Crónica e imágenes del Viaje Guiado
por El Camino del Cid en Soria, el 12/09/15
El sábado día 12
de septiembre tuvo lugar la segunda edición del Viaje Guiado
de ARTEGUIAS titulado "Ruta del Cid en Soria: Mozárabe
y Románico en un territorio guerrero".
Tal y como estaba previsto, la expedición partió
desde la madrileña Plaza de Castilla en dirección
norte por la autovía A-1 para, tras una parada técnica
a la altura de Santo Tomé del Puerto y las pertinentes
explicaciones introductorias históricas y artísticas
durante el trayecto, llegar a nuestro primer destino, que no era
otro que El Burgo de Osma.

Una vez desembarcamos del autobús, aprovechamos
la visión directa de su antiquísimo castillo para
explicar la relación entre el primitivo asentamiento de
Osma y su expansión de El Burgo, donde se levantó
su importante catedral y a cuyo núcleo accedimos atravesando
el encantador puente sobre el río Ucero y una de las puertas
de su antigua muralla defensiva.
Antes de acceder al interior de la catedral, comentamos
detenidamente las singularidades y la iconografía de sus
dos portadas góticas, situadas en el muro occidental y
meridional respectivamente.

Ya en el interior, la explicación corrió
a cargo de Paco, guía oficial de la Catedral y perfecto
conocedor de cada detalle tanto histórico como artístico
de la seo oxomense, con quien recorrimos naves, coro, altar mayor,
sacristía, las capillas del Venerable Palafox y del Cristo
del Milagro (con su fantástico Cristo románico)
para, a continuación, acceder al esperado espacio claustral.
El claustro de la catedral de El Burgo de Osma fue
profundamente reformado en época tardogótica, viniendo
a sustituir a un primitivo claustro románico que, a tenor
de los escasos restos conservados, debió ser una de las
construcciones románicas más sobresalientes de la
Península Ibérica, planteándose incluso la
disyuntiva de si, toda la impronta y los repertorios silenses
que se manifiestan en buena parte del románico español,
pudo en realidad irradiar de los talleres activos en el claustro
de Osma.

Sea como fuere, la visita a la catedral tuvo su colofón
en los citados restos románicos conservados en el claustro,
empezando por su sala capitular con sus interesantes capiteles
y en el que se ubica el fastuoso sepulcro de San Pedro Obispo
de Osma. Por supuesto, no podíamos abandonar tan magnífico
edificio sin comentar la importancia del Beato de Osma del que
una réplica con la lámina del mapamundi se expone
en una sala adyacente.
Desde El Burgo de Osma nos dirigimos hacia el autobús
para, rumbo sur y a través de las prácticamente
despobladas parameras del histórico Marquesado de Berlanga,
llegar a la localidad de Casillas para comer.
Tras la comida, a menos de dos kilómetros
del restaurante, accedimos a la conocida ermita de San Baudelio,
una de las construcciones altomedievales españolas más
enigmáticas y que, aún hoy, sigue generando controversia
entre especialistas investigadores.

Austera a más no poder en su exterior, el
panorama cambió radicalmente una vez accedimos a su interior,
desplegándose ante nosotros esa espectacular "palmera"
arquitectónica y el curiosísimo bosque de arcos
y columnas situado a los pies.

Ante tan magnífico panorama, la explicación
se centró en primer lugar en exponer las diversas teorías
que han ido surgiendo sobre el origen y morfología de la
construcción para, una vez puestas todas en común,
pasar a explicar las pinturas románicas que enriquecían
su interior; y decimos "enriquecían" porque a
día de hoy, la mayoría de los restos pictóricos
no son más que las improntas que quedaron adheridas a los
muros una vez que, durante el primer cuarto del siglo XX, fueron
arrancadas y vendidas a un chamarilero que, a su vez, fue revendiéndolas
hasta acabar distribuidas por diferentes museos estadounidenses.

Tras la visita a San Baudelio y aún cautivados
por el halo de misterio que la envuelve, retomamos rumbo noroeste
con intención de aproximarnos a la histórica villa
de Gormaz, en la actualidad una pequeña aldea que apenas
se acerca a una cincuentena de habitantes pero que, durante la
Alta Edad Media fue una plaza de enorme relevancia en los contextos
de la Reconquista.

En Gormaz la primera parte de la visita se centró
en la ermita de San Miguel, sencillo edificio de origen prerrománico
situado a media ladera del cerro que corona la espectacular alcazaba
y que, en su interior, hace no muchos años, fueron descubiertas
unas interesantísimas pinturas murales recientemente puestas
en valor.

Una vez explicadas tanto las pinturas del ábside
como las que adornan los muros perimetrales de la nave, y por
supuesto, hecha referencia a la casi única en España
pila bautismal allí conservada regresamos al autobús
para abordar el ascenso al último monumento de la visita:
la Alcazaba califal de Gormaz.

Visible desde buena parte de los territorios occidentales
sorianos, la Alcazaba califal de Gormaz puede vanagloriarse de,
además de ser uno de los puntos estratégicos claves
durante el proceso de Reconquista, de ser la fortaleza de mayores
dimensiones hasta entonces construida.

De esta manera, aprovechando las sugestivas luces
del atardecer, accedimos al recinto a través de una de
sus puertas practicables para, ya en el interior, ir recorriendo
sus diferentes espacios y deleitándonos con sus vistas
sobre el Valle del Duero y la planicie castellana, prestando por
supuesto especial atención a una de sus icónicas
puertas de herradura típicamente califal que tantas portadas
de libros ha ilustrado.

Posteriormente, iniciamos el camino de retorno hacia
Madrid no sin antes realizar una breve para técnica de
nuevo en El Burgo de Osma para reponer fuerzas.

Muchas gracias a todos por vuestra asistencia.