Guía monumental (arte e historia) de Ágreda,
Soria
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Ágreda |
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Soria |
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Comarca
del Moncayo |
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3.150 |
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940 |
Introducción a la guía
de arte y monumentos de Ágreda, Soria
A los pies del mítico Moncayo y atravesada por
el río Queilés, la villa de Ágreda se
ubica en el extremo nororiental de la provincia de Soria, a aproximadamente
medio centenar de kilómetros de la capital y muy cerca de
los límites geográficos riojanos, navarros y aragoneses.
Por
su situación, tanto en lo histórico como en lo cultural,
Ágreda ha sido siempre una población de marcada personalidad
fronteriza, habiendo sido definida por el universal poeta soriano
de adopción Antonio Machado como "barbacana hacia Aragón
en tierra castellana".
Ágreda es también conocida como la Villa
de las Tres Culturas ya que, como detallaremos a continuación,
acogió durante buena parte de la Edad Media a población
cristiana, judía y morisca en más o menos armónica
convivencia en función de los avatares históricos
del momento.
En la actualidad, pese a no ser para nada ajena al
dramático proceso de despoblación rural que sufren
las tierras sorianas, la villa de Ágreda es una de las poblaciones
con mayor vitalidad demográfica de la provincia.
Breve aproximación histórica
Distintos asentamientos castreños en su término
atestiguan la existencia de población en Ágreda desde
época celtibérica, apareciendo también durante
la dominación romana y bajo el nombre de "Aregrada"
como un lugar de paso en la vía que unía las urbes
de Caesaraugusta (Zaragoza) y Astúrica Augusta (Astorga).
Sin embargo, el verdadero despertar histórico
en cuanto a relevancia se refiere de Ágreda tendrá
lugar durante la Alta Edad Media, erigiéndose durante décadas
como un importante bastión fortificado musulmán.
Tras un primer y efímero intento reconquistador
protagonizado por Sancho Abarca en el año 915, la villa agredeña
habría de esperar a 1118 para caer definitivamente en manos
cristianas en el contexto de las campañas bélicas
sobre Tudela y Tarazona del rey aragonés Alfonso el Batallador.
Tras la muerte del monarca aragonés hacia 1134,
Ágreda pasaría a poder castellano de la mano del rey
Alfonso VII, quién la designaría cabeza de Comunidad
de Villa y Tierra y acometería una importante empresa repobladora
mediante la extensión de ventajosos fueros y privilegios,
llegando a la ella, como consecuencia, nuevos moradores oriundos
de la zona de Las Tierras Altas Sorianas, de ahí que, como
veremos a continuación, sean varios los topónimos
en la villa que evocan la procedencia de su población medieval.
Por su condición fronteriza (primero entre cristianos
y musulmanes y posteriormente entre Castilla y Aragón), Agreda
fue objeto de numerosos conflictos de carácter territorial
así como escenario de significativos pactos y tratados entre
monarquías en litigio; aunque no es menos cierto que, en
tiempos de paz, la villa agredeña se caracterizó por
acoger en un clima de relativa armonía población cristiana,
judía y morisca.
Durante la Edad Moderna, Ágreda quedó
bajo el dominio del linaje de los Castejón, una poderosa
familia que dotó a la población de un segundo periodo
de esplendor aún patente en su casco urbano.
En el siglo XVII Ágreda vio nacer a la que,
sin duda, es su hija más ilustre: nos referimos a la Beata
Sor María Jesús, religiosa visionaria que, desde su
convento de Madres Concepcionistas, del que llegaría a ostentar
el cargo de abadesa, ejerció de consejera de Felipe IV, atribuyéndosele
además, gracias al don de la bilocación, la evangelización
de buena parte del Nuevo Mundo.
Hoy en día, pese a acusar como otras poblaciones
sorianas el dramático fenómeno del éxodo rural,
Ágreda es una de las localidades más populosas de
la provincia de Soria, contando con algo más de 3000 habitantes
censados.
Ágreda Musulmana
La muralla árabe y las puertas califales
Como consecuencia de su ya varias veces aludida condición
fronteriza, Ágreda fue una villa potentemente fortificada
durante la Edad Media, llegando a contarse hasta cuatro recintos
amurallados sucesivos los que fueron erigiéndose con el fin
de proteger a su población.
