Guía
de la ciudad de Toro, Zamora
Introducción a su historia medieval
El origen de Toro es celtibérico si bien se
tienen series dudas de que fuese la ciudad conocida como Arbocala
que algunos historiadores han defendido. De esta época
es el toro o verraco que en la actualidad se encuentra en la Plaza
de San Agustín, al norte del alcázar.
También se ha especulado con la conversión
de esta localidad vaccea en una urbe romana, pero el caso es que
no se han encontrado restos arqueológicos romanos más
allá de algunos sillares almohadillados reaprovechados
en el puente medieval sobre el río Duero.
Tampoco se han encontrado restos fechables durante
el Reino Hispanovisigodo ni de una posible ocupación de
los musulmanes.
Fue
repoblada por el infante Don García, hijo de Alfonso III
el Magno de Asturias en el año 899 ya que el lugar presentaba
importancia estratégica al asentarse sobre un cerro bajo
el cual discurre el río Duero. Se trata de la época
en que el núcleo de resistencia astur que se había
formado en el siglo VIII había crecido sobremanera llevando
sus fronteras hasta el río Duero, con lo que Zamora y Toro
adquirían un enorme valor estratégico defensivo.
Ambas ciudades se asientan en sendos cerros bajo los cuales discurre
este caudaloso río.
El momento de mayor esplendor y expansión
de Toro se produce después de la separación de los
reinos de León y de Castilla a la muerte de Alfonso VII.
Las disputas territoriales de ambos reinos servirán para
que Toro se engrandezca como población leonesa fronteriza
por los reyes Fernando II y Alfonso IX.
Con la unificación de los reinos por Fernando
III y, sobre todo, con la conquista y repoblación de gran
parte de Andalucía y Murcia por Alfonso X el Sabio, la
ciudad caerá en una cierta apatía. En consecuencia
la mayor parte de las iglesias parroquiales que vamos a encontrar
en Toro van a ser de la segunda mitad del siglo XII al tercer
cuarto del XIII.
Patrimonio histórico-Artístico
de la ciudad de Toro, Zamora
Toro fue una ciudad de peso económico y político
durante la Antigüedad y la Edad media, consecuencia de cual
conserva un muy relevante patrimonio monumental, especialmente
del arco temporal de los siglos XII al XVII.
Al llegar a la localidad zamorana de Toro, es inevitable
que la monumental colegiata de Santa María, y las impresionantes
panorámicas del Duero, acaparen todas nuestras miradas.
Pero junto a este templo, Toro ofrece al visitante un interesante
conjunto arquitectónico formado, entre otros muchos edificios
englobados en diferentes categorías: religiosa (iglesias,
ermitas, monasterios, conventos y hospitales); militares y defensivos
(el alcázar y las murallas); civiles (puente, palacios
y casonas).
El Puente sobre el río Duero
Nada sabemos de un hipotético puente romano
en Toro, aunque posiblemente existiese uno en el lugar donde se
encuentra el actual que es básicamente obra de los siglos
XII al XVI. Habiéndose ampliado mediante cinco arcos más
puesto que el Duero amplió y cambió su curso. Como
todo puente histórico ha tenido que ser restaurado numerosas
veces por las crecidas del río o por destrucciones bélicas,
como cuando las tropas de Napoleón, al abandonar la ciudad,
volaron dos de sus ojos.
El Alcázar
El alcázar de Toro resulta más importante
por sus acontecimientos históricos que por su belleza plástica.
Debió construirse a finales del siglo IX con
la repoblación de la ciudad por el Reino de Asturias. En
el siglo XII se reconstruiría con la forma aproximadamente
actual: un romboide con torres redondas en las esquinas y en el
centro de cada segmento, menos en el norte donde hubo una torre
del homenaje cuadrada derribada en el siglo XIX.
La apariencia actual es un tanto pobre y modesta
en altura pues las torres y los muros fueron desmochados habiendo
perdido las almenas.
