Guía de la iglesia de San Cristóbal,
Salamanca
Introducción
De
sobra es conocida la riqueza monumental que atesora la ciudad
de Salamanca, cuyo casco antiguo fue declarado Patrimonio de la
Humanidad en el año 1988.
En la capital salmantina sobresale muy especialmente
el gótico final y, sobre todo, la arquitectura renacentista
ligada al auge urbano que se vivió en la ciudad en el siglo
XVI al amparo de la vida universitaria.
Sin embargo, como sucede con otras capitales
de provincia de Castilla y Léon, Salamanca cuenta con importantes
iglesias románicas puesto que esta ciudad también
gozó de importancia en el siglo XII tras la repoblación
impulsada por Raimundo de Borgoña y la infanta Urraca y
acometida por gentes de diversas procedencias. De esas fechas
es la inefable catedral vieja, pero también otros templos
como los de Santo Tomás Cantuariense, San Marcos o San
Juan Bautista de Barbalos.

Una de estas iglesias románicas salmantinas
es la de San Cristóbal. Se ubica al este del casco antiguo.
Es de las menos conocidas de las parroquias románicas de
la ciudad, probablemente porque su aspecto exterior no es el más
atractivo como consecuencia de las alteraciones sufridas.

En origen, la iglesia de San Cristóbal
de Salamanca fue una encomienda de la Orden del Santo Sepulcro
fundada en la primera mitad del siglo XII en un cerro a las afueras
de la ciudad amurallada, en su lado oriental. Alrededor existió
un barrio habitado por toreses. En 1147, Alfonso VII el Emperador
mandó construir una nueva muralla que englobara los diferentes
barrios que habían ido surgiendo a las afueras, por lo
que este barrio y su iglesia quedaron dentro de la nueva cerca,
junto a la puerta de Sancti Spiritus.
La Orden del Santo Sepulcro fue una orden de
caballería fundada en Jerusalén tras la primera
Cruzada y tuvo como función principal la de proteger el
Santo Sepulcro de Jerusalén.

La encomienda sepulcrista de San Cristóbal
permaneció en funcionamiento con un conjunto de freires
durante toda la Baja Edad Media. Sin embargo, el papa Inocencio
VII suprimió la Orden del Santo Sepulcro, quedando su patrimonio
incorporado a la de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén.
De modo que esta encomienda sepulcrista de San Cristóbal
de Salamanca se integró a partir de entonces en la encomienda
sanjuanista de Paradinas (provincia de Salamanca).
En el año 1844 San Cristóbal
de Salamanca fue agregada a la iglesia del Sancti Spiritu.
A durante el siglo pasado, en la década de 1920 fue utilizada
como escuela parroquial, convirtiéndose luego en el "Colegio
de San José" hasta finales de la década de
los 60.
El monumento gozó de una completa restauración entre
1985 y 1994 que le valió para conseguir el Premio Europa
Nostra a la protección del patrimonio arquitectónico
en el año 2000.

En la actualidad cumple con funciones de iglesia
parroquial, siendo una de las más difíciles de visitar
su interior del románico salmantino.

Arquitectura
San Cristóbal de Salamanca se encuentre
dentro de un bien conservado atrio que se conserva como un pequeño
muro de piedra en el contexto de una agradable zona ajardinada.
Es una iglesia cuya fábrica es de buena
sillería de piedra arenisca de tonalidades rojizas muy
habitual en Salamanca.

El templo que vemos en la actualidad se debió
construir ya en la segunda mitad del XII y buena parte del XIII,
aunque tuvo que ser muy reformado en el siglo XVII cuando se produjo
el derrumbe de la torre campanario que destrozó gran parte
del templo: la nave con sus bóvedas.
El proyecto primitivo debió ser el de
la mayoría de los templos románicos españoles:
una sola nave engarzada a una cabecera de un ábside. Pocas
décadas después, seguramente a comienzos del siglo
XIII y en tiempos todavía del románico fue ampliado,
quedando como un edificio de una única nave, transepto
y cabecera triabsidal.

