Guía
monumental de Almagro. Ciudad Real
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Almagro |
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Ciudad
Real |
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Campo
de Calatrava |
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8.430 |
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646 |
Introducción
a Almagro
Plaza y
teatro. Tal sería el resumen de esta villa manchega que,
a pesar de todo, reúne otros muchos encantos en un casco
urbano que recuerda la presencia de la Orden de Calatrava.
Almagro
es una de las villas más turísticas de la provincia
de Ciudad Real
Repasaremos
aquí algunos de los principales alicientes monumentales y
culturales que, indudablemente, atesora esta bella población
de los Campos de Calatrava de Ciuda Real, como son su emblemática
Plaza Mayor, el Corral de Comedias y sus numerosas iglesias, conventos
y monasterios.
Imágenes
de gran formato de Almagro
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Simpática
tienda en la Plaza Mayor de Almagro |
La
famosa Plaza Mayor de Almagro. Ciudad Real |
El
Quijote en la Plaza Mayor |
Célebre
Corral de comedias |
Plaza
Mayor de Almagro
La
Plaza Mayor de Almagro es el auténtico centro de atracción
para aquel que se acerque hasta la comarca ciudadrealeña
de Campo de Calatrava. Una sucesión de dos pisos de galerías
corridas y acristaladas, pintadas de verde sus maderas, bajo las
cuales se abren viejos soportales sostenidos por columnas toscanas.
Un amplio espacio central, casi desnudo de cualquier adorno, pues
éstos se cobijan bajo los soportales, allí donde abren
sus puertas los distintos comercios, recordando la verdadera función
de aquellos, pues, en realidad, protegían a los mercaderes
de las inclemencias climatológicas.
Sin
duda, pocas plazas son capaces de reunir el encanto del foro almagreño.
Y aún menos, han sabido conservar su sabor medieval, el mismo
aspecto con el que fueron creadas.
El lugar es evocador de
otros tiempos y de otra forma de entender la vida, aún a
pesar de que la modernidad se apodera lentamente de cualquier espacio
y allí donde antaño debieron de abrir sus puertas
los locales de los artesanos, hoy, se ofrecen servicios de restauración
y tiendas de pura mercadería turística. Eso sí,
con buenos ejemplos de la artesanía de la zona, encarnada,
en su mayor parte, por los delicados encajes de bolillos, seña
de identidad de las labores llevadas a cabo, desde tiempo inmemorial,
por las mujeres almagreñas.
Corral
de Comedias de Almagro
Por si fuera poco el atractivo
de la Plaza Mayor de Almagro, aún hay que buscar bajo sus
soportales la otra joya monumental de la villa. Allí, detrás
de un humilde portón, se oculta el único teatro del
Siglo de Oro que ha llegado hasta nuestros días conservando
su aspecto original.
Levantado
a finales del siglo XVI o a principios del XVII, el Corral de Comedias
de Almagro fue redescubierto en 1954. Desde entonces, se ha cuidado
su conservación, procediendo a su esmerada rehabilitación
y volviendo a ser utilizado como teatro, la función para
la que fue construido. Su sobriedad le proporciona toda su hermosura:
paredes blancas, maderas ocres en barandillas y vigas, escenario
limpio y sencillo y, para el espectador, unas simples sillas de
madera y mimbre, muy alejadas de las butacas modernas.
El valor del
Corral de Comedias de Almagro fue reconocido en 1955, cuando obtuvo
declaración y protección de Monumento Nacional. Y
aún más, cuando se pusieron en marcha los celebrados
Festivales de Teatro Clásico de Almagro, volviendo a poner
de actualidad tan singular escenario.
Y mucho más...
Otros
edifcios emblemáticos de Almagro
Pero la villa de Almagro
es mucho más que plaza y teatro. Sus calles revelan que,
en otro tiempo, su vecinos disfrutaron de una envidiable prosperidad.
Así sucedió en el siglo XVI, cuando se instalaron
en Almagro los hermanos Fugger, conocidos en La Mancha como Fúcares
(popular españolización de un apellido alemán).
Estos poderosos banqueros obtuvieron la concesión de explotación
de las cercanas y ricas minas de Almadén a cambio de paliar
los problemas financieros de Carlos I e hicieron de Almagro una
gran villa que, entre 1750 y 1761, fue capital de la provincia de
La Mancha, antes de cederle tal honor a Ciudad Real.
Los banqueros y los maestres
de la Orden de Calatrava configuraron el actual aspecto de Almagro.
Así, en sus calles se suceden palacios, casonas señoriales,
monasterios, iglesias... Monumentos como el Palacio Maestral, casi
destruido por un incendio en el siglo XIX, pero que aún conserva
interesantes y bellas muestras artísticas de marcada inspiración
mudéjar, como el artesonado de las caballerizas o las inscripciones
cufíes en el techo de un portal.
Entre los monasterios, destaca
el dedicado a la Asunción, de monjas calatravas. Fue fundado
por la misma orden, aunque concebido en un principio como hospital.
Su iglesia, de estructura gótica, se adorna, sin embargo,
en estilo renacentista. El mismo estilo que decora el claustro,
aunque cuenta con portadas platerescas y dos galerías de
órdenes clásicos.
Otro convento destacado
es el de Santa Catalina cuyo interior, en la actualidad, ha sido
convertido en Parador de Turismo. A pesar de ello, conserva la iglesia
original, varias dependencias y un claustro conocido como patio
Laurel.
A tales muestras de innegable
valor artístico, se unen otros edificios de necesaria visita,
sobre todo en el Barrio Noble, donde la antigua nobleza local construyó
un buen puñado de casonas y viviendas palaciegas. A ellos,
se suman el almacén de los Fúcares, la cárcel,
el pósito, la casa de los Wessel, la parroquia de San Bartolomé,
el antiguo colegio de la Compañía de Jesús,
las iglesias de San Agustín y de la Madre de Dios o el convento
de la Encarnación, una de cuyas capillas conserva unos interesantes
frescos manieristas. En conjunto, un interesante recorrido por ornamentos
de los más diversos estilos y soluciones artísticas.