Monasterio de Rueda (Real Monasterio de Nuestra
Señora de Rueda)
Introducción
El monasterio de Santa María de Rueda de
Ebro se encuentra en el término municipal de Sástago,
a unos 70 km. por carretera de Zaragoza. Se trata de uno de los
cenobios cistercienses de mayor importancia en Aragón, junto
con el de Piedra y el de Veruela.
Hasta hace unos años el edificio se encontraba
en un estado de deterioro muy avanzado, pero recientemente se han
sucedido diferentes campañas de restauración que han
recuperado gran parte del edificio original y, desde el año
2003, se encuentra abierto al público.
Los orígenes del monasterio
Sus
orígenes se remontan a la existencia de dos abadías
cistercienses previas, de mediados del siglo XII: Salz y Juncerías.
La vida de estos cenobios fue muy efímera, y su decadencia
propició la fundación de Rueda, a donde se trasladaron
muchos de sus monjes. Rueda tiene su origen en la donación
que Alfonso II de Aragón (1164-1196) realizó a la
orden del Císter en 1182, para que se construyera un nuevo
monasterio a orillas del Ebro, frente a la villa de Escatrón.
Se tienen noticias de una capilla consagrada a San Pedro, que se
situaría en las inmediaciones de lo que hoy son las cocinas
y el refectorio. Alrededor de esta capilla se edificaron el resto
de dependencias monásticas, que ya se encontraban ocupadas
en 1202. Muy pronto estos edificios se quedaron pequeños,
y surgió la necesidad de ampliarlos.
Estas obras comenzaron en 1225, y un año más
tarde se procedía a realizar la ceremonia de fundación.
En 1238 se consagró, por lo que en este momento ya se encontraba
terminada, al menos, la cabecera. Las obras del resto del edificio
debieron prolongarse hasta mediados del siglo XIV.
Descripción de la iglesia y las dependencias
del Monasterio de Rueda
La iglesia
El templo es un magnífico ejemplo de arquitectura
cisterciense, con formas sobrias y sencillas. Se trata de un edificio
de tres naves, la central ligeramente más alta que las laterales.
Se cubre con bóvedas de crucería, divididas
en cinco tramos, separados por arcos apuntados. Los arcos perpiaños
también son apuntados, y se apoyan en pilares cruciformes,
con medias columnas adosadas en sus frentes. La mayoría de
los capiteles no presentan decoración, con la excepción
de aquellos que se encuentran más cercanos a la cabecera
del templo, que tienen motivos geométricos.
La construcción debió iniciarse por la
parte derecha del testero de la nave central, donde hay tres columnas
con capiteles decorados con formas vegetales muy diferentes a las
del resto de la iglesia. Una de éstas, de hecho, no tiene
ninguna correspondencia con los elementos estructurales del edificio.
En la nave meridional, en el tramo de los pies existe
una curiosa ménsula que representa a un monje en cuclillas
sacando la lengua. Dicha escultura ha provocado distintas interpretaciones.
El templo es muy luminoso, debido a las ventanas que
filtran la luz del exterior que se encuentran en el óculo
de la fachada de los pies y en los vanos de la cabecera.
En el siglo XIV se abrieron las ventanas de los muros
laterales, con formas caprichosas en forma de rombo, triángulo
o círculo, con celosías caladas, y en el muro que
marca la diferencia de altura de la nave central.
El testero de las naves es recto, y carece de deambulatorio.
Una de las particularidades del monasterio de Rueda frente a otros
ejemplos cistercienses es que su iglesia no tiene crucero.
Esto quizás sea un indicativo de las dificultades
que atravesó la construcción del edificio por la falta
de recursos económicos. Otro signo que apoya esta hipótesis
es el cambio de material. Aunque la obra se comenzó a construir
en piedra, en un momento determinado se sustituyó por el
ladrillo, como puede observarse en la parte alta de los muros. Se
trata de un material más barato, y mucho más fácil
de conseguir en esta zona.
