Iglesia
de San Miguel de Lillo
Introducción
San Miguel de Lillo es uno de los más
notables edificios de la Arquitectura Prerrománica Asturiana
en su fase conocida como Ramirense (mediados del siglo IX).
Se trataba del templo de un conjunto palatino
mandado construir por Ramiro I en el Monte Naranco, a escasa distancia
de la capital de su reino: Oviedo.
Si el actual edificio de Santa María era
el propio palacio (luego consagrada como iglesia), San Miguel de
Lillo era la capilla palatina.
San Miguel de Lillo en los orígenes del
siglo IX
Lo que vemos hoy es una pequeña
parte del edificio original, ya que gran parte de éste se
derrumbó siglos después. No obstante, conocemos perfectamente
su planta primigenia.
En
origen era un extraordinariamente alargado y alto edificio completamente
abovedado con tres naves de cuatro tramos finalizado en triple ábside
de muro recto continuo a la cabecera. Dos capillas (diacónico
y prótesis) sobresalían del rectángulo perimetral
del templo, como si respondiesen a un transepto inexistente.
También tenía un macizo occidental como
los West Werk carolingios, con un piso alto de gran altura que hacía
las veces de tribuna regia para que el monarca pudiera asistir a
la celebración de las misas.
Si la planta y sus dimensiones ya nos llaman
la atención, más interesante era aún su alzado,
puesto que las naves se separaban mediante altas columnas y arcos
de medio punto. Estas bóvedas eran de medio cañón,
con arcos fajones. La nave central, de considerable elevación,
equiparable -si no superior- en impulso ascensional a lo visto en
la vecina Santa María, contrarrestaba los empujes de su bóveda
con las de las naves colaterales, también de medio cañón
pero alternantes.
Estado actual
El anhelo de verticalidad de su arquitecto, las novedosas
soluciones de bóvedas contrapuestas y probablemente el desplazamiento
del suelo dieron con la cabecera y varios tramos de la iglesia en
el suelo.
Actualmente sólo nos queda el macizo occidental
y el primer tramo de la iglesia. El resto de los conservado es el
resultado de un remodelación románica.
La decoración de capiteles y medallones
ligan la autoría de San Miguel de Lillo con Santa María
del Naranco.
Los ventanales
Muy elegantes son los ventanales con celosías
de piedra o estuco que combinan arcos geminados o triples, sobre
columnas con acentuado éntasis o engrosamiento central de
los fustes en forma de barril, capiteles corintios, soportando una
estructura de redes geométricas ciertamente espectaculares.
Las jambas
Las jambas de la puerta
están decoradas con dos bajorrelieves iguales de disposición
vertical, esculpidos a bisel bastante plano y bidimensional, con
figuración poco naturalista, esquemática y geometrizadas
(por ejemplo, los pliegues de las túnicas son simples ondas
paralelas y el cabello de los personajes parecen cuerdas).
Los laterales de los citados relieves
llevan bandas con ornamentación geométrica en toda
su espacio.
La escena superior muestra a un personaje
regio sentado con los pies en un pedanyum, junto a dos de sus cortesanos.
Es un nombramiento oficial de un emperador o un cónsul.
En la representación inferior
aparece un león junto a un acróbata y una bailarina
en lo que se interpreta como una escena lúdica o circense,
parte de las celebraciones que conmemoraban estos nombramientos
oficiales.
Para Bango Torviso, esta representación
relacionada con los usos imperiales romanos y bizantinos fueron
esculpidos para prestigiar al monarca asturiano y dotar de la máxima
legitimidad al joven Reino Asturiano en su anhelo por reconquistar
el territorio perdido del antiguo Reino Visigodo, como extendión
natural del antiguo Imperio.