El ábside central tiene planta semicircular,
mientras que los laterales son rectangulares. Estos absidiolos
laterales se abren a los respectivos brazos meridional y septentrional
del transepto.
Exterior
A pesar de las reformas y mutilaciones, la
iglesia parroquial de San Cristóbal conserva bien la parte
de la cabecera con potente ábside y el crucero. El ábside
central semicilíndrico se articula verticalmente mediante
dos anchos y poco salientes contrafuertes. En el paño o
calle central probablemente debió existir un ventanal que
en época moderna fue sustituido por una funcional pero
fea ventana rectangular. Los absidiolos laterales también
cuentan con muro liso.

La puerta del costado norte es fruto de la
reconstrucción de la románica original tras la ruina
del siglo XVII. Por ello todavía conserva algunas formas
pseudorrománicas. Tiene dos arquivoltas semicirculares
sobre jambas y canecillos encima. Está flanqueada por contrafuertes.

Dado el estado exterior de la iglesia de San
Cristóbal, lo más interesante es el conjunto de
canecillos historiados que conserva. En el ábside aparecen
los más antiguos, fechables en la segunda mitad del siglo
XII. Algunos se conservan muy bien, otros no tanto.

Uno de ellos muestra un águila bicéfala,
un león, un cerdo o jabalí, un búho, un busto
de una mujer, un green man, un dragón, un hombre con barril
encima de sus hombros, etc.

También los hay de formas geométricas
como cruces, rollos, bolas, etc.

A una segunda campaña pertenecen los
canecillos de la capilla lateral norte, el transepto y el muro
septentrional de la nave que muy probablemente datarán
del siglo XIII. Aquí la temática, aunque repetitiva,
no deja de ser interesante. Se trata en su mayoría de cabezas
humanas frecuentemente agrupadas de dos en dos o de tres en tres
y cuyos rostros ofrecen gestos muy expresivos, en algunos casos,
casi grotescos. También hay cabezas de leones.

Parece probable que el taller que trabajó
en esta fase tardía de la iglesia de San Cristóbal
de Salamanca quiso transmitirnos alguna enseñanza simbólica
o moral con estas misteriosas cabezas de miradas inquisitivas
y en ocasiones enojadas.

Interior
Hay que advertir que la iglesia de San Cristóbal
de Salamanca está restaurada y algunas de sus partes interiores
parcial o totalmente reconstruidas.
El ábside central cuenta con bóveda
de cuarto de esfera y su tramo precedente presbiterial con bóveda
de medio cañón. También son de medio cañón
las bóvedas de los dos brazos del transepto. El crucero,
sin embargo, se cubre con techumbre de madera moderna si bien
se cree que en origen debió tener una bóveda de
crucería o de arista.
Los tres tramos de las naves están delimitados
por arcos apuntados que caen sobre responsiones. Originalmente
debió tener bóveda de medio cañón
apuntada pero tras la ruina del siglo XVII se cubre con madera.
Los motivos esculpidos y sus formas artísticas
de las columnas citadas nos remiten claramente a los relieves
escultóricos de otras iglesias del entorno salmantino como
Santibáñez del Río y Almenara de Tormes.
Éstos, a su vez, tienen como autor el taller que trabajó
en las impostas que decoran la cabecera y el crucero de la Catedral
Vieja de Salamanca.

La mayoría de estas cestas son vegetales
y geométricas (hojas de acanto simplificadas, volutas,
piñas, etc.) aunque hay uno con una pareja de leones enmarañados
por una tupida red de sogas.

Hay que fijarse en la delicada talla en bajorrelieve
de los cimacios a base se círculos secantes o flores de
lis inscritas en círculos perlados.

La iglesia románica de San Cristóbal
de Salamanca conserva, entre el conjunto de arte mueble, una pieza
de gran importancia. Nos estamos refiriendo al llamado Cristo
de los Carboneros que es una imagen románica en madera
policromada de Cristo crucificado. Tiene cuatro clavos y la disposición
de sus brazos es completamente horizontal. Los huesos y músculos
del tórax se representan esquemáticos y geometrizados
como corresponde a la estética románica. El perizonium
o paño de pureza parte de la cintura y llega hasta unos
centímetros por encima de la rodilla. Su datación
puede fijarse entre finales del siglo XII y comienzos del XIII.
