Guía de la Catedral de Oporto, Portugal
Introducción
Se
tiene constancia de referencias a una catedral en Oporto ya desde
el siglo VI, pero esta construcción inicial, al parecer,
pudo haber sido arrasada en el siglo VIII durante la ofensiva
musulmana en Portugal, si bien no contamos con muchas evidencias
sobre este templo.
Siglos después, D. Hugo, primer obispo
de Oporto, retomó la idea de construir un nuevo templo,
algo que también refleja la importancia de la ciudad para
el reino portugués. Así, la majestuosa Catedral
de Oporto (Sé de Porto) construida en el siglo
XII, es uno de los monumentos más antiguos de la ciudad.
Fue edificada en un terreno situado en la parte
alta de la ciudad donado por la condesa Doña Teresa (viuda
del conde Don Henrique) para tal fin.
Un templo mariano
La catedral de Oporto es un tributo artístico
al culto mariano, algo que podemos comprobar en su propia denominación,
ya que la catedral también es conocida como la iglesia
de Santa María do Porto pero también bajo otros
títulos de Nossa Senhora do Porto da Eterna Salvação
y Nossa Senhora da Vandoma.
El culto mariano cobra vida en diversos retablos
y capillas, como Nossa Senhora do Presépio, Nossa Senhora
da Silva, Nossa Senhora da Piedade, Nossa Senhora da Esperança,
Nossa Senhora da Expectação, Nossa Senhora da Conceição
y Nossa Senhora da Vandoma, esta última venerada como patrona
de la ciudad desde el siglo XVI y parte fundamental del escudo
municipal.
Esto refleja la arraigada devoción a
María que tiene el templo y, por ende, la propia la ciudad.
Emplazamiento
Alzándose en la zona alta de la ciudad,
la catedral de Oporto es un testimonio arquitectónico y
espiritual que se erige como el máximo símbolo del
catolicismo y el monumento religioso más sobresaliente
de la urbe.
Más concretamente, el conjunto catedralicio
se ubica en el monte da Penaventosa, abriéndose su fachada
al Terreiro da Sé (nombre con el que se conoce la plaza
de grandes dimensiones en la que se encuentra ubicada la catedral
de Oporto).
Dado su magnífico emplazamiento, desde
la catedral se puede disfrutar de una de las mejores vistas de
Oporto, con el río Duero y Vila Nova da Gaia enfrente.
Complementando este fascinante conjunto histórico
se encuentra el antiguo Palacio Episcopal, cuyos cimientos se
remontan, al igual que la catedral, al siglo XII.
En 1387, fue escenario de la boda real entre
D. João I y D.ª Filipa de Lancaster, adornando la
ciudad con flores para celebrar este evento histórico.
Las transformaciones barrocas de los siglos XVII y XVIII dejaron
su huella también en la catedral, modificando la portada
y la fachada norte, y resaltando en las capillas mayor y del Santísimo
Sacramento, esta última con un magnífico retablo
de plata elaborado por orfebres de Oporto.
Arquitectura
El proyecto inicial de la catedral contemplaba
un cuerpo amplio con tres naves, transepto, cabecera tripartida
y un deambulatorio de capillas radiantes, siguiendo el estilo
de las catedrales de peregrinación en el Occidente europeo.
Por razones aún desconocidas, la construcción
disminuyó su ritmo de trabajo hacia mediados del siglo
XII y solo fue revitalizada por el obispo Dom Fernando Martins
(1176-1185), quien reclutó mano de obra en Coímbra,
incluido al arquitecto Soeiro Anes.
Este arquitecto habría sido el encargado
de concluir la catedral, especialmente su portada románica
(de la cual se conservan todavía algunos vestigios), aunque
las obras se extendieron hasta el siglo XIII, como se evidencia
por el rosetón ya gótico de la fachada. Así,
aunque la construcción original es de estilo románico,
no fue hasta el siglo XIII que la catedral de Oporto tomó
su forma actual, incorporando un espectacular claustro gótico.
Un elemento gótico de la catedral es
el sarcófago del caballero de la Orden de Malta de João
Gordo compuesto por su estatua yacente y por el frontal con la
representación de la Última Cena. Se encuentra en
la capilla de San Juan Evangelista.
La primera etapa de construcción se
refleja en la disposición de la planta en forma de cruz
latina, compuesta por tres naves, cinco tramos y un crucero destacado
cubierto con una bóveda de crucería. Las bóvedas
de medio cañón apuntado de las naves están
fortalecidas mediante arcos fajones y son sostenidas por pilares
compuestos.