Sin embargo, desde el punto de vista histórico
sí ofrece gran interés al haber sido protagonista
de numerosos acontecimientos históricos. Aquí, Fernando
III, rey de Castilla se convirtió también en el
de León. Hubo presos ilustres y ejecuciones en tiempos
de Alfonso XI y Pedro I. También albergó a las tropas
portuguesas en la guerra civil entre Juana e Isabel en 1476.
Las Murallas y sus puertas
Toro contó con una muralla que para algunos
pudo tener origen romano. Lo que sí sabemos es que se trabajó
en ella durante los primeros siglos de la repoblación.
En el siglo XIII se amplió con otra muralla hecha de tapial.
Se conservan algunas puertas pero muy transformadas
como el Arco del Postigo, la Puerta de Corredera.
Colegiata de Santa María la Mayor de Toro
La gran colegiata de Santa María la Mayor
puede ser considerada como uno de los monumentos medievales más
importantes de Castilla y León e, incluso, de España.
Es una gran construcción tardorrománica
cuya estampa impone una fuerte impronta estética como en
pocos casos en el románico español. Se llevó
a cabo desde el último tercio del siglo XII hasta entrado
el XIII. Como consecuencia de tan largo periodo se aprecian diferentes
maneras de enfocar la construcción.
Un primer maestro, empleando como material la piedra
caliza, fue el creador de la magnífica cabecera y portadas
laterales usando un lenguaje románico evolucionado y refinado.
Paradójicamente el segundo maestro que finaliza la construcción
y cubre el templo emplea recursos más arcaizantes (bóvedas
de cañón para nave principal y transepto) y utiliza
piedra arenisca de color más rojizo.
Además de la gran cabecera formada por tres
ábsides, siendo el central el más decorado con arquerías
y los vanos ornamentados (incluyendo una gran colección
de rosetones) es sin duda el cimborrio el elemento arquitectónico
más apreciado.
Sin duda que su origen hay que buscarlo en la catedral
de Salamanca que a su vez parte de la catedral zamorana. La Colegiata
de Toro fue, por tanto, la tercera escala de esta ingeniosa linterna
de gusto bizantino en aquellas tierras y que aún se exportaría
a la extremeña Plasencia.
Sin embargo, la erección del cimborrio fue
una decisión postrera, seguramente provocada por la sorpresa
de los cimborrios de Zamora y Salamanca ya que la planta de la
colegiata de Toro no estaba preparada inicialmente para esta arriesgada
empresa.
La colegiata tiene tres interesantes puertas. La
del lado norte recrea la Parusía de Cristo en presencia
de ángeles y los veinticuatro ancianos del Apocalipsis.
La del costado norte es más sencilla y sus
capiteles son figurados.
La más importante y punto de atracción
de turistas de toda condición es la Puerta de La Majestad,
abierta en el muro de los pies. Es una estructura ya gótica
de avanzado el siglo XIII donde se funden dos programas iconográficos
muy habituales: el Juicio Final y la Glorificación de la
Virgen María.
El interior, a pesar de los citados replanteamientos,
resulta compacto y armonioso a primera vista. Desde el punto de
vista escultórico encontramos algunos capiteles figurados,
entre ellos los de Daniel en el foso de los leones o la despedida
de un guerrero de su dama.
Más
información de la Colegiata
de Toro
Las iglesias mudéjares o románicas
de ladrillo
Si bien el arte medieval toresano llegó a
su máximo esplendor con la ya citada colegiata, importante
edificio del tardorrománico internacional europeo y de
los comienzos del gótico, no tuvo mayor desarrollo en las
numerosísimas parroquias que se tuvieron que construir
en la pujante ciudad.
Para ellas se aplicó una arquitectura más
funcional y rápida en edificar, mediante el empleo del
ladrillo -mayoritariamente- que había nacido probablemente
en Sahagún (Léon) y en Toledo. Nos referimos al
románico mudéjar, románico de ladrillo o
mudéjar castellanoleonés, pues de las tres formas
se califica a este tipo de arquitectura.
