Románico
en la Sierra de Codés, Navarra
Introducción
La
Sierra de Codés se sitúa en el extremo occidental
de la Comunidad Foral de Navarra, dentro de los límites comarcales
de Tierra Estella y lindando con los vecinos territorios de Álava
al norte y La Rioja al sur.
Se trata de una sierra montañosa cuyas cotas máximas
alcanzan los 1.400 metros de altura y que divide el Valle de Campezo
y la Depresión del Ebro, quedando unos pocos kilómetros
al norte del Camino de Santiago navarro en su extremo occidental.
Amén de los situados al pié mismo de la
Ruta Jacobea como son Villamayor de Monjardín o Torres del
Río, los principales monumentos románicos conservados
en esta pequeña subcomarca son el antiguo monasterio de Azuelo
y los templos de las localidades de Aguilar de Codés, Ubago,
Mues, Olejua, Oco y Learza.
Monasterio de Azuelo
A orillas del río Linares, la iglesia de San Jorge,
situada a escasos metros del casco urbano de Azuelo, es el único
resto conservado de un antiguo monasterio benedictino cuyos orígenes
se remontarían al siglo X, apareciendo su nombre y el de un
abad llamado Eximinus en una donación de Sancho Garcés
II del año 992.
Sesenta años después vuelve a aparecer
citado cuando el rey García Sánchez, en 1052, funda
el monasterio de Santa María la Real de Nájera, incluyendo
entre sus donaciones el cenobio de Azuelo, lo que nos permite concluir
que se trataría hasta entonces de un monasterio de propiedad
real.
Como filial del cenobio najerense permanecería
hasta que, por motivo de la Desamortización de Mendizábal,
la comunidad religiosa queda exclaustrada; pasando la iglesia a funcionar
como parroquia de la localidad y perdiéndose irremisiblemente
todas las dependencias monacales anejas, algunas de las cuales, han
sido localizadas tras recientes campañas de excavación.
La iglesia del monasterio de Azuelo es uno de los mejores
ejemplos de penetración en Navarra de fórmulas constructivas
y decorativas aragonesas, siendo bien patente en toda la construcción
el influjo de Jaca y Loarre.
Levantada en el siglo XII y profundamente reformada en
el XVI, consta la iglesia de una sola nave cubierta con bóvedas
tardías, un falso crucero que en origen sostendría un
cimborrio sobre trompas hoy desaparecido, y un ábside semicircular
solventado con bóveda de horno.
Al exterior, recorre el ábside una moldura de
taqueado jaqués, quedando articulado el tambor mediante tres
paños separados por contrafuertes con ventanales en cuyos capiteles
se adivinan principalmente capiteles vegetales con la aparición
puntual de algún elemento zoomorfo.
A los pies, bajo una espadaña sobreelevada y horadada
en cuatro huecos de campanas se abre su portada principal, cobijada
bajo un porche moderno y configurada en seis arquivoltas de medio
punto sobre jambas y columnas rematadas en capiteles ornamentales.
En su tímpano aparece labrado un crismón bastante desfigurado.
Al interior, el principal interés recae en dos
de los capiteles que rematan los soportes que configuran el crucero,
en los que se aprecia la mano de un maestro de nombre "Sancivs"
como él mismo dejó constancia en una inscripción
en una de las cestas y del que puede concluirse que fue un discípulo
o, al menos, un perfecto conocedor de la obra del famoso Maestro Esteban.
En ellos, se reconoce la figura de Cristo en Majestad
nimbado y entronizado sosteniendo el libro de la vida, mientras que
en su contrario aparece representado como escena principal un personaje
tirándose de su barba. El resto de cestas parecen ya obra de
aprendices de taller de mucha menor pericia.
Más
información del Monasterio
de Azuelo
Ermita de San Bartolomé de Aguilar de Codés
Apenas a cinco kilómetros de Azuelo por el mismo
ramal paralelo al río Linares se encuentra la villa de Aguilar
de Codés, cuya ermita de San Bartolomé, situada en un
paraje totalmente aislado a unos 2 kilómetros de la población,
es otra de las pequeñas joyas románicas que esconde
este desconocido valle navarro.
Nada se sabe de los orígenes de esta pequeña
construcción, situada a pies de un ramal secundario del camino
de Santiago y que algunos estudiosos, por pura proximidad y aún
no existiendo documento alguno que lo atestigüe, han relacionado
con el vecino monasterio de Azuelo.
La única pista sobre su origen nos la proporciona
una inscripción funeraria labrada en un sillar aparecido en
el entorno y hoy empotrada en la cabecera, en la cual, con fecha de
1185, se cita a un archidiácono de nombre Arnaldo procedente
de Angulema.
Por sus características, la hoy ermita de San
Bartolomé parece una obra de finales del siglo XII o principios
del XIII. Consta de una única y corta nave de apenas dos tramos
rematada en un ábside con tres grandes y desnudos ventanales
cuya bóveda se solventa mediante nervios radiales.
La pieza más interesante de San Bartolomé
de Aguilar de Codés es su magnífica portada sur, de
una sola arquivolta perfilada por una moldura cóncava a modo
de guardapolvo y que descansa sobre dos columnas culminadas en capiteles
decorados de finísima labra con parejas de aves y otros seres
híbridos con cuerpo de ave y cola de escorpión (como
las arpías).
Sostenido por dos mochetas en los que aparecen representadas
una pareja de felinos devorando un cordero y lo que parecen ser dos
bueyes en posición frontal, se yergue un soberbio crismón
en el que dos ángeles genuflexos sostienen un crismón
trinitario presidido por un Agnus Dei o Cordero Místico.