Exterior
La fachada principal de la catedral, de estilo
románico en origen, destaca sobre el resto de la edificación.
El diseño, enmarcado por dos torres gemelas almenadas y
un gran rosetón que corona el pórtico del templo,
otorga a la catedral un aire de fortaleza y solidez.
La portada está datada en 1772 y se
accede a través de una escalera de dos tramos divergentes.
A la portada románica se añadió otra de estilo
barroco modificándola, diseño del renombrado arquitecto
italiano Nicolau Nasoni. Este añadido aporta una capa adicional
de complejidad y diversidad estilística a la catedral,
fusionando lo románico con lo barroco de manera fascinante.
El vano de la portada está flanqueado
por columnas dóricas gemelas que sostienen un friso adornado
con triglifos y metopas.
En la fachada también se encuentra una
hornacina con una escultura del siglo XVIII de Nuestra Señora
de la Asunción, la patrona de la catedral. Esta escultura
se sitúa justo debajo del rosetón medieval.
Sobre este friso, se eleva un frontón
curvo que se divide gracias a la presencia de un pequeño
balcón central con una barandilla. Estos elementos decorativos,
aunque pocos, contribuyen a la armonía general de la estructura.
La galería lateral de la fachada norte
de la catedral de Oporto también captura la atención
del visitante, abriéndose hacia la ciudad y destacando
por sus reminiscencias serlianas y los elementos decorativos característicos
de la época. Esta obra fue realizada por el pintor y arquitecto
Niccolo Nasoni en 1736. Nasoni, de origen italiano, dedicó
la mayor parte de su carrera artística en Portugal, dejando
una marcada influencia en la arquitectura barroca del país.
Además de su contribución a esta galería,
Nasoni también dejó su huella en la traza de la
iglesia y el distintivo campanario de São Pedro dos Clérigos,
así como en el cercano y vasto palacio episcopal, que lamentablemente
no pudo ver completado en vida.
Interior
En el interior de la catedral de Oporto nos
encontramos con una robusta estructura compuesta por gruesos pilares
con columnas y arcos de medio punto, creando una nave central
que se percibe como sobria, sombría y estrecha.
A pesar de esta aparente simplicidad, el interior
de la catedral alberga tesoros artísticos y religiosos
que datan de los siglos XIV al XVIII. Entre estas reliquias se
destaca la imagen de Nuestra Señora de Vandoma, venerada
como la patrona de Oporto. Esta figura espiritualmente significativa
ha sido objeto de devoción durante siglos y se erige como
un pilar fundamental en la rica tradición religiosa de
la ciudad.
Desde el transepto izquierdo, se llega a la
capilla del Santo Sacramento, la cual alberga un altar de plata
que fue construido entre los siglos XVII y XIX por diversos orfebres
portugueses. Este altar es una obra maestra de la platería
portuguesa y presenta una iconografía relacionada con la
Eucaristía.
Cabe destacar que este tesoro artístico
logró ser preservado del saqueo durante la ocupación
francesa, ya que fue tapiado apresuradamente. En cambio, desde
el transepto derecho, se accede a la capilla dedicada a San Pedro
y a la sacristía, un espacio rectangular abovedado dividido
por gruesos arcos ojivales, que ocupa la parte este del claustro.
Este lugar exhibe una decoración a base de pinturas murales,
cajoneras, mesas, espejos y gabinetes, que fueron añadidos
posteriormente a su construcción original. En el coro alto
se instaló, en 1985, un gran órgano de tubos de
la firma Georg Jann.
Cerca de las puertas se encuentran una monumental
pila de agua bendita, datadas a finales del siglo XVII. Junto
a la pila bautismal, hay un bajo-relieve realizado por el escultor
Teixeira Lopes (Padre).
Claustro
Desde la sacristía se puede ingresar
al claustro gótico, que está adosado al lado sur
de la iglesia, ubicado entre el crucero y la torre. El claustro
es uno de los aspectos más llamativos de la catedral, una
joya arquitectónica que cautiva tanto por su patio interior
como por las galerías que lo rodean.
Adornadas con mosaicos de azulejo blanco y
azul, estas galerías presentan escenas religiosas que añaden
una dimensión artística única al conjunto.
Este claustro tiene planta cuadrada, compuesta
por un piso y una terraza, y su construcción se inició
en 1385, durante el reinado de Joao I y Felipa de Lancaster. La
planta baja del claustro se organiza en seis tramos por crujía,
con arcos apuntados entre los contrafuertes.