Las iglesias de este estilo se construyeron masivamente
durante el siglo XIII en amplias zonas de las provincias de León,
Zamora, Salamanca, Valladolid, Ávila y Segovia, si bien
aparecen casos menos abundantes en otras provincias limítrofes,
incluso en las meridionales provincias de Cáceres, Madrid
y Guadalajara.
Toro es destacable por ser uno de los centros primordiales
del románico mudéjar junto a otras ciudades como
Sahagún, Alba de Tormes, Olmedo, Arévalo y Cuéllar.
Aquí se conservan numerosas iglesias edificadas mediante
este lenguaje constructivo, material y plástico. Las principales
son la de San Lorenzo el Real, San Salvador de los Caballeros,
Santo Sepulcro, San Pedro del Olmo y Virgen de la Vega. Pero hay
restos parciales en varias iglesias más.
El protagonismo de Toro en esta arquitectura donde
se combinan las formas arquitectónicas del románico
pétreo europeo con el ladrillo y algunas formas decorativas
musulmanas es que aquí se inicia el llamado "foco
toresano" que se caracteriza por la decoración de
sus muros, por un solo orden de arquerías dobladas muy
alargadas, en contraposición al foco de Tierra de Pinares
o Vallisoletano en el que se efectúa la superposición
de pisos o cuerpos, normalmente en número de tres. A este
prototipo toresano pertenecen las iglesias de San Salvador de
los Caballeros, San Pedro del Olmo y la Virgen de la Vega.
Iglesia de San Lorenzo el Real
La iglesia de San Lorenzo el Real de Toro se ubica
en la plaza homónima. Fue declarada monumento nacional
en 1929, habiendo sido restaurada en varias ocasiones. Se la considera
la iglesia de ladrillo más antigua de Toro, posiblemente
de finales del siglo XII o comienzos del XIII.
Exterior
Es un templo construido básicamente con ladrillo.
Tiene planta de una nave precedida por cabecera formada por un
ábside semicircular (poligonal al exterior) y profundo
presbiterio de dos tramos. Se aprecian muros de sillería
en las zonas inferiores de contacto con el suelo que fueron hechos
en el siglo XVIII para evitar que afectaran a los muros las humedades
de las lluvias.
Tanto en la cabecera como en la nave se decoran con
dos pisos superpuestos decorados mediante arcos ciegos de medio
punto sencillos o doblados. Los frisos de esquinillas confieren
el adecuado sentido horizontal en contraste con la verticalidad
de las arquerías.
Una de las características de este ábside
es que los arcos de ambos pisos descritos están desalineados.
Si bien esta circunstancia no es exclusiva de esta iglesia toresana
puesto que se observa en numerosas iglesias del mismo estilo en
Castilla y León, incluso en Guadalajara.
La iglesia de San Lorenzo de Toro tiene tres puertas
de ingreso. La más monumental es la puerta sur. Sobre arimez
se abre el vano de la puerta rodeada de seis arquivoltas abocinadas
y apuntadas que apoyan sobre las jambas por intermediación
de impostas de perfil de nacela.
Las puertas de los muros oeste y norte son secundarias,
lo que se aprecia por su menor tamaño y sencillez. Estos
dos ingresos se realizaron mediante sólo dos arquivoltas.
La norte se encuentra actualmente cegada.
Interior
El espacio interior de la iglesia de San Lorenzo
el Real es de gran belleza gracias a su diafanidad y formas armoniosas,
a pesar de que no se ha librado completamente de algunas reformas
y adiciones como luego veremos. Vemos en casi todo el edificio
el ladrillo en que fue construida. En los muros laterales apreciamos
sólo un piso de arquerías muy esbeltas y altas que
para algún autor es el origen del sistema de decoración
de otras iglesias mudéjares toresanas y de sus alrededores
(el ya explicado Modelo Toresano). Por contra, en el ábside
se establecieron los habituales dos órdenes de arquerías.
Los abovedamientos de la cabecera son los habituales:
cuarto de esfera para el ábside y medio cañón
apuntado con refuerzo de fajones para el presbiterio
La nave, por su parte, se cubre con una techumbre
de madera de par y nudillo con tirantes rehecha en el siglo XVII.
