En
la Primera Edad del Hierro, hace unos 2700 años, existía
una aldea sobre el cerro de San Vicente, cercano al río
Tormes. En ella vivían un pequeño grupo de agricultores,
establecidos en una decena de viviendas, protegidos por una sencilla
muralla, guardando el paso del río. Unos 400 años
después se extendieron hasta la plataforma rocosa conocida
como Teso de las Catedrales.
A mediados del siglo IV nos encontramos con la antigua
ciudad celtibérica de Salmántica, protegida por
una muralla de piedra, de la que aún hoy pueden verse restos
en algunas calles del casco antiguo.
El castro, con estructura urbana, estaba situado
en el área de influencia de dos importantes pueblos celtibéricos:
los vetones y los vacceos. A los primeros se les atribuye el Toro
del Puente, escultura zoomorfa, que se puede contemplar hoy en
día.
En el 220 a.C. Aníbal Barca invadió
la ciudad que contaba ya con unos 5000 habitantes, conocida en
esos momentos como Helmántica.
Tras la II Guerra Púnica, se produjo la invasión
romana a mediados del siglo I a.C., la ciudad, pasando a ser llamada
Salmántica, llegó a ser una poblada civitas y a
ocupar un lugar estratégico en el trazado de la Vía
de la Plata, que unía Mérida con Astorga, con la
construcción de un puente (que ha llegado a nuestros días)
que salvaba el paso del Tormes.
Perteneciente a la provincia de la Lusitania romana,
la ciudad pronto alcanzó el estatus de municipio.
A partir del siglo V, tras la caída de Roma,
la ciudad comenzó una decadencia de casi setecientos años,
como ocurrió con otras ciudades, debido a las sucesivas
invasiones de tribus germanas, principalmente los alanos. La arqueología
nos muestra un gran declive poblacional y un hacinamiento en un
arrabal cercano al río Tormes.
Tras la invasión musulmana y la formación
del Reino de Asturias pasó a estar en la zona fronteriza
entre cristianos y musulmanes, en la llamada "tierra de nadie",
sometida a las incursiones de ambos, los cristianos fracasaron
en su intento repoblador con Alfonso I y Ramiro II de León.
Esta situación hizo que la ciudad perdiera población
ya que sus habitantes huyeron buscando sitios mas seguros en donde
vivir.
La repoblación cristiana de la zona no comenzó
hasta el 931, tras la Batalla de Simancas, pero no inició
su crecimiento hasta la conquista cristiana de Toledo.
Llegamos al siglo XI, momento en el que comenzó
la inflexión, el Conde Raimundo de Borgoña, yerno
del rey Alfonso VI (al que se debe el patronazgo repoblador de
grandes núcleos territoriales en Castilla), se trajo consigo
a un gran grupo de pobladores, sobre todo francos y gallegos para
iniciar la repoblación de Salamanca. Se restauró
la sede episcopal visigoda en el año 1102, con el obispo
de origen cluniacense Jerónimo Visque.
Los pobladores se distribuyeron en cuarenta collaciones
con sus iglesias respectivas, también se comenzó
en estos tiempos a construir la Catedral románica y a reconstruir
la antigua muralla, primero celta y luego romana.
Dos siglos después, en el siglo XIII, se otorgaron
los fueros, dados por el rey Alfonso IX de León. Ello atrajo
a mas población, como fue una numerosa comunidad judía.
Todo lo cual hizo necesario la ampliación del perímetro
amurallado de la ciudad. Importante fue la fundación en
1218 de los Estudios Generales, origen de la futura Universidad.
Tras un siglo XIV marcado en toda Europa por las
malas cosechas y las sucesivas oleadas de peste y un siglo XV
agitado por la guerra de los Bandos y sus enfrentamientos feudales,
en el siglo XVI, la ciudad se convertirá en un gran foco
renacentista, el más luminoso de toda la Península.
Será una época de prosperidad económica
y social, que tendrá como base el comercio y la gran actividad
en la industria de la lana, dentro del sistema de la Mesta. Todo
ello llevó a un incremento poblacional que alcanzó
los 25.000 habitantes, cifra considerable para la época.
Importantísima en este desarrollo fue la Universidad y
su irradiación cultural, atrayendo a la vez a miles de
estudiantes y a órdenes religiosas por el ambiente intelectual
y humanístico de la ya famosa institución.
Toda esta prosperidad se tradujo en el comienzo de
las obras de la Catedral Nueva y en la construcción de
palacios, conventos, casonas y escuelas universitarias, todo ello
siguiendo el estilo imperante en la época y tan específico
de Castilla, el llamado estilo Plateresco.
A pesar de la decadencia social y económica
del siglo XVII, en el ámbito cultural, este re-nacimiento
se prolongó, dando origen, incluso, al llamado Siglo de
Oro de las letras.
Salamanca será el centro de reunión para personajes
tan importantes como Francisco de Vitoria, Fray Luis de León,
Francisco de Salinas, Miguel de Cervantes, San Juan de la Cruz,
Santa Teresa de Jesús, Luis de Góngora, Francisco
de Quevedo, Calderón de la Barca, Lope de Vega, sólo
por citar algunos de los mas famosos escritores, músicos,
filósofos y humanistas universales que vivieron y pasearon
por sus calles durante todo ese dilatado periodo.
El siglo XVIII marcó una época de decadencia,
con descenso demográfico y crisis a nivel social, económico
y cultural. A pesar de todo, se construyeron edificios destacables
como la Clerecía y la Plaza Mayor ya en estilo Barroco.
