Durante el fin de semana del sábado
7 y domingo 8 de mayo tuvo lugar la segunda edición del
Viaje Guiado ARTEGUIAS titulada "Ruta por el Esplendor Medieval
Palentino", la cual nos llevó a recorrer algunos de
los monumentos medievales de mayor relevancia histórica
y artística de la provincia de Palencia, más concretamente
por la zona de influencia del Camino de Santiago y Tierra de Campos.
Con una climatología verdaderamente
primaveral, partimos de la Plaza de Cristo Rey para, tras una
parada técnica reglamentaria a la altura de Medina del
Campo, adentrarnos en tierras palentinas y desembarcar en el primero
de nuestros destinos: la localidad de Amusco.
En Amusco nos detuvimos en primer lugar
en su iglesia parroquial de San Pedro, una enorme construcción
clasicista conocida popularmente como "El Pajarón
de Campos" que fue levantada sobre una construcción
románica anterior, de la cual, sobrevivieron dos interesantes
portadas, una de ellas, la meridional, con un posible mensario
agrícola esculpido.
Desde el centro de la localidad nos
acercamos ya a las afueras para visitar la hoy ermita de Nuestra
Señora de las Fuentes, una preciosa construcción
de transición entre el románico y el gótico
que, al emplazarse aislada de viviendas y en un entorno campestre,
hizo las delicias de todos nuestros viajeros.
Muy cerca de Amusco e incluso con contacto
visual dadas sus dimensiones, nos acercamos a la localidad de
Támara de Campos, minúsculo pueblito que cuenta
con una de las iglesias más impactantes y monumentales
de toda Castilla.
Dedicada a San Hipólito el Real,
fue una iglesia que causó sensación entre nuestros
amigos tanto al interior, donde además se conservan interesantes
piezas de arte sacro como el órgano y la pila bautismal,
así como al exterior, y es que vista desde la cabecera
tiene muy poco que envidiar a las catedrales urbanas.
Desde Támara nos dirigimos a
la localidad de Saldaña para comer en un céntrico
restaurante, un punto de partida más que propicio para
abordar la jornada de tarde, dedicada íntegra a Carrión
de los Condes, enclave jacobeo de primer orden y que cuenta con
varios monumentos de sobresaliente interés.
En Carrión de los Condes iniciamos
nuestro recorrido por el Monasterio de San Zoilo, situado a las
afueras de la localidad junto al Camino de Santiago y que hoy
ha sido reformado y convertido en un elegante establecimiento
hotelero.
Pero San Zoilo, además de por
su historia, nos interesaba porque, precisamente durante las obras
de acondicionamiento hace casi tres décadas, aparecieron
unos interesantísimos restos del románico pleno,
especialmente la portada de la iglesia y que cuenta con unos capiteles
magníficamente conservados y de alto contenido simbólico
que tuvimos ocasión de desgranar.
A continuación, ya en el centro
urbano, nos dispusimos a recorrer las dos principales parroquias
románicas de Carrión: Santa María del Camino
y Santiago, que además durante estas fechas y dado que
han sido prorrogadas, contaban en su interior con parte de la
Exposición "Ecce Mater Tua" de Las Edades del
Hombre.
Así, tras visitar la muestra
de arte sacro, no pudo tener la jornada mejor epílogo que
recrearnos con la fachada principal de la iglesia de Santiago,
una de las obras cumbre del románico europeo.
Desde Carrión, en apenas media
hora regresamos a Palencia capital a cenar y descansar en nuestro
hotel.
La mañana del domingo, también
soleada y radiante, no pudo empezar más fuerte, pues la
primera de las visitas aprovechando su laxitud horaria fue la
iglesia de San Martín de Frómista.
En San Martín, tras exponer y
desmontar los falsos mitos que cuestionan su autenticidad, procedimos
a acceder a su interior, donde tras admirar la magnífica
maqueta en la que queda plasmado su estado anterior a la restauración,
procedimos a comentar uno a uno sus capiteles más significativos.
Posteriormente al exterior, tras comentar
ventanales, portadas y canecillos, nos deleitamos con la tan armónica
como fotogénica visión de la cabecera, donde aprovechamos
para hacernos nuestra tradicional foto de familia.
Desde Frómista y tras una parada
técnica para reponer fuerzas, remontamos el Camino de Santiago
adelantando con el autobús un considerable reguero de peregrinos
hasta llegar a nuestro siguiente destino: Villalcázar de
Sirga.
En Villalcázar de Sirga, como
en Támara de Campos, lo primero que llamó la atención
fueron las gigantescas proporciones de su iglesia de Santa María
la Blanca. "Hay más iglesia que pueblo", se comentaba.
Y es que es una construcción ciertamente monumental.
En ella, tras comentar sus portadas,
ya de estética gótica pero de notoria inercia románica
en lo compositivo; accedimos al interior donde la mayoría
de focos, además de en su retablo, se concentraron en la
capilla funeraria que acoge los maravillosos sepulcros del infante
Felipe de Castilla y su segunda esposa.
Para terminar la mañana y aunque
en este caso se salía del arco cronológico medieval,
no podíamos pasar frente a ella y no visitar la Villa Romana
de La Olmeda, donde pudimos recorrer la sensacional colección
musivaria que conserva, así como conocer al detalle como
fue su proceso de descubrimiento y puesta en valor.
Tras la comida de nuevo en un restaurante
de Saldaña, emprendimos ya viaje de regreso, aprovechando
como más que gustosa guinda al pastel para visitar la basílica
visigótica de San Juan de Baños, una de las construcciones
altomedievales más valiosas y mejor conservadas de la Península
Ibérica.
En ella, tuvimos oportunidad de conocer
también la fuente-manantial que desde época romana
confirió de especial valor a este lugar tan cercano a Palencia
y al nudo ferroviario de Venta de Baños.
Y desde allí, tras una última
parada técnica, regresamos a Madrid dentro de nuestro horario
previsto. Muchas gracias por vuestra compañía y
hasta pronto.