El pasado sábado día
5 de mayo tuvo lugar el Viaje Guiado ARTEGUIAS titulado "Monjes
y Guerreros en la Defensa de la Frontera del Tajo", un recorrido
que nos llevó al encuentro de varias plazas al sur de la
provincia de Guadalajara que tuvieron especial relevancia durante
el proceso de Reconquista y repoblación entre finales del
siglo XII y principios del XIII.
Con una mañana absolutamente primaveral, la
expedición partió de la Avenida de América
para, tras las pertinentes explicaciones introductorias durante
el trayecto, llegar a nuestro primer destino temático de
la jornada, que no era otro que el binomio histórico y
monumental que componen el Parque Arqueológico de Recópolis
y el Castillo de Zorita de los Canes.

Tras un breve vistazo a los paneles instalados en
el centro de recepción de visitantes del Parque de Recópolis,
iniciamos la visita al yacimiento propiamente dicho de la mano
de su guía-arqueóloga Angélica, quien nos
fue ilustrando sobre el origen y la funcionalidad de los diferentes
equipamientos recuperados y excavados.

Especial atención concentraron los restos
de la basílica, en la cual pudimos entender a través
de su evolución el paso de las diferentes civilizaciones:
visigodos primero, árabes después y cristianos de
nuevo hasta su total despoblación y abandono.

Igualmente, causó sensación entre los
más aficionados a la fotografía las maravillosas
vistas que se observaban desde la meseta en la que se asienta
Recópolis, con amplísimos panoramas sobre el castillo
de Zorita de los Canes, el río Tajo y una Alcarria de lo
más verde y floreada gracias a la explosión de la
primavera tras un invierno de lo más propicio por lo lluvioso.

Finalizada la visita a Recópolis y siempre
en compañía de Angélica, nos acercamos al
castillo de Zorita de los Canes, de origen árabe y posteriormente
convertido en uno de los bastiones más importantes de la
Orden de Calatrava en territorio peninsular.
Por su icónica puerta de herradura accedimos
al recinto principal, desde donde tuvimos la ocasión de
conocer sus diferentes estancias conservadas, destacando por encima
del resto la antigua iglesia con su cripta excavada en la roca
y sus capiteles visigóticos precisamente reaprovechados
de la vecina Recópolis.

Tras descender por el acceso norte de la fortaleza
rodeando su amplísimo recinto amurallado siempre con vistas
privilegiadas hacia el valle del Tajo, regresamos al autobús
para dirigirnos a la vecina población de Albalate de Zorita,
donde teníamos prevista la comida, pero dado teníamos
unos minutos de margen, no quisimos perder la ocasión de
acercarnos a la ermita de Cubillas, a las afueras de la propia
localidad.

Esta modesta construcción, antigua parroquia
convertida hoy en capilla del cementerio, conserva una interesante
portada tardorrománica y una no menos graciosa colección
de canecillos figurados. Tras su visita, nos dirigimos al restaurante
para recuperar fuerzas de cara a la jornada de tarde.
Desde Albalate, tomamos rumbo norte siempre con las
aguas del Tajo a nuestra vera hasta llegar a los restos consolidados
del monasterio cisterciense de Santa María de Monsalud,
junto a la localidad alcarreña de Córcoles.

En el propio cenobio, abandonado durante muchos años,
iniciamos la visita por su remodelado claustro y su sala capitular
original, lo que nos sirvió para exponer las principales
características del modo de vida monacal de la orden del
cister.

A continuación, accedimos a su iglesia abacial
para constatar los preceptos de la orden en cuanto a la austeridad
y ausencia total de decoración figurada aunque sin escatimar
en lo arquitectónico.
Tras la visita a Monsalud, nos adentramos en el corazón
de la llamada Hoya del Infantado hasta llegar a la pequeña
población de Millana, cuya iglesia parroquial dedicada
a Santo Domingo de Silos, pese a ser una construcción neoclásica,
conserva de una primitiva obra románica su espléndida
portada cargada de figuración, lo cual nos sirvió
para comentar la naturaleza simbólica de los seres fantásticos
allí esculpidos, así como los pasajes bíblicos
perfectamente reconocibles.

La última de las visitas programadas de la
jornada tuvo como escenario la antaño pujante población
de Alcocer, cuya iglesia parroquial, conocida popularmente "la
Catedral de la Alcarria", no dejó indiferente a ninguno
de nuestros acompañantes por sus descomunales dimensiones
en comparación al tamaño de la localidad.
Tras la visita a su elegante interior, nos desplazamos
a su hastial occidental para contemplar también su magnífica
torre campanario, unánimemente catalogado como el mejor
del gótico alcarreño.

Finalizada la visita nos dirigimos a un popular mesón
de la propia población de Alcocer para reponer fuerzas
antes del viaje de regreso a Madrid, durante el cual, casi como
si hubiera querido esperar amablemente a que finalizase nuestra
visita para no importunarnos, se desató una fuerte tormenta
que nos acompañaría durante parte del viaje de vuelta.
A la hora prevista, llegamos a nuestro destino en
la Avenida de América de Madrid. Muchas gracias a todos
por vuestra asistencia y hasta una próxima ocasión.