El sábado
5 de junio iniciamos un nuevo viaje guiado de arteguias cuyo objetivo
era saborear algunos de los lugares con más encanto de
la provincia de Soria.
La salida
fue adelantada a las 8:30 para poder aprovechar mejor nuestro
recorrido y de manera totalmente puntual partimos desde la Plaza
de Castilla de Madrid.

Durante el
viaje hablamos de la historia guerrera de Soria durante el siglo
X como consecuencia de la importancia estratégica de la
Marca Media de Al-Andalus. También comentamos la organización
territorial de la Extremadura Castellana en comunidades de villa
y tierra y los aspectos artísticos del románico
soriano, en especial su influencia musulmana y silense.

La primera
parada fue Castillejo de Robledo, con su castillo e iglesia románica
de la Asunción. Admiramos su buena arquitectura, con monumental
ábside y algún que otro canecillo subido de tono.

Una vez dentro
debatimos sobre la datación de sus pinturas murales, especialmente
el espectacular dragón de doble cabeza que hallamos en
el arco triunfal.
Nuestra siguiente
parada fue, nada menos, que la antigua villa medieval de Calatañazor.
Nuestro paseo fue tranquilo porque además de visitar las
iglesias de Santa María del Castillo y La Soledad, recorrimos
sus callejas y llegamos hasta el castillo para hacer cientos de
fotografías del paisaje circundante.

En la Ermita
de La Soledad admiramos sus curiosos canecillos donde nos sorprendió
una cabeza de jabalí perfectamente tallada y una escultura
del rey David encastrada en la cornisa.

En Santa María
del Castillo comprobamos que su interior está muy reconstruido
en los siglos XV y XVI, pero la fachada nos entretuvo observando
los detalles de su portada románica y la curiosa arquería
que se construyó encima y que es idéntica a la de
Nafría la Llana.

De Calatañazor
a Nafría la Llana hay muy pocos kilómetros y en
esta aldea pudimos visitar unas de las iglesias más interesantes
del románico rural soriano. Lo primero que se aprecia es
que es obra del mismo taller que la de Santa María de Calatañazor.
Sus canecillos y capiteles tienen tallados numerosas bestias fantásticas:
dragones y arpías, especialmente.

Pero si apreciable
es su exterior, lo más importante es el aspecto interior
de la cabecera con su peculiar arco triunfal, tipo portada y que
más que comunicar nave y cabecera, realmente parece una
barrera de aislamiento entre ambos espacios, al estilo prerrománico.

Una vez terminada
nuestra estancia en Nafría la Llana nos dirigimos hacia
el Cañón del Río Lobos, donde en el Restaurante
de mismo nombre nos esperaba una comida abundante para recuperar
fuerzas por tanto trasiego.
Desde allí
hasta el aparcamiento del Parque no habría más de
un par de kilómetros. Desde aquí el paseo es verdaderamente
soberbio. Un kilómetro de belleza inigualable entre roquedos
y el soto del río. La 'guinda' no fue otra que la Ermita
de San Bartolomé, donde admiramos el gran tamaño
y perfecta arquitectura del templo, sus posibles orígenes
(templario o abacial), sus curiosos canecillos y el interior donde
-paradójicamente- parece más moderna la cabecera
que el resto de la construcción.

En efecto,
resultó un viaje 'mágico' gracias a la antigüedad
y belleza de los lugares visitados. Pronto nos espera también
el encanto rural de Guadalajara (3 de julio) y de nuevo Soria
y su Camino del Cid (11 de septiembre).