Tal es la importancia
de estos tres monumentos que a este grupo se le ha bautizado con
una denominación específica: "Arquitectura Ramirense".

La
Arquitectura Ramirense
En los edificios
pertenecientes a la Arquitectura Ramirense se aprecia una construcción
de mayor calidad que los prerramirenses y postramirenses.
Por ejemplo,
los muros se construyeron a base de sillarejos mejor cortados y,
en algunos casos, sillería de calidad.
Un hecho de
gran importancia es que los tres edificios ramirenses se cubrieron
por completo mediante bóvedas de medio cañón
sobre arcos fajones, no sólo la cabecera como era habitual
hasta ese momento.

Por último,
unas de las grandes diferencias entre las iglesias ramirenses y
las que no pertenecen a este selecto grupo es que, en aquéllas,
aparece escultura monumental en capiteles y relieves murales.
Aula
palatina de Santa María del Naranco
Santa María
del Naranco es una de las obras maestras de la arquitectura
prerrománica en España. Pertenece al Periodo Ramirense
de la Arquitectura Asturiana del siglo IX.

Se asienta sobre
las laderas del Monte Naranco, próximo a la antigua capital
del reino asturiano: Oviedo.
Un rápido
vistazo al edificio nos indica que su morfología no tiene
nada que ver con las de las iglesias de la época, pareciéndose
más a un templete romano que a una iglesia cristiana. De
hecho, se piensa que, en origen, se trató de un palacio real
o aula palatina, encargado por el monarca Ramiro I y que se terminaríade
edificar en el año 842. En el siglo XII se convertiría
en la iglesia de Santa María.
El citado rey
también mandó edificar en el Monte Naranco, a un centenar
de metros, la iglesia de San Miguel de Lillo, otras de las grandes
joyas de la arquitectura asturiana altomedieval.

Arquitectura
Santa María
del Naranco es un edificio de planta rectangular con alzado de dos
plantas, aunque aparenta tener tres por el efecto óptico
generado sabiamente por el arquitecto mediante la apertura de los
ventanales superiores existentes en los frentes.

El material
constructivo es el sillarejo -habitual de este tipo de arquitectura-
pero también abunda la sillería, lo que demuestra
la calidad de este eificio. Y es que su desconocido arquitecto -mediante
grandes conocimientos técnicos y estéticos- diseñó
un edificio esbelto, ligero y elegante.

Como veremos,
existe una gran correlación arquitectónica entre el
piso superior y el inferior. El piso inferior actúa de sustento
del piso alto con una bóveda más baja y fuerte que
la de su homólogo superior.
Piso Superior
El Piso superior
posee una planta rectangular rematada en sus extremos por dos belvederes
o balconadas.

Rápidamente
se aprecia la magnífica calidad del abovedamiento mediante
bóveda de medio cañón reforzado por arcos fajones.
Estos arcos fajones se corresponden al exterior con contrafuertes
para contrarrestar sus empujes.
En este piso
superior, los muros laterales se articulan por medio de arquerías
ciegas basados en arcos peraltados de medio punto, dos de las características
típicas del periodo ramirense.

Las escaleras
de entrada al piso superior se encuentran en su exterior.

Relieves
escultóricos
Pero no sólo
es magnífica la calidad arquitectónica de la parte
superior del aula palatina de Santa María del Naranco sino
que el maestro constructor la dotó de cierta decoración
escultórica. En efecto, cada uno de los arcos fajones citados
anteriormente termina en unas molduras o líneas de imposta,
como será habitual, dos siglos después, en el románico.
Después, los arcos fajones se prolongan mediante pequeñas
bandas que se rematan en relieves rectangulares y medallones con
decoración escultórica.

Se trata de
relieves muy planos, de gran esquematismo y geometrización,
mientras que su iconografía y estilo es relacionable al mundo
anglosajón y celta, aunque también al ámbito
oriental (arte persa y bizantino).
Concretamente,
en las enjutas de los arcos se colocaron discos conformados por
dobles sogueados, maraña de tallos y figuras de animales.
Encima de éstos se dispusieron frisos rectangulares de orientación
vertical cuyos relieves muestran arcos que cobijan guerreros a caballo
en actitud de aclamación.

