Biografía
de Leonor de Aquitania
Introducción
a la Leyenda de Leonor de Aquitania
Entorno
a Leonor de Aquitania existió una leyenda negra alimentada
por el paso de los siglos y la multitud de elucubraciones que se
hicieron en relación a su comportamiento, su aspecto físico,
su espléndida preparación cultural, su amor por el
mundo trovadoresco y su increíble fortaleza, pues vivió
ochenta años en un mundo en el que la esperanza de vida era
mucho menor.
En épocas posteriores,
los documentos que éstos últimos dejaron fueron interpretados
por historiadores, quienes adoptaron diferentes posturas entorno
a la figura de Leonor. Algunos franceses reprocharán a Leonor
haber roto, con su conducta y su divorcio, la unidad francesa. Otros,
por el contrario, describirán a Leonor como una reina avariciosa,
egoísta, elucubradora y sedienta de poder. Un tercer grupo
de historiadores considerará a Leonor de Aquitania como una
de las primeras feministas de la Historia. Hubo por tanto, interpretaciones
para todos los gustos.
En la actualidad, con el
conocimiento más pormenorizado de los hechos históricos
y segregándolos de los legendarios o interesados por sus
adversarios, se ha revalorizado enormemente la figura de la reina
francesa.
Posiblemente la mejor y
más documentada biografía de Leonor de Aquitania la
ha escrito la historiadora francesa y especialista en el papel de
las mujeres en la Edad Media, Regine Pernoud.
Pernoud, no lo olvidemos,
fue Doctora en Letras, Conservadora del Museo de Reims y del Museo
de Historia Francesa, Comendador de las Artes y las Letras, Oficial
de la Legión de Honor. En 1997 recibió el Gran Premio
Gobert de la Academia Francesa por el conjunto de su obra. Escribió
innumerables libros sobre la Edad Media, especialmente biografías
de mujeres relevantes de la época.
Regine Pernoud en su biografía
de Leonor de Aquitania la califica de mujer estudiosa y culta, de
fuerte carácter y amor propio que luchó por controlar
y dirigir toda su vida e intervino en los asuntos políticos
y culturales de su época.
Destacó en su labor
de mecenazgo cultural, especialmente promocionando y disfrutando
de la lírica caballeresca y trovadoresca, apoyando económicamente
a numerosos trovadores.
En el plano político
fue dos veces reina de los poderosos reinos de Francia e Inglaterra
además de ser madre de tres reyes. Gobernó personalmente
el ducado de Aquitania. Luchó por los intereses de sus hijos
apoyando la rebelión de éstos contra su padre tras
sus infidelidades.
Si no fuera poco, intervino
es la línea sucesoria encargándose del matrimonio
de una de sus nietas, Blanca de Castilla con el rey francés
Luis IX.
En la actualidad, Leonor de Aquitania es una de las mujeres más
emblemáticas y admiradas de la historia europea. Con su apasionante
vida desmitifica el manido tópico de una Edad Media oscura
y misógina (concepto falso nacido en el renacimiento y reforzado
durante la ilustración) cuando, de hecho, fue una época
brillante y apasionante, incluyendo en ello también a las
mujeres.
Estas ideas generales sobre
la vida de Leonor de Aquitania las desarrollaremos a continuación
en su detalla biografía.
Biografía
de Leonor de Aquitania
Leonor de Aquitania (Poitiers
1122- Abadía de Fontevraud 1204), fue consorte de Francia
e Inglaterra tras su matrimonio con Luis VII de Francia primero
y Enrique II de Inglaterra después. No obstante, ella aportó
numerosas posesiones a sus matrimonios, como el ducado de Aquitania,
terreno que le dio el nombre y el prestigio internacional.
Fue la primogénita
de Aenor de Chatellerault y Guillermo X, duque de Aquitania, quien
se encargó de educarla en el arte de leer y escribir, la
cetrería, la caza y la estrategia militar.
A la muerte de éste,
cuando Leonor solo contaba con 13 años -o 15, puesto que
no se ha podido corroborar su fecha de nacimiento, que se fija en
1122 o 1124-, se convierte en la heredera del condado de Poitiers
y del Ducado de Gascuña y Aquitania, una extensísima
porción de terreno que llegaba hasta los Pirineos y de la
que su padre se encargó que sólo pudiese ser heredada
por sus descendientes directos y nunca pasase a manos de sus maridos.