Tanto en la parte baja del tímpano, como ocupando
la circunferencia del crismón se despliegan sendas inscripciones.
En la primera puede leerse:
INTROIBO IN DOMVM TVAM DOMINE ADORABO AD TEMPLVM SANCTUM TVVM
IN TIMORE TVO
(Entro en tu morada y me postro ante tu Santo Templo
en tu temor);
Mientras que la segunda, dice así:
DIGNVS EST AGNVS QVI OCCISVS EST ACCIPERE : VIRTVTEM DIVINITATEM
: SAPIENTIAM FORTITVDINEM : HONOREM BONE
(Digno es el Cordero degollado de recibir el poder,
la riqueza, la sabiduría, el honor la gloria y la bendición".
Ubago
La pequeña población de Ubago se sitúa
a unos diez kilómetros al norte de la localidad jacobea de
Los Arcos, emplazándose su iglesia parroquial de San Martín
de Tours en la parte más elevada del caserío.
Se trata de una construcción rural de nave única
que desemboca en su correspondiente ábside semicircular, presentándose
el conjunto en la actualidad muy adulterado debido a un recrecimiento
acometido en el siglo XVI que destruyó sus bóvedas originales.
El elemento más reconocible de su pasado románico
es su cabecera semicircular, dividida en tres paños definidos
por potentes semicolumnas culminadas en esquemáticos capiteles
a la altura de la cornisa, en la que se despliega además una
banda de canecillos lisos.
Tanto la espadaña elevada en su lienzo occidental
como su portada principal, dovelada y apuntada, parecen obras de su
ampliación renacentista, presentándose el interior totalmente
reformado a excepción de los sencillos capiteles sobre los
que descansa el arco triunfal.
Olejua
La población de Olejua, citada documentalmente
nada menos que desde tiempos de Sancho Ramírez, conserva una
interesante iglesia de origen románico bajo la advocación
de Santiago y recientemente restaurada.
Levantada en torno al año 1200, consta de una
nave de cuatro tramos rematada en un ábside semicircular en
torno al cual, en el siglo XVI, fueron añadidas una sacristía
y una capilla lateral que confieren al edificio su actual planta de
cruz latina. En una segunda reforma ya dieciochesca se erigió
su campanario neoclásico y se abrió su portada occidental.
El ábside se divide en cinco paños separados
por potentes columnas cuyos capiteles alcanzan el nivel de la cornisa,
abriéndose en el lienzo central un ventanal de medio punto
sobre columnas culminadas en capiteles vegetales de buena labra.
En el hastial norte, concretamente a la altura del último
tramo de la nave se conserva la única de sus portadas originales
llegadas a nuestros días, en la actualidad cegada y encalada.
Se configura mediante tres arquivoltas de medio punto sobre capiteles
vegetales, disponiéndose en la rosca más interna un
típicamente navarro crismón trinitario.
Learza
Dependiente de la cercana población de Etayo,
Learza es un reducidísimo caserío de aire señorial
en la actualidad prácticamente deshabitado que conserva en
buen estado su antigua iglesia parroquial de San Andrés.
Levantada en sillería de buena calidad, se trata
de una de las construcciones más singulares y de mayor empaque
del tardorrománico rural navarro, constando de una única
nave de cuatro tramos que, tras un falso crucero solo apreciable al
interior, remata en un ábside semicircular cubierto con bóveda
de horno.
Al exterior, más allá de un pórtico
neoclásico añadido en su fachada norte, destaca su portada
sur, embebida entre dos contrafuertes y compuesta por tres arquivoltas
de medio punto baquetonadas que apean sobre columnas dotadas de capiteles
decorados con aves y elementos vegetales.
El ábside, de gran solidez, se divide como su
vecina iglesia de Olejua en cinco paños separados por columnas
a modo de contrafuertes, abriéndose en el central un ventanal
ligeramente apuntado sobre columnas cuyos fustes se animan mediante
entramados de cestería y en cuyos capiteles aparece una pareja
de animales enfrentados y una cabeza humana.
Al interior, dadas sus dimensiones, la nobleza del aparejo
y la perfección constructiva de bóvedas de cañón
apuntado; da casi la falsa sensación de tratarse de una iglesia
monacal. Los arcos fajones apuntados descansan sobre columnas con
capiteles decorados adosadas a pilastras coincidentes con los contrafuertes
exteriores.
En el último tramo de la nave abren a cada uno
de sus costados sendas capillas a modo de falso crucero, siendo imperceptibles
en planta al quedar embebidas entre los contrafuertes. Dichas capillas
laterales abren a la nave mediante arcos apuntados que apean sobre
modillones, conservándose en su interior restos de pinturas
murales.
Otros restos románicos de interés
En la localidad de Mues, pasando totalmente desapercibida
entre huertas y viviendas, se conserva la antigua iglesia de La Magdalena,
de propiedad privada, utilizada durante décadas como almacén
agrícola y en la actualidad en un estado bastante lamentable.
Se trata de una sencilla construcción de una nave
de dos tramos y ábside semicircular cuyo mayor interés
radica en su portada de los pies, abierta en un cuerpo en resalte
de remate triangular y configurada a base de una chambrana vegetal
y tres arquivoltas de medio punto sobre desnudos pilares. Una construcción
que, pese a su humildad, bien merecería una mejor fortuna.
La iglesia parroquial de San Millán de Oco
es una construcción tardorrománica análoga y
contemporánea a las vistas en Learza y Olejua, conservándose
en la actualidad muy reformada debido a aditamentos posteriores. Conserva
su ábside semicircular semioculto por la sacristía,
así como una sencilla portada de dos arquivoltas apuntadas.
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé)