Guía
monumental (arte e historia) de Montblanc, Tarragona
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Montblanc |
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Tarragona |
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Conca
de Barberá |
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7.300 |
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355 |
Introducción
a la guía de arte (monumentos y rutas) de Montblanc, Tarragona.
Castillos
medievales, murallas infranqueables, monasterios repletos de secretos
y un semblante de austera espiritualidad definen Montblanc,
una encantadora población situada a 40 kilómetros
de Tarragona, en la Conca de Barberá.
El río Francolí riega estas tierras, dejando a su
vera fértiles campos de vides de los que se obtienen célebres
vinos de incomparable buqué. Además, las bodegas de
la región -conocidas como cellers- compiten en elegancia
y distinción con las mansiones más lujosas del lugar.
Fundada por
Pere Berenguer de Vilafranca, Montblanc ha sido uno de los bastiones
de poder de templarios y jesuitas, cuya herencia arquitectónica
se ha mantenido hasta nuestros días. Imponentes construcciones
medievales salen al encuentro del paseante a cada paso, fieles testigos
del pasado glorioso de la villa.
Y junto al legado
histórico, la leyenda de San Jorge da un toque de fantasía
y esoterismo al lugar, pues según se cuenta, fue aquí
donde el santo mató al dragón en defensa de una dama.
Murallas Medievales
Erigidas en
el silo XIV, en tiempos del reinado de Pere IV, los restos de las
antiguas murallas aún abrazan el casco antiguo de Montblanc,
protegiendo con su alma de piedra el corazón de la ciudad.
La cruenta guerra
de Segadors causó daños irreparables en el gran muro,
que originariamente se extendía a lo largo de dos kilómetros
y llegó a contar con 34 torretas de vigilancia, de las cuales
sólo 17 se mantienen en pie. Así mismo, de las cuatro
puertas originales de entrada a la ciudad, sólo se conservan
dos, la de Bover y la de Sant Jordi, muy reputada esta última
por ser considerada el lugar del enfrentamiento entre el santo y
el dragón.
A pesar de los
daños y de la merma sufrida con el paso del tiempo, las murallas
siguen despertando la admiración de todo aquél que
las contempla. Tanto las murallas como el casco urbano que encierran
están considerados desde 1947 Conjunto Monumental y Artístico.
Iglesia
del Convento de San Francisco
La plaza de
Sant Francesc está presidida por este magnífico templo
gótico construido entre los siglos XIII y XIV fuera del recinto
amurallado de la ciudad.
Según
aseveran los locales, en sus orígenes la iglesia formaba
parte de un convento fundado por San Francisco de Asís. Llama
la atención la original estructura del edificio, con cabecera
pentagonal, muros rectilíneos y recios contrafuertes. El
interior aparece recubierto por una hermosa bóveda de crucería
y artesonado de madera policromada.
Frente a la
fachada principal del templo, una fuente de piedra invita a refrescarse
con el agua, que brota a chorros de cuatro surtidores. En ellos
se aprecian talladas las clásicas máscaras usadas
en las tragedias griegas, que con su gesto burlón saludan
al paseante.
Iglesia
de Sant Miquel
De belleza evidente,
este templo no solo cautiva por ser una delicada muestra de transición
románico-gótica, sino también por haber sido
escenario de acontecimientos históricos de interés,
ya que aquí se reunieron las Cortes catalanas en 1307, 1333
y 1370, el edificio albergó al Parlamento de Cataluña
durante cierto tiempo y durante la Guerra Civil fue utilizado incluso
como almacén.
Tan polifacético
pasado incrementa el interés del templo, que ha llegado hasta
nuestros días en excelente estado de conservación.
Destaca la ausencia de ábside, y ya en el interior, el magnífico
artesonado de madera policromada, bajo la que se cobijan varios
frescos de interés y escudos nobiliarios de familias notables
del lugar.
Junto a la iglesia
se levanta otro edificio de interés, el palacio de Castlá,
del siglo XIV, utilizado durante mucho tiempo como cárcel.
Plaza
Mayor
El casco histórico
de Montblanc se estructura a partir de esta plaza, -antigua plaza
del Mercado- dominada por algunas de las más emblemáticas
casonas de la ciudad, y flanqueada por los tradicionales soportales
que preservan con su elegancia el aura medieval del lugar.