Estos arcos albergan ventanas tríforas
también apuntadas, apoyadas sobre dobles columnas, y presentan
óculos en los tímpanos. Se emplean bóvedas
de crucería con nervios que descansan sobre pilares cruciformes,
los cuales presentan columnillas con unos capiteles de diseño
vegetal de gran sencillez y uniformidad en todo el conjunto.
Los paneles de azulejos monocromos en azul,
parte de un proyecto de redecoración del claustro también
ideado por Nasoni, datan del siglo XVIII y representan escenas
del Cantar de los Cantares. Estos paneles se ven interrumpidos
por algunos vanos de entrada, algunos destinados al acceso a dependencias
anexas y otros vanos de entrada falsos, todos ellos ricamente
decorados con detalles escultóricos.
En el centro del patio se erige un cruceiro
de piedra sobre una base con grada octogonal, rematado con una
cruz que muestra a Cristo en una cara y una representación
de la Piedad en la otra.
En el ángulo suroeste del claustro se
encuentra la capilla de San Vicente, construida en el siglo XVI
y tradicionalmente utilizada como lugar de enterramiento para
los obispos de la ciudad. La capilla tiene una planta rectangular
con una cubierta abovedada de casetones, y destaca por su importante
sillería del XVII que representa escenas del Antiguo y
del Nuevo Testamento. El retablo de talla
dorada exhibe una profusa decoración y esculturas sobre
peanas.
En el año 1736, el arquitecto Nasoni
añadió una escalera noble para acceder a la terraza
superior del claustro gótico. Esta escalera de caja cuadrada
consta de un primer tramo central, seguido por dos laterales,
y repite este esquema en los dos tramos siguientes. La cubierta
está formada por una bóveda de arista con óculos
en los que se encajan vanos cuadrangulares con balaustrada. En
los niveles superiores, destaca la gran repisa de bronce (1616),
con las armas de D. Gonçalo de Morais, y la antigua campana
del reloj de la ciudad (1697, obra de D. José Saldanha).
En la terraza del claustro resaltan cinco paneles de azulejos
de Antonio Vital Rifarto, creados entre los años 1733 y
1737, que representan escenas de la Vida de la Virgen y de Las
metamorfosis de Ovidio. Estos paneles se ubican en las alas sur
y oeste.
La Casa del Cabildo ocupa la panda oeste del
claustro, alineada paralelamente a la fachada de la catedral.
Este edificio, de estilo arcaizante del siglo XVIII, exhibe características
claramente manieristas, con escasos elementos decorativos concentrados
en los vanos de granito que alternan frontones curvos y triangulares.
Aquí, tallas y objetos de arte de carácter religioso
se exhiben, ofreciendo una visión detallada de la rica
tradición artística y devocional asociada a la catedral.
La segunda planta alberga el Museo del Tesoro
de la catedral de Oporto, con cuatro pequeñas salas abovedadas
que contienen nueve grandes vitrinas con objetos de joyería
y ornamentos litúrgicos. En el último piso se encuentran
el Antecabildo y la Sala Capitular, las estancias más nobles,
que presentan techos casetonados, elementos decorativos, mobiliario
y zócalos de azulejos con escenas de caza, conformando
un conjunto sumamente lujoso. El techo de la Sala Capitular presenta
una alternancia de rosas y flores talladas junto a paneles alegóricos
con pinturas ejecutadas por Giovanni Battista Pichini en 1737.
Estas pinturas desarrollan un ciclo iconográfico que podría
basarse en los principios de Cesare Ripa. En este ciclo se destaca
San Miguel venciendo al demonio, quien es nombrado patrón
principal del Cabildo. Alrededor de esta escena central se representan
las catorce Virtudes que un cabildo debe poseer en relación
con sus funciones y responsabilidades. Estas virtudes incluyen
Sabiduría, Libertad, Autoridad, Generosidad, Razón,
Prudencia, Discreción, Justicia Divina, Verdad, Clemencia,
Concordia, Misericordia, Mérito y Caridad. Las inscripciones
en la base de cada panel contienen versos bíblicos alusivos
a la representación de cada virtud.
La Sala Capitular y la Sala Notarial, también
dentro del Museo Catedralicio, forman parte esencial de la travesía.
Estas salas, decoradas con muebles antiguos, esculturas, pinturas
y mosaicos de azulejos, nos transportan a diferentes épocas
y estilos artísticos.