En el siglo XIX, después de la Guerra de Independencia,
se observa un repunte económico con la construcción
del ferrocarril y algunos proyectos urbanísticos. Fue la
época en la que la Universidad contó como rector
al reconocido Miguel de Unamuno.
El último tercio del siglo XX supuso un fuerte
resurgimiento, transformando a Salamanca en emblema universitario
y objetivo turístico de primer orden. En 1988, la UNESCO
la declara "Ciudad Patrimonio de la Humanidad".
Conjunto monumental de la ciudad
de Salamanca
Catedral Vieja
La catedral vieja de Salamanca es uno de los edificios
más importantes del románico español y emblema
de la vitalidad que la ciudad llegó a tener tras la repoblación
impulsada por Alfonso VI y materializada durante las primeras
décadas del siglo XII.
Comenzada a mediados del siglo XII, fue planificada
como un templo de tres naves de cinco tramos que desembocaban
en su correspondiente cabecera triabsidial. En una segunda fase,
a la par que se iniciaría su desaparecido claustro, se
cerrarían los abovedamientos mediante sistema de crucería;
mientras que ya en una última fase sería erigido
su famosísimo cimborrio gallonado y hermano de los existentes
en Toro, Zamora y Plasencia.
Al interior, conserva un interesante catálogo
de capiteles figurados sobre los cuales, los especialistas han
llegado a identificar hasta la mano de seis maestros. En el crucero,
conserva también relevantes restos de sus pinturas murales.
Por la importancia de este singular monumento salmantino,
dirigimos al lector a un artículo monográfico.
Más
información sobre la Catedral
Vieja de Salamanca
Conjunto de iglesias románicas de la ciudad
de Salamanca
Además de la Catedral Vieja, del siglo XII
y comienzos del XIII quedan en Salamanca numerosas iglesias total
o parcialmente conservadas de estilo románico de gran interés
y calidad.
Iglesia de San Martín
Cerrando uno de los costados de la celebérrima
Plaza Mayor salmantina y totalmente rodeada de edificios adosados,
razón por la que en ocasiones llega a pasar injustamente
desapercibida, la parroquia de San Martín es una de las
más interesantes de la ciudad.
Estructurada en tres naves separadas por arcos ligeramente
apuntados sobre pilares cruciformes, a lo largo de su historia
ha acusado numerosos problemas de estabilidad, siendo objeto de
varias intervenciones.
Lo más destacable son sus portadas, tanto
la exterior coronada por la escultura del santo titular partiendo
su capa para entregársela al mendigo, como sobre todo la
occidental, hoy oculta y en parte mutilada por la adición
de una capilla barroca pero que conserva en sus roscas un posible
calendario agrícola.
Iglesia de San Marcos el Real
Situada en el extremo norte de lo que sería
el núcleo urbano principal salmantino, la iglesia de San
Marcos el Real es una de las construcciones románicas más
singulares no solo de la ciudad, si no de todo el románico
español.
Esa singularidad viene dada por su planimetría
exterior totalmente circular, una circunstancia que ha motivado
un sinfín de teorías por parte de especialistas
e historiadores sin llegarse a una conclusión clara.
Sin embargo, pese a esa total heterodoxia de su exterior,
al interior se transforma en un templo más canónico
con la prototípica estructura de tres naves abiertos a
sus correspondientes ábsides semicirculares, en los cuales
además, se conservan algunos restos de su policromía
original.
Iglesia de Santo Tomás Cantauriense
Fundada en 1174 en honor del Obispo de Canterbury
Tomás Becket, se trata de una de las construcciones románicas
más fotogénicas de la capital al conservarse bastante
airosa y libre de agobios urbanísticos.
Llama la atención en ella el hecho de que
presenta una ambiciosa estructura cabecera de crucero y triple
ábside que, sin embargo, se simplifica totalmente en una
única nave, quizás por problemas económicos
durante la construcción.
Iglesia de San Juan Bautista de Barbalos
Levantada en el extremo occidental de la ciudad,
muy próxima al trazado de la antigua muralla, la modesta
parroquia de San Juan de Barbalos se yergue hoy en día
en un entorno nada favorecedor rodeado de enormes bloques de viviendas
modernas y de terrazas dedicadas al ocio y a la restauración.
Erigida en notable sillería rojiza, estructuralmente
es la más humilde de las iglesias románicas salmantinas,
aunque algunas crónicas hablan de la existencia de un claustro
hoy desaparecido. De nave única rematada en su correspondiente
ábside semicircular, su principal atractivo se encuentra
en el interior en forma de la magnífica talla románica
del conocido como Cristo de la Zarza.
Iglesia de San Cristóbal
Quizás la iglesia románica menos conocida
de Salamanca por emplazarse en un entorno algo apartado de los
principales recorridos turísticos de la ciudad es la de
San Cristóbal, cuyos orígenes se remontan a una
encomienda de la Orden del Santo Sepulcro fundada a principios
del siglo XII extramuros de la ciudad.
Los restos románicos que hoy contemplamos,
principalmente el ábside, pertenecerían ya a una
segunda fase de la segunda mitad del siglo XII, conservando algunos
interesantes canecillos figurados. El resto del templo fue profundamente
reformado en época barroca al quedar muy dañado
tras el derrumbe de su torre.
Muy recientemente, su apreciable restauración
ha sido galardonada con el premio Europa Nostra. En su interior
se custodia el llamado Cristo de los Carboneros, uno de los mejores
crucificados románicos de Castilla y León.
