Introducción
Ubicada
en el casco histórico de Pontevedra, en la Avenida de Santa
María 24, es uno de los mejores ejemplos del gótico
gallego, habiendo sido declarado BIC (Bien de Interés Cultural)
en el año 1931. También cuenta con la distinción
de "Real Santuario" y está considerado el principal
monumento de la provincia de Pontevedra. Pontevedra no es sede
episcopal, sino que pertenece a la diócesis de Santiago.
Es por ello por lo que no tiene catedral. Posiblemente por esta
razón, la basílica de Santa María es considerada
la iglesia principal de Pontevedra.
Se sitúa sobre un promontorio que domina el
paso del río Lérez, núcleo originario de
la ciudad de Pontevedra. Santa María fue declarada basílica
en 1962 por decreto del Papa Juan XXIII. Esta basílica
es uno de los ejemplos más destacados del gótico
isabelino de Galicia, habiendo sido calificada por el historiador
gallego Antonio López Ferreiro como "la perla del
arte gallego".
Un poco de historia
En su emplazamiento existió una pequeña
iglesia románica que fue derribada a finales del siglo
XV. Las primeras referencias históricas que evidencian
la antigüedad de Santa María las encontramos en la
donación de Fernando II de León (siglo XII), que
concedía la mitad de las rentas producidas por la iglesia
de Santa María al monasterio benedictino de Poio. Además,
las excavaciones arqueológicas realizadas en el solar del
templo permitieron localizar una necrópolis anterior a
la construcción del templo actual y que estaría
ligada al primitivo templo románico del XII. Se han registrado,
sin embargo, enterramientos de diversos tipos que permiten marcar
una evolución cronológica de la necrópolis
hasta momentos más recientes. En los años 2000 apareció
una fosa con tres esqueletos: dos de adultos y un niño,
quizás muertos a causa de una epidemia o un incendio.
Uno de los incendios más significativos ocurría
en 1719, cuando una parte muy importante de la Pontevedra medieval
se consumió por un incendio ocasionado por las tropas de
la Cuádruple Alianza (Holanda, Francia, Austria e Inglaterra),
que lucharon contra el monarca español, Felipe V. Es posible,
además, que algunos de los enterramientos bajomedievales
pertenezcan a marineros y familiares de éstos, habiéndose
encontrado restos de conchas asociadas a los esqueletos (quizás
como recuerdo de los familiares hacia la profesión de los
enterrados). Delante del templo, además, se ha podido sacar
al descubierto algunos de los pocos restos que quedan de las murallas
medievales.
Tras el derribo del templo anterior, se inició
la construcción del actual. El templo fue construido en
el siglo XVI por iniciativa del Gremio de Mareantes. Esta institución,
de carácter social y cultural, es la más antigua
de Pontevedra y, además, es el Gremio de mar más
antiguo de nuestro país. Financiaron y construyeron la
iglesia de Santa María la Mayor (Santa María A Maior
en gallego), realizando en ella las reuniones del Gremio, por
lo que en su interior coexistieron las celebraciones litúrgicas
con las reuniones gremiales de los marineros que ordenaron y financiaron
su construcción.
La construcción del templo se inició
en el año 1544, teniendo que pararse durante algunos años
en 1551 debido a la escasez de sardinas (la financiación
de la edificación dependía de las ganancias del
Gremio de Mareantes). Las obras se retomaron; en 1559 se cerraron
las bóvedas y en 1570 se cerró el coro, terminándose
el campanario años después.
Para su construcción siguieron los planos
proyectados por Juan de los Cuetos y Diego Gil (si bien en su
edificación participaron otros arquitectos como Mateo López,
Sebastián Barros, Domingo Fernandes o Juan Noble), empleándose
para la edificación 30.000 ducados procedentes de la venta
de las cestas pescado del Gremio de Mareantes. Hay que tener presente
que el máximo esplendor de Pontevedra coincidió
con su auge marítimo y comercial, sobre todo durante los
siglos XIV, XV y XVI. Esta importancia marítima continúa
también durante el siglo XVIII, si bien la ciudad fue perdiendo
poco a poco relevancia, sobre todo debido a las pestes y a otros
problemas que causaron un declive económico del sector
marítimo.