Sin embargo, los canes que sujetan los citados tirantes y los
arrocabes son más antiguos, del siglo XV y mantienen la
talla y policromía original.
En los muros presbiteriales hallamos dos importantes
monumentos funerarios tardogóticos correspondientes a Pedro
de Castilla y Beatriz de Fonseca, padres del canónigo Sancho
de Castilla, que fue descendiente de la línea bastarda
del rey Pedro I y compró los derechos de sobre la capilla
mayor.
En las enjutas de los arcos de los ventanales se
han conservado restos de pinturas murales góticas del siglo
XIII a base de figuras de santos y escudos.
En el muro norte se abrió en el siglo XVI
la Capilla de La Asunción, cubierta con bóveda estrellada
a base de terceletes y arcos combados. En ella encontramos un
fantástico retablo gótico con tablas del pintor
salmantino Fernando Gallego. La temática son escenas de
infancia de Jesucristo y de la vida y martirio de San Lorenzo.
La estética de la obra del autor sobresale gracias al intenso
colorido que emplea en los ropajes, además de las perspectivas
y los escenarios donde se ubican los relatos.
La iglesia de San Salvador de los Caballeros
El origen de este templo parece situarse en una iglesia
perteneciente a la orden del Temple, que se situaba aquí
al menos desde mediados del siglo XII. A comienzos del XIV ya
se había convertido en una parroquia, función con
la que se mantuvo hasta finales del siglo XIX, cuando se cerró
definitivamente al culto. Estuvo a punto de sucumbir a la ruina,
pero por fortuna, se actuó a tiempo.
Tiene planta basilical, con tres cortas naves enlazadas
a una enorme cabecera con largos presbiterios, y ábsides
semicirculares. La parte más antigua del edificio es una
torre maciza, que existía antes de la construcción
de la iglesia, y que condicionó su estructura. Este es
el motivo por el que la nave sur es más corta que las otras
dos.
Exterior
En el exterior, la parte más destacada es
la cabecera, cuyos ábsides tienen un alero de ladrillos
en esquinilla, y por debajo, una banda en vertical y una arquería
ciega de medio punto que cubre toda la superficie, realizada también
con ladrillo. El interior de los arcos se encuentra enfoscado,
lo que acentúa su efecto decorativo con el tono rojizo.
En el ábside central hay dos ventanas saeteras.
La parte más afectada por reformas es la correspondiente
al muro y nave meridional.
Las arquerías interiores son una delicia, aunque la nave
meridional fue rehecha. También es apreciable la recoleta
puerta de arcos apuntados con frisos alternantes de esquinillas
y ladrillos a sardinel.
Interior
Su interior desacralizado se emplea como Museo de
Arte Sacro, albergando una interesante colección de obras
artísticas muy interesantes de arte mueble procedentes
de otras parroquias de la ciudad de Toro. Las más destacables
son:
-
Capiteles probablemente procedentes
portada septentrional de la colegiata románica de Santa
María la Mayor.
-
Una escultura pétrea
románica del siglo XII, desgraciadamente bastante deteriorada,
de la Virgen María con el Niño. Procede de la
iglesia de San Julián y su singularidad radica en que
Jesús no se encuentra sentado y entronizado sobre las
piernas de su Madre sino erguido y sujeto en vilo por sus caderas.
-
Un sobresaliente Cristo románico
policromado que procede la iglesia de Nuestra Señora
del Canto.
- Las estatuas de María y San Juan Evangelista
que formaron parte de un Calvario, en el que el Crucificado ha
desaparecido.
- Una talla de la Virgen que procede de la Ermita
del Cristo de las Batallas (Virgen de la Vega), fechada aproximadamente
en el siglo XII.
- Una puerta con estupendos herrajes originales
del Monasterio de Santa Clara.
- Una estatua cincelada en piedra del Arcángel
San Gabriel, obra del siglo XIV.
También hay que mencionar otras piezas
quizás menos llamativas pero también interesantes
como varios Cristos de tres clavos ya góticos, una mesa de
altar románica de la iglesia de la Santísima Trinidad,
etc.