Rodeando el primitivo burgo medieval se conservan,
en bastante precario estado, varios lienzos murales aún reconocibles;
sin embargo, son dos de sus originales cuatro puertas principales
las que, mucho mejor conservadas, se han convertido hoy en día
en una de las estampas más reconocibles de Ágreda.
La más famosa de ellas es la simplemente llamada
"Puerta Califal", también conocida como "Puerta
del Barrio" o "de Tarazona" por orientarse hacia
la localidad zaragozana del mismo nombre.
Originaria del siglo X según los especialistas, en la actualidad,
tras restauraciones acometidas durante los años 80 del siglo
XX, se presenta como una estructura cúbica casi exenta dotada
de una portada interior y otra exterior separadas entre sí
por un corto tramo a modo de zaguán cubierto con bóveda
de medio cañón sobre impostas.
Al interior, el arco de ingreso presenta formulación
de medio punto ligeramente rebajada, mientras que al exterior, las
dovelas del vano dibujan un despiece en herradura típicamente
califal.
Conserva Ágreda una segunda puerta califal mucho
menos conocida, denominada indistintamente "de la Muela",
"del Agua" (por hallarse junto a un pozo) o "de la
Ermita", ya que junto a ella fue erigida la pequeña
ermita del Amparo. Se presenta en la actualidad flanqueada por dos
potentes cubos, abriéndose en un único y sencillo
vano también de dovelaje en herradura.
Fortaleza de La Muela
También conocida como "Torreón de
la Mota", la actual fortaleza de La Muela se sitúa sobre
los cimientos de lo que sería la primitiva alcazaba califal
agredeña que, con la caída de la villa en manos cristianas,
sería reaprovechada y reconstruida en varias ocasiones como
símbolo del poder de los reyes cristianos dentro de una población
eminentemente multicultural.
La actual construcción, recientemente restaurada
con un más que cuestionable resultado, vendrían a
ser restos de época bajomedieval levantados en torno a los
siglos XIV o XV.
Agreda Judía
La judería y la sinagoga
Además de musulmanes y cristianos, la villa
de Ágreda acogió durante varios siglos hasta su expulsión
o conversión forzosa una pequeña comunidad judía.
Testimonio de ello es la aún conservada judería
de la localidad, asentada al este del casco urbano junto al barrio
musulmán o "morería" y a los pies La Muela.
En ella, son aún perfectamente perceptibles sus estrechas
e intrincadas callejas, así como alguno de los postigos que
cercaban la barriada en momentos concretos.
Conserva Ágreda también un modesto edificio
de origen románico conocido como "La Sinagoga",
una construcción de inspiración claramente cristiana
como se observa en su desnudo ábside semicircular pero que,
muy posiblemente, durante algún tiempo fuese cedida a la
comunidad judía para albergar su espacio de culto. De hecho,
en el Archivo Municipal se conservan varios documentos de carácter
hebraico, entre ellos, un fragmento en cuero de un Rollo de la Ley
Hebrea (Torá).
Sin embargo y muy recientemente, esta tradicional interpretación
de la iglesia en relación a la judería ha sido contestada
por las investigaciones de Francisco Javier Palacios Moya y recogidas
en la obra "El Barrio Nuevo de Ágreda : Una morería
en los confines de Castilla (siglos VIII-XVII)" de Miguel Ángel
Moreno Ramírez de Arellano. Según ese nuevo estudio
de Palacios Moya, la llamada Sinagoga, hasta la fecha, fue la Iglesia
de Santo Domingo y la situación de la Judería queda
situada donde hoy se llama la Puerta de la Villa.
Agreda Cristiana
Una vez arrebatada al poder musulmán, Ágreda,
al abrigo de sus murallas y de su fortaleza, se constituyó
como cabeza de una pequeña Comunidad de Villa y Tierra de
la que dependían varias de las aldeas de su entorno.