Una iglesia mezcla de estilos
La basílica de Santa María mezcla el
gótico tardío con el estilo renacentista. De planta
basilical con tres naves de diferente altura divididas por ocho
columnas cubiertas por bóvedas de crucería. Sabemos
que las bóvedas que cubren las naves se terminaron en 1559.
En el interior se mezclan varios estilos: gótico, isabelino
y renacentista pero igualmente el churrigueresco de los retablos.
Los arquitectos siguieron el modelo de planimetría
tardogótica, de tradición hispanoflamenca, si bien
a lo largo del siglo XVI se fue modificando y embelleciéndose
con aportes decorativos propios de los inicios del Renacimiento.
En las naves se abren las capillas laterales, también
cubiertas con bóvedas de crucería, que dan a la
planta del templo forma de cruz. Así, en la nave central
podemos constatar un predominio de estilo renacentista, mientras
que las otras dos y en las capillas, se constata una mayor presencia
del estilo tardogótico.
La fachada principal, datada en el siglo XVI (hacia
el año 1541), ha sido atribuida a Cornelis de Holanda y
Joao Noble. Orientada al oeste, tiene una gran escalinata para
acceder a ella. De estilo plateresco, está considerada
uno de los mejores ejemplos de este estilo en la comunidad gallega,
emulando prácticamente un retablo pétreo de estilo
plateresco de tres cuerpos (los laterales salientes y entrante
el central). Destacan además en su fachada, las originales
leyendas localizamos en ella como una vista en piedra de la ciudad.
La entrada, con un arco de medio punto, está
flanqueada por las representaciones de San Pedro y San Pablo.
Sobre ella, la imagen de la Dormición de la Virgen y diversas
representaciones de santos, personajes bíblicos e históricos.
En la parte superior hay dos medallones con fondos
de concha de vieiras en que se inserta la imagen dos evangelistas;
los otros dos evangelistas se ubican en medallones similares encima.
Están representados con sus atributos tradiciones y en
compañía de los animales de la visión de
Ezequiel y del Apocalipsis; un Ángel con San Mateo, un
buey con San Lucas, un león con San Marcos y un águila
con San Juan. Más arriba hay que destacar el rosetón,
sobre el que se representa un relieve de la Asunción de
la Virgen con la Santísima Trinidad, estando ubicado Jesús
a la izquierda de Dios en vez de a su derecha.
La fachada se completa con un Calvario (el Crucificado
flanqueado por las representaciones de Santa María y San
Juan) y una crestería efectuada con un elaborado encaje
en piedra muy típico del gótico manuelino portugués.
En la parte inferior de los cuerpos laterales de la fachada encontramos
a los cuatro doctores de la Iglesia latina: San Gregorio Papa
con su tiara; San Xerome, con anteojos (una peculiar representación),
y San Ambrosio y San Agustín con sus mitras de Obispos,
acompañados de una serie de figuras sagradas, todas ellas
con el objetivo de exaltar la imagen de la Virgen. También
destaca Teucro, el fundador mitológico de la ciudad, emplazado
junto al arcángel San Miguel y Hércules. También
encontramos imágenes que han sido interpretadas como la
representación de Carlos I y Felipe II (en medallones)
o Colón y Hernán Cortés (bajo el rosetón).
Una mezcla entre lo religioso y lo profano que evidencia los inicios
del arte renacentista. El interior de la fachada está decorado
con representaciones de las vidas de los santos y diversas muestras
de los pecados capitales.
La fachada sur se abre a la plaza de Alonso Fonseca.
Desde ella podemos contar con una bonita perspectiva de la fachada
sur de la basílica. En ella se abre una portada, con arco
de medio punto, bordeado con motivos barrocos y una jamba en piedra.
