(Octubre
2004) Los restos
de la iglesia de San Isidro, una ermita románica de la
ciudad de Ávila que se trajeron a Madrid a finales del
siglo XIX, reposan en El Retiro entre plantas que crecen descontroladas
y la visita habitual de grafiteros. El Ayuntamiento de Madrid
ha redactado un proyecto de limpieza y conservación para
este templo, cuya vuelta a Ávila reclaman desde hace años
historiadores abulenses, y ahora también lo va a hacer
el Gobierno municipal de dicha localidad.
Las ruinas de este antiguo
templo están situadas junto a la Montaña Artificial,
en la entrada al parque de El Retiro por el cruce de O´Donnell
con Menéndez Pelayo. Casi nadie sabe qué son aquellas
piedras atacadas por el verdín y por el dudoso sentido
artístico de los grafiteros. De hecho, ningún cartel
advierte que los restos pertenecen a la Iglesia de San Isidro,
procedente de Ávila y que llegó a Madrid en 1883.
El área de Vivienda
y Rehabilitación del Ayuntamiento madrileño, que
dirige el concejal Sigfrido Herráez, ha aprobado un proyecto
para reparar lo que queda de este templo. El propio concejal lo
define como «el gran olvidado: muy pocos saben que es un
vestigio histórico de Ávila». Entre los trabajos
programados, se incluye la instalación de una placa que
identifique el monumento.
Deterioro
Los restos han sufrido
daños durante este tiempo, debido no sólo a las
inclemencias meteorológicas, sino también a la acción
humana y a la voracidad vegetal: en algunas zonas, las plantas
se «comen» la ruina.
Está
prevista una limpieza de las piedras, que recibirán también
un tratamiento contra la acumulación de microorganismos
y excrementos de aves, entre otros trabajos, todos ellos con un
coste global de 27.367, 22 euros.
Pero tal vez no permanezca
mucho tiempo en su ubicación actual: desde Ávila,
reclaman lo que fue suyo. El cronista oficial de la ciudad abulense,
Aurelio Sánchez Tadeo, lleva años recopilando información
sobre el tema. El Ayuntamiento de Ávila reconoce que «es
intención del Gobierno municipal solicitar que se devuelvan
estos restos, aunque aún no ha habido contactos en este
sentido» entre ambos Consistorios, indican.
Desamortización
Según los datos
recogidos por Sánchez Tadeo, San Isidro es una de las varias
iglesias románicas que existían extramuros de Ávila
en el siglo XIII. En un principio, fue llamada de San Pelayo,
pero luego pasó a San Isidoro -que derivó en Isidro-
porque la comitiva que portaba el cuerpo del santo obispo hizo
una parada en su capilla.
«La compró
un particular, en la desamortización de Mendizábal,
y éste a su vez la vendió a otro, Emilio Redondo
Nicolau, que la trasladó a Madrid».
En la ciudad, primero
se instaló en los jardines del Museo Arqueológico,
y más tarde -por desavenencias entre los miembros de la
Academia de Bellas Artes de San Fernando sobre la conveniencia
de esta ubicación- se llevó al parque de El Retiro.
Cánovas
interesado
Cánovas del Castillo
se interesó por el proyecto, y fomentó la idea de
reconstruir la iglesia en El Retiro. Pero la muerte de Cánovas
frenó el proyecto, y los restos fueron cayendo en el abandono,
perdiéndose incluso algunas piezas con el paso del tiempo.
«Hubo -añade
el cronista de Ávila- un nuevo intento de llevarla, en
1955, a la Ciudad Universitaria, pero finalmente no prosperó».
El edificio siguió,
por tanto, en El Retiro, donde está ahora, y desde 1992
se incluyó en el Plan de Rehabilitación de Monumentos.
Sánchez tadeo alberga
la esperanza de que la iglesia de San Isidro vuelva a Ávila,
y en Madrid quede una reproducción. «Sería
la primera cosa que sale de allí y vuelve», se duele:
«Se llevaron las pizarras visigóticas con el testamento
del rey Wamba, y no volvieron; se fue la Biblia de Ávila,
la más antigua de España, y tampoco ha regresado;
y también varias tablas de Berruguete».
El concejal madrileño
Sigfrido Herráez no lo ve descabellado: «Es razonable
que en algún momento, los restos vuelvan a su lugar original.
Madrid es generosa; recibe pero también da». En cualquier
caso, recuerda que es una decisión a tomar por el alcalde
madrileño, Alberto Ruiz-Gallardón.
Mientras se toma la decisión,
las piedras que quedan -del ábside y la portada meridional-
conviven en El Retiro con los restos de una noria del siglo XVII,
enterrada bajo un montículo de tierra adosado a las ruinas
y que fue descubierta durante la rehabilitación de la iglesia
abulense realizada en 1998.
(Noticia procedente del
Diario ABC)