Las columnas
interiores, en todo semejantes a los de Santa Cristina de Lena,
están pareadas con los fustes sogueados. Los capiteles son
troncopiramidales, con los collarinos y las aristas también
decoradas por sogueados, que conforman espacios triangulares donde
se cobijan animales (posiblemente leones) y figuras humanas.

Los belvederes
El piso superior
presenta dos belvederes o balconadas en sus extremos, que son las
partes más bellas de la estructura arquitectónica.
Estos belvederes son muy abiertos, con tres arcos al frente y dos
arcadas laterales. Allí se colocó un altar posteriormente,
que no responde al lugar original. En las partes altas se abrieron
ventanales de triple arco, responsables, en parte, del efecto visual
de disponer de tres pisos, aunque a efectos prácticos sólo
se encargan de intensificar la iluminación de estas balconadas.

Las columnas
tienen fustes con decoración sogueada y capiteles vegetales
de grandes pencas que imitan rudimentariamente los acantos corintios
grecorromanos.
Desde estos
balcones situados en alto, el rey podía ser perfectamente
visible por el pueblo. Queda claro que el uso de este notable edificio
tenía gran valor propagandístico en favor de la legitimdad
de la monarquía.

Piso Inferior
El piso inferior
tiene la misma planta que el superior. Se cubre con una bóveda
de cañón poco esbelta sobre arcos fajones para sustentar
el peso del piso superior abovedado. No hay belvederes sino unos
vanos en los extremos menores que permiten su acceso al interior.

En consonancia
con la entrada al piso superior con una escalera y el recinto a
modo de capilla, hay en el piso inferior dos recintos, uno a modo
de entrada y otro donde había una pequeña piscina
ritual, con restos de unos desagües, ya que se rellenaba en
cada rito que se hacía, respectivamente.
A la estancia
del piso inferior que contenía la piscina se accedía
por una puerta.
En el piso inferior
hay dos estancias en los extremos sin finalidad litúrgica
determinada, con unos muros anchos que sirven para sustentar los
belvederes superiores, que se orientan al este y el oeste.
Uno de los hechos
destacables de la disposición en dos pisos de este edificio
es la falta de una conexión directa entre ambos por el interior.
Funciones
de Santa María del Naranco como Aula Palatina
Muy probablemente, el aula palatina se empleaba como residencia
real (palacio de verano) dedicada al ocio y sala de audiencias y
reuniones del rey con los altos dignatarios del reino. Cuando se
celebraban estas sesiones palatinas, los belvederes se cerraban
con puertas de madera, separándolas del aula. Así
quedaba una sala palatina pequeña, pero aislada del exterior.
En este sentido hay que recordar aquí que la corte de este
incipiente Reino Asturiano no debía estar formada por demasiados
miembros.

Otra de las
funciones de Santa María del Naranco era la realización
de rituales de exaltación guerrera en las campañas
militares. A través del texto "Ordo Visigothorum"
sabemos que en primavera, cuando el rey marchaba a la guerra con
sus ejércitos, en el aula palatina se celebraba un ceremonial
cortesano de marcado carácter religioso.
En este ceremonial,
el rey y el obispo accedían al piso inferior del aula, donde
el prelado sumergía al rey en la piscina ritual con agua
bendecida, para que recibiera el baño litúrgico. Después
se le secaba y se le colocaba una túnica blanca. Posteriormente,
el obispo, el rey y sus acólitos accedían al piso
superior.

Una vez aquí,
al rey se le ungía, se le colocaba un manto y se le daba
el lábaro, constituido por una cruz patada de tipo asturiano
con los extremos de los brazos más anchos, que debía
ostentar en la batalla, presidiendo así los ejércitos.
Se exaltaba así una guerra de religión, de expulsión
de los infieles, pero también de conquista. El obispo después
bendecía a los caballeros nobles, desde la abertura de la
capillita del piso superior. A la vista del ejército se realizaban
todas estas ceremonias. Por último el rey pasaba de un belvedere
a otro para recibir la aclamación del pueblo.
Conclusión
Santa María
del Naranco es un magnífico edificio, único en su
tiempo y estilo, que se adelantó en varios siglos a muchos
elementos de la arquitectura románica, como la cubrición
de un recinto con bóveda de medio cañón reforzada
con unos arcos fajones que se corresponden al exterior con contrafuertes
para contrarrestar sus empujes.