Iglesia de San Pedro del Olmo
El templo de San Pedro del Olmo se encuentra cerrado
al culto desde finales del siglo XIX, pero tuvo peor fortuna que
el de San Sebastián, pues no pudo evitarse la ruina de la
nave. Tan sólo se ha conservado el ábside, dos portadas,
el perímetro de los muros, y una parte de la torre campanario.
Exterior
La iglesia debió construirse a comienzos del
siglo XIII, por los mismos años en los que se edificó
San Salvador de los Caballeros. Se estructuraba en torno a una nave
única, con presbiterio y ábside semicircular. Este
último es el elemento mejor conservado. Se encuentra decorado
con una arquería ciega de medio punto, que lo recorre en
todo su perímetro. En la parte superior, también hay
un friso de ladrillos en esquinilla, y por debajo una franja de
ladrillos verticales.
Interior
El espacio absidal se separa de la nave por medio de
un gran arco apuntado con alfiz. En el interior, el muro se articula
mediante dos frisos superpuestos de arquerías, la inferior
de medio punto y doble rosca y la superior apuntada. Se separan
por medio de un friso de ladrillos en esquinilla, que se repite
en la parte superior. En el interior de los arcos superiores se
conservan unas interesantes pinturas al fresco realizadas a finales
del siglo XIII o comienzos del XIV, con las representaciones de
Cristo en Majestad rodeado por los doce Apóstoles.
Iglesia del Santo Sepulcro
La iglesia del Santo Sepulcro de Toro se encuentra
en uno de los lugares privilegiados de la ciudad, en una de las
esquinas de la Plaza Mayor. Pese a tan buena ubicación,
la iglesia del Santo Sepulcro de Toro pasa bastante desapercibida
por la anodina fachada meridional del siglo XVII que es lo único
que advierten los transeúntes que pasean por dicha plaza.
Existe aquí una torre que parece atestiguar
un origen anterior a la construcción del siglo XIII, pero
la mayor parte del edificio pertenece al románico de ladrillo
o mudéjar castellanoleonés del siglo XIII, si bien
con bastantes reformas como luego veremos.
Perteneció inicialmente a un monasterio de
la Orden del Santo Sepulcro, que fue la casa matriz de los establecimientos
sepulcristas de León, Galicia, Castilla, Navarra y Portugal
desde el siglo XII. Si bien en el año 1498 fue donada a
la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén.
Interior
Aunque es citada por primera vez en la temprana fecha
de 1128, debió ser reedificada puesto que su estructura
se basaba en la de otros edificios toresanos del siglo XIII: planta
basilical de tres naves separadas por arcos formeros apuntados
de triple arquivolta, que por encima soportarían una techumbre
de madera. Tales naves finalizan en una cabecera tripartita de
tres ábsides de planta semicircular decorados mediante
franjas de arquerías de ladrillos con el interior enfoscado,
separados por un friso en esquinilla, que recorre también
la parte superior.
En la bóveda de cuarto de esfera del ábside
se descubrieron en el año 2001 unas pinturas murales pertenecientes
al gótico lineal. Se trata de un Cristo en Majestad dentro
de la mandorla mística y rodeado por los Cuatro Vivientes
que relata el Apocalipsis de San Juan como momento de la Parusía
o venida en gloria de Jesús.
De especial belleza resultan los vanos de iluminación
que se crearon en el hastial de la cabecera, mediante un rosetón
y cuatro ventanales de medio punto con amplio derrame.
En el siglo XVI los arcos formeros centrales se suprimen
para enlazar sus pilares con grandes arcos apuntados de granito
con el fin de aumentar la sensación de espacialidad.
Entre las obras de imaginería, aquí
que se conservan los pasos de Semana Santa. Hay que destacar un
Cristo del siglo XVIII de Esteban de Rueda, una escultura de Cristo
Resucitado también del mismo siglo, siendo su autor Antonio
Tomé. Quedan, por su parte, restos figurados y policromados
de la armadura del siglo XIII-XIV.
