La
gran novedad de este viaje guiado del mes de julio fue partir
desde Zaragoza, para pode visitar, en un solo día, lo mejor
del románico aragonés: la Catedral de San Pedro
de Jaca, el Museo Diocesano, el caserío de Santa Cruz de
la Serós, con sus conocidas iglesias de San Caprasio y
Santa María, así como el Monasterio de San Juan
de la Peña.

Así
que a las 8:30 en punto de la mañana nos citamos en la
Avenida de Pablo Gargallo de Zaragoza, a unos cien metro de la
Plaza de Europa.
Llegamos
puntuales tan puntuales a Jaca que tuvimos unos minutos para tomar
café en los bares que rodean la seo jaquesa.
A
las 11:00 nos convocamos en la puerta principal donde disfrutamos
de las majestuosas formas de sus arquivoltas y capiteles, obra
del Maestro de Jaca, además de profundizar en el significado
de la iconografía e inscripciones de su famoso tímpano.

Una
vez dentro de la catedral, analizamos su arquitectura, incluyendo
su abovedamiento, que no es el original, pues el edificio románico
tuvo cubiertas de madera en las naves. También nos situamos
bajo el original cimborrio del crucero e hicimos un breve repaso
a los capiteles de las naves, incluyendo los de la mesa del altar
del ábside meridional.

Continuamos
por la Lonja Chica, donde nos esperaban varias columnas talladas
por distintas manos hace nueve siglos y nos detuvimos en su interpretación
iconográfica, al igual que con los canecillos y metopas
de su cabecera.

Una
hora y media después, entramos de el Museo Diocesano donde
nos esperaba una buena colección de capiteles, esculturas
de madera y ,especialmente, su magnífica colección
de pinturas murales medievales (románicas y góticas).

Además
de en la Sala Bagüés con sus famosísimas pinturas
murales del siglo XII, la sala en donde más nos detuvimos
fue la del refectorio de canónigos, con los frescos de
Osia, Ruesta o Navasa, entre otras muchas.

Tras
hora y media de visitar pormenorizada este fabuloso museo, nos
fuimos al cercano Restaurante Casa Martín para comer y
reponer fuerzas, puesto que a las 15:30 teníamos previsto
tomar de nuevo el autocar para dirigirnos a Santa Cruz de la Serós.
Una vez en este hermoso lugar nos acercamos a San Caprasio, singular
iglesia de estilo lombardo que, a pesar de su pequeñez,
hizo las delicias de todos y mereció ser el lugar donde
nos hicimos la habitual foto de familia.

En
la cercana iglesia monástica de Santa María nos
detuvimos analizar la relación entre los crismones trinitarios
y las ruedas solares de lejano origen celta, además de
las numerosas interpretaciones que se han dado a la cámara
superior que existe sobre el crucero del templo.

La
sinuosa subida en autocar a San Juan de la Peña nos permitió
avistar los majestuosos Pirineos que se yerguen a pocos kilómetros
al norte mientras desgranábamos la importancia histórica
que tuvo este cenobio, tanto en el plano religioso como político,
para el antiguo Reino de Aragón.
El
Monasterio de San Juan de la Peña tiene mil rincones que
visitar, aunque lo más conocido y románitico sea
su claustro. Taes son los casos de las iglesias baja y alta, el
dormitorio llamado "Sala de los Concilios" el museo,
etc.

Una
vez en el claustro, estudiamos las inconfundibles formas plásticas
del Maestro de San Juan de la Peña, autor de la mayoría
de sus capiteles, además de reconocer las escenas bíblicas
talladas en los mismos.

Antes
de partir de regreso a Zaragoza, hicimos una nueva parada en los
bares de Santa Cruz de la Serós.
En
definitiva, ¡Una jornada inolvidable por los orígenes
del Reino de Aragón y del Románico Pleno en España!