El Monasterio de
San Juan de Ortega está ubicado en el este de la
provincia de Burgos, siendo el acceso más directo tomando
la carretera N-120 entre Burgos y Santo Domingo de la
Calzada-Logroño y desviándose a la altura de Santovenia
de Oca.
Sin
duda, este monasterio medieval es uno de los puntos más
emblemáticos del Camino de Santiago. Desde hace
más de 800 años atiende a los peregrinos que por
allí pasan en busca de la catedral compostelana.
Se trata de una fundación
del propio San Juan de Ortega, cuya vida estuvo ligada a favorecer
el tránsito de peregrinos por los difíciles y
peligrosos Montes de Oca. Inicialmente, construye un
hospital, una botica y una iglesia regida por canónigos
regulares. Es posible que en el tramo final de su vida se iniciase
la reconstrucción del templo tal y como hoy lo conocemos
(al menos la cabecera).
Por
tanto, la iglesia del Monasterio de San Juan de Ortega es obra
originaria de la segunda mitad del siglo XII.
De esta época
es la fantástica cabecera triabsidal y el acusado transepto,
todo construido con una soberbia sillería, perfectamente
cortada y ajustada. Luego se interrumpirían las obras
hasta que se reanudaron a finales del siglo XV, ya en estilo
tardogótico, finalizando las naves y la fachada occidental,
con su pequeña portada gótica de finas arquivoltas
ojivales.
También
de esta fase es el soberbio mausoleo gótico situado en
el centro del templo.
Interiormente, se aprecian
estas dos partes citadas. La cabecera sigue unas pautas típicamente
tardorrománicas, aunque con ciertos exotismos que luego
veremos. Desde el crucero hacia los pies ya es obra del siglo
XV, aunque se tuvo en cuenta el estilo primitivo y salvo la
hojarasca gótica de los capiteles, no hay grandes contrastes
entre una parte y otra.
El ábside central
de San Juan de Ortega tiene una estructura muy especial en sus
ventanales. Éstos tienen diez arquivoltas en degradación
que se abocina en todo el derrame, creando un singular juego
de luces y sombras al incidir la luz de los amaneceres.
Entre los citados ventanales
hay gruesas columnas entregas que soportan sendos nervios que
refuerzan la bóveda de horno y que se juntan en la clave.
Este sistema de abovedamiento
absidal nos habla de una fecha tardía en su construcción
o de un taller muy vanguardista, puesto que se trata de una
solución que algunos denominan ya incluso como "protogótica"
y que se emplea en iglesias tardías de finales del siglo
XII o comienzos del XIII, tales como la Asunción de Duratón
(Segovia), Talamanca del Jarama (Madrid) o Vallejo de Mena (Burgos).
Los
ábsides laterales son significativamente más bajos
que el central y su articulación radicalmente más
sencilla. Sólo dos impostas horizontales corridas y dos
pequeñas aspilleras alteran la lisura de los hemiciclos
y bóvedas de horno apuntadas.
La escultura monumental
está repartida en 76 capiteles, media docena de los cuales
son historiados, ya que la mayoría muestra elegante follaje
vegetal.
Mención especialísima
merece el triple capitel del arco triunfal del ábside
del Evangelio, que reproduce el ciclo de la Natividad completo.
Dicho capitel es objeto
de admiración universal. En los equinoccios, a las 5
de la tarde, hora solar, es protagonista de un acontecimiento
que se conoce como "Fenómeno o Milagro de la Luz"
gracias a un rayo de luz que ilumina el capitel de la Anunciación,
donde la Virgen, con las manos juntas se prestan a recibir esta
luz vespertina. Sin duda, la contemplación de este fenómeno
-que se repite de manera análoga en Santa Marta de Tera,
Zamora- es algo fascinante y emotivo, donde se mezcla lo artístico,
lo religioso y lo astronómico.
Este conjunto
escultórico, además de la citada Anunciación,
también incorpora la escena de la Visitación,
el Nacimiento y el anuncio a los pastores.
Menos interesante, pero
de muy buena labra también, es el capitel izquierdo del
arco triunfal que muestra unos grifos exquisitamente tallados.
El sepulcro de San Juan
de Ortega, se había conservado en la cripta, pero al
inundarse ésta ha sido reubicado junto al ábside
de la Epístola. Se trata de una joya escultórica
del románico final español.
Está completamente
decorado con figuras y escenas, con relieves elegantes, de original
factura y cuidada labra.
Exteriormente, hay que
deleitarse con la cabecera que es bien hermosa y monumental,
con tres ábsides de planta semicircular. Como ya era
notorio en el interior, se aprecia la gran diferencia de tamaños
entre el ábside central y los laterales, que también
aquí muestra una muy rica articulación, en contraposición
a la excesiva sobriedad de los secundarios.
Está claro que
el taller que trabajó en San Juan de Ortega se centró
muy especialmente en este originalísimo ábside
central, que ya nos deleitó gracias a sus columnas y
ventanales abocinados. Pues bien, exteriormente no pecamos de
exagerados si decimos que es uno de los más hermosos
ábsides del románico español, gracias a
sus armoniosas proporciones y a su ingenioso juego de columnas
en las que se apoyan diversos arcos superpuestos.
Los canecillos,
sin embargo, no sorprenden ni por su calidad ni por su iconografía,
ya que la mayoría tienen motivos geométricos,
salvo unas cuantas cabezas humanas.
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para ver nuestro Vídeo sobre el Monasterio de San
Juan de Ortega, Burgos