Título:ROMA EN EL ROMÁNICO. TRANSFORMACIONES DEL LEGADO ANTIGUO
EN EL ARTE MEDIEVAL. LA ESCULTURA HISPANA: JACA, COMPOSTELA
Y LEÓN (1075-1150)
El
Neoplatonismo defendido y cristianizado por varios teológos,
entre los que se encuentra San Agustín de Hipona generó
durante gran parte de la Edad Media la certeza de que el mundo
natural es sólo una apariencia intermedia tras la que se
oculta la verdadera realidad transcendente de Dios.
En este contexto,
el arte debe rechazar la representación de la Naturaleza
tal como se percibe por los sentidos y se exige extraer las verdades
ocultas y el orden lógico que se esconden tras las formas
físicas.
De esta manera,
las formas que adopta el románico se basan en una
idea del arte desarrollado por y para la inteligencia humana,
no para sus sentidos. No pretende, como otros estilos anteriores
y posteriores, copiar fielmente la naturaleza circundante, sino
conceptuar la belleza de una manera abstracta y racional.
En el campo
de la arquitectura, esto se traduce en el exclusivo uso de geometría
euclidiana, es decir, de las figuras geométricas más
simples. Es una arquitectura de "escuadra y compás"
donde cuadrados, círculos, cubos y cilindros, se disponen
con un sentido estricto del orden y la simetría. La belleza
y armonía que transmiten no es, por tanto, el resultado
accidental del artista que por intuición desarrolla unas
formas bellas, sino un hecho calculado.
En el campo
de la escultura, ésta se subordina a la arquitectura
y sigue los mismos planteamientos de sometimiento al orden racional
y la lógica. La "Ley del Marco" y la "Ley
del Esquema Geométrico" enunciadas por Focillon reflejan
este hecho con pleno acierto.
La Ley
del Marco obliga al escultor románico a adaptar sus
figuras al marco arquitectónico que las soporta. Esta ley
es fácilmente evidenciable en las esculturas de los tímpanos,
ya que debido a su forma circular obliga a los personajes a adoptar
diferentes alturas o a inclinar y agachar sus cuerpos para no
interrumpir la armonía del trazado semicircular.
La
Ley del Esquema Geométrico exige al escultor que,
aunque no se vea presionado por el marco arquitectónico,
las figuras de su escultura han de tener una lógica geométrica
intrínseca, como, por ejemplo, que sus figuras guarden
simetría, formen figuras parecidas a cuadrados, círculos,
cruces, etc. sin importar que este "forzamiento" distorsione
la realidad de animales o personas talladas.
Como conclusión,
en la escultura románica se adoptan las formas y proporciones
más adecuadas para ajustarse a un orden geométrico
racional. Por ello, en la escultura románica de portadas,
cabeceras y fachadas encontramos personajes o animales achaparrados
o de altura excesiva, a menudo realizando escorzos imposibles,
y frecuentemente con perspectivas absurdas. Nada de esto invalida
su belleza, si somos capaces de despojarnos de nuestra manera
de pensar positivista.
Iconografía
cristiana
Uno
de los principios que rigen la escultura románica es la
de su funcionalidad para la comunicación y transmisión
de ideas mediante meticulosos programas iconográficos.
Estas ideas pueden ser simbólicas o simplemente descriptivas
de episodios bíblicos
Dirigidos a un público analfabeto, los programas iconográficos
de iglesias y catedrales se convertían en verdaderas Biblias
de piedra.
En
el comienzo del románico prevalecen las escenas del Antiguo
Testamento como la creación del ho,mbre y el pecado original.
Pero
rápidamente adquieren especial fuerza las historias del
Nuevo. Escenas del ciclo de la Natividad (la Anunciación,
Nacimiento, Epifanía...).
Especial
importancia adquiere -sobre todo en los tímpanos de las
portadas- el Juicio Final con Cristo en Majestad bajando desde
los Cielos en la mandorla mística rodeado por los cuatro
evangelistas en forma de Tetramorfos y en ocasiones el peso de
las almas.
Posteriormente,
la figura de María compite con la anterior y es frecuente
que aparezca la Virgen en Majestard con el Niño sentado
en sus rodillas bendiciendo.