Destaca la casa
de los Desclergue, de estilo renacentista, con una combinación
de arcos carpaneles y de medio punto y su escudo nobiliario presidiendo
la fachada. También en esta plaza se erige el Ayuntamiento,
con su inconfundible fachada gótica, la casa de la Vila (s.
XVI-XVII) o la casa Cartanyá (S. XIX), con su fachada finamente
esgrafiada.
En un lateral
de la plaza, la Fuente Mayor calma la sed de los lugareños
desde finales del siglo XVIII, con su peculiar abrevadero.
Recorriendo
el entramado de calles del casco antiguo de Montblanc se descubren
otras interesantes construcciones civiles como la casa de los Alenyá,
palacete gótico del siglo XIV, sede actual del Consell Comarcal;
la casa de los Josa, erigida entre los siglos XIII y XV aunque con
añadidos posteriores, como la hermosa fachada repleta de
serigrafías del siglo XVIII, o el Palacio Real, construido
a partir del siglo XIII como residencia de reyes y otras personalidades
ilustres.
Iglesia
arciprestal de Santa María la Mayor
Conocida como
catedral de la Montaña por estar ubicada sobre una loma en
el punto más elevado de la ciudad. La iglesia fue construida
entre los siglos XIV y XV sobre los uros de un antiguo templo románico.
Sin embargo, la construcción no ha sobrellevado bien el paso
del tiempo, lo que unido a los destrozos provocados por la guerra
dels Segadors, ha supuesto que su estructura original haya sido
modificada casi por completo. Nada queda ya de su fachada gótica
original, sustituida por otra de bellas formas barrocas del siglo
XVIII.
Pese a todo,
la iglesia mantiene algunas piedras originales, sobre todo en los
niveles inferiores. En ellas vive el misterio, ya que cada sillar
muestra un curioso símbolo grabado, cuyo significado no ha
logrado desvelarse.
Entre los tesoros
del interior destacan el retablo mayor de piedra en honor a San
Bernardo y San Bernabé, la talla e la Virgen del Cor, y el
fastuoso órgano barroco, cuya factura fue iniciada en 1703
por Joseph Bosch, y pasa por ser uno de los órganos más
grandes de toda Cataluña, además de uno de los más
antiguos.
Iglesia
de Sant Marçal
Junto a la antigua
muralla, en la plaza de Sant Marçal, se encuentra esta sencilla
iglesia del siglo XIV, antaño perteneciente a un hospital
fundado por Jaume Marçal para dar atención a los más
necesitados.
Destaca la parte
original de sus muros, construida en piedra, su esbelta espadaña
y el mural dedicado a San Cristóbal en el interior. El templo
guarda además una interesante colección de pintura
y escultura medieval, además de valiosos objetos litúrgicos
donados por el escultor Frederic Marés.
Hospital
e iglesia de Santa Magdalena y San Bartolomé
A orillas del
Francolí, este conjunto arquitectónico data de los
siglos XIV-XVI, construido para dar asistencia sanitaria y espiritual
a los peregrinos y a los pobres del lugar. Con el paso del tiempo
su elegante estructura, determinada por un gótico suavizado
por las formas renacentistas, ha albergado diversas funciones, sirviendo
de escuela e incluso fábrica de tejidos. Hoy día se
encuentra aquí el Archivo Comarcal.
El antiguo claustro
es tal vez la parte más hermosa del conjunto. Sus arcos apuntados
y carpaneles, sus columnas molduradas y el juego de luces y sombras
recrean un marco de recogimiento y reflexión.
La visita al
lugar merece la pena también por ver el Pont Vell o Puente
Viejo, sobre las aguas del Francolí desde el siglo XII. Los
pilares del puente ofrecen hermosas tallas escultóricas.
Santuario
de la Virgen de la Sierra
Uno de los conventos
más relevantes de toda Cataluña, tanto por su tamaño,
su importancia arquitectónica y su intensa actividad. Construido
en el siglo XIII a las afueras de Montblanc, en un entorno natural
de gran belleza, este convento cuenta en su haber con una intrigante
leyenda en torno a su fundación.
Según
cuentan, la princesa Irene Lascaris, segunda esposa del conde Arnau,
se dirigía a Zaragoza para llevar allí una Virgen,
pero en el camino los bueyes que tiraban del carro de pronto se
negaron a continuar avanzando. La princesa interpretó esto
como una señal divina, y mandó construir una iglesia
en este lugar. Hoy día puede verse aquí la talla original
de la Virgen, del siglo XV, esculpida en alabastro y muy querida
por los montblanquinos.