y rodeado de tracerías; además de numerosas
reliquias de otros mártires importantes de la región,
como Santa Amèlia de Girona.
Precisamente junto a este oratorio se ubica la capilla
de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, del siglo XIV. Aquí
hallaremos el sepulcro de la condesa Ermessenda, fallecida en
1058. En la actualidad contemplamos un féretro gótico
realizado en el siglo XIV por el escultor Guillem Morell a petición
de Pedro el Ceremonioso, quien trasladó la sepultura original
de la galilea a un lugar privilegiado en el interior de la catedral.
En 1982, con motivo del 900 aniversario, el sepulcro gótico
fue abierto y en su interior se encontró el románico,
que presentaba una decoración a base de franjas amarillas
y rojas que se han interpretado como una de las primeras representaciones
de la Senyera.
En la capilla de Sant Dalmau Moner hay un sarcófago
que perteneció al obispo Berenguer de Anglesola, fallecido
en 1408, aunque se encuentra vacío. Es de alabastro labrado
con figuras de plañideras bajo doseletes. El obispo está
revestido de pontifical y lleva una mitra. Se ha atribuido como
autor de la obra a Pere Oller.
Muy especial es el sepulcro del obispo Bernardo de
Pau, que se alberga en la capilla de San Pablo, considerada una
de las piezas fúnebres más sobresalientes de Cataluña.
De estilo gótico florido, se divide en tres cuerpos coronados
por un arco conopial. En el primero se muestran 6 figuras que
sujetan el escudo episcopal e inscripciones honoríficas.
El segundo cuerpo presenta a la Virgen rodeada por orantes, uno
de ellos el propio Bernat. El tercer nivel es el lecho mortuorio
con el yacente vestido con las galas pontificales mientras unos
ángeles suben su alma al Cielo.
Sobre la entrada a la Capilla Conventual de la catedral
se sitúa el sepulcro de Ramón Berenguer II, conde
de Barcelona y su esposa Mafalda, donde aparece representado con
su armadura de guerrero y sus escudos finamente labrados.
En la capilla de San Julián y Santa Basilisa,
conocida como capilla del baptisterio encontramos una magnífica
pila bautismal renacentista obra de del escultor alberga una magnifica
pila bautismal provenzal Guido de Bonjoc. Esta pila fue terminada
diez años más tarde de su inicio (año de
1545) por Joan Roig y el maestro Tomás. De forma poligonal,
tiene en cada una de sus doce caras a los apóstoles bajo
bóvedas aveneradas.
La capilla mayor y sus obras de arte
Si nos centramos ahora en el ábside principal
o capilla mayor, nos encontraremos con una imponente ara románica
del siglo XI de mármol blanco de más de dos metros,
enmarcado en una laboriosa moldura ornamentada con motivos vegetales.
Sabemos que la condesa Ermessenda encarga en 1038 un frontal de
oro que trágicamente será fundido en la Guerra del
Francés de 1808.
Este modelo es común en la Cataluña
septentrional y la región de Occitania, más concretamente
el núcleo de Narbona.
Tras el altar se ubica, en un lugar elevado sobre
un tramo de escaleras, la cátedra episcopal románica,
comúnmente conocida como "Silla de Carlomagno".
Realizada en mármol de los Pirineos, tiene una forma cúbica
maciza y ornamentación vegetal, así como los símbolos
de los cuatro evangelistas. Ya en estilo gótico, Aloi de
Montbrai esculpió la decoración arquitectónica
apuntada que le rodea así como el conjunto figurativo que
adorna el respaldo y que representa una ordenación sacerdotal.
La silla protagoniza una curiosa superstición muy popular
en Girona, pues se dice que si una pareja se sienta en ella se
casarán en menos de un año, mientras que si se sienta
un hombre solo nunca se casará de tal forma que se asegura
llegar a ser ordenado.
Próximo al altar mayor se encuentra el ambón
compuesto en su parte frontal por un antiguo cancel románico
del siglo XII, recuperado de entre las piedras que se extrajeron
de sobre las bóvedas. Tiene escupidas finamente seis aves
en distintas posturas y actitudes rodeadas por gruesos tallos
vegetales. El conjunto es completado con dos grandes flores de
ocho pétalos, cuatro mucho más grandes que el resto.
Detrás del altar también se enmarca
un espectacular retablo gótico de plata sobredorada y esmaltada.
Formado por tres frisos separados entre sí
por pequeños pináculos, en el central se representa
el ciclo cristológico completo desde la Anunciación
hasta la Resurrección. En el tabernáculo, la Crucifixión
y el Tetramorfos.
En el coronamiento aparecen las imágenes de
la Virgen María, San Félix y San Narciso bajo rico
doseletes, mientras que en el bancal aparecen San Pedro y San
Pablo acompañados por diversas santas y mártires
y los obispos Cruïlles en los extremos.
Se completa el conjunto del presbiterio con un finísimo
baldaquino de plata.
Respecto al coro, se tiene notica de una primera sillería
gótica realizada hacia principios del siglo XIV de la que
solo quedan varios respaldos decorados con ángeles músicos.
