Románico
en Pamplona, sus alrededores y el norte de Navarra
Introducción
Pamplona
es una ciudad básicamente gótica, con ejemplos tan afamados
como su catedral de Santa María la Real o la iglesia de San
Saturnino, pero antes fue una urbe románica, como atestiguan
los restos de este estilo que han quedados en dichos monumentos y
en algunos de sus museos.
El esplendor
de Pamplona en la Baja Edad Media permitió la sustitución
de sus parroquias románicas por construcciones más grandilocuentes
a la moda de los edificios europeos ojivales.
Por fortuna,
en los alrededores de Pamplona, las aldeas no dispusieron de recursos
para tal conversión, por lo que hay un ramillete de buenos
templos del siglo XII, de los que nos ocuparemos a continuación.
En este apartado
nos ocuparemos brevemente de los restos románicos de la catedral,
de la iglesia de San Nicolás, del Museo de Navarra,
del Museo Catedralicio Diocesano de Pamplona, así como
de la famosa iglesia de Artaiz y un grupo de iglesias porticadas
próximas a Pamplona: Gazólaz, Eusa, Larraya
y Sagües.
Restos
románicos de la Catedral de Pamplona
La
catedral de Pamplona debió de ser un notable templo del románico
pleno construido en el siglo XII que, tras su ruina, debió
de ser sustituido por el actual edificio gótico.
En la actualidad quedan algunos espacios y restos románicos,
como la cilla, que es un edificio de dos plantas. Anque muy reconstruida,
nos queda la sencilla puerta por la que se accedía a este espacio.
Lo más notable y bien conservado es su pareja de capiteles zoomorfos,
con leones y aves.
En la cabecera del templo, en el lugar solemne que merece,
encontramos la talla de madera forrada de plata de la Virgen con el
Niño, conocida como Santa María la Real de Pamplona.
La obra es del siglo XII aunque fue retocada en el siglo XVII sustituyendo
la figura de Jesús y el trono de María.
Museo
de Navarra y Museo Catedralicio Diocesano de Pamplona
Aunque en
el Museo de Navarra se conserva una colección inmensa de obras
de arte, destacamos los capiteles y tallas de dos maestros que trabajaron
en la desaparecida catedral de Pamplona.
Nos referimos
al Maestro Esteban y al Maestro del claustro.
El primero
esculpió -entre otros- el magnífico capitel de las dos
aves picándose las patas, que pleno de simbolismo espiritual
aparece también en la portada de Leyre y en Sos del Rey Católico.
También
son magníficos los capiteles con escenas bíblicas del
Maestro del Claustro, minuciosas, abigarradas y con extraordinario
dinamismo.
Más
información del Museo
de Navarra
Por su parte,
en el Museo de la Catedral de Pamplona también hay una buena
colección de obras de arte románico y gótico,
en especial de imaginería mariana y obras de orfebrería.
Iglesia de San Nicolás
La parroquia de San Nicolás es una de las más
importantes y queridas por los pamploneses. Se erigió en el
siglo XII en el barrio homónimo como templo católico
pero también como edificio defensivo frente a los otros dos
barrios de Pamplona con los que había continuos enfrentamientos:
San Saturnino y La Navarrería.
Del edificio original, de estilo tardorrománico,
han quedado restos parciales puesto que uno de esos conflictos, en
el año 1222, supuso la destrucción parcial del templo
que hubo de restaurarse ya con formas góticas.
Por ejemplo, parte de la cabecera y las bóvedas
del transepto, así como la imponente torre amatacanada de la
esquina noroeste son del siglo XIV.
Del exterior, hemos de mencionar las dos puertas de acceso.
La occidental es enorme y fastuosa, a base de innumerables arquivoltas
ligeramente apuntadas donde alternan baquetones, escocias y taqueados.
En la claves de dos de ellas se colocaron dos relieves: uno de un
Crismón y otro de un Agnus Dei.
Los apoyos de esta gran portada son columnas alternantes
de diferente grosor y capiteles vegetales. Todo de estética
propia del románico tardío con influencias de monasterios
del Císter.
La puerta del costado norte es mucho más reducida
y modesta, con arquivoltas apuntadas lisas y dos parejas de columnas
con capiteles de volutas y piñas.
En el interior se conservan los fuertes pilares de separación
de las naves con columnas adosadas y las bóvedas de medio cañón
apuntado de las naves laterales. Lo demás es gótico.
Por
último, hay que advertir al visitante que el pórtico
que rodea actualmente la iglesia de San Nicolás, de formas
pseudomedievales, es un trabajo historicista del siglo XIX efectuado
por Ángel Goicoechea y Blas Iranzo.
Otros indicios románicos en la ciudad de Pamplona
Además de lo visto hasta ahora, hay que añadir
una serie de espacios que conservan algunas partes románicas
como el Palacio Episcopal con su propia Capilla de Jesuscristo y los
restos del Palacio Real, reconvertido en el Archivo Real y General
de Navarra.