Ese mismo verano de 1137,
Leonor se casa con Luis VII de Francia, de tan sólo dieciséis
años. Cuando llega a su nuevo hogar descubre que las costumbres
son radicalmente distintas: la corte es fría, austera, sin
trovadores ni poesía caballeresca. Intenta llenar ese vacío
con juglares que recoge y que son considerados por muchos, tal vez
por desconocimiento sobre quienes eran y qué hacían,
como una ofensa, aunque esto no es más que el intento de
copiar el ambiente que ella había vivido desde pequeña
en su casa. Leonor continúa de esta forma la tradición
familiar (a su abuelo Guillermo IX se le atribuyen los versos más
antiguos encontrados en el reino de Francia, escritos en lengua
de oc) de proteger y ayudar a la poesía trovadoresca tanto
en Francia como en Inglaterra.
El matrimonio entre ambos
empieza a desmoronarse tras unos enfrentamientos directos con el
Papa a causa de la boda de la hermana de Leonor, Petronila, con
Raúl de Vermandois, el primo del Rey, casado con Eleonora,
sobrina de un conde poderoso que no permite el desaire que se hace
a su familia. Tras poner en jaque a la diplomacia francesa y vaticana,
Leonor, que encabeza la petición, y su marido Luis consiguen
que el matrimonio se acepte.
Tras este tiempo de conflictos
del que se derivó una matanza, Luis VII decide emprender
camino, tal vez para redimirse de sus pecados, hacia la cruzada
que tuvo lugar en 1144. Leonor decide acompañar a su marido.
Dice un cronista de la época, Nicetas Conictes, que ella
participó en la contienda, que se la podría situar
entre las lanzas y los escudos, montando su caballo como cualquier
varón.
Tras la Cruzada se desplazan
a Antioquia, donde es acusada, sin saber aún hoy la verdad,
de mantener relaciones con uno de sus tíos, el príncipe
de la ciudad. Su marido, airado por tal hecho, le obliga a marchar
con él a Jerusalén.
A su vuelta se quedó
embarazada y dio a luz, de nuevo, a una mujer, la segunda, lo que
provoca una profunda decepción en su marido.
En
marzo de 1152 obtiene la anulación de su matrimonio bajo
la excusa de consanguinidad en cuatro grado. Unos meses después
contrae matrimonio con Enrique de Anjou- posteriormente conocido
como Enrique de Plantagenet- dando lugar al Imperio Angevino, un
territorio que se extendía desde Escocia a los Pirineos y
que sin lugar a dudas suponía un gran desafío hacia
el rey de Francia, el anterior marido de Leonor. Del matrimonio
nacieron ocho hijos, entre los que se encuentran los famosísimos
Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra.
El matrimonio se rompe cuando
Leonor descubre la aventura de su marido con Rosamunda de Clifford
y no acepta ser la segunda en importancia. Éste fue el detonante
que llevó a Leonor de Aquitania a Poitiers junto a sus hijos.
En 1170, Leonor indujo a su marido a entregar a su hijo Ricardo
Corazón de León los dominios de Gascuña, Aquitania
y Poitou, que eran de su propiedad. Mientras tanto, y para salvaguardar
el futuro de sus hijos, se pone con contacto con Luis VII, quien
fuera su marido, para que apoye a sus hijos contra su padre, Enrique
de Inglaterra. Luis saldría beneficiado si triunfaba la revuelta
e incluso podría recuperar la primacía en el continente
europeo.
Una vez fracasada la rebelión
de tres de sus hijos contra el padre, Leonor es acusada de traición
y encarcelada durante más de quince años. No fue hasta
la muerte de Enrique de Inglaterra y la coronación de su
hijo Ricardo cuando es liberada. Es además la época
en la que mayor libertad conocerá, y será realmente
cuando reine: su hijo Ricardo decide marchar a las cruzadas y dejarla
a ella como reina.
Leonor de Aquitania muere
en la abadía de Fuentevraud, no sabemos en qué condiciones,
ya que su muerte no está mucho mejor relatada que su nacimiento.
Lo que sí podemos asegurar es que la abadía era el
panteón familiar de los Plantagenet y Leonor, desde hacía
mucho tiempo, había mostrado su interés por el santo
lugar donde reposaban su esposo Enrique II, su hijo Ricardo y su
hija Juana. Se mantuvo activa hasta el último día
de su muerte, luchando por asegurar el dominio de sus hijos.