Biografía
de Sancho el Mayor de Navarra (Sancho Garcés III)
Biografía
de Sancho III, "El Mayor"
Las
interpretaciones anacrónicas de su reinado han provocado
agrias polémicas en torno a la figura de este personaje clave
en la historia de los reinos cristianos peninsulares, cuyos contemporáneos
llegaron a considerar imperator por la extensión de sus dominios.
A él se le atribuye
la europeización del territorio hispano, la acuñación
de moneda o la potenciación del Camino de Santiago, pero
sin embargo, para el análisis de su trayectoria es necesario
huir de la mentalidad del siglo XXI y realizar un esfuerzo de contextualización
histórica adecuado.
Antecedentes
Sobrepasado
el año 1000, se sucede una etapa de prosperidad económica,
cultural y social que produce un gran optimismo en los cristianos
habitantes del norte peninsular. Superado el temor a las devastadoras
razzias de Al-Mansur y abandonados los temores milenaristas, el
terreno era propicio para una persona de la habilidad y personalidad
de Sancho III, al que la política de alianzas familiares
con sus vecinos castellanos y leoneses, emprendida por la familia
Jimena, beneficiaría en sus ansias expansivas.
Hijo del rey navarro García
Sánchez II, "El Temblón" y de Jimena, mujer
perteneciente a un linaje nobiliario leonés. Biznieto de
Fernán González y nieto de la infanta castellana Urraca.
Marido de Muniadonna, hija del conde de Castilla Sancho García
y cuñado de Alfonso V, rey de León; Sancho tenía
vínculos familiares con todos los territorios anexos a su
reino, que se circunscribía originalmente a Pamplona y la
Navarra nuclear; la tierra najerense y el condado de Aragón.
Es muy probable que recibiera
en herencia el reinado de Pamplona hacia el año 1000, pero
sus primeros pasos estarían supeditados a la regencia de
su tío Sancho Ramírez. En 1004 asumiría las
riendas personalmente, pero bajo la observación y consejo
de su madre Jimena y su abuela Urraca, que junto con los prelados
de Pamplona y Nájera dirigirían el devenir de su gobierno
hasta su plena madurez, que llega en el año 1011.
La influencia de su madre
leonesa y de su abuela castellana dejarán una profunda huella
en la futura acción del monarca, que enfocará sus
miras hacia estos territorios, amparándose en los lazos familiares
que le vinculaban a ellos.
La
expansión de los territorios de Sancho el Mayor
Sin embargo, es el condado
de Ribagorza el que primero llama su atención. Tras la muerte
del conde Guillermo en el año 1010, sus dominios pasan a
doña Mayor, hija de Ava y viuda del conde castellano Garci
Fernández. La heredera había sido repudiada después
de haberse casado con el conde Ramón III de Pallars, quien
aprovechó la ocasión para hacerse con el condado,
provocando la huida de doña Mayor. La coyuntura fue aprovechada
por Sancho III para intervenir a favor de su pariente.
En mayo de 1017 había
recuperado Buil, en Sobrarbe y, posteriormente, tomó a los
musulmanes la parte sur del condado ribagorzano. En 1025, doña
Mayor renunció a sus derechos a favor de la esposa de Sancho
III y se retiró a Castilla, donde terminó sus días
como abadesa del convento de San Miguel de Pedroso.
Mientras, Sancho III se
extendía hacia el este. En 1017 muere el conde castellano
Sancho García, dejando como heredero al infante García
Sánchez, de tan sólo 7 años. Las injerencias
leonesas y la división de la nobleza ponen en peligro la
integridad del condado, lo que provoca la intervención del
monarca pamplonés, como cuñado del infante, que actúa
desde ese momento como tutor. En 1029, en la víspera de su
boda con doña Sancha, hermana del rey leonés Vermudo
III, el infante García es asesinado. Inmediatamente, Sancho
III, amparado por la potestad de su esposa, asume la tutela definitiva
del condado de Castilla, al frente del que pone a su segundo hijo,
Fernando, que pasaría a la historia como "El Magno".