La sacristía
En el muro meridional se encuentra adosada la sacristía,
que no es más que un pequeño espacio de planta rectangular,
cubierto por una bóveda de medio cañón ligeramente
apuntada, que debió de ser construida en una fecha muy temprana,
y que en la actualidad se encuentra decorada con unas pinturas realizadas
en época moderna
Junto a la sacristía, en el muro se abre una
puerta que permitía el acceso directo de los monjes desde
los dormitorios, situados en el piso superior del claustro, en la
panda más cercana al templo. Junto a este acceso hay otra
puerta que comunica la iglesia con el patio. El otro acceso a la
iglesia se encuentra en la portada de los pies.
La capilla del Santo Cristo
En el muro septentrional se encuentran tres pequeñas
capillas, conocidas como la del Santo Cristo, la de San Bernardo,
y la de Santa Bárbara. Solamente la primera es de época
medieval, y su cronología resulta muy controvertida, ya que
se han llegado a dar fechas tan lejanas como 1230 y los años
finales del siglo XIII.
Se accede a ésta por medio de un arco apuntado
que descansa sobre modillones de rollos, sin columnas. El interior
es un espacio de reducidas dimensiones, cubierto con bóveda
de crucería, y dos vanos, uno de ellos situado en un lateral,
que comunica con la capilla de Santa Bárbara y que originalmente
se abriría al exterior, y el otro en el muro septentrional.
Todavía pueden verse los vestigios de la puerta
que comunicaría la iglesia con el cementerio. Las otras dos
capillas, situadas una a cada lado, fueron construidas en el siglo
XVII, y sus formas barrocas rompen con la armonía del edificio
medieval.
La fachada occidental
La fachada de los pies está conformada por una
portada con un rosetón en la parte superior, y dos gruesos
contrafuertes a ambos lados. La portada está formada por
un arco ligeramente apuntado, con tres jambas con sus correspondientes
capiteles decorados con formas vegetales, y dos cabezas de hombres
en los extremos.
Éstas tienen su correspondencia en otras tantas
arquivoltas, bajo las cuáles se encuentra el acceso al templo,
ya que la portada carece de tímpano.
La cronología de la portada es controvertida,
pues algunos autores defienden que su construcción fue contemporánea
a la de la fachada, mientras que otros la sitúan en el siglo
XV, debido a las formas de sus capiteles.
La torre
La torre de la iglesia es quizás uno de los
elementos más llamativos, debido a su altura y la esbeltez
de sus formas. Se encuentra en la cabecera de la iglesia, sobre
la sacristía y la capilla lateral aneja, y fue construida
en el siglo XIV.
Originalmente su planta era octogonal, y estaba realizada
en ladrillo sobre un basamento pétreo, pero en el siglo XVIII
se modificó la parte superior. Está decorada con ladrillos
en esquinilla y bandas en zig-zag.
El claustro
El claustro se sitúa al sur de la iglesia. Su
planta es ligeramente trapezoidal, con bóvedas de crucería
en las cuatro pandas. Contaba con un solo piso rematado por una
terraza, tal y como puede verse en la actualidad, pero en el siglo
XVI se decidió levantar una segunda altura, realizada en
ladrillo, de la que no se ha conservado prácticamente nada.
Los vanos que comunican las pandas con el exterior
se abren sobre un zócalo corrido. Éstos son de varias
tipologías. Por un lado hay dobles arcos de medio punto,
separados por una columna de una factura muy fina, enmarcados a
su vez por otro gran arco apuntado, en cuyo tímpano se abre
un óculo lobulado.
En otras ocasiones la columnita que separa el doble
arco se sustituye por un pequeño pilar cruciforme, con medias
columnas adosadas en sus frentes.
Las arcadas de la panda occidental son muy posteriores,
y se enmarcan ya por completo dentro de la estética del gótico,
con grandes arcos apuntados y tracerías caladas que se corresponden
a la última parte del claustro, realizada en torno a 1350.
Cada uno de estos arcos se enmarca, en el exterior, por un grueso
contrafuerte, que contribuye a contrarrestar los empujes de las
bóvedas.
