Ermita
del Cristo de la Luz, Toledo
Aclaración
sobre el nombre de este monumento
Es
bastante frecuente que haya personas que se confundan al identificar
este monumento sobresaliente de la ciudad de Toledo.
En numerosas
guías artísticas y turísticas aparece como
Iglesia o "Ermita" del Cristo de la Luz, mientras que
en otros casos se presenta como la Mezquita de Bib-Al-Mardum.
En realidad,
se trata del mismo edificio que fue primero mezquita califal construida
a finales del siglo X y luego se convirtió en templo cristiano
tras la conquista castellanoleonesa.
El
nombre propio de "Cristo de la Luz" proviene de una leyenda
asociada a la conquista de la ciudad por Alfonso VI en el año
1085. Se cuenta que el caballo del monarca, que accedió a
la ciudad por la cercana puerta de la Bisagra, se arrodilló
al pasar junto a esta mezquita. El hecho se consideró milagroso
y se halló un crucifijo y una lamparita ardiendo. De ahí
el citado nombre.
La
mezquita califal
Introducción
y datación
Al
margen de la Mezquita de Córdoba y la ciudad palaciega de
Medina Azahara, la Mezquita de Bib-Al-Mardum de Toledo, convertida
posteriormente en la ermita cristiana del Cristo de la Luz, es el
más importante monumento del arte islámico del periodo
califal en España.
La versión
más aceptada sobre los orígenes de este insigne edificio
es que fue erigida en el año 999 -en las postrimerías
del periodo califal- como mezquita privada o, como mucho, de un
pequeño barrio.
Esta datación
se basa en la inscripción que se encuentra en la parte alta
de la fachada.
Sin embargo,
Pavón Maldonado lanzó la hipótesis de que este
edificio se construyera en dos etapas. La primera sería del
siglo IX y tendría un alzado sencillo, prescindiendo de las
bóvedas altas nervadas y empleando bóvedas más
sencillas: medio cañón, vaídas o similar (como
en la Mezquita de las Tornerías)
Según
esta posibilidad, la fecha del año 999 sería la de
la ampliación y en ella se añadiría el alzado
superior con las bóvedas de nervios entrecruzados.
Se
conserva la sala de oración como un recoleto cuadrado de
nueve tramos con cuatro columnas visigóticas (una moderna).
Los muros de este edificio son de mampostería encintada -en
sus muros menos monumentales- y ladrillo, en las fachadas principales.
Al gran experto
en arte andalusí, Basilio Pavón Maldonado no se le
ha escapado la transcendencia de este tipo de fábrica, pues
el ladrillo y la mampostería van a ser la base de toda la
arquitectura medieval mudéjar toledana. Podríamos
ampliar su efecto, pues es más que probable que el mudéjar
de otras latitudes (el castellanoleonés, por ejemplo) también
emplease este tipo de fábricas por influencia del mudéjar
toledano.
Y es que si
esta mezquita cuenta con decoración típicamente califal
cordobesa del siglo X -muy relacionada con la ampliación
de la Mezquita de Córdoba de al-Hakam II- sin embargo, la
piedra cordobesa es sustituida aquí por el ladrillo.
El empleo de
la mampostería con filas de ladrillo habría que relacionarlo
con la tradición romana (pongamos el ejemplo de la basílica
paleocristiana de Carranque) y a ello hay que añadir que
el zócalo granítico sobre el que se asienta Toledo
aconsejaría su uso más que la sillería pétrea.
Interior
de la mezquita: el alzado y las cúpulas
La mezquita
se levanta con una estructura vertical de tres pisos.
El primero son
los arcos de herradura, de separación de los tramos, que
caen sobre las citadas columnas.
Estos arcos
son también de ladrillo pero se encuentran mayoritariamente
enlucidos.
Por encima,
hay un segundo cuerpo de vanos lobulados y más arriba el
de las cúpulas, de crucería cordobesa, todas ellas
diferentes. Hay que indicar que la cúpula del tramo central
es más alta y emerge sobre el conjunto. Tal disposición,
para muchos investigadores, se basa en la disposición de
algunas mezquitas orientales que, a su vez, se basaron en las iglesias
bizantinas de planta centralizada y cúpula central.
Exterior:
las fachadas monumentales
La fachada principal
es de ladrillo sin enlucir con tres puertas. Una lleva arco de medio
punto, otro de herradura y otro pentalobulado. Encima corre un friso
de arcos de herradura entrecruzados, una red de rombos y la inscripción
fundacional.
La fachada
contigua es, si cabe, más elaborada y hermosa. Tres altos
arcos ciegos de medio punto cobijan sendos vanos de entrada que,
en este caso, son de herradura. El registro superior lleva una serie
de arcos ciegos trilobulados (relacionables con la ampliación
de la Mezquita de Córdoba de al-Hakam II) y en su interior
otros de menor tamaño de herradura, con dovelas rojas y blancas.
El muro de la
quibla y el mihrab de la antigua mezquita desaparecieron en la adaptación
como templo cristiano (Ermita del Cristo de la Luz). Recientes investigaciones
han permitido conocer que el mihrab era una hornacina horadada en
el muro, sin presentar una estructura saliente al mismo.
El
ábside mudéjar
La simbiosis
del arte musulmán precedente y la corriente románica
y protogótica cristiana se funden en algunas iglesias fechadas
en las últimas décadas del siglo XII y primera mitad
del XIII.
Tal es el caso
de la cabecera añadida a la mezquita de Bib-al-Mardum para
convertirla en templo cristiano (la actual ermita del Cristo de
la Luz).
Como hemos indicado,
en estos primeros templos del mudéjar toledano se sientan
las bases para la arquitectura mudéjar en muchísimos
templos de Toledo.
Lo primero que
hay que señalar es que esta cabecera, al modo románico,
está compuesta por un tramo rectangular -presbiterio o anteábside-
más ancho que el ábside al que se une.
En nuestro caso,
llama la atención lo largo que es el citado presbiterio.
En cuanto al
ábside de planta semicircular tiene un alzado exterior que
va ser replicado masivamente en el mudéjar toledano. Tras
el habitual zócalo de mampostería granítica,
se elevó un piso de arquerías de medio punto doblado
(al estilo románico), mientras que la banda superior es de
arcos túmidos trasdosados por polilobulados, de influencia
almohade.
Por encima,
en la parte superior, hay finas bandas de ladrillos en esquinilla
y la cornisa es sujetada por canecillos anacelados hechos con ladrillos
de progresiva longitud.
En el interior
del ábside las arquerías son de herradura con un ligero
apuntamiento.
Las
pinturas románicas del ábside
Uno de los grandes
atractivos de la Ermita del Cristo de la Luz son los frescos románicos
del interior del ábside que representan al habitual "Maiestas
Domini" rodeado del Tetramorfos.
Lo mejor conservado
es la propia imagen de Cristo en la mandorla que porta el habitual
libro y bendice con su mano derecha. Parece que en su rostro insinúa
una ligera sonrisa. El fondo de la almendra mística es de
color azul con estrellas, representación de la bóveda
celeste.
La otra figura
bien conservada y restaurada es el águila que representa
al evangelista San Juan en la esquina superior derecha. En la parte
inferior derecha aparece el cuerpo, excelentemente perfilado, del
león de San Marcos, aunque la cabeza está perdida.
En el intradós
de alguno de los arcos y en el presbiterio han quedado también
restos de las citadas pinturas.
A pesar del
deterioro, se vislumbra un pintor que sigue las pautas del hieratismo
románico con gran elegancia. Estas pinturas están
datadas en el primer cuarto del siglo XIII.