Otros restos románicos de la ciudad de
Salamanca
Al este de la Plaza Mayor, la iglesia de San
Julián y Santa Basilisa fue otra de las parroquias medievales
salmantinas que sucumbió a los nuevos gustos imperantes
durante la edad de oro renacentista de la ciudad. De su construcción
original románica tan solo han llegado a nuestros días
la puerta norte, el arranque de la torre, algunos canecillos y
un par de figuras que bien podrían ser un grifo y un felino
que custodiarían la entrada del templo.
Más
información sobre el Románico
en la ciudad de Salamanca
Torre del Clavero
La Torre Clavero es un bello ejemplar de arquitectura
señorial defensiva salmantina del siglo XV que fue declarada
Monumento Nacional en 1931. Se construyó como parte del
Palacio de Don Francisco de Sotomayor, Clavero Mayor de la Orden
de Alcántara. Este cargo suponía el encargarse de
la custodia de las llaves de las fortalezas y del archivo de la
Orden. Otras teorías apuntan que dicha torre perteneció
al señor de Baños y Clavero o a fray Diego de Anaya,
comendador de la Orden de Calatrava. Se trata de una torre defensiva
de estilo gótico tardío con una altura de 28 metros.
Cuenta con planta cuadrada en el tramo inferior, pasando a octogonal
en la superior a dos tercios de su altura. Podemos ver que en
las garitas se alternan las armas de los Sotomayor y de los Anaya,
la torre aparece adosada a una casa que a lo largo de los siglos
ha tenido distintos usos.
En 1771 fue objeto de obras y en ese momento, según
las fuentes de la época, pertenecía a Don García
Golfín del Aguila. Desde 1980 y durante un tiempo albergó
el Museo Municipal.
Su edificación podemos situarla entre 1480
y 1490. Tiene una base de sillería en talud y pasa a un
cuerpo de mampostería con sillares en las esquinas; el
resto, de planta ochavada, fue construido con sillería
isódoma de gran calidad. Cuenta con saeteras y ventanas,
algunas de ellas condenadas.
Vemos en la parte superior como en los ochavos sobresalen
los garitones cilíndricos cuyas basse muestran decoración
de cestería. Entre las garitas hay una galería de
arquillos sobre motilones. En el interior consta de cuatro pisos
y una escalera de caracol estrecha.
Los Reyes Católicos ordenaron la destrucción
de estas torres defensivas para apaciguar a la pendenciara y violenta
nobleza de la época. Sin embargo, puede que ésta
se salvara si era propiedad del Clavero Mayor de una orden militar.
Como curiosidad apuntar que vista desde arriba parece
tener la forma del botón típico salmantino llamado
charro.
Casa de María La Brava
Del antiguo edificio solo queda la fachada, alterada
por un balcón que se adentra sobre el portón de
entrada, en cuyo arco de medio punto observamos grandes dovelas.
De los extremos del dicho arco sale un alfiz quebrado y pometeado
que tiene en su interior escudos, la toza de piedra sobre el balcón
(decorada con cardinas) y como detalle curioso la figura de un
hombre pequeño desnudo.
De factura anónima, el arquitecto compuso
en un espacio reducido una armoniosa fachada siguiendo el estilo
del gótico final. El zaguán y la escalera de piedra
son añadidos o reformas posteriores, del siglo XVII. Acogió
hasta hace poco el Centro Farmacéutico de Salamanca y hoy
en día son pisos y locales.
Tradicionalmente se ha asociado el edificio a los
sangrientos episodios de los bandos salmantinos ocurridos en 1465
y en los que intervino Doña María de Monroy, la
"Brava", apelativo que le vino por vengar la muerte
de sus hijos asesinados por los Manzano. Esposa de Don Enrique
Enriquez, señor de Villalba de los Llanos y regidor de
Salamanca, descendiente de Fernando III, el Santo.
Los expertos dudan de que el edificio, tal como lo
vemos hoy día, corresponda a dicha época. Lo que
si parece posible es que sea obra de sus descendientes, construido
sobre el solar que habitara Doña María. Para llegar
a esta conclusión se apoyan en la heráldica de los
escudos.
El principal de ellos trae los muebles de Enrique Enriquez de
Sevilla, linaje del primer señor. El situado a la izquierda
representa las armas de los Monroy, pertenecientes a Doña
María y el de la derecha, las de los Maldonado (siendo
la vinculación posterior) añadido después,
ya que el nieto de Enriquez y Monroy, Don Gonzalo Rodríguez
de Monroy (fallecido en 1502) se casó con Inés Maldonado
de Monleón. Por todo esto es de suponer que la actual edificación
date de finales del siglo XV.
Catedral Nueva
Iniciada en el año 1513, adosada a la "vieja"
que afortunadamente fue conservada a diferencia de otros casos
en la historia del patrimonio español, se trata junto a
la de Segovia la última gran catedral del gótico
español.
De planta rectangular y tres naves más otras
dos más externas dedicadas a capillas, presenta complejos
abovedamientos estrellados que descansan sobre elegantísimos
pilares. El cimborrio, sin embargo, es del siglo XVIII obra de
Gaspar de Churriguera, que vino a sustituir al original muy dañado
tras el terremoto de Lisboa.
De sus fachadas, la más interesante
es la occidental, de una exquisita traza tardogótica que
nos anuncia ya el incipiente gusto clasicista, sin embargo, mucho
más mediática resulta la fachada del crucero norte,
conocida como Puerta de los Ramos y en la que, durante su última
y reciente restauración, fue dispuesto el famosísimo
astronauta junto a otras esculturas de corte y temática
contemporánea.