Las naves se cubren con una armadura de par y nudillo,
realizada por Lorenzo Gago en la segunda mitad del siglo XVI.
Exterior
Lamentablemente, los citados ábsides del siglo
XIII no se pueden ver desde el exterior de la plaza. En el siglo
XVII se añade la sacristía y se reestructura la
fachada meridional. Lo único destacable es un sector del
imafronte que queda a la vista puesto que parte también
se halla tapado.
Ermita de la Virgen de la Vega o Cristo de las
Batallas
Este templo mudéjar se asienta cerca del Duero,
al sureste del núcleo urbano, junto a un bello bosquecillo.
Tras su restauración es uno de los edificios
medievales más fotogénicos de Toro. Tiene una nave
terminada en la habitual cabecera de tramos recto y ábside.
El material es ladrillo en su totalidad. Las arquerías
definen perfectamente el modelo toresano, abarcando en un solo
registro la totalidad del muro.
Las puertas -norte y sur- tiene arquivoltas apuntadas
y frisos de esquinillas.
Iglesia de San Sebastián de los Caballeros.
Museo de Pintura Medieval
El estilo arquitectónico original de esta
iglesia probablemente sea, como sucede en otros templos toresanos,
del mudéjar castellanoleonés del siglo XIII.
Exterior
En el siglo XVI se reconstruyó bajo el patrocinio
de Diego de Deza, resultando un edificio de una nave alargada
de muros prácticamente sin decoración, con tres
pequeñas puertas casi idénticas en sus fachadas
sur, oeste y norte: aro de medio punto trasdosado por alfiz quebrado
bajo el que se colocó el escudo del comitente.
En el costado septentrional existe una alta y esbelta
torre campanario que obedece a los mismos planteamientos de extrema
sobriedad que el resto del templo.
Interior
Al entrar en la iglesia de San Sebastián de
Toro observamos la amplitud del edificio, de una sola nave bastante
alta cubierta por una bóveda de crucería estrellada.
Lo más importante es que aquí se instalaron
varios fragmentos de pintura mural muy bien conservados procedentes
del también toresano Convento de Santa Clara, hallados
casualmente a partir de 1955. Su realización data del siglo
XIV dentro del estilo conocido como Franco-Gótico o Gótico
Lineal, pero con arcaísmos románicos evidentes.
Tratan de la vida de Cristo, de San Juan Bautista y de Santa Catalina.
La firma de estas obras es Teresa Díez. Aunque
se suele resaltar como excepcional la patraña de la singularidad
de que una mujer fuese la autora de una obra artística,
ya hace más de medio siglo Regine Pernoud en su libro "la
mujer en tiempos de las catedrales" enunciaba decenas de
mujeres artistas durante el Medievo. Sin ir más lejos,
en nuestro arte hispano y en un momento tan antiguo como el siglo
X, sabemos que la monja Ende se ocupó de crear las maravillosas
ilustraciones del Beato de Gerona.
Otras iglesias y ermitas de Toro
La vitalidad de la ciudad de Toro durante la Edad
Media y los primeros siglos de la Edad Moderna se constatan por
el gran número de iglesias y ermitas que se construyeron.
Algunas de ellas son la de e Santo Tomás Cantuariense,
con su gran retablo del siglo XVI con esculturas de Jacques Bernal,
artista muy cercano al estilo de Alonso de Berruguete y pinturas
de Lorenzo de Ávila; La Santísima Trinidad con su
puerta mudéjar, Santa María de Arbás, San
Julián de los Caballeros que muestra una preciosa portada
gótica montada aquí a finales del siglo XIX procedente
del arruinado Monasterio de San Ildefonso, la Capilla de San Bartolomé,
La Ermita de Nuestra Señora del Canto, etc.
Conventos y Monasterios
en Toro se fundaron numerosos monasterios y conventos,
tanto masculinos como femeninos, pertenecientes a diferentes órdenes
y congregaciones. Desde el punto de vista artístico, los
más reseñables son los de Sancti Spiritus y La Purísima
Concepción y San Cayetano.
