Durante el fin de semana del sábado
13 y domingo 14 de agosto tuvo lugar el Viaje Guiado ARTEGUIAS
"Ruta por el Sorprendente y Desconocido Románico Alavés",
un itinerario que, huyendo de los sofocantes calores veraniegos
de Madrid, nos llevó a conocer algunas de las más
eminentes obras románicas del territorio histórico
de Álava.

Y es que Álava, al situarse a
caballo entre provincias eminentemente románicas como Burgos,
Navarra o La Rioja, es lógico que cuente con un interesante
ramillete de iglesias románicas, pero por alguna razón,
quizás porque los otros dos territorios vascos como Guipúzcoa
y Vizcaya apenas conservan restos, el románico vasco ha
sido injustamente ignorado por la historiografía del arte,
una circunstancia que, poco a poco, empieza a revertirse.

Así pues, tal y como estaba previsto,
emprendimos rumbo porte por la autovía A-1 para, tras la
preceptiva parada a la altura de Lerma, adentrarnos en tierras
alavesas por su sector occidental, más concretamente por
el Valle de Valdegovía, limítrofe con Las merindades
burgalesas y, como no podía ser de otra forma, rico en
románico.

Del Valle de Valdegovía escogimos
para la visita la que sin duda es su obra maestra: la iglesia
de Nuestra Señora de la Asunción de Tuesta, un templo
ya del último tardorrománico, casi protogótico
pero que, sobre todo por la riqueza escultórica de sus
canecillos y de su portada, hizo las delicias de toda la concurrencia.

Desde Valdegovía, a través
del llamado "Valle Salado" por la importancia de las
Salinas de Añana que pudimos contemplar desde el autobús,
nos dirigimos a la población de Montevite/Mandaita para
comer en un agradable mesón. Desde allí, circunvalando
Vitoria por el sur, iniciamos nuestra jornada de tarde.

Jornada de tarde que tuvo su arranque
en uno de los puntos clave del viaje, como es el importantísimo
Santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz, de gran
devoción para los alaveses y de especial relevancia para
los amantes del románico, pues de ahí emanaron buena
parte de las influencias estilísticas que caracterizan
al románico alavés.

En el Santuario de Estíbaliz
tuvimos el honor de ser recibidos por Isabel Mellén, directora
de Álava Medieval, institución que, desde su sede
junto al propio santuario, lleva a cabo desde los últimos
años una fructífera y admirable labor de difusión
y promoción del románico alavés.
Ya en su compañía y tras una detallada introducción
de tipo histórico, iniciamos la visita propiamente dicha
por su portada sur, llamada "Porta Speciosa", una de
las mejores de todo el País Vasco.

Justo cuando se empezaba a desatar una
tormenta accedimos al interior del templo, donde tuvimos ocasión
de saborear con detenimiento los magníficos capiteles del
crucero y de los arcos de acceso a los ábsides, así
como, por supuesto, la pila bautismal, de las mejores del país
sin lugar a dudas.

Antes de marcharnos de Estíbaliz
tuvimos ocasión de tomar un refrigerio en un bar del propio
santuario y, quién así lo deseó, asomarnos
al coqueto Centro de Interpretación del Románico
de Álava habilitado en uno de los edificios anexos.
Descendimos de Estíbaliz para
adentrarnos esta vez sí en el casco urbano de Vitoria/Gasteiz
para visitar la importantísima Colegiata de San Prudencio
de Armentia, auténtica alma devocional del medievo alavés
y que, pese a sus múltiples reformas y desmantelamientos,
conserva algunos de los elementos más interesantes de la
escultura románica vasca.

En Armentia iniciamos nuestra visita
por el interior, admirando tanto los capiteles como las monumentales
efigies de los evangelistas que ocupan cada uno de los ángulos
de la cúpula.

A continuación, ya en el exterior,
comentamos al detalle la riquísima colección de
canecillos que animan sus cornisas; variadísimos y algunos
de carácter único. Y por fin, para rematar la jornada,
pudimos explicar con detenimiento ese "puzzle" de escultura
románica de primera calidad recolocada un poco al libre
albedrío en su pórtico como consecuencia de una
de sus múltiples reformas. En conjunto, resulta ser todo
un tratado de teología.

Desde Armentia, en apenas 10 minutos
llegamos a nuestros dos hoteles en los que nos alojamos para cenar
y descansar.
El domingo, con una acusada bajada de
temperaturas que todos agradecimos, iniciamos nuestra ruta poniendo
rumbo a la denominada Llanada Alavesa, un fértil territorio
al este de la capital cuajada de pequeñas aldeas, muchas
de ellas dotadas de su iglesia románica.
Y para empezar fuerte, nuestra primera parada fue la localidad
de Gaceo, donde nos esperaba Ander Gondra y que nos acompañaría
durante toda la jornada.

En Gaceo el interés se concentra
en el interior del templo, donde se conserva el mejor ciclo pictórico
medieval de todo Euskadi, descubierto en los años 70 por
el antiguo párroco.
Casi escena a escena fuimos desgranando la iconografía
de las pinturas, si bien cronológicamente ya son del gótico
lineal, conserva evidentes resabios románicos, aunque en
el cascarón preside el conjunto una escena ya tan gótica
como el "Trono de Gracia".

Apenas a diez minutos de Gaceo llegamos
a la localidad de Alaiza, otra de esas poblaciones cuya iglesia
desde el exterior pasaría como "una más",
pero que al interior se abre ante el visitante uno de los programas
pictóricos más extraños y sorprendentes del
medievo hispano, con figuras planas y monócromas sin aparente
orden ni concierto componiendo escenas bélicas, costumbristas,
peregrinos, cacerías, etcétera.

Fuimos diseccionando tanto el posible
significado de cada una de ellas, así como las diferentes
teorías que a lo largo de las últimas décadas
se han vertido sobre ellas.

Tras una parada técnica en Alegría-Dulantzi
para reponer fuerzas e ir al aseo, rematamos la mañana
acercándonos a la iglesia de Añua, otra de las joyas
medievales de la Llanada y la más interesante al exterior,
ya que conserva uno de los ábsides más elegantes
de todo el territorio.

Desde Añua, en apenas 15 minutos
llegamos a nuestro restaurante, ubicado en la populosa localidad
de Salvatierra-Agurain, cabecera comarcal y capital de la Cuadrilla
del mismo nombre.

Tras la comida, antes de emprender camino
de regreso a Madrid, visitamos la ermita de Nuestra Señora
de Ayala, situada a las afueras de Alegría-Dulantzi en
un encantador paraje que le da aún más valor al
monumento.

Se trata de una antigua parroquia de
una localidad despoblada y desaparecida pero que se mantuvo en
pie cuidada por los antiguos habitantes y que constituye uno de
los escasísimos ejemplos de románico porticado de
Álava. Su interior, cuajado además de cruces de
consagración pintadas en el muro, no dejaron indiferente
a nadie.

Desde allí y con las paradas
técnicas preceptivas, iniciamos nuestro viaje de regreso
a Madrid para llegar dentro del horario previsto.
Muchas gracias a todos por acompañarnos.