El sábado 8 de marzo tuvo lugar
la primera edición de las dos visitas que desde ARTEGUIAS
hemos organizado al románico de la ciudad de Soria para
este mes de marzo de 2014.

Tal y como estaba previsto, la expedición
partió puntualmente desde la madrileña Avenida de
América en dirección noreste por la A-2, realizando
una primera parada técnica para desayunar y reponer fuerzas
en la zona nueva de Medinaceli.
Ya en Soria, se unió a nosotros Alberto Lázaro,
guía oficial de Soria y gran conocedor de la ciudad y que,
desde la misma ribera del río Duero, nos hizo una breve
introducción histórica con el fin de contextualizar
los monumentos que íbamos a recorrer.

La primera de las maravillas románicas sorianas
que tuvimos la oportunidad de visitar fue el monasterio de San
Juan de Duero, sin duda, uno de los más originales y que
más interrogantes ha despertado entre especialistas y aficionados
de todo el románico castellano.

Iniciamos la visita por el interior de la iglesia,
donde pudimos recrearnos con los capiteles historiados que adornan
los dos singulares templetes laterales que flanquean el ingreso
a la cabecera.

Tras ello y aprovechando la magnífica luz
que nos ofrecía el soleado día que tuvimos la fortuna
de disfrutar, nos deleitamos con las originales arquerías
que componen su célebre claustro, aprovechando para plantear
in situ las diferentes hipótesis sobre su origen y filiación
estilística.

Desde San Juan y tras cruzar el Duero nos acercamos
a la Concatedral de San Pedro, un edificio a caballo entre el
gótico y el renacimiento levantado sobre los restos de
una construcción románica que, a juzgar por los
elementos originales que de ella han llegado a nuestros días,
debió ser de una riqueza perfectamente equiparable al monasterio
de Silos.

Dichos restos se concentran en el -por fortuna- conservado
claustro románico, en el cual, a lo largo de sus cuatro
pandas, se conserva una interesante colección de capiteles
figurados que cuya iconografía fuimos desgranando uno a
uno.

También tuvimos la oportunidad de comentar
el precioso frontal de altar de la entrada de Jesús en
Jerusalén, expuesto en el propio claustro y procedente
de las ruinas de la cercana iglesia de San Nicolás.

Para rematar la jornada de mañana nos acercamos
precisamente a los restos de la iglesia de San Nicolás,
ruinas consolidadas y en la actualidad destinadas a actos culturales
y que, pese a estar normalmente cerradas, tuvimos la fortuna de
acceder a su interior para comprobar varias de sus particularidades
arquitectónicas.

Tras una agradable comida en un restaurante del centro
de la ciudad, iniciamos la tarde en la antigua iglesia de Santo
Tomé, hoy dedicada a Santo Domingo.

Esta iglesia, concretamente su fachada occidental,
se trata para la mayoría de especialistas de la mejor fachada
del románico español, conservando toda una biblia
pétrea a lo largo de sus arquivoltas, capiteles, rosetón
y arquillos laterales.

Como no podía ser de otra forma, nosotros
nos detuvimos frente a ella para admirarla y explicar largo y
tendido tanto sus características formales como su iconografía.
Por último, descendimos por la histórica
calle Aduana Vieja para, tras cruzar la vía más
comercial de la ciudad, conocida popularmente como "el collado",
acercarnos a la iglesia de San Juan de Rabanera, otra de las joyas
románicas que atesora Soria.

En San Juan de Rabanera pudimos admirar la elegante
rotundidad de su cabecera, el tímpano de su portada trasladada
desde las ya conocidas ruinas de San Nicolás, y por supuesto,
su interior, con su cúpula sobre el crucero.
Así, tras un rato de tiempo libre para tomar
café y hacer las compras oportunas, nos dirigimos a la
calle Duques de Soria, donde nos esperaba el autobús para
partir rumbo a Madrid, donde llegamos según el horario
previsto.