Entre el viernes día 31 de marzo
y el domingo 2 de abril tuvo lugar la II Edición del Viaje
Guiado ARTEGUIAS "Ruta Paisajística y Monumental en
el Valle de Liébana y Fuentes Carrionas", una ruta
que nos llevó a recorrer parte de la Montaña Palentina
y su románico, así como el precioso valle cántabro
de La Liébana, también cargado de historia y con
un más que estimable patrimonio histórico y artístico.

Como estaba estipulado, salimos puntualmente
de Madrid para, a través de la autovía A6, encaminarnos
hacia tierras del norte palentino, por supuesto y como es preceptivo,
con la reglamentaria parada técnica a la altura en este
caso de Tordesillas.

Nuestro primer destino temático
tuvo como escenario la iglesia de San Fructuoso de Colmenares
de Ojeda, templo tardogótico pero señalado con letras
de oro en la agenda de cualquier amante del románico por
albergar en su interior -no siempre accesible- una de las mejores
pilas bautismales no solo del románico castellano, sino
de toda España.
Frente a ella tuvimos ocasión
de recrearnos explicándola al detalle en su iconografía,
así como diversas interpretaciones, teniendo tiempo también
para fotografiarla desde todos y cada uno de sus puntos de vista.
Una pieza que causó sensación así para abrir
boca.

A continuación, tras la comida
en Cervera de Pisuerga, capital de ese sector más occidental
de la Montaña Palentina y puerta de acceso al Parque Nacional
de Fuentes Carrionas, visitamos dos iglesias que, por su situación,
algo apartadas del mucho más conocido grupo de templos
en torno a Aguilar de Campoo, suelen quedar al margen de muchas
rutas turísticas:
La primera de ellas fue la de Pisón
de Castrejón, fotogénica a más no poder al
enclavarse en una preciosa pradería con las imponentes
cumbres de la Cordillera Cantábrica como telón de
fondo.

En ella, recorrimos su cabecera plenamente
románica para, a continuación, detenernos en su
magnífica portada sur, pieza ya de bien entrada la época
gótica pero indudablemente inspirada en las celebérrimas
puertas de Santiago de Carrión de los Condes y Moarves
de Ojeda.

Más escondida aún, en
apenas 10 minutos llegamos a la localidad de Traspeña de
la Peña, cuya iglesia conserva una portada de la misma
naturaleza, quizás incluso más avanzada en lo plástico
y estético que no nos permitió dar tregua alguna
a nuestras cámaras fotográficas.

Desde allí y tras una parada
técnica en la acogedora posada de Camasobres, nos dispusimos
a cruzar la Cordillera Cantábrica a través del sinuoso
Puerto de Piedrasluengas, cuyo paisaje, como pudimos comprobar,
fue un monumento más de la ruta y en cuya cima tuvimos
ocasión de hacer una parada para contemplar las bellísimas
panorámicas que desde ella se disfrutan.

Desde Piedrasluengas ya accedimos a
territorio cántabro para llegar a nuestro hotel, situado
en la localidad de Ojedo apenas a un kilómetro de Potes,
capital histórica y administrativa de La Liébana.
La mañana del sábado la
iniciamos visitando el monumento más antiguo de nuestra
ruta, concretamente la iglesia mozárabe de Santa María
de Lebeña, literalmente encajonada entre montañas
y que, gracias a su secular aislamiento, ha llegado a nuestros
días prácticamente intacta.

Desde Lebeña, tras una parada
técnica, nos esperaba otro de los monumentos más
esperados del fin de semana como es la iglesia románica
de Santa María de Piasca, una iglesia que lo tiene absolutamente
todo: paisaje, fotogenia, arquitectura y una exuberante escultura
que nos permitió recrearnos tanto en su iconografía
como en ese inconfundible estilo del maestro Covaterio.

A la tarde, tras la comida en el propio
hotel de Ojedo, nos dirigimos a la capital espiritual del valle,
nada menos que el Monasterio de Santo Toribio de Liébana,
que ya se prepara para, en apenas unas semanas, iniciar su Año
Jubilar.
En Santo Toribio, además de explicar
su historia, la relevancia que para la historia del arte altomedieval
que ha tenido gracias a su monje Beato, y por supuesto su arquitectura
ya gótica, pudimos visitar ese fragmento del "Lignum
Crucis" responsable de su fama desde la misma noche de los
tiempos.

Y desde Santo Toribio, para rematar
la tarde, descendimos de nuevo a Potes, animadísima al
acoger durante el fin de semana la llamada "Feria de la Caza"
y en la que eran numerosos los "stands" de carácter
gastronómico donde quien así lo deseo, pudo realizar
su acopio de productos típicos para traerse de vuelta.
Por supuesto, no podíamos abandonar
Potes sin visitar su principal referente monumental que es la
Torre del Infantado, que hoy acoge una ilustrativa y didáctica
exposición sobre Beato de Liébana y el mundo de
los beatos y la miniatura altomedieval hispana.

La jornada del domingo, soleada y con
una claridad que nos permitió contemplar la majestuosidad
de las montañas que delimitan la Liébana, iniciamos
la jornada visitando el Centro de Interpretación de los
Picos de Europa de Sotama.

Desde allí, de nuevo afrontamos
Piedrasluengas para abandonar Cantabria y regresar a la Montaña
Palentina, dándonos su más cálido recibimiento
con la antigua Colegiata de San Salvador de Cantamuda, uno de
los símbolos del románico palentino y que lucía
especialmente bella tras su recientísima restauración.

A continuación llegamos a Cervera
de Pisuerga, también engalanada por su Feria de Ramos para
comer y, desde allí y ya ganándole terreno al viaje
de regreso, visitar otros dos monumentos imprescindibles del románico
palentino.

En primer lugar, la iglesia de Moarves
de Ojeda, con su espectacular friso escultórico con el
apostolado flanqueando al Cristo en Majestad, que nos permitió
establecer una comparativa formal con las iglesias de Pisón
y Traspeña visitadas el viernes.

Y como "fin de fiesta", terminamos
la ruta en la encantadora ermita de San Pelayo de Perazancas,
la obra considerada más antigua del románico palentino
y en la que tuvimos ocasión de contextualizar su cronología,
así como saborear los restos de pinturas murales conservados
en su interior, algo bastante infrecuente en el románico
de Palencia.

Desde allí, en este caso con
dos paradas técnicas, emprendimos viaje de regreso a Madrid,
llegando dentro del horario previsto.
Muchas gracias por acompañarnos.