Más
información sobre la Catedral
Nueva de Salamanca
La Universidad
La Universidad de Salamanca está considerada
como la mas antigua de la Península (aunque la primera,
distinguida como Estudios Generales, fue la universidad de Palencia,
3 años antes, en 1215) y la tercera en antigüedad
de toda Europa. En el año 2018 cumplirá su octavo
centenario.
Fue el monarca Alfonso IX de León, el que
instituyó el Studium Generale en la ciudad en 1218. Este
título era otorgado por monarcas o papas a los estudios
que impartían ciertas instituciones educativas que cumplían
las condiciones de excelencia. Era común que los monarcas
se convirtieran en mecenas de estas instituciones realizando donaciones.
Estos Studium Generale fueron el origen de la Universidad
Salmantina cuando Alfonso X el Sabio, en 1252, otorga el título
de UNIVERSIDAD, mediante cédula real.
Estudios como Derecho, Lógica o Medicina fueron
los realizados en los primeros años. Como dato, podemos
decir que en el siglo XIV contaba con 400 alumnos pasando a tener
6000 a finales del XVI. Este crecimiento lleva a la necesidad
de aumentar las dependencias, que antes se reducían a las
eclesiásticas. Así en el siglo XV, Diego de Anaya
fundó el primer Colegio Mayor de Salamanca, el de San Bartolomé,
germen del actual Colegio Anaya. Rápidamente se comenzaron
a construir las Escuelas Mayores, a partir de 1415, obra de Alonso
Rodríguez, terminándose en 1433.
Tras la invasión francesa, siglo XIX, la Universidad
entra en un declive que lleva a que en 1852 pierda la facultad
de expedir el título de Doctor. Se reducen los estudios
a Derecho y Filosofía y Letras, perdiendo los de Medicina.
Su recuperación comenzará a partir del siglo XX.
El edificio histórico de la Universidad posee
una fachada, que constituye una obra sobresaliente del Plateresco,
realizada en 1529, costó 30.000 ducados.
A la entrada se ve un zaguán con bóveda
gótica. El edificio se dispone alrededor de un patio, en
dos pisos, con 23 arcos en cada uno de ellos. En la galería
inferior son de medio punto, en la superior son contracurvos.
En las paredes se ven los llamados vítores
o grafías con los nombres de los doctorados por la Universidad,
a los que se les permitía poner sus nombres en las piedras.
En el primer piso vemos las aulas que fueron utilizadas
para la docencia. Hoy en día se pueden visitar el Aula
de Miguel de Unamuno y la de Fray Luis de León. Esta última
se conserva como era en el siglo XVI, con los sencillos y toscos
bancos en donde los alumnos escuchaban las lecciones de Teología
del ilustre agustino.
El Paraninfo, fue un proyecto de Rodrigo Gil de Hontañón
y lugar donde se celebran los actos solemnes de la Universidad.
Señalemos también la Capilla Universitaria,
construida en 1767, donde había un primitivo oratorio de
finales del siglo XV. Encima, primer piso, estaba la Biblioteca,
decorada con una obra de Fernando Gallego, el famoso "Cielo
de Salamanca". La construcción de la Capilla destruyó
la primera biblioteca incluyendo parte del famoso fresco, lo que
se pudo salvar fue transportado a una de las dependencias del
patio de las Escuelas Menores. Todavía se conserva un fragmento
de la cubierta, obra de los carpinteros moriscos Alí Yusuf
y Abraime, pintada con los signos zodiacales por Fernando Gallego.
Esta segunda capilla fue rehecha por Gavilán
Tomé, autor del retablo de mármoles también.
Para ascender al piso superior se sube por una bellísima
escalera del siglo XVI (1508), con un petril artísticamente
tallado. Se combinan el granito para los peldaños y la
piedra franca para el pretil, esto la dota de policromía,
enriquecida con el dorado que cubre la caja. En el pretil hay
relieves.
Al llegar al piso superior, y una vez en la Biblioteca
(galería de poniente) se pasa por una portada gótica
de piedra con arco rebajado y tres arquivoltas labradas con motivos
vegetales.
La actual dependencia fue reformada en el siglo XVIII,
con estanterías barrocas, mesas, esculturas y globos terráqueos
decoran la habitación, que cuenta también con 785
incunables de un gran valor. No hay que olvidar que, junto con
Bolonia, Paris, Oxford y Coimbra, era una de las más famosas
de Europa, protegida por monarcas y papas. La estancia es una
amplia sala rectangular. Las estanterías fueron diseñadas
por Larra Churriguera y labradas por Miguel Martínez. Esta
galería esta cubierta por casetones octogonales, con piñas
de mocárabes realizadas por Román Jerónimo
en 1531, de estilo renacentista. Ha sido llamada "de enigmas"
ya que los relieves de los antepechos tienen una misión
aleccionadora para los estudiantes y están sacados del
Hypnerotomachia Poliphili, de Venecia, realizado por Francesco
Colonna.
Se construyó en sucesivas campañas, según
lo iban requiriendo las necesidades.
En el siglo XV quedó configurado un edificio
alrededor de un patio, de planta irregular de dos pisos con galerías.
Las bajas, con arcos semicirculares, las altas de cinco metros.
De la primitiva época solo son la galería de poniente
y la de mediodía, las otras dos son obra de Secall, 1879,
que también hizo la fachada oriental.
