Guía
del Palacio de los Reyes de Navarra, Estella
Introducción
e historia
El Palacio de los Reyes de Navarra,
también conocido como de los Duques de Granada de Ega en
alusión a sus últimos propietarios, se sitúa
en pleno casco urbano de la localidad Navarra de Estella, al mismo
pie del Camino de Santiago y a escasos metros de la escalinata que
conduce a la iglesia de San Pedro de la Rua, la más antigua
de cuantas construcciones románicas se conservan en la villa
estellesa.
Pese a estar más que contrastado histórica
y documentalmente que Estella fue lugar de residencia real, no ha
podido ser probada la vinculación entre los reyes navarros
y el palacio que nos ocupa, siendo varios los especialistas que
sitúan la morada regia en el encumbrado castillo cuyos restos
son aún visibles sobre la peña que domina el casco
urbano estellés. Sin embargo, la propia nobleza de la arquitectura
ha hecho que, desde tiempo atrás, la historiografía
haya acabado dando por buena su relación con la Corona.
Erigido
a finales del siglo XII durante el reinado del monarca Sancho el
Sabio, el llamado Palacio de los Reyes de Navarra es una de las
más relevantes construcciones románico-civiles conservadas
no solo en Navarra, sino en toda la Península Ibérica.
El Palacio
Pese a las numerosas reformas de las que fue objeto
a lo largo de su dilatada historia, en el transcurso de las cuales
perdió la práctica totalidad de su disposición
interior y vio como le fue añadido un tercer piso y dos torreones
cúbicos angulares, el Palacio Real estellés conserva
buena parte de su primitiva apariencia románica, concentrándose
su interés, sobre todo, en su fachada este.
Dicha fachada principal, dispuesta al borde mismo de
la rúa de los peregrinos que atraviesa el casco urbano de
Estella, fue levantada en un noble aparejo a base de sillares perfectamente
escuadrados, quedando enmarcada por dos columnas superpuestas en
casa uno de los ángulos y dividida en dos cuerpos en altura
separados por una sobresaliente moldura horizontal.
El cuerpo bajo, a pie de calle, se abre mediante una
galería de cuatro arcos de medio punto dovelados y trasdosados
por salientes guardapolvos que descansan sobre gruesos pilares prismáticos,
los cuales, tan solo se aligeran mediante pequeñas molduras
a la altura de los arranques de los arcos. Llama poderosamente la
atención como, el más oriental de los cuatro arcos,
presenta una luz notablemente menor que la de los tres sucesivos,
un hecho que podría deberse a un error en el cálculo
por parte del arquitecto.
El piso superior, separado del inferior mediante una
moldura horizontal de esquemática decoración incisa,
presenta cuatro galerías de cuatro arquillos cada una que
vienen a coincidir con los arcos del piso bajo. Los arquillos de
las galerías, que acusan un ligerísimo apuntamiento,
descansan sobre finas columnas cilíndricas rematadas en capiteles
de variada decoración, algunos de ellos, recompuestos tras
su restauración.
Remata la fachada una interesante colección
de canecillos -veintiuno en total- que sostienen un alero volado
decorado mediante una esquemática labor de malla o panal
de abeja. Entre los motivos decorativos de los canes, se reconocen
modillones de cierto aire andalusí, piñas, peces e
incluso alguna cabecita humana.
Amén de lo particular de su arquitectura, prácticamente
única en contextos hispánicos, el Palacio de los Reyes
de Navarra de Estella presenta gran interés por su decoración
escultórica, contando, como veremos a continuación,
con uno de los capiteles más interesantes de la iconografía
románica hispana.
El capitel de Roldán y Ferragut
Nos referimos por supuesto al conocido como capitel
de Roldán y Ferragut, situado en la parte inferior izquierda
de las dos columnas superpuestas que enmarcan la fachada. El episodio
narrado en la cesta resulta del todo reconocible gracias a la inscripción
incisa en la que aparecen los nombres del citado guerrero carolingio
y el gigante sirio Ferragut.
Junto a ambas cartelas, se conserva también,
haciendo al capitel doblemente especial, el nombre de su autor,
llamado Martín de Logroño, junto con al tradicional
"me fecit".
Parece indudable que la fuente directa en la que se
basó Martín para representar tan peculiar iconografía
en el palacio estellés procede del Códice Calixtino,
en cuyo libro IV, conocido como el "Pseudo Turpin", se
narra la batalla entre el caballero carolingio Roldán y el
gigante musulmán Ferragut.
En el frente principal, aparecen tanto el caballero
cristiano con un escudo alargado y una cruz inscrita como el gigante
musulmán portando una rodela sobre sus respectivas cabalgaduras;
acometiendo éste con su lanza sobre el escudo de Martín,
quien a su vez, alcanza a Ferragut en su ombligo, a la postre, su
único punto vulnerable. Bano las lanzas, en el centro de
la composición aparece una cebeza y unas manos.
En su cara lateral menor, continua la "narratio"
con el combate entre ambos personajes ahora a pié, y es que,
según el relato del Códice, la batalla entre ellos
se prolongó durante más de una jornada.
Otro capitel de iconografía interesante
Tanto el capitel superior del ángulo sur, como
el inferior de la doble columna superpuesta que enmarca la fachada
hacia la esquina opuesta, limitan su decoración a fórmulas
vegetales bastante estereotipadas aunque de buena labra.
Sin embargo, volvemos a hallar una interesante figuración
en el capitel superior de la semicolumna adosada a la derecha de
la fachada principal, siendo reconocible la figura de un asno tañendo
un arpa cuyos sones parece escuchar atentamente un cuadrúpedo
en una graciosa posición sedente.
Prosigue la narración con dos avaros, identificables
por sus bolsas de caudales colgadas del cuello, siendo conducidos
por un demonio a un caldero hirviente cuyo fuego es custodiado y
avivado por varios seres diablescos. Completa la composición
una figura femenina cuyos pechos son mordidos por serpientes, en
clarísima alusión al pecado de la lujuria.
Las galerías de arcos
En cuanto a las galerías de ventanales geminados
del piso superior, conviene tener en cuenta que varias columnas
con sus respectivos capiteles son de factura moderna, habiendo sido
allí recolocados tras una relativamente reciente intervención.
Entre los capiteles, predominan los de temática
vegetal, apareciendo aisladas algunas cestas decoradas con diferentes
seres del bestiario fantástico de ciertos aires silentes
(arpías, esfinges, etcétera), cabecitas humanas, y
una escena en la que dos combatientes a pie se baten en duelo ataviados
con ropajes y armas semejantes a los del capitel de Roldán
y Ferragut.
Tanto la fachada lateral del palacio, donde se
conservan muy restaurados varios grupos de ventanas semejantes a
los del muro este, como la occidental, en cuyo ángulo se
erigió una segunda torre en fechas tardías, apenas
se conserva resto alguno del edificio original, habiendo sido recrecido
mediante la adición de un tercer piso abierto al exterior
mediante la típicamente aragonesa galería de arquillos
de ladrillo.
Rutas desde el Palacio de los Reyes de Navarra
El Palacio de los Reyes de Navarra de Estella se encuentra
en el corazón monumental de Estella. Por consiguiente, es
inexcusable la visita a los principales monumentos medievales de
esta importante población del Camino de Santiago en Navarra,
como son:
-
Iglesia de San Miguel.
-
Iglesia y claustro de San
Pedro de la Rúa.
-
Iglesia del Santo Sepulcro.
-
Iglesia de Nuestra Señora
de Rocamador.
-
Iglesia de San Juan.
-
Iglesia de Santa María
Jus del Castillo.
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