Como fue habitual en este tipo de cabezas de concejo
en las "extremaduras" castellanas de la Edad Media, en
Ágreda se levantaron varios templos parroquiales con el fin
de prestar servicio a las distintas collaciones o feligresías
que conformaban la Villa, habitadas en su mayoría por contingentes
repobladores llegados de las Tierras Altas al amparo de fueros y
privilegios reales
Con el paso de los siglos, varias de esas iglesias
-seis en total- construidas sin lugar a dudas en estilo románico,
fueron desapareciendo o siendo objeto de importantes reformas con
el fin de ser adaptadas bien a las necesidades funcionales de cada
momento o, incluso, a los propios gustos estéticos de un
periodo artístico concreto.
Aún así, la actual Ágreda permite
vislumbrar varios restos de ese primer esplendor del que gozó
durante la Edad Media, siendo varios los templos parroquiales que,
en mayor o menor medida, han conservado testimonios de su pasado
románico:
Iglesia de San Miguel
La parroquia de San Miguel, renovada casi íntegramente
entre los siglos XV y XVI en un estilo gótico de transición
al Renacimiento, conserva de la primitiva fábrica románica
su soberbia torre-campanario, pieza de innegable influjo aragonés
y una de las más interesantes de su tipo en territorio castellano.
Encastrada hoy en su muro norte de la fábrica
entre nave y cabecera, la torre se eleva en cinco cuerpos de noble
sillería separados entre sí por breves impostas horizontales,
rematándose el piso superior mediante almenas o merlones
que confieren al conjunto un aspecto de fortaleza.
De los cinco registros en altura en que se divide la
torre, el segundo de ellos presenta ventanales pareados hoy cegados,
el tercero elegantes arcos doblados de medio punto abrazando vanos
bíforos dotados de capiteles figurados, mientras que el quinto
y último dispone amplios huecos de campanas también
concebidos como arcos doblados de medio punto.
A los pies del templo, hoy protegida por un pórtico
tardío, se abre su portada principal; interesante obra gótica
isabelina en la que el vano de ingreso queda trasdosado por una
sucesión de arquivoltas apuntadas bajo las cuales, a modo
de tímpano, se expone en una hornacina la imagen del santo
titular del templo.
Nuestra Señora de la Peña
La de Nuestra Señora de la Peña pasa
por ser la más antiguas de las parroquias agredeñas
conservadas, remontándose su fundación, según
un documento firmado por el obispo de Tarazona, al año 1193.
Este templo, además, acogería en 1221 los desposorios
entre el rey aragonés Jaime I el Conquistador y la princesa
Leonor de Castilla.
Además de la más antigua, Nuestra Señora
de la Peña es también la iglesia de Ágreda
que mejor ha conservado su primitiva estructura románica,
habiendo llegado a nuestros días casi intacto su singular
cuerpo de dos naves, planimetría que tan solo encuentra un
parangón semejante en la no lejana iglesia soriana de Cerbón.
Al interior, lo más llamativo más allá
de su propia estructura de nave dúplice son los capiteles
que rematan sus soportes torales, en los cuales, fueron labradas
escenografías figuradas de una factura tosquísima.
En uno de ellos se aprecia una ingenua representación
de la psicostasis en convivencia con una segunda figura angélica
que parece portar en sus brazos una cabecita que simbolizaría
el alma del justo. En otra de las cestas, el tema representado es
el Pecado Original, apareciendo en una sucesión narrativa
Adán y Eva junto a un esquemático árbol cargado
de frutos.
Al exterior, el principal interés medieval del
edificio se concentra en su portada principal, de cuatro arquivoltas
embellecidas en sus roscas con motivos incisos vegetales que descansan
sobre desnudos pilares prismáticos.
Contaría en origen, al igual que su ya aludida
parroquia hermana de Cerbón, con dos ábsides semicirculares
que, en una reforma tardogótica, serían sustituidos
por la capilla mayor goticista que podemos contemplar hoy en día.
En la actualidad, la parroquia de Nuestra Señora
de la Peña acoge el Museo Comarcal de Arte Sacro, exponiéndose
interesantes piezas procedentes tanto de la propia villa de Ágreda
como de poblaciones circundantes, siendo digna de destacar una soberbia
pila bautismal románica cuya copa se decora con dos registros
de arcos; el superior de medio punto y el inferior entrecruzados.