Las aulas o Generales, con rótulos en latín, dan
a las crujías inferiores con techumbres holladeras policromadas,
restauradas en 1871 por Martín de Santervás, como
ya hemos dicho solo conserva su primitiva configuración
la de Fray Luis, con bancos y púlpito. Junto a ella, el
Paraninfo que era la antigua general de Derecho Canónico
y fue reformad en la segunda mitad del XIX. También a estas
galerías bajas da la que fue la primitiva capilla de 1429,
techada con un alfarje con lazo ataujerado de 8 y 16 puntas.
La fachada
La fachada del edificio, de estilo plateresco, con
departamentos estanco que dan lugar a una superficie subdividida,
con una iconografía ambigua que pueda dar lugar a distintas
interpretaciones o lecturas. Rematando esta fachada se ve la imagen
del Pontífice sentado en su cátedra enseñando
a unos cardenales. Se han dado diversos nombres para identificar
a la figura: Benedicto XIII, Clemente VII o Martín V. Lo
acompañan personajes mitológicos como Hércules
y Venus.
El escudo de España ocupa el centro geométrico
de la fachada con las armas de los territorios bajo dominio de
Carlos V, rey y emperador. Al imperio Absburgo se refieren las
águilas de los blasones colocados a los dos lados.
En cuanto a los personajes de los medallones superiores,
se supone que pueden ser efigies del Emperador, de su madre la
reina Juana y de su esposa Isabel de Portugal.
Aparece un medallón representando a los Reyes Católicos,
rodeados de una inscripción en la que se establece claramente,
la independencia mutua de la universidad y la monarquía,
siendo esto fruto del concepto que se estaba fraguando de Estado
Moderno. A los lados del medallón se ven cuatro paneles
decorativos con grutescos y candelieri.
Pero no cabe duda que lo más famoso de esta
facha es la rana sobe el cráneo, convirtiéndose
en un símbolo de la ciudad. Se supone que es un simple
motivo decorativo, aunque puede ser una alusión al pecado
y la muerte, con fin moralizador. Se ha hecho tan popular a través
del tiempo que Unamuno ya se lamentaba de que mucha gente se acercaba
a la Universidad, con el solo fin de verla.
La Casa de las Conchas
Actualmente biblioteca pública, fue una mansión
señorial de finales del siglo XV, en concreto del reinado
de los Reyes Católicos. Se edificó por encargo de
Rodrigo Arias Maldonado. Fue declarada Monumento Nacional en 1929.
Su curioso nombre viene dado por las 300 conchas
que llenan su fachada, dispuestas a tresbolillo, característica
propia del arte mudéjar Según una conocida leyenda,
debajo de una de estas conchas hay una moneda de oro.
La razón de tan original decoración
no se sabe con total certeza, existiendo teorías variadas,
una de ellas la atribuye al hecho de pertenecer los Maldonado
a la Orden de Santiago, otra teoría, mas romántica,
lo atribuye al amor de Don Rodrigo por su esposa, cuya familia
eran los Pimentel que tenían la concha como símbolo
nobiliario.
Encima de la puerta central y de las ventanas encontramos
el escudo de los Maldonado con cinco flores de lis. En el piso
inferior, las ventanas están cubiertas por rejas constituyendo
un gran ejemplo del arte de la rejería castellana. Se puede
observar falta de simetría en el tamaño de dichas
ventanas.
El edificio conserva solo una de sus dos torres ya
que Carlos I la mandó arruinar en castigo a la intervención
de Pedro Maldonado Pimentel, en la revuelta comunera, siendo caudillo
en la Batalla de Villalar.
En cuanto al interior, se puede destacar la gran
armonía y belleza de su patio, en el que se mezclan varios
estilos arquitectónicos: gótico, mudéjar
y renacentista.
La Clerecía
Nombre actual del edificio del antiguo Real Colegio
del Espíritu Santo de la Compañía de Jesús.
El nombre de Clerecía viene de la Real Clerecía
de San Marcos. Esta asociación, de carácter gremial
y origen medieval, tenía por sede la Iglesia románica
de San Marcos. Su influencia pervivió hasta finales del
siglo XVIII y junto con la Universidad y el Cabildo fue un organismo
de poder en la ciudad.
Las clerecías o asociaciones de clérigos
tenían el objetivo de proteger los intereses de los habitantes
de sus zonas. En el siglo XII contaban con un "fuero de clerecía",
un siglo después Alfonso IX les cede la Iglesia de San
Marcos y las propiedades anexas. En el siglo XVII, obtendrá
el título de "Real". En el siglo XVIII poseían
la citada Iglesia, numerosos patronatos y todas las iglesias parroquiales
y conventuales de Salamanca, además del Colegio del Espíritu
Santo tras la expulsión de la Compañía de
Jesús.
La Compañía de Jesús se asentó
primeramente en las proximidades del colegio de Fonseca, en unas
casas humildes, para después instalarse en un colegio diseñado
por el jesuita italiano Giuseppe Valeriani, con planos supervisados
por Juan de Herrera. La construcción fue del año
1574 al 1594.
El actual edificio fue fruto de la generosidad de
Margarita de Austria y el interés de Felipe III, construido
entre los siglos XVII Y XVIII. Según algunos historiadores
surgió como acto público de desagravio por la prisión
sufrida por el fundador de la Orden, Ignacio de Loyola. De estilo
barroco, tiene una impresionante fachada de tres cuerpos, destacando
la Iglesia, el Retablo Mayor, la Sacristía y el Patio de
los Estudios.
