Crónica e imágenes del Viaje Guiado:
Fuentes Carrionas y Valle de Liébana, 15, 16 y 17/07/16
Durante el fin de semana del viernes 15 al domingo
17 de julio tuvo lugar uno de los viajes guiados de ARTEGUIAS
más esperados, teniendo como destino durante sus tres días
de duración el patrimonio monumental medieval de la Montaña
Palentina y, ya en territorio cántabro, el histórico
Valle de Liébana.

Como estaba previsto, la expedición partió
puntual de la Glorieta de Cristo Rey, efectuándose durante
el trayecto las dos paradas reglamentarias para recorridos de
este kilometraje y así llegar, dentro del horario previsto,
a nuestro primer destino temático del viaje, que no era
otro que la localidad de Colmenares de Ojeda.

Conserva Colmenares de Ojeda, dentro de su iglesia
gótica de San Fructuoso, una pieza románica que
bien justificó una parada por sí misma: nos referimos
a su maravillosa pila bautismal románica, sin lugar a dudas,
una de las más sobresalientes no solo de la Península
Ibérica, sino de toda la Europa románica.

Desde Colmenares y en apenas diez minutos llegamos
a Cervera de Pisuerga, capital de la Montaña Palentina,
para degustar en uno de sus restaurantes una reconstituyente comida
casera.
La jornada de tarde la iniciamos acercándonos
a la minúscula aldea de Traspeña de la Peña,
cuya iglesia parroquial de La Transfiguración presume de
conservar coronando su portada principal un encantador conjunto
escultórico tardogótico de Cristo flanqueado por
el Colegio Apostólico. Sirvió perfectamente este
templo para ejemplificar la riqueza patrimonial que es posible
encontrar en nuestro país incluso en la más remota
localidad.

Muy cerca de Traspeña y con contacto visual
entre ambas poblaciones, llegamos a Pisón de Castrejón,
cuya iglesia parroquial, románica y de lo más fotogénica
por encontrarse aislada del caserío en una amena pradería,
fue como su vecina enriquecida en época tardogótica
con un friso esculpido con Cristo y los Apóstoles.

En este caso, además de su fachada sur, pudimos
admirar también sus interesantes capiteles interiores y
varios canecillos originales dispuestos en su cornisa cabecera.

Desde Pisón de Castrejón emprendimos
rumbo norte con el fin de ingresar el territorio cántabro,
no sin antes realizar una parada técnica para reponer fuerzas
en la población de Camasobres y, como no podía ser
de otra manera dado además el soleadísimo día
que nos acompañaba, parar 15 minutos en la cima del Puerto
de Piedrasluengas para admirar y fotografiar desde su mirador
un inigualable panorama de los Picos de Europa.
Tras ello, descendimos con el autobús por
la tan curvilínea como pintoresca carretera de Piedrasluengas
para llegar al corazón de la Liébana y distribuirnos
en los dos hoteles en los que se alojó el grupo en las
cercanas entre sí poblaciones de Ojedo y Potes.

La mañana del sábado amaneció
de nuevo totalmente soleada, lo que resaltaba aún más
la belleza del paisaje lebaniego. Así, tras adentrarnos
en el primer tramo del famoso Desfiladero de La Hermida, llegamos
a la iglesia de Santa María de Lebeña, templo mozárabe
fundado nada menos que en el siglo X y auténtico icono
monumental de la Liébana.
En Santa María de Lebeña atendimos
la exhaustiva explicación de su entrañable guía
María Luisa, para después aprovechar para recorrer
y fotografiar el entorno del templo antes de inmortalizarnos frente
a ella en una de nuestras tradicionales fotos de familia.

Desde Lebeña, de nuevo en dirección
sur y tras reponer fuerzas en la localidad de Vieda, ascendimos
hacia la aldea de Piasca, cuya iglesia de Santa María,
auténtica joya del románico cántabro, era
sin duda uno de los destinos más esperados por todos.