En la fachada destaca el grandioso crucero. A la izquierda de
la puerta sur encontramos una escultura del Cristo del Buen Viaje,
que concedía protección a los devotos en sus viajes.
Desde la plaza de Fonseca se puede observar, además, la
crestería en piedra que remata el ábside y los muros
del templo, así como el ventanal del ábside.
En el interior, destacan las bóvedas de las
naves, ábside y capillas. Resaltamos también el
retablo del altar mayor, realizado en madera de castaño
y nogal por Maximino Magariños a principios del siglo XX
(seguramente en 1909); escultor (ebanista y tallista) e industrial
gallego que también realizó los retablos de otras
iglesias gallegas como de la Santiago das Caldas. El retablo de
la construcción original fue terminado en 1623, pero a
principios del siglo XX fue destruido y reemplazado por el Maximino
Magariños.
En el retablo destaca la representación de
la Virgen en su Asunción al Cielo, rodeada de personales
celestes. A derecha e izquierda, además, se sitúan
dos bajorrelieves que muestran la Anunciación por el Ángel
y la visita de la Virgen a su prima Isabel. Maximino Magariños
también realizó en Santa María el púlpito
y los catorce cuadros con bajos relieves que componen las estaciones
del viacrucis de la iglesia. Tanto el púlpito como el retablo
del altar mayor están realizados en estilo neogótico.
Al fondo de la nave del Evangelio se sitúa
al alta de la Santísima Trinidad, donde destacan la Virgen
con el Niño sentada sobre el Arca de Noé. En uno
de los pilares el púlpito, obra del citado escultor gallego,
se ubica una imagen policromada de la Virgen con el Niño;
en este caso, de estilo gótico. Entrando por la puerta
sur, destaca en el primer altar una inscripción de la familia
Colón.
En el interior también podemos contemplar
algunas tallas interesantes como el Cristo del Desenclavo, fechado
en el siglo XVI o el Cristo de los Marineros, datado en el siglo
XVIII. Además, la presencia del patrocinio de los mareantes
queda de manifiesto en las numerosas piezas de orfebrería
que sufragaron desde el siglo XV, entre las que destacan varios
cálices, la custodia de plata datada en el siglo XVII o
las piezas procesionales de 1705.
En cuanto a la torre, tiene una escalera de caracol
con más de una centena de escalones que desembocan en un
recinto museístico y un mirador con vistas al casco histórico
de Pontevedra y a su ría.
Las capillas
Entre las capillas laterales, destacamos algunas.
En primer lugar, la Capilla del Cristo o Capilla del Buen Jesús;
en ella encontramos un altar barroco datado en el siglo XVIII
realizado por José Ferreiro. En una inscripción
podemos leer que la fundación de esta capilla fue realizada
por la familia Barbeito Padrón en 1525, estando enterrados
en ella varios miembros de dicha familia, entre ellos los fundadores:
D. Juan de Barbeito y Teresa Álvarez de Figueroa. En segundo
lugar, la conocida como Capilla de las Angustias; presenta una
imagen de la Virgen de las Angustias así como un escudo
de la familia Fonseca. En tercer lugar, la Capilla de la Trinidad,
con un altar con esculturas referentes a la Santísima Trinidad.
Otra de las capillas es el denominado Altar de la Virgen Dolorosa,
en la que encontramos un retablo barroco. En su parte inferior,
en una urna acristalada, podemos contemplar la escultura de un
Cristo Yacente.
Finalmente, la Capilla de la Purísima; presenta
un retablo de madera dedicado a la Virgen de la O, patrona de
la ciudad de Pontevedra, con cinco tablas realizadas por el escultor
portugués Atayde y datadas hacia el año 1500.
¿Una rehabilitación para el 2021?
El 2021 será año Xacobeo. El monumento,
si todo va según lo previsto, será rehabilitado
por la Consellería de Cultura e Turismo. Con un presupuesto
de 300.000 euros, se prevé la conservación preventiva
así como la restauración del templo, centrándose
principalmente las obras en asegurar la estructura del templo.