San Juan Bautista
Erigida junto a una antigua necrópolis altomedieval,
la iglesia de San Juan Bautista es una recia construcción
renacentista con reformas barrocas que, en su muro sur, ha conservado
su primitiva portada románica.
Enmarcada entre dos contrafuertes, despliega, al igual
que su homónima de Nuestra Señora de la Peña,
cuatro arquivoltas cuyas roscas fueron decoradas con motivos vegetales
incisos que, en este caso, apean sobre columnas acodilladas rematadas
en capiteles figurados.
Dichos capiteles, también de tosquísima
labra atribuida por varios especialistas a talleres aragoneses,
presentan motivos vegetales en convivencia con escenas figuradas
de compleja interpretación y que, más por tradición
que por cualquier prueba fehaciente, hay quien identifica como los
Infantes de Lara.
Nuestra Señora de Magaña
La iglesia de Nuestra Señora de Magaña
fue otra de las seis parroquias originales de la Ágreda altomedieval,
cuya propia advocación deja bien a las claras la procedencia
de los feligreses repobladores a los que prestaría servicio,
y es que Magaña es una pequeña población situada
a unos 30 kilómetros de Ágreda, en la comarca de las
Tierras Altas.
El edificio actual, cerrado al culto por su deficiente
estado, apenas ha conservado vestigio alguno de su origen medieval
más allá de su propia advocación. En esta iglesia,
concretamente en una pila bautismal románica conservada hoy
en la Basílica de los Milagros, fue bautizada la ilustre
beata agredeña Sor María Jesús.
San Martín de Yanguas
Como la de Nuestra Señora de Magaña,
la hoy ruinosa iglesia de San Martín de Yanguas viene a evocar
mediante su advocación la presencia en la Ágreda medieval
de repobladores llegados de las Tierras Altas.
En la actualidad, la iglesia de San Martín,
que durante siglos albergó la imagen de Nuestra Señora
de los Milagros, ha quedado reducida a un casi informe amasijo de
ruinas góticas, siendo apreciables desde el exterior las
elegantes nervaduras de su capilla mayor.
Otros monumentos de interés
Además de las parroquias reseñadas, subsisten
en Ágreda los menguadísimos restos de una antigua
iglesia que, sin dedicación oficial conocida, es popularmente
conocida entre los vecinos con el enigmático nombre de Capilla
de los Templarios.
Mucho más moderna aunque de especial devoción
para las gentes tanto de Ágreda como de la comarca es la
Basílica de Nuestra Señora de los Milagros, monumental
construcción clasicista que alberga en su interior, entre
otras piezas de interés, la imagen titular de la Virgen,
obra de transición entre el románico y el gótico;
y la pila bautismal románica procedente de Nuestra Señora
de Magaña, de características muy similares a la de
la parroquia de la Virgen de la Peña.
También digno de reseñar, casi más
por su valor histórico que por su valor artístico,
el Convento de Madres Concepcionistas, en el cual, vivió
uno de los símbolos de Ágreda como es la Beata Sor
María Jesús, a la cual, le ha sido dedicado un pequeño
museo en la propia villa.
Para terminar, no pueden ser obviados otros monumentos
de carácter civil o militar que completan la postal monumental
agredeña, como son los diferentes cinturones defensivos -cuatro
en total- con que contó la villa en sus tiempos de mayor
esplendor. Testimonio de ellos son los conservados torreones llamados
del Tirador y de La Costoya, o varias de sus puertas, como la de
Santo Domingo, la de los Pilares o el Arco de Felipe II.
A lo largo y ancho del casco urbano, han sobrevivido
también numerosas casas solariegas blasonadas, símbolo
de esa segunda edad dorada de la que gozaría Ágreda
durante el Renacimiento. De todos ellos, el más conocido
por sus dimensiones y su valor artístico es el Palacio de
los Castejones, morada de los señores de la población
durante la Edad Moderna; aunque bien merecen una visita otros inmuebles
como el Palacio de Fuenmayor o el propio Ayuntamiento.
A lo largo y ancho del casco urbano, han
sobrevivido también numeros
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé)