El primero
de los viajes guiados de Arteguias en 2012 nos llevó, el
pasado sábado 25 de febrero, a la ciudad de Toledo, para
lo cual, como no podía ser de otra manera, el punto de
encuentro de salida de Madrid fue fijado en la Puerta de Toledo.
Con una puntualidad
por parte de todos los asistentes digna de elogiar, y con la alegría
de comprobar que la climatología iba a estar una vez más
de nuestra parte, emprendimos rumbo a la ciudad imperial, aprovechando
el comodísimo trayecto, de apenas una hora, para contextualizar
histórica y artísticamente los detalles de la visita
que teníamos por delante.
Pocos minutos
después de las diez de la mañana y dentro del horario
previsto, llegamos a Toledo, dejándonos el autobús
junto a la Puerta Nueva de Bisagra e incorporándose al
grupo Margarita, guía oficial de la ciudad de Toledo y
que nos acompañaría a lo largo de toda la jornada.
El primero
de los monumentos visitados fue la iglesia de Santiago del Arrabal,
una preciosa construcción mudéjar que sirvió
a todos los asistentes para comprender cómo las fórmulas
constructivas y decorativas musulmanas fueron adaptadas y reinterpretadas
también en edificios cristianos, una circunstancia que,
como comprobaríamos durante todo el día, es una
constante en el patrimonio artístico toledano.
Tras una breve
pausa para desayunar, el grupo inició una agradable ascensión
a través de las preciosas callejuelas del Toledo medieval
para llegar al encuentro de la antigua mezquita de Bib-Al-Mardum,
conocida tras su cristianización como ermita del Cristo
de la Luz.
Esta mezquita,
pese a sus mínimas proporciones, hizo las delicias de todos
los asistentes ya que, en su interior, se conjugan a la perfección
elementos de la tradición califal, restos visigodos reaprovechados,
y un paradigmático ábside mudéjar enriquecido
además con interesantes pinturas murales de tradición
románica.
Pero sin duda,
la mayor atención por parte de todas las cámaras
fotográficas se concentró en las nueve cupulillas
de crucería califal que coronan las bóvedas interiores
de la mezquita, las cuales, pudimos comprobar in-situ como, pese
a su sencillez, todas eran distintas ente sí.
En un agradable
mirador ajardinado junto al Cristo de la Luz desde el que se vislumbraban
amplísimas panorámicas de la ciudad de Toledo, aprovechamos
para hacernos la tradicional foto de familia, contando con el
incomparable marco de la Puerta del Sol de fondo.
Desde el Cristo
de la Luz y a través de pintorescas y evocadoras callejuelas,
llegamos a la Catedral Metropolitana, sin duda, uno de los puntos
culminantes de la visita.
En ella, tras
explicar la iconografía de la suntuosa Puerta de los Leones,
ingresamos al interior a través de la Puerta Llana, abriéndose
ante nosotros un universo casi mágico merced a la inigualable
luz que penetraba a través de sus vidrieras, circunstancia
que sirvió como ejemplo más que idóneo para
explicar los ideales y los valores simbólicos de la arquitectura
gótica.
A continuación,
proseguimos la visita recorriendo las amplísimas naves
de la catedral, recreándonos la vista ante obras sobresalientes
como la sillería del coro, el trascoro, el famoso transparente,
la sacristía con los numerosos cuadros de El Greco allí
depositados, o la inigualable custodia; finalizando, como no podría
ser de otra forma, en la llamada Puerta del Reloj.
Repuestas
las fuerzas tras la comida y una agradable sobremesa en el céntrico
restaurante Los Arcos, la primera de las visitas programadas para
la tarde nos condujo a la iglesia de San Román, la cual,
alberga en su interior el interesantísimo Museo de los
Concilios y de la Cultura Visigoda.
En ella, además
de contemplar las numerosas piezas visigodas allí expuestas,
pudimos disfrutar de la singular belleza resultante de la combinación
de elementos arquitectónicos heredados de la tradición
musulmana en convivencia con las pinturas murales románicas
aún conservadas.
Como colofón
a la visita a la iglesia de San Román, situada en una de
las zonas más elevadas de la ciudad de Toledo, los más
"valientes" tuvieron la oportunidad de ascender a su
torre, en cuyo interior se conservan también interesantes
sillares reaprovechados y desde cuyo cuerpo de campanas se vislumbran
amplísimas panorámicas de toda la ciudad.
Desde San
Román y en continuo descenso a través de las intrincadas
callejuelas de la judería medieval, llegamos por fin a
la Sinagoga del Tránsito, cuya minuciosísima decoración
interior hizo las delicias de todos los asistentes.
Como colofón
a una jornada irrepetible, tuvimos la fortuna de visitar, gracias
a la amabilidad de nuestra guía Margarita, la llamada Casa
del Judío, una vivienda muy desconocida para el gran público
ubicada en plena judería y en cuyos sótanos se conservan
las primitivas conducciones acuíferas que permitían
a sus moradores celebrar los ritos purificadores que les marcaba
su doctrina.
Finalizada
la visita y tras un breve descanso aprovechando la zona de cafés
en torno a San Juan de los Reyes, emprendimos regreso hacia el
autobús, el cual, nos recogió junto al puente de
San Martín, desde el que tuvimos la suerte de contemplar
una última y preciosa estampa del Toledo medieval iluminado.
Así,
y dentro del horario previsto, regresamos a Madrid, donde todos
nos despedimos citándonos hasta el próximo viaje
guiado de Arteguias que, en esta ocasión, tendrá
como escenario las magníficas tierras alcarreñas.