Iniciamos la explicación por su fachada occidental,
cuyos elementos escultóricos fuimos comentando e interpretando
detenidamente a la par que presentábamos a su enigmático
maestro firmante Covaterio. A continuación, hicimos lo
propio con su portada sur y su cabecera para, por último,
acceder al interior a comentar sus elementos más relevantes.

Maravillados aún por la belleza de Santa María
de Piasca, descendimos de nuevo al corazón del valle para
degustar en la propia Venta de Vieda un delicioso cocido lebaniego,
plato típico por antonomasia de esta comarca cántabra.

La jornada de tarde la iniciamos visitando el celebérrimo
cenobio de Santo Toribio de Liébana, auténtico foco
espiritual desde tiempo inmemorial del Valle de Liébana.

Antes de desembarcar a pie del propio monasterio
no perdimos la oportunidad de aproximarnos a los restos de la
ermita románica de San Miguel, erigida unos metros por
encima de Santo Toribio y desde la que se puede contemplar impresionantes
panorámicas tanto de los Picos de Europa como de la villa
de Potes.

Ya en el propio monasterio, tras explicar brevemente
su importancia histórica y sus características artísticas,
pudimos acceder a la exposición de su conocido "Lignum
Crucis": una de las pocas reliquias de la cruz de Cristo
reconocida por la Iglesia Católica tal y como nos expuso
el hermano franciscano encargado de mostrárnosla.

Como colofón a la jornada, no podíamos
marcharnos del Valle de Liébana sin visitar su villa capital
Potes: localidad bulliciosa y comercial que conserva algunos restos
de su importancia medieval, como la iglesia gótica de San
Vicente y la icónica Torre del Infantado, en cuyo interior
desde hace algunos años se ha habilitado una exposición
en la que a base de paneles, réplicas, pantallas interactivas
y proyecciones audiovisuales, se explican a la perfección
los manuscritos iluminados altomedievales así como la figura
del lebaniego más universal: el Monje Beato.

Tras la visita a la Torre y un rato de tiempo libre
para reponer fuerzas o realizar compras quien así lo deseó,
cenamos en un céntrico mesón antes de regresar a
nuestros hoteles.
La mañana del domingo la iniciamos realizando
una breve visita al Centro de Recepción de Visitantes de
los Picos de Europa de Sotama, modernísimo edificio en
el que, además de un bonito documento audiovisual, pudimos
conocer mejor los diferentes aspectos que marcan la personalidad
del Valle de Liébana.

A continuación, atravesamos de nuevo el Puerto
de Piedrasluengas con el fin de acceder al resto de monumentos
programados de la Montaña Palentina, empezando por supuesto
por la maravillosa colegiata de San Salvador de Cantamuda, ante
la cual, además de recrearnos con la graciosa leyenda que
se relaciona con su fundación, disfrutar de uno de los
edificios románicos más fotogénicos del país.

En el propio núcleo de San Salvador de Cantamuda,
en el valle de La Pernía y a orillas de un recién
nacido río Pisuerga, disfrutamos de una deliciosa comida
antes de afrontar la jornada de tarde, la cual empezó con
una breve visita a la iglesia de Moarves de Ojeda, que si bien
ya visitamos en otro viaje, al encontrarse en nuestra ruta, no
podíamos dejar pasar la oportunidad de hacer una parada
frente a su majestuoso friso románico, más que posible
inspiración además de los que tuvimos la oportunidad
de contemplar en Pisón y Traspeña durante la jornada
del viernes.

Para terminar con nuestro itinerario monumental por
el norte palentino, visitamos la encantadora ermita de San Pelayo
de Perazancas, templo románico que si bien no goza de la
espectacularidad exterior de otros del entorno, sí presume
de poseer un origen antiquísimo, una cabecera de apariencia
lombarda y, ya en el interior, restos de pinturas murales.

Desde Perazancas de Ojeda y de nuevo realizando dos
paradas técnicas intermedias, regresamos a Madrid llegando
a nuestro destino dentro del horario previsto.
Muchas gracias a todos por acompañarnos y
feliz verano.