La mayoría de los capiteles del claustro se
decoran con formas vegetales y geométricas. La excepción
a esto se encuentra de nuevo en la panda occidental, la más
tardía, en cuyos capiteles hay formas humanas y animales,
lo que indica una cierta relajación en los preceptos de la
orden con el paso de los años.
La panda septentrional
En esta galería los monjes se reunían
para leer los libros santos. En esta galería se abre la conocida
como Puerta de los Monjes, que permite acceder a la iglesia. Junto
a ella hay un gran arcosolio que albergaba un sepulcro que no se
ha conservado, y en el que se pueden ver algunos restos de policromía
de finales del siglo XIII.
La panda occidental
Es la más tardía de todo el conjunto,
como puede verse por las arcadas con tracerías góticas,
y la riqueza de los capiteles con temas zoomorfos (bestiario real
y fantástico).
Lo más destacado de esta galería es la
puerta que comunica el claustro con el exterior, cuya decoración
es muy similar a la puerta del Refectorio y de la Sala Capitular.
Dependencias claustrales
El armario
Las principales estancias monásticas se distribuyen
en torno al claustro. En la panda oriental la primera sala con la
que se encuentra el visitante es el armario. Se trata de un espacio
de dimensiones muy reducidas, destinado a albergar la primitiva
biblioteca, que debía tener un escaso número de libros.
La Sala Capitular
Junto al armario, en la misma galería, se encuentra
la Sala Capitular, que responde a la estructura tradicional de este
tipo de espacios en la arquitectura cisterciense.
Se accede mediante un gran arco apuntado, que se encuentra
flanqueado por otros dos vanos a modo de ventanas.
La sala destaca por el virtuosismo de sus formas arquitectónicas
y escultóricas, que se alejan por completo de la austeridad
del resto del edificio. Las ventanas y la puerta se decoran con
puntas de diamante, con un óculo en su parte superior, que
originalmente se encontraba cubierto con lacería.
El interior es un espacio de planta rectangular con
un banco corrido en sus laterales y dos pilares que conforman tres
naves con dos tramos, cubiertos con bóvedas de crucería.
Los pilares centrales se articulan por medio de ocho baquetones,
que rematan en capiteles con formas vegetales, similares a los de
las ventanas y la puerta de acceso. Son varios los autores que la
han relacionado con la Sala Capitular del monasterio de Piedra,
fundamentalmente por motivos estilísticos.
La escalera del dormitorio
Esta escalera fue completamente reformada en el siglo
XVII, y no se conserva nada de época medieval. Se trataba
de una estructura sencilla, que subía a los dormitorios en
dos tramos, y a la que se accedía desde el locutorio.
La prisión
Situada detrás de la escalera se encuentra la
prisión, accesible desde el locutorio. Es una sala de unas
dimensiones muy reducidas, de planta rectangular, cubierta con bóveda
de cañón ligeramente apuntada.
El locutorio
Se trata de un espacio alargado, cubierto con una bóveda
de crucería de dos tramos, y una puerta que lo comunica con
el exterior.
El pasaje
Es un pequeño pasillo cubierto con bóveda
de cañón que permitía el acceso al huerto y
el acceso a la sala de los monjes.
La sala de los monjes o Scriptorio
Tiene unas formas muy tradicionales, similar en su
estructura a la Sala Capitular, aunque con una decoración
mucho más austera. Se puede acceder mediante el pasaje anterior,
o desde el claustro. La estancia se articula por medio de dos pilares
octogonales en el centro, que conforman dos naves con tres tramos
cada una, cubiertas con bóveda de crucería simple.
A diferencia de la Sala Capitular, estos dos pilares
tienen sus frentes lisos lo que confiere a la estancia una gran
sobriedad.
Los dormitorios
Sobre las estancias que se abren a la panda oriental
se encuentran los dormitorios de los monjes. Se trata de una sala
alargada, de unos 30 metros de longitud, con arcos diafragma apuntados,
que originalmente estarían realizados en ladrillo y con arranques
de piedra. Se puede acceder desde la iglesia o desde el claustro.