Algunas iglesias románicas del Camino
de Santiago en el entorno de Pamplona
Cizur Menor
Muy cerca de la capital pamplonense
y en la Ruta Jacobea hay dos localidades con iglesias románicas
de las que nos vamos a ocupar brevemente: Cizur Menor y Zariquiegui.
La iglesia parroquial de Cizur
Menor cuenta con cabecera y alargada portada tardía de arcos
apuntados con un crismón en el tímpano.
En Cizur Menor también
hemos de visitar la iglesia sanjuanista de San Miguel Arcángel. Llama
la atención su cabecera de planta poligonal y su torre fortificada
y almenada de aspecto militar. También conserva una buena puerta
románica en el muro meridional.
Zariquiegui
A unos once kilómetros
del centro de Pamplona, también en pleno Camino de Santiago
y a no demasiada distancia de Puente la Reina encontramos la localidad
de Zariquiegui (en el llamado Alto del Perdón).
La iglesia de
San Andrés de Zariquiegui es un voluminoso edificio básicamente
gótico con una puerta románica conservada del anterior
templo románico.
Tiene tres arquivoltas
baquetonadas de perfecto medio punto y otros tres pares de columnas
con capiteles vegetales. El tímpano lleva en el centro un crismón
trinitario con restos de policromía.
El románico porticado en los alrededores
de Pamplona
En los alrededores
de Pamplona hay cinco iglesias que conservan galería porticada:
Gazólaz, Eusa, Larraya, Sagües y Larumbe, aunque de ésta última
no nos ocuparemos en este apartado por encontrase bastante más
al norte, en las proximidades de la Sierra de Aralar.
El románico porticado pamplonés es un un fenómeno
curioso por estar tan alejadas del foco soriano y segoviano, donde
estas estructuras se desarrollaron tan ampliamente.
Gazólaz
Muy cerca de Pamplona
y no lejos del Camino de Santiago, la iglesia de Nuestra Señora
de la Purificación de Gazólaz es una de los templos
rurales más interesantes del románico navarro.
Lo primero que
llama la atención es el recio y monumental ábside de
sillería, con dos gruesos contrafuertes y ventanales de arcos
doblados de medio punto.
Su galería porticada es llamativa por su robustez, acentuada
por los contrafuertes levantados para paliar su deterioro y un posible
desplome. Sin embargo, el contraste que alegra la vista es el uso
de grandes arcos ajimezados abrazados por otro gran arco de perfil
ojival que los envuelve.
La escultura
de los capiteles es variada y algo ruda, tallada a bajorrelieve. Presenta
motivos vegetales, animales, geométricos y vegetales, todos
ellos de gran expresividad pese a su acusado esquematismo. Dos de
los capiteles más interesantes son los que muestran un toro
alado (¿San Lucas?) y dos aves en actitud de picar sus propias
patas, iconografía de acusado simbolismo.
La portada es
también interesante, desplegando tres arquivoltas de medio
punto abocinadas con perfil de baquetones y escocias, que apean sobre
seis columnas rematadas en capiteles animados con fórmulas
vegetales y entramados de tipo geométrico. Preside el vano
un tímpano con el típicamente navarro-aragonés
crismón trinitario.
También
son muy interesantes las mochetas que sostienen el citado tímpano.
La de la izquierda del espectador representa la parte anterior de
un bóvido (con la cabeza, cuello y patas delanteras flexionadas),
mientras que la del lado derecho muestra la cabeza de un león
devorando dos seres humanos de los que sólo afloran las piernas.
Sagües
Apenas a dos kilómetros
de Gazólaz y coronando un promontorio, la minúscula
población de Sagües conserva su iglesia parroquial románica,
dedicada a San Miguel. Su galería porticada, mucho más
austera que la de su vecina, presenta dos vanos de medio punto flanqueando
el acceso principal, quedando cubierto el interior del pórtico
mediante una bóveda de cañón reforzada por fajones
apeados sobre ménsulas.
Al exterior, además
de la torre campanario, destaca el potentísimo porte de su
ábside semicircular, seccionado en tres paños y abierto,
justo en el centro, mediante un ventanal de medio punto sobre columnillas
y capiteles vegetales.
Larraya
Cinco kilómetros
más al sur de Sagües, encontramos en la también
modesta población de Larraya el tercer ejemplar románico
tardío porticado del sur de la Merindad de Pamplona.
Dedicada a San
Román, la iglesia presenta una sola nave, rematada en ábside
semicilíndrico con dos grandes contrafuertes escarpados y pequeñas
saeteras en los lienzos.
Lo más
relevante, de nuevo, es la galería porticada que tiene cuatro
tramos marcados al exterior por tres gruesos contrafuertes que dividen
su frente en un vano de acceso hacia los pies; y en dos parejas de
pequeños arcos de medio punto sostenidos por tres columnas
rematadas en capiteles de tosca labra.
