Por
antigua documentación se sabe que en el corazón
de las tierras de Lara existió un monasterio familiar dedicado
a San Pedro y que posteriormente pasó a pertenecer al cenobio
de Arlanza. Algún autor asegura que esta notable construcción
de la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora de Lara
de los Infantes fue el templo de aquel monasterio.
Sin embargo, se trata de una mera hipótesis
que será muy difícil de comprobar. Indudablemente,
la iglesia de Lara de los Infantes, desde hace muchos siglos,
cumple la función de templo parroquial.

Proceso
constructivo de la
iglesia de la Natividad de Nuestra Señora de Lara de los
Infantes
La Iglesia de la Natividad de Nuestra Señora
resulta ser uno de los monumentos de origen románico más
importantes y ambiciosos de las tierras de Lara y de toda la provincia
de Burgos. Por su tamaño y su elevada torre campanario
se puede avistar desde la lejanía, teniendo como acompañante
las ruinas del cercano castillo de Lara, fundado en el año
902 por Gonzalo Fernández y dónde nació y
creció el conde Fernán González.

Diversos arqueólogos e historiadores del arte
se han ocupado del análisis de este templo. Las precisiones
sobre sus fases constructivas no coinciden exactamente pero si
lo suficiente como para poder hacernos una idea de su largo proceso
constructivo.

Para Ángel l. Palomino Lázaro (arqueólogo)
la construcción inicial fue un edificio de tres naves y
un solo ábside de planta semicircular. Estas obras serían
de finales del siglo XI a comienzos del siglo XII.
Durante la duodécima centuria, incluso durante
el siglo XIII, la Iglesia de la Natividad de Nuestra Señora
seguiría recibiendo añadidos y algunas modificaciones.
Sin entrar en mayores detalles, lo que parece claro para todos
los estudiosos es que al final del periodo románico la
Iglesia tendría tres naves separadas por sus correspondientes
arcos formeros sobre pilares. La techumbre sería probablemente
de madera.

La cabecera terminaría teniendo un gran ábside
central y dos pequeños laterales sólo visibles desde
el interior.

Tendría dos puertas de acceso. Una sur que
casi ha desaparecido y otra en el imafronte del oeste, bien conservada
y de gran interés, de la que nos ocuparemos al final.

También de los siglos románicos sería
el primer cuerpo de la torre campanario del costado meridional
y una galería porticada que rodearía tanto los costados
sur como oeste.

La mayor intervención se realizaría
en el siglo XVI cuándo se alzaron los muros y se unifico
el espacio interior en una sola nave cubierta con bóvedas
estrelladas góticas. Otra de las joyas de esta iglesia
es el coro gótico con magníficas cresterías.

Además de la nobleza del ábside con
su perfecta sillería, columnas entregas y ventanales (solo
se ve uno) el mayor interés lo ofrece la galería
porticada cegada. Para algunos se desmonto y rehizo cómo
está en la actualidad. Para otros el escalonamiento que
ofrecen sus arquerías es una original y genial adaptación
del maestro del taller a la orografía en pendiente dónde
se asienta la iglesia.

Queda la mitad de la puerta de ingreso que se encuentra
cegada. Al oeste encontramos don ajimeces -el más extremo
conserva su mainel- y un vano sencillo pero con sus correspondientes
columnas. Todos estos vanos están cegados y el muro se
remontó varios metros para albergar estancias varias.

Los escasos capiteles que quedan a la vista muestran
crochets propios del siglo XIII y algunos animales fantásticos
de lejísima influencia silense.

En cuanto a la portada oeste, las arquivoltas son
apuntadas y los apoyos los constituyen un total de doce gruesas
columnas. Los capiteles nos ofrecen un encantador repertorio del
bestiario silense tan abundante en estas comarcas burgalesas como
además de otros temas historiados.

En efecto, no faltan los habituales dragones, arpías,
leones, águilas y dos temas historiados: una bonita Anunciación
y el combate entre dos guerreros a pie.

