Crónica e imágenes del Viaje Guiado
por Toledo paleocristiano y visigodo, el 28/11/15
El sábado 28 de noviembre tuvo
lugar el último de los viajes guiados programados por ARTEGUIAS
para el año 2015, en el cual, bajo el título "Ruta
por el Toledo Paleocristiano y Visigodo", visitamos varios
enclaves de dicha provincia que, pese a su cercanía a Madrid,
puede decirse que están aún por descubrir por el
llamado turismo de masas.

Tal y como estaba programado, salimos
de la madrileña Puerta de Toledo a las 8:30 para, tras
una primera parada técnica en el Hotel Comendador de Carranque,
visitar el hace un par de años reabierto Parque Arqueológico
de la citada localidad, el cual, tras un tiempo cerrado al público,
poco a poco va recuperando el vigor y el flujo de visitantes que
un yacimiento de tal valor merece.

Tras atravesar el puente sobre el río
Guadarrama que separa el yacimiento del parking, iniciamos la
visita al conjunto en compañía de la simpatiquísima
guía Tamara, quien en primer lugar nos introdujo brevemente
la cronología del descubrimiento de los restos y, a continuación,
nos puso al día de las últimas conclusiones que
recientes estudios han ido determinando del yacimiento.

De los tres espacios visitables que
conforman el Parque Arqueológico, comenzamos el recorrido
por la Villa de Materno, donde destacan los fantásticos
mosaicos figurados conservados. A continuación nos acercamos
a una polémica estructura hasta hace poco identificada
como un ninfeo pero que, recientes trabajos parecen haber confirmado
que se trata de un mausoleo.
Por último, en la parte más baja del conjunto, concluimos
el recorrido en el edificio palacial, sobre el cual fue erigida
una ermita medieval bajo la advocación de Santa María
de Batres de la que aún se conserva unos muros.
Desde Carranque, en dirección suroeste, nos dirigimos a
uno de los puntos más esperados del recorrido, que no era
otro que la hoy llamada ermita de Santa María de Melque,
antiguo complejo monástico visigodo que también
ha suscitado no pocas teorías acerca de su origen, las
cuales, pudimos desgranar sobre el propio terreno.
Es un monumental edificio con planta
cruciforme con cimborrio sobre el crucero, erigido con enormes
bloques de sillería granítica irregular, que hizo
las delicias de todos nosotros.

Tras Melque, a apenas 10 minutos, llegamos
a la principal población de la zona, San Martín
de Montalbán, en uno de cuyos restaurantes repusimos fuerzas
de cara a la jornada de tarde que nos esperaba.
Desde la propia población de
San Martín, desandamos unos pocos kilómetros con
intención de visitar el castillo de Montalbán, al
cual llegamos tras una agradabilísima marcha a pie a través
de encantadores parajes de pastos y dehesa con la inconmensurable
silueta del castillo como telón de fondo.

Nos acompañó en la visita
al castillo de Montalbán Óscar Luengo, guía
oficial de la fortaleza e historiador autorizado por la Casa de
Osuna, actual propietaria de la misma. Con él, tuvimos
la oportunidad de hacer un detalladísimo recorrido a través
de los innumerables avatares vividos por el castillo durante su
dilatada historia, todo ello aderezado además con un sinfín
de interesantes leyendas que, según el acervo popular,
se produjeron entre sus muros.

Tras regresar al autobús, ya
anocheciendo, nos dirigimos a la última parada temática
de la ruta, que no era que la Villa de Guadamur, población
cuya ya de por sí notable relevancia histórica y
artística, cuenta con el valor añadido de que en
su término fue hallado el singular y valiosísimo
tesoro visigodo llamado de Guarrazar.

A la entrada de la localidad nos recibió
su responsable de turismo Pedro Antonio Alonso, persona enamorada
de los valores históricos de su localidad y que tuvo la
amabilidad de acompañarnos durante toda nuestra visita,
la cual empezó por su ermita mudéjar de la Natividad,
y continuamos por el exterior de su precioso castillo señorial,
en la actualidad de propiedad privada.

Como guinda a nuestro paseo por Guadamur,
finalizamos la visita en el Centro de Interpretación del
Tesoro de Guarrazar, donde además de una reproducción
de la tumba en el que fue encontrado y ante el cual Pedro Antonio
nos relató los distintos avatares por los que pasó
el Tesoro, se exponen bellísimas réplicas exactas
de las coronas y joyas visigodas que lo conforman.

Tras ello, tuvimos la ocasión
de reponer fuerzas en los diferentes bares y cafeterías
en torno a la Plaza de la Villa antes de emprender regreso a Madrid,
donde al llegar, nos despedimos deseándonos felices fiestas
y próspero año nuevo que, por nuestra parte y como
no podría ser de otra forma, llegará cargado de
nuevos viajes guiados a través del riquísimo patrimonio
artístico de nuestro país.