Convento de la Purísima Concepción
y San Cayetano
Convento de las Madres Mercedarias ubicado en un
palacio del siglo XVI que le fue donado por los Marqueses de Mota,
sus propietarios hasta la fecha. Destaca la capilla con techumbre
de par y nudillo muy decorado así como el patio del antiguo
reconvertido en claustro conventual, inspirado en el correspondiente
del Palacio de los Condes de Requena.
Monasterio de Sancti Spiritus el Real
Convento de monjas dominicas fundado a comienzos
del siglo XIV por iniciativa de noble portuguesa Teresa Gil, posible
hija natural del rey portugués Alfonso III.
Es un gran complejo conventual donde pueden visitarse
la iglesia, el claustro, la sala capitular. La obra artística
más relevante es, sin duda, el sepulcro de alabastro de
la reina Beatriz de Portugal.
Otros conventos y monasterios
en Toro también se fundaron otros conventos
y monasterios como el Convento de Santa Clara, Santa Sofía,
Catalina de Siena, el Convento de Mercedarios Descalzos, el Convento
de San José y las menguadas ruinas del Convento de San
Ildefonso.
Arquitectura civil
Plaza Mayor y el Ayuntamiento
Las dos principales plazas del casco antiguo de Toro
son la Plaza de la Colegiata, de forma trapezoidal, ubicada al
costado norte del edificio y la Plaza Mayor.
La Plaza Mayor está ubicada a sólo
un centenar de metros, también al norte de la de la Colegiata.
Data del siglo XVI cuando se derribaron casas en esta zona.
El costado este está cerrado por una serie
de viviendas con soportales. El tramo meridional lo ocupa la Casa
Consistorial o Ayuntamiento. Fue diseñado por Ventura Rodríguez
en estilo neoclásico para sustituir al que había
perecido -del siglo XVI- por un incendio. Cuenta con dos pisos
de arquería y dinteles sobre columnas toscanas.
Palacios
También son numerosos los palacios y casas
blasonadas.
Palacio de los Condes de Requena
De esta palacio toresano del siglo XV, lo más
remarcable es su bonito patio cuadrado cuyas galerías se
abren mediante arco carpanel con los salmeres muy decorados con
escultura figurada.
Palacio de los Marqueses de Castrillo
En este palacio de los Marqueses de Castrillo se
casaron la princesa Juana, hija de Carlos I, con Don Juan Manuel,
príncipe heredero de Portugal.
Su fachada es sencilla, pero a pesar de ser construida
avanzado el siglo XVI todavía cuenta con una puerta de
tradición gótica.
Palacio de los Marqueses de Alcañices
Es un voluminoso pero austero edificio de tapial
y ladrillo de tres pisos. En ella residieron importantes personajes
de nuestra historia, entre ellos, el Conde Duque de Olivares,
valido de Felipe IV tras caer en desgracia y ser exiliado de la
corte.
Palacio de las Leyes
Este palacio fue de posesión real pero el
rey Juan I de Castilla se lo donó a Velasco Álvarez
Pereira.
La familia Pereira entroncó con los Ulloa
y a esta familia perteneció hasta 1923 cuando un incendio
destruyó la mayor parte del edificio. No obstante, nos
ha quedado su bonita portada gótico-renacentista donde
aparecen los escudos de Castilla y de Ulloa.
Palacio Rejadorada
El Palacio Rejadorada o de la familia Monroy es célebre
en Toro por la reja que la reina Isabel la Católica mandó
dorar en este palacio que perteneció a Antona García,
ejecutada por los portugueses junto a su marido y otros cabecillas
de la sublevación.
Otros palacios
Otros muchos palacios quedan en Toro. Solamente citaremos
los de Bustamante-Casa de Santa Teresa, el Palacio del Obispo,
el de los Alcañices, la Casa de la Nunciatura, el Palacio
de las Bolas, el de los Fuentesaúco, los Valparaíso,
etc.
(Autores del texto de ARTEGUIAS:
David de la Garma y Víctor López Lorente)