Para su construcción la reina Margarita, donó
80.000 ducados, en su primer testamento, aumentándose con
otra donación igual en el codicilo de 1611. En este año
morirá la reina y su esposo hizo suyo el proyecto, consiguiendo
el solar, al derribar una iglesia, una ermita, numerosas casas
y ocupar dos calles.
El arquitecto fue Juan de Mora, comenzando las obras
seis años después del fallecimiento de la reina
Margarita. Al frente de las obras estuvo en esta época
Simón de Monasterio, después Juan Moreno y su colaborador
Alonso de Sardiña, ambos de gusto más barroco. Estos
dos últimos construyeron el ala oriental del Colegio e
iniciaron la Sacristía y la Capilla Mayor, continuadas
por Mato caracterizadas por su sobriedad decorativa y un estilo
italianizante con galerías para pasear.
Los cambios de arquitectos provocaron el cambio de
estilo en la obra que pasó de una idea original, basada
en un estilo postherreriano a un estilo de barroco español.
Mato trabajó en la Iglesia, terminando el
crucero, nave y cúpula, parte ésta que ocasionó
problemas al haber defectos de diseño.
La Iglesia es de planta de cruz latina (siguiendo
el modelo de la Iglesia de "Il Gesú", de Roma),
capillas laterales mas tribunas encima de ellas que servían
para la ubicación de los padres jesuitas; la separación
se hace a través de grandes pilastras que sujetan un friso
con triglifos y metopas, la cubierta es de bóvedas de lunetos
y decoración de estuco.
La nave tiene una altura de unos 50 metros. La cúpula
se asienta sobre pechinas, con los escudos reales, lleva un friso
que sirve como base al tambor de grandes dimensiones a la vez
que le da un aire barroco.
La fachada se comenzó a construir en 1617,
consta de tres cuerpos. El primero de ellos tiene grande columnas
corintias, enmarcando la puerta de entrada. En las laterales vemos
los escudos de España y en la central una hornacina con
la imagen de San Ignacio de Loyola, después de la expulsión
de la Orden se incorporó un león a los pies, en
un intento de convertir al santo en San Marcos. El primer y segundo
cuerpo fueron obra de Mato, el segundo muestra dos óvalos
barrocos en las calles laterales y un ventanal en la central.
En 1750 Andrés García de Quiñones levantó
el tercer cuerpo poniendo torres octogonales con arquetas agallonadas,
labrando las estatuas de los Doctores de la Iglesia, santos jesuitas
y virtudes, el escultor Gregorio Carnicero. Este cuerpo sigue
el modelo pensado para el Ayuntamiento y Plaza Mayor con espadaña
central que cuenta con relieves de la Venida del Espíritu
Santo, de la Virgen y de los reyes fundadores.
En 1687 Juan de Setién, maestro de la catedral
inició las obras de construcción del Patio de los
Estudios, siendo García de Quiñones quien lograría
hacer de esta construcción una obra maestra del barroco
a nivel europeo, por sus grandiosas columnas, los marcos de los
balcones y el uso de placas recortadas. García de Quiñones
también proyectó la escalera de honor, inspirándose
para ello en la del Convento de San Esteban de esta misma ciudad.
Todo lo construido ocupaba una extensión de 7000 metros
cuadros, en forma de U. En 1767, cuando estaba mas que próxima
su finalización los jesuitas fueron expulsados de España
por decreto de Carlos III, por lo que hubieron de abandonar tan
grandioso edificio. Este fue dividiéndose en la Iglesia,
que fue solicitada por la Real Clerecía de Salamanca, el
Colegio de Nobles Irlandeses en la parte oeste y el Seminario,
con el escudo episcopal de Felipe Bertrán. Desde 1940 es
la Sede de la Universidad Pontificia.
La Plaza Mayor
El primer edificio construido en la plaza fue el
llamado Pabellón Real, en el lado este. Su nombre viene
porque el rey Felipe V (promotor de las obras) contemplaba desde
su balcón los espectáculos taurinos de la plaza.
Está formado por un gran arco de medio punto
llamado de TORO o Arco de San Fernando, este arco se levanta hasta
el primer piso. El segundo piso, formado por un balcón
corrido, tiene en su muro una lápida conmemorativa. En
el tercer piso se ve un conjunto escultórico del rey San
Fernando, formado por unos cortinajes abiertos dejando ver un
óculo con el busto del dicho rey con la esfera del orbe,
la espada y la corona real. A los dos lados, dos escudos de armas
de la ciudad.
Felipe V fue el promotor de esta Plaza Mayor como
recompensa por el apoyo prestado por la ciudad, en la Guerra de
Sucesión Española. Se comenzó la obra en
1729, concluyéndose en 1755.
Los planos fueron los de Alberto Churriguera Vezo,
quien fue su primer arquitecto, le sucedió, a su muerte,
Andrés García Quiñones. Otros arquitectos
que participaron en el proyecto fueron: José Ignacio de
Larra Churriguera y Nicolás Churriguera. Se pretendía
dotar de centros mercantiles a los bajos porticados y que las
viviendas altas pudieran ser habitadas por nobles, eclesiásticos
y personas adineradas, además de las adquiridas para el
Cabildo, la Universidad y los Colegios Mayores.
La plaza resultante del proyecto se inspiró
en la Plaza Mayor de Madrid y tiene forma cuadrangular trapezoidal,
teniendo distintas medidas en cada punto cardinal. Se inscribe
dentro del estilo barroco y como queda dicho surgió de
la necesidad de un espacio comercial, administrativo y que también
sirviera de entretenimiento a los habitantes. Se comenzó
en el ala este (Pabellón Real) continuó por le sur,
oeste y el lado norte (lugar donde se ubica el Ayuntamiento).
Los cuatro lados están porticados y abiertos
al exterior por arcos de medio punto. Presentan distintas proporciones
y alturas aunque el conjunto parece de gran uniformidad en sus
88 arcos. Sobre estos arcos se levantan tres pisos construidos
con sillería de Villamayor.
Los focos principales de atención son los
dos citados: Ayuntamiento y Pabellón, que por sobresalir
levemente del conjunto parecen atraer las miradas al romper en
cierta medida la uniformidad de la plaza.
Destacar la parte superior de los edificios rematados
por una balaustrada de piedra decorada a trechos con 96 pináculos
piramidales con una flor de lis en la parte superior, haciendo
patente el emblema de los Borbones.
Hay 247 balcones que actúan en las festividades
y actos ceremoniales como miradores o palcos. Consta de nueve
puertas y dos pasajes de entrada.
Famosos son los medallones en las enjutas de los
arcos ubicados en la planta mas baja, que representan cada uno
de ellos a personajes reales, de la Iglesia o del mundo de la
cultura: Cristóbal Colón, los Reyes Católicos,
Felipe II, Ponce de León, el Cid, Fernán González,
Guzmán el Bueno, el Gran Capitán, Pizarro, Santa
Teresa de Jesús, Cervantes, el padre Vitoria y el arquitecto
Alberto Churrriguera. Aún quedan medallones sin labrar.
En los lados sur y oeste los arcos se elevan hasta
el segundo piso, en el oeste se ven blasones nobiliarios pertenecientes
a los ya citados: Universidad, Catedral, Colegios Mayores y residencias
nobles.
En cuanto a los espectáculos taurinos, el
primero se dio con la plaza aún en obras, en el año
1735 y el último en 1972.
La antigua plaza mayor también llamada de
San Martín era de mayores dimensiones; conocida como "la
plaza mas grande de la cristiandad" al abarcar el espacio
de la actual, la plaza del mercado, la del Corillo y la del poeta
Iglesias. La actual, por tanto, es una plaza surgida del espíritu
urbanístico del siglo XVIII.
El Ayuntamiento
Situado en la Plaza Mayor, consta de una arquería
de medio punto que forma un primer piso de soportales. Sobre ésta
se levantan dos pisos sobresalientes de los edificios contiguos.
Las ventanas están precedidas por balcones y enmarcadas
por baquetones que rematan con frontones curvos partidos. La unión
entre los distintos cuerpos o pisos queda señalada por
grandes columnas corintias en los dos extremos.
En la parte superior se ve una balaustrada a modo
de remate, en cuya parte central tiene una espadaña con
el reloj y las campanas, obra posterior ya que se añadió
en el siglo XIX.
El adorno de la fachada lo constituye una espléndida decoración
con medallones, relieves, escudos, en los que participó
Antonio Montero. Todo ello inscrito dentro de la estética
barroca. También se pueden ver a los dos lados del balcón
central superior, dos esculturas de ángeles atribuidos
a Gregorio Carnicero.
En el citado balcón central del primer piso
se muestran dos hornacinas vacías que tuvieron como ocupantes,
en un primer momento, los bustos de Carlos IV y su esposa María
Luisa, obra de José Alvarez; desaparecidos en la Revolución
de 1868. En un segundo momento albergó los bustos de Alfonso
XII y su hija, desaparecidos durante la República 1931.
La espadaña de tres vanos y pequeños
antepechos de hierro, está coronada por dos figuras a cada
lado simbolizando las virtudes cardinales (Prudencia, Justicia,
Fortaleza y Templanza). Los vanos se separan con columnas dóricas
semiadosadas y en el centro una columna de piedra.
Por último, sobre la cornisa, destacar una
balaustrada de piedra con cuatro esculturas exentas representando
la Astronomía, el Comercio, la Agricultura y la Industria.
En las enjutas de los arcos inferiores hay unos medallones que
representan a reyes, desde Alfonso IX hasta Fernando VII.
Palacio de Monterrey
El Palacio de Monterrey fue edificado en el siglo
XVI, comenzando su construcción en 1539. Está considerado
como la construcción civil renacentista más conocida
e imitada de España e Hispanoamérica, dando origen
al "Estilo Monterrey" o neoplateresco, muy de moda en
el siglo XIX.
Fue erigido por Don Alonso de Zúñiga
y Acevedo, tercer conde de Monterrey, con planos de Rodrigo Gil
de Hontañón, como residencia palaciega al estilo
italiano. El proyecto era de planta cuadrada y patio central,
pero por motivos económicos solo se edificó un lateral,
quedando el edificio sin terminar.
Cuando se quisieron proseguir las obras, resultó
imposible, ya que los terrenos aledaños habían sido
utilizados para la construcción de la Iglesia de Santa
María de los Caballeros.
Artísticamente destacan la galería de arcos, las
torres y las bellas chimeneas. Tiene una decoración plateresca
de escudos, grutescos y medallones, culminando en una crestería
calada que resulta impactante a la mirada del espectador.
El proyecto constructivo era de una gran esplendidez,
con torres y decoración lujosa como correspondía
a la gran nobleza del Siglo de Oro español; además
de la planta cuadrada y el patio central, que ya hemos mencionado
contaba con torres en cada esquina y en el centro de cada ala.
En estas esquinas se pondrían leones y animales oníricos
encargados a Fray Martín de Santiago.
La galería del último cuerpo tiene
arcos renacentistas y los balcones y ventanas tienen decoración
plateresca. Era un edificio, por tanto, con cuatro alas y patio
central, con dobles galerías adinteladas, con decoración
de medallones, al mas puro estilo de los Alcázares españoles.
El inacabado edificio, en realidad solo se construyó
el ala sur, se reduce a un marcado rectángulo, teniendo
en su base, las bodegas de unos dos metros y medio de altura,
separadas por una imposta renacentista en el piso bajo y a continuación
la planta noble. Esta planta, con el tiempo ha perdido los antepechos
y frontones que adornaban los vanos o ventanas. Destaca la importancia
que se dio en el edificio a la heráldica que decoran esquinas
y frontones, indicando con claridad los ilustres apellidos del
promotor: Acevedo, Zúñiga, Fonseca, Maldonado, Ulloa,
Biedma, Sotomayor y Castro.
Actualmente pertenece a la casa Ducal de Alba. Diego
Torres Villarroel (escritor, dramaturgo, médico, poeta,
matemático, sacerdote, es decir un gran humanista) fue
catedrático de la Universidad Salmantina y vivió
en éste palacio.
Declarado, junto a la Casa de las Conchas "bellísimos
ejemplares del Renacimiento" e incluidos en el Tesoro Artístico
Nacional, según reza en el BOE de Junio de 1929.
Convento de las Dueñas
El Convento de Santa María es mas conocido
en Salamanca como Convento de las Dueñas probablemente
porque su fundadora lo concibió como retiro de damas nobles.
Fue fundado en 1419 como casa para las monjas de la Orden de Santo
Domingo, razón ésta por lo que también es
conocido como "de las Dominicas".
Doña Juana Rodríguez Maldonado donó
las casas, siendo en ese momento una construcción de estilo
mudéjar, del que se conservan algunas muestras ya que con
el correr del tiempo algunas partes sufrieron modificaciones,
dando como resultado una mezcla de estilos, en el edificio que
vemos hoy en día.
Destacable es la Iglesia gótica, de una sola
nave con cubierta de de siete bóvedas de crucera de terceletes
que se remata en un ábside ocupado por un retablo barroco.
Importante es también la portada plateresca
que contrasta con la severidad y austeridad decorativa del edificio,
en su exterior. En su parte baja podemos ver pilastras dobles
apoyadas en ménsulas. La puerta de entrada esta enmarcada
por un arco de medio punto. Como elementos góticos, los
doseletes para alojar estatuas. En el siguiente cuerpo hay columnas
adornadas a los dos lados de un nicho que alberga las figuras
de la Virgen, de Santo Domingo de Guzmán y San Francisco.
El Convento cuenta con un impresionante claustro
de 1533, que al tener que adecuarse a las estructuras ya existentes,
muestra forma pentagonal e irregular, por lo que no tiene el mismo
número de arcos en sus lados.
Tiene dos pisos, en el inferior se ven columnas con
arcos escarzanos, en las enjutas se observan medallones con rostros
de diversos personajes. En la superior, dinteles apoyan sobre
columnas con zapatas. Si la obra del claustro es de Gil de Hontañón,
se desconoce la autoría de los capiteles llenos de fantasía,
con grutescos y monstruos de enorme imaginación.
Convento de San Esteban o Dominicos
La Iglesia de San Esteban pertenece a la Orden Dominica
y forma parte del convento del mismo nombre. Los Dominicos llegaron
a Salamanca en el siglo XIII, edificaron un convento que tiempo
después fue destruido. El que se contempla actualmente
data de 1524-1610. Durante su construcción participaron
varios arquitectos: Fray Martín de Santiago, Rodrigo Gil
de Hontañón, Juan Ribera de Rada y Gutiérrez.
Los escultores combinaron lo figurativo con lo onírico
y delicados grutescos. Concebida como fachada-retablo, está
alojada bajo un espectacular arco de triunfo con bóveda
de medio cañón casetonada con decoración
de florones. Fue realizada entre los siglos XVI y XVII, en ella
se aprecian calles verticales y tres cuerpos superpuestos. La
puerta se sitúa en la calle central, a los lados las esculturas
de los Santos: Jacinto, Domigo de Guzmán y Catalina de
Sobie; colocados sobre peanas y franqueados por doseletes.
Si miramos el arco, vemos en los medallones de las
enjutas a Moisés y a Elías, en el entablamento se
ve a Santiago, David, San Jorge y un santo cuya identidad no ha
sido establecida con claridad.
El segundo cuerpo de la portada está ocupad
por una representación de "la Lapidación de
San Esteban", de principios del siglo XVII, obra de Giovanni
Ceroni, en los medallones se ve a Salomón y el sacrificio
de Isaac en las enjutas, con los cuatro doctores de la Iglesia
y los Santos: Tomás, Pedro Mártir y Juan Evangelista.
En el tercer cuerpo, situado sobre la puerta, de
forma semicircular, tiene como tema central "El Calvario"
obra también de Ceroni. A los lados medallones de los Santos
Pedro y Pablo, en las enjutas y las esculturas de estos santos
nuevamente y de cuerpo entero, además de León y
Gregorio. En el ático una representación de Dios
Padre Eterno.
El segundo elemento de la fachada es un pórtico.
Está poco decorado, de estilo renacentista que recuerda
las Logias construidas con este estilo en Italia. Fue obra de
Juan Ribero. Los medallones de las enjutas fueron esculpidos por
Martín Rodríguez.
(Autores del texto del artículo
de ARTEGUIAS:
Paloma Castillo Torres y José Manuel Tomé)