Con la incorporación
de Castilla a sus dominios, se termina de consolidar la influencia
de Sancho III sobre Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, así
como la ampliación de la frontera pamplonesa por el oeste.
Paralelamente, Sancho había aprovechado la muerte de Alfonso
V de León en el cerco de Viseo para ejercer su derecho de
tutoría sobre el heredero de la corona leonesa, Vermudo III,
que era menor de edad. De esta forma, sus dominios se extienden
desde el condado de Aragón hasta el reino astur-leonés,
constituyendo la mayor unidad territorial de los reinos cristianos
peninsulares después de la dominación musulmana.
Pese a lo que se ha insinuado,
Sancho III no llegó a dominar ni Gascuña, ni los condados
catalanes. Es cierto que mantuvo una intensa relación, tanto
con Sancho Guillermo, al que prestó protección frente
al condado de Tolosa, como con Berenguer Ramón I, que firmó
como testigo en algunos documentos oficiales de la corte pamplonesa.
Sin embargo, ninguno mantuvo con él ninguna relación
de vasallaje.
Su
reinado
Pese a que en 1031 se produce
la desintegración de Al-Andalus en Reinos de Taifas, Sancho
III no dirigió su poder militar hacia el sur. Únicamente
se conformó con tomar algunas posiciones repoblando las orillas
del río Gállego y reforzando puestos fronterizos en
las sierras y presierras pirenaicas. Su dominio territorial se forjó
a base de hábiles gestiones familiares y golpes militares
escasos, concretos y certeros en sus fronteras este y oeste, dirigidos
hacia sus vecinos cristianos.
Sancho III orientó
sus relaciones hacia el exterior de la península. En 1010
viajó a Saint-Jean d'Angely, con motivo del descubrimiento
de la cabeza de San Juan el Bautista. Era el primer viaje de un
monarca hispano a una corte extranjera.
Mantuvo relación
con Odilón de Cluny, para cuya abadía destinó
importantes sumas económicas y envío a su hijo García
a Roma, lo que demuestra una relación con el Papado.
Sus contactos con el abad
Oliba potenciaron la llegada de clérigos catalanes a sus
territorios, fomentado la penetración de la regla benedictina.
Poncio, abad de San Saturnino de Tavérnoles, pasó
a ser obispo de Oviedo y Bernardo, monje de Ripoll, fue el primer
obispo de Palencia, diócesis fundada por Sancho III para
dominar los territorios del Cea y del Pisuerga, origen de litigios
fronterizos sempiternos entre León y Castilla.
Para poder asegurar sus
dominios, desvió el Camino de Santiago hacia el sur, de tal
manera que por un lado fomentaba el tránsito de comerciantes
a través de la ruta xacobea y, por otro, potenciaba una vía
de comunicación fluida para el desplazamiento de sus ejércitos
a través de todos sus territorios.
Refundó el monasterio
de San Juan de la Peña en 1025 y mimó San Salvador
de Leire, quizás porque allí pasó su infancia.
También potenció la introducción de la regla
benedictina en Irache, Albelda y Oña, monasterio burgalés
donde fue enterrado tras su muerte en 1035.
Como conclusión,
cabe decir que Sancho III no tuvo el afán de unificar todos
los reinos peninsulares bajo su mandato ni pensó en la europeización
de sus territorios, su propósito fue únicamente el
de acumular dominios para incrementar su poder, lo que le granjeó
una red de contactos, algunos allende nuestras fronteras, que permitieron
la entrada de nuevas ideas en la península.
De lo contrario, no se explicaría
la división de su reino entre sus hijos, acaecida tras su
muerte. A García le correspondió Navarra, Castilla
a Fernando, Aragón a Ramiro y Sobrarbe y Ribagorza a Gonzalo,
provocando así que durante muchos siglos, todos los reyes
peninsulares descendieran de un tronco común, el del pamplonés.
(Autor
del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS: Mario Agudo)