Pero el templo que vemos actualmente es posterior.
Fue iniciado a mediados del siglo XII (1139) en estilo románico
durante el reinado del primer monarca portugués Alfonso
Henriques. La tradición cuenta que fue tras la victoria
en la batalla de Ourique frente a los musulmanes, que tanta resonancia
de tintes patriotas causó durante siglos para el pueblo
portugués.
Hay que tener en cuenta que el reino de Portugal
en ese momento no tenía una tradición propia como
nación pues los distintos territorios atlánticos
de la Península Ibérica desde comienzos de la Reconquista
fueron parte natural del Reino de Asturias y luego del de León.
De modo que Coimbra, que fue elegida por Alfonso
Henriques como capital del novísimo reino, debía
tener un templo catedralicio de entidad monumental para dignificar
la diócesis y, sobre todo, afirmar la independencia nacional
frente al resto de reinos peninsulares que tenían mucha
mayor historia y, especialmente León, reino del que se
había desgajado.
Arquitectura
La Catedral Vieja de Santa María de Coimbra
es un templo románico que originalmente se construyó
mediante tres naves de cinco tramos, transepto saliente en planta,
cimborrio sobre el crucero, cabecera de ábsides escalonados
con sus respectivos presbiterios. Los ábsides tienen planta
semicircular. La puerta románica conservada es la de su
fachada occidental de la que nos ocuparemos a continuación.
El material de construcción de la catedral es sillería.
Se conocen los nombres de los tres primeros maestros
constructores: Roberto (de Clairmont), de origen francés,
que intervino también en la catedral de Lisboa; Bernardo,
que fue su sustituto y Soeiro.
Como todo edificio casi milenario, la catedral románica
sufrió intervenciones modificadoras a lo largo de su historia,
si bien podemos felicitarnos de que los principales elementos
arquitectónicos y escultóricos románicos
se han conservado más que aceptablemente. Como veremos,
la intervención más importante tuvo lugar durante
el obispado de D. Jorge de Almeida (1483-1543) y en ella se añadirá,
por ejemplo, la gran puerta renacentista que se abre en el muro
septentrional.
Exterior
De la cabecera románica triabsidal quedan
dos ábsides, el principal, con columnas entregas y dos
pisos de ventanas de tipo portada y el del Evangelio (norte),
más modesto con sólo un ventanal. El de la Epístola
fue alterado.
Encima del crucero se yergue el cimborrio con su
linterna de planta cuadrada con dos ventanales en cada cara. Hay
que fijarse en la arquería inferior, justo encima del presbiterio
central y que se ha relacionado con las estructuras torreadas
del románico de la región francesa de Auvernia,
zona de procedencia del maestro Roberto. La cúpula que
remata el conjunto en su extremo superior es moderno, del siglo
XVIII.
Lo más relevante del exterior de la Catedral
Vieja de Coimbra es, sin embargo, la fachada occidental o imafronte.
Es de forma rectangular, aunque la calle central es más
saliente para poder contener la bocina de las arquivoltas de la
portada románica. Por encima los muros se coronan con almenas,
lo que indiscutiblemente le da un aspecto de «Catedral Fortaleza»
La puerta es muy abocinada. Tiene arquivoltas semicirculares
de baquetones y escocias con bezantes más un guardapolvos
con tallos ondulantes que envuelven parejas de hojas.
Los apoyos son seis columnas y dos pilastras. Los
fustes están tallados con primorosos relieves geométricos
y vegetales. Los capiteles son vegetales y de animales, exclusivamente
leones y dragones, en ocasiones en combate.
Encima, se abrió un enorme ventanal de estructura
casi idéntica a la propia puerta aunque algo más
pequeña.
La iluminación habilitada por la fachada occidental
se completa mediante dos aspilleras a la altura de la puerta y
otros dos vanos ajimezados encima, decorados con arquería.
Muy característico es el almenado con que se remata esta
fachada en su parte superior, que nos recuerdan inmediatamente
los merlones de la catedral de Sigüenza o los de la iglesia
de San Juan de Portomarín, entre otras.
En el costado norte hay dos puertas renacentistas.
La principal se denomina Porta Speciosa y se construyó
en el siglo XVI, siendo su arquitecto João de Ruão
y su escultor Nicolau de Chanterenne. Es de gran monumentalidad
por sus tres pisos de altura. Sin embargo, el aspecto actual de
esta portada es algo desangelado porque la piedra está
muy meteorizada en algunas zonas.
Interior
Al interior, la nave principal ofrece un alzado de
dos pisos: nivel de arcos formeros y por encima los arcos de apertura
de la tribuna que corre por encima de las naves laterales. Por
encima se cierra mediante la bóveda de medio cañón.
Las naves laterales se cubren con bóvedas
de arista. Este alzado, abovedamientos y la existencia de tribuna
homologa la catedral vieja de Coimbra con las iglesias de peregrinación,
como la catedral de Santiago de Compostela.
Los soportes son, como en Santiago, pilares de sección
cuadrada con cuatro semicolumnas. Sus capiteles muestran un amplio
repertorio de temas fitomorfos y zoomorfos (sin representación
de seres humanos), constituyendo el programa iconográfico
más rico del románico portugués.
Sobre el espacio del crucero se levantó un
cimborrio. Su tambor se apoya directamente sobre los arcos torales
y, al ser cúbico, no necesitó ni de pechinas ni
de trompas. Consta de dos niveles. El primero se decora con arquerías
murales ciegas sobre columnas. El superior tiene ventanales ajimezados
que permiten la entrada de la luz exterior. Este cimborrio se
remata mediante bóveda de arista.
El claustro
El claustro comenzó a erigirse en el siglo
XIII 1218, durante el reinado del rey Alfonso II. Es cuadrado
y de muy grandes dimensiones. Tiene la particularidad de que rebasa
el perímetro de la cabecera. Otro detalle es que está
descentrado respecto al eje de la iglesia.
Sus pandas se abren al patio central mediante arquerías
que se componen de grupos de dos arcos de medio punto envueltos
por uno más ancho y de perfil apuntado abierto por un óculo
que varía en cada uno de ellos. Las columnas son geminadas
y de esbelto canon, con capiteles vegetales. En medio de cada
pareja de arcos hay grandes pilares fasciculados con numerosas
columnillas que se aprecian desde el interior, pero que en el
exterior se convierten en contrafuertes. Estas fuertes estructuras
se ocupan de recibir los arcos cruceros de las bóvedas
de crucería que cubren las pandas.