Será reconstruido en un estilo mucho más sencillo
en los siglos XVI - XVIII.
Vidrieras
La Catedral de Girona conserva uno de los conjuntos
de vitrales góticos más notables Cataluña.
En torno al altar mayor se disponen once vidrieras con escenas
de la vida de la Virgen donde se aprecian elementos del gótico
italianizante, siendo la Dormición de la Virgen la más
destacada entre todas ellas por su delicadísima composición.
En la girola y las capillas del lado sur aparece un segundo grupo
con escenas de la Pasión, Profetas y Apóstoles.
Un tercer grupo lo conforman las vidrieras renacentistas de las
Sibilas, los Evangelistas y los Cuatro Doctores de la Iglesia
occidental, datadas en torno a 1520.
Claustro
El claustro, situado en el lado norte de la iglesia,
data del siglo XII. De planta irregular con cuatro pandas, los
delicados frisos y capiteles de sus arquerías románicas
lo han convertido en uno de los más afamados e importantes
de toda Cataluña.
Existe constancia documental de un primer proyecto
en el año 1019, donde se plantea un espacio en dos alturas,
la cilla en la planta baja y el refectorio en la superior.
Sin embargo, el primer recinto claustral como tal
fue construido hacia 1117 reaprovechado dos galerías previas,
según consta en una inscripción firmada por el obispo
Berenguer. Contrario a la norma de los claustros románicos,
la sala capitular se instaló en el muro sur mientras que
en el este se ubicó el dormitorio y en el oeste la canonjía.
En el siglo XIV se volvieron a reconstruir las galerías,
incorporándose al plano el archivo capitular. Un siglo
más tarde (1532) se reconvierte la canonjía en la
capilla de la Virgen de Gracia. La última ampliación
se realiza en el siglo XVIII al construirse una nueva sala capitular,
que hoy alberga el Museo-Tesoro.
Como decíamos, el claustro está constituido
por cuatro galerías desiguales en tamaño y en número
de arcos, que dan como resultado una superficie trapezoidal. Las
pandas sur, este y oeste están cubiertas por bóvedas
de cuarto de cañón, mientras que la norte es de
medio cañón.
Las arquerías, asentadas sobre un podio corrido,
son de medio punto con chambrana, cuyos resaltes se unen mediante
columnas pareadas muy distantes entre sí. Veremos este
mismo sistema en el claustro del monasterio de Ripoll. La principal
peculiaridad de este claustro es la existencia de grandes relieves
que anillan los pilares que hay en las esquinas en cierto tramos
de las pandas. Si los capiteles se encuentran, por desgracia,
bastante deteriorados, dificultando su interpretación iconográfica,
son estos relieves el gran aliciente escultórico.
La escultura de este claustro de la Catedral de Girona
está atribuida al taller del maestro Arnau Cadell que trabajó
igualmente en el claustro del monasterio barcelonés de
Sant Cugat del Vallès.
Iconografía de los capiteles y frisos
Los relieves escultóricos del claustro principalmente
desarrollan un amplio ciclo veterotestamentario. Las representaciones
del Nuevo Testamento, sin embargo, forman un ciclo cristológico
incompleto y sin ningún orden cronológico.
Hay cuatro pilares muy interesantes por sus frisos:
Friso del Génesis: plasma el pasaje del pecado
original, la expulsión del paraíso, las ofrendas
de Caín y Abel y el asesinato del segundo, además
de la construcción del Arca de Noé.
Friso de la Anástasis: en él se esculpió
la bajada de Cristo a los infiernos, acompañada de numerosas
escenas del infierno bajo la óptica de la religiosidad
popular además de demonios y condenados.
Friso de Abraham, Isaac y Jacob: desde el punto de
vista iconográfico es el más relevante. Se inicia
con la Teofanía del Encinar de Mambré con Abraham
como protagonista, seguido del sacrificio de Isaac, para finalizar
con un largo y elaborado ciclo de Jacob, tema que es muy poco
habitual.
Friso de la construcción del claustro y del
arca de Noé: muy interesante porque aparecen los miembros
de un taller de construcción cortando sillares y portando
un gran barril probablemente con mortero. Al lado izquierdo de
los canteros hay un obispo que los bendice.
Interesa también el relieve que muestra
a Noé y su familia entrando en el arca de Noé mientras
la paloma con la rama de olivo entra en ella.
Como decíamos hay numerosos capiteles historiados
con escenas del Antiguo y Nuevo Testamento: Sansón, Ciclo
de la Natividad, etc. en general bastante maltratados como si
hubieran sido golpeados con mazas o martillos.
El resto de imágenes es vegetal o zoomorfo
(predominan especialmente aves, leones y dragones), que podemos
poner en relación con los claustros de San Cugat o Sant
Pere de Galligants. En cuanto al repertorio vegetal predominan
los roleos, las hojas de acanto y las foliaciones de todo tipo.
Las figuras, algo achatadas, con cabezas grandes
y rasgos esbozados, responden a los tipos autóctonos de
influencia languedociana practicados por los talleres catalanes
durante la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII,
siguiendo, por ejemplo, el modelo del monasterio francés
de Elna.