Puede chocar la
necesidad de disponer de esta estructura columnaria, pero es que los
constructores del pórtico se tuvieron que emplear a fondo para
alzar un muro suficientemente ancho para soportar la bóveda
pétrea de la propia galería.
Dicho abovedamiento
es de medio cañón, muy irregular y tosco, con arcos
fajones que se apoyan sobre ménsulas del muro del templo y
columnas adosadas al pórtico. Uno de los tramos, el correspondiente
a la puerta de la que nos ocuparemos a continuación, tuvo que
reforzarse aún más con una pareja de gruesos y mal trazados
arcos cruceros.
La puerta es un
prodigio de austeridad y secillez pues consta de dos arquivoltas de
medio punto completamente planas, que cobija un tímpano con
un crismón trinitario muy desdibujado.
Eusa
San Esteban de
Eusa, la última de las iglesias porticadas del románico
navarro, se sitúa, en esta ocasión, al norte de la capital
provincial, de la que dista unos diez kilómetros.
A pesar de que
la iglesia fue muy reformada, el aire que le confiere el pórtico
tardorrománico es de lo más atractivo de todo este recorrido
por los alrededores de Pamplona.
La galería
porticada, abierta al lado sur, consta de un arco de ingreso apuntado
y de triple arquivolta y, a continuación, enmarcados por contrafuertes,
dos tramos de tres arcos de medio punto que, a considerable altura
respecto al nivel del pavimento, descansan sobre cortas columnas rematadas
en capiteles de factura popular. Existe otra puerta de ingreso en
el costado oriental, interesante por disponer de un tímpano con un
crismón en su centro.
También
se conserva la puerta de acceso al interior del templo, abierta en
el medio del muro meridional. Tiene tres amplias arquivoltas formada
por boceles y medias cañas que apean sobre tres pares de columnas
cuyo,s capiteles llevan sencillas volutas.
Más
información de la Iglesia
de Eusa, Navarra
Otras iglesias cercanas a Pamplona
San Esteban de Zolina
Por la carretera NA-2310, a menos de 9 kilómetros
del centro de Pamplona encontramos la iglesia de San Esteban en el
pueblo de Zolina. Es un edificio tardorrománico sencillo pero
de buen aspecto, sobre todo desde que fue restaurada hace unos pocos
años.
Tiene una nave con puerta de arquivoltas planas y un
campanario a los pies con troneras separadas por una columna cuyo
capitel tiene varias figuras, incluyendo una pareja besándose.
La principal particularidad de esta iglesia es su cornisa
que descansa sobre una galería de arquillos semicirculares
que, a su vez, apoyan sobre ménsulas convexas.
San
Martín de Artaiz
Puede decirse que la iglesia de San Martín de Artaiz es, junto
con San Pedro de Echano, una de las construcciones más interesantes
del románico rural navarro ya que, pese a que sufrió
importantes reformas tardías que acabaron por modificar sustancialmente
su apariencia original, supo conservar una interesantísima
portada principal soberbia en todos los sentidos: escultórico,
arquitectónico y simbólico.
Orientada al costado
sur de la nave, cuenta con tres arquivoltas abocinadas y rotundamente
diferenciadas por fuertes baquetones. Por toda su configuración
y por su perfección en las proporciones recuerda, en cierto
modo, a las portadas de la Colegiata de San Isidoro de León.
Preside la portada
un tímpano decorado con un crismón flanqueado por dos
discos hexapétalos. Las arquivoltas que lo enmarcan, contienen
igualmente pequeñas rosetas de ocho pétalos a modo de
botones, siendo rematado el guardapolvo con una cenefa ajedrezada
o de taqueado jaqués.
En las enjutas
que flanquean el vano de acceso se colocaron dos leones andrófagos,
cuyo simbolismo se relacionaría con la función de guardianes
del templo sagrado. Por encima, recorre el alero del tejaroz una buena
colección de canecillos de figuración humana cuya talla,
como en el resto del templo, se caracteriza por su volumen y su acusado
relieve.
En el interior
del templo se guarda una buena pila bautismal cuya copa se decora
mediante una arquería corrida de arcos de medio punto que descansan
en columnillas geminadas.
En Artaiz también
se puede visitar, en las afueras del pueblo, una hermosa fuente románica
bien restaurada.
Más
información de la Iglesia
de Artaiz
Más
información de la fuente
medieval de Artaiz
Ermita de Santa María de Arce
Al este de Artáiz, ya camino de Roncesvalles,
y alrededor de 15 kilómetros de Pamplona en línea recta,
tenemos la ermita de Santa María de Arce, antigua iglesia parroquial
de una localidad completamente despoblada y desaparecida.
Destacan sus bien equilibrados volúmenes románicos
de campanario, nave, presbiterio y ábside. La puerta se encuentra
en el muro meridional y en uno de los capiteles se esculpió
lo que probablemente es el pasaje de la Ascensión de Jesús.
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información de la Ermita
de Santa María de Arce