La sala fue muy reformada en época barroca y posteriormente
ha sido objeto de algunas restauraciones muy agresivas.
El calefactorio
Ubicado en la panda meridional, era la única
sala que contaba con calefacción, lo que explica que a continuación
se encontrasen el refectorio y las cocinas. Originalmente era una
sala cuadrada con dos alturas, la superior cubierta mediante cúpula
con pechinas. En época barroca se modificó por completo,
sustituyendo la estructura medieval por una nueva sala que funcionase
como locutorio, debido a las nuevas necesidades de la comunidad.
De la estancia primitiva tan sólo se conserva un pequeño
espacio al que se accede desde el Refectorio.
El refectorio
El Refectorio es una gran sala de planta rectangular,
de una gran amplitud. Se accede por medio de una portada muy similar
al arco de entrada de la Sala Capitular.
En los laterales hay ménsulas de rollos, que
sostienen una imposta, y en donde apoyan los cinco arcos fajones
apuntados, que dividen a la bóveda en seis tramos.
La estancia se iluminaba por medio de ventanas con
arcos de medio punto abocinados, abiertos en los muros laterales,
que se cegaron en el siglo XVII, y en el muro occidental se encuentra
el acceso a la cocina.
Junto a esta puerta está el púlpito,
embutido en el muro, con una escalera que se comunica con la sala
mediante una arcada con capiteles decorados con formas vegetales,
y que desemboca en el ambón.
En los muros norte y sur también hay grandes
vanos que permiten la iluminación del interior, en forma
de arco de medio punto, y un gran óculo en el medio.
El lavatorio
Frente al Refectorio, en el claustro, se encuentra
el lavatorio. Se trata de un templete de planta octogonal, único
en su categoría dentro de la arquitectura cisterciense de
la Península Ibérica, dado que lo más habitual
es que sean hexagonales o cuadrados.
Cada uno de los lienzos se comunica al exterior mediante
arcos apuntados muy sencillos, que sostienen una cúpula ojival
de nervios que convergen en la clave central. No se ha conservado
la fuente interior.
La cocina
Era un espacio de planta cuadrangular, abovedado, que
se encontraba junto al Refectorio y que fue profundamente transformado
en época barroca. En la actualidad se encuentra completamente
arruinada.
Otros edificios y dependencias monásticas
Entre el resto de edificios que conforman el monasterio,
destaca la cilla, donde se almacenaba el grano. Se sitúa
fuera del claustro, cerca de la cocina, aunque lo habitual dentro
de la estructura de un monasterio cisterciense es que se localice
en la panda del oeste del claustro. Tiene dos alturas, la inferior
con cuatro pilares que conforman dos naves cubiertas por una bóveda
articulada en cinco tramos. La planta superior se construyó
en un momento posterior, y presenta un espacio diáfano cubierto
con una techumbre a dos aguas y arcos diafragma.
La noria y el acueducto
Una de las estructuras extraclaustrales más
interesantes del Monasterio de Rueda es el conjunto de azud, noria
y acueducto gótico que captaba el agua recogida del río
Ebro y lo distribuía hacia el monasterio.
En la actualidad estas estructuras han sido impecablemente
restauradas y en ocasiones es posible verlas funcionar coordinadamente.
Construcciones de los siglos XVI, XVII y XVIII
El resto de construcciones del monasterio son añadidos
de época moderna. La conocida como Galería de la Plaza
de San Pedro fue construida en el siglo XVI siguiendo la estética
herreriana. La Hospedería, que se sitúa frente a esta
Galería, se construyó a finales de esta centuria,
y se encuentra en relación con la construcción anterior.
El palacio abacial ya existía en época
medieval, aunque nada se haya conservado de este momento. La construcción
actual es el resultado de diferentes etapas constructivas acaecidas
entre los siglos XVII y XIX. Por último la Puerta Real, que
forma parte del palacio abacial, se construyó en el siglo
XVII. En este momento se debió de construir también
la fachada del monasterio, realizada en estilo herreriano.
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)