Como estaba previsto y con una puntualidad
por parte de todos los asistentes que no nos cansaremos de agradecer,
el viaje salió el jueves desde la madrileña Plaza
de Cristo Rey para, con las reglamentarias paradas técnicas
a lo largo de la autovía A-6 y la A-52, llegar hasta la
localidad de Allariz, punto estratégico más que
idóneo para comer en la terraza de un precioso restaurante
a la misma ribera del río Arnoia.

Con idea de aligerar el largo trayecto hasta Pontevedra,
la jornada del jueves la dedicamos a visitar dos interesantísimos
monumentos aún en tierras ourensanas, empezando por la
espectacular colegiata de Santa María de Xunqueira de Ambía,
un templo que, arquitectónicamente, puso en práctica
algunos ensayos heredados de la catedral compostelana.

Muy cerca, la iglesia de San Pedro da Mezquita sorprendió
a los asistentes por su fotogenia y por la profusión y
originalidad de detalles escultóricos que animan su fachada
occidental, todo ello con la compañía de su simpatiquísimo
párroco que ejerció de anfitrión.

Tras hacer noche en un hotel del centro de Ourense,
continuamos nuestro "peregrinar" está vez sí
hasta tierras de Pontevedra, donde empezamos nuestro recorrido
de viernes por la ciudad fronteriza de Tui, donde explicamos su
dilatada historia de la ciudad, nos dejamos sorprender por su
espectacular catedral.

En la catedral, además de en sus restos románicos
tanto del exterior como del interior, el interés se concentró
en su fachada occidental, la primera del gótico gallego
pero claramente marcada por rasgos inerciales románicos
mateanos. Por supuesto, no podíamos marcharnos de la seo
tudense sin conocer su claustro, donde es posible ascender a sus
cubiertas y contemplar espectaculares panorámicas del río
Miño y de tierras portuguesas.

Desde Tui, siguiendo el curso del citado Miño
hasta su desembocadura, ascendimos hasta el Castro de Santa Trega,
donde nos recibió un tremendo diluvio que parecía
condenarnos a no poder admirar sus panorámicas hasta que,
un "milagroso" claro, ya cuando nos disponíamos
a marchar, nos permitió captar espectaculares instantáneas
de todo el paisaje costero.

Tras la comida en un restaurante del puerto de A
Guarda ascendimos rumbo norte por una preciosa carretera litoral
hasta la emblemática localidad de Baiona, donde visitamos
su interesante colegiata y quien así lo deseo, se asomó
a la réplica de la carabela de Colón "La Pinta"
o a su castillo.

Como colofón a la jornada de viernes, ya en
el ensanche metropolitano de Vigo visitamos la tan poco conocida
como interesante iglesia de Santa María de Castrelos, con
sus tres portadas, sus ventanales y sus característicos
rosetones absidiales.

Tras hacer noche en la propia ciudad de Vigo, el
sábado iniciamos nuestro recorrido desde el corazón
de las Rías Baixas visitando la antigua iglesia monástica
de Santa María de Sobran, cerca de Vilagarcía de
Arousa.

A continuación ascendimos al monasterio cisterciense
de Santa María de Armenteira, donde visitamos su claustro,
su iglesia monástica así como su tienda monacal,
en la que se venden productos naturales elaborados por la propia
comunidad que lo habita.


De camino al restaurante situado en el Concello de
Moraña, hicimos una breve parada para visitar la encantadora
iglesia de San Pedro de Rebón, precioso exponente de ese
románico rural gallego no tan conocido.

Ya por la tarde, de camino a la ciudad de Pontevedra,
aprovechamos a asomarnos también a la iglesia de San Martiño
de Gargantáns, enclavada en un exuberante paraje de norme
verdor y que, además, conserva uno de los ábsides
románicos más fotogénicos de Galicia.


El resto de la jornada lo dedicamos íntegro
a la ciudad de Pontevedra, cuyo casco urbano conquistó
a todos nuestros viajeros dada su comodidad, su carácter
cien por cien peatonal, su ambiente y por su profusión
monumental.

En Pontevedra además de recorrer sus calles
más emblemáticas, nos detuvimos en las ruinas del
antiguo convento de Santo Domingo, en la Basílica de Santa
María la Mayor, así como en el convento de San Francisco
y su icónica iglesia de la Peregrina, punto de encuentro
para regresar al autobús y volver a nuestro hotel, donde
nos esperaba la cena y una sorpresa en forma de "Queimada".

Y como epílogo a cuatro días cargados
de arte, historia y paisaje, aprovechando el viaje de regreso
a Madrid no dejamos escapar la oportunidad de visitar dos monumentos
propicios por quedar en el propio camino:

En primer lugar, el santuario de A Franqueira, uno
de los de mayor tradición y devoción de Galicia
que conserva una portada románico presidida por un tímpano
de enorme personalidad, y a continuación, ya de nuevo en
tierras ourensanas, el Monasterio de San Clodio de Leiro, hoy
en día convertido en un lujoso hotel.

Desde allí, tras comer de nuevo en la encantadora
terraza fluvial del restaurante Acea da Costa de Allariz, emprendimos
nuestro viaje de retorno a Madrid.

Muchas gracias a todos y todas por vuestra fantástica
compañía.