El
Bestiario
Procedente
del mundo grecorromano, bizantino y persa, el bestiario fantástico
se apodera del mundo románico no sin resistencias y críticas
por pensadores de la época. Pero el románico sacraliza
esta estética pagana convirtiendo a los animales -tanto
reales como imaginarios- en portadores de virtudes o perversiones,
por lo que su aparición en capiteles, canecillos, tímpanos,
etc. es reinventada y usada con sentido de enseñanza y
advertencia.
Quizás
es el bestiario fantástico el motivo escultórico
que más interés genera entre nosotros y el que mayor
efecto de intimidación provocaría en el hombre medieval.
Creado
por combinación de partes de animales diferentes, su estampa,
en ocasiones atroz, se reforzaba mediante lucha con hombres indefensos,
con el objetivo de conmover para renegar del pecado.
Aunque
cualquier símbolo tiene dualidad de significados, incluso
completamente opuestos, el románico usó ciertos
animales con predilección para manifestar el bien y otros
como formas del mal y del diablo.
Entre
los primeros se encuentran fundamentalmente las aves en
general, a menudo por comparación con el alma, ya que pueden
ascender y alejarse de lo terrenal en busca del Cielo, y en ocasiones
se les representa picando sus patas para poder despegar de la
tierra y poder volar hacia el cielo (VER IMAGEN LATERAL de un
capitel del Monasterio de Leyre).
También
el león o el águila por su fuerza
y nobleza suelen representar valores positivos, inclusive al propio
Cristo. Es frecuente encontrar leones águilas y grifos
en las enjutas de las portadas, como guardianes del templo. Un
ave especialmente representada como ejemplo del bien es la cigüeña,
por su carácter de ave de buen agüero, además
de ser monógama comer serpientes (se le representa a menudo
con una serpiente en su pico)
En
la nómina de los animales frecuentemente relacionados con
el mal solemos encontrar al mono, como caricatura grotesca
del hombre, la serpiente, símbolo por antonomasia
del pecado y del demonio, la liebre y el conejo
asociados con la lujuria por su fertilidad, el jabalí
y el cerdo por ser la lujuriosos, sucios y perezosos, la
cabra, el macho cabrío, etc.
Dentro
del bestiario fantástico existen animales usados con frecuencia
con carácter positivo, como los grifos (cabeza de
y alas de águila y cuerpo de león) que dada la combinación
de animales nobles se usan, como se ha indicado, como guardianes
en las entradas (puertas y ventanas) de las iglesias.
Sin
embargo, la nómina de animales fantásticos maléficos
es mucho más amplia. Los dragones son los más
genuinos enemigos de Dios y el hombre. Su representación
en el románico se aleja de las formas que las leyendas
nórdicas de siglos posteriores han hecho llegar hasta nuestros
días. El dragón románico es una ave con cabeza
perruna de grandes ojos y cuencas profundas, con orejas puntiagudas
y alargadas fauces amenazantes. Su cola es de serpiente y en ocasiones
en lugar de patas de ave muestra pezuñas.
Otros
animales maléficos son las arpías (cuerpo
de rapaz, busto femenino -aunque en ocasiones también masculino-
y con frecuencia, cola de serpiente) y la sirena (cuerpo
femenino y cola o colas de pez), ambas representando la seducción
y atrapamiento por los placeres carnales.
Los
basiliscos (cabeza monstruosa con cresta de gallo con cuerpo
y cola de serpiente) son los encargados de transportar las almas
de los condenados al infierno. Los centauros (cabeza y
tronco humanos y resto de caballo o equino) simbolizan la brutalidad
y lujuria y con frecuencia se les representa con arco y flecha
disparando a sirenas.
Iconografía
profana
Junto
a motivos estrictamente religiosos, el románico, sobre
todo a medida que evoluciona y se arraiga en el ámbito
rural alejado de las principales rutas de peregrinación,
incorpora motivos de tipo costumbrista o anecdótico.
Suelen
ser los canecillos de las iglesias rurales las que con mayor abundancia
se adornan con esculturas que representan las costumbres de la
época (cacerías, fiestas, banquetes, lances guerreros...)
o la vida social, incluyendo a personajes más o menos corrientes
en actitudes cotidianas.
A
menudo se pueden reconocer diferentes cargos eclesiásticos
y civiles). Esta tendencia llega hasta su máximo extremo
al aparecer en innumerables iglesias (Cantabria es conocida por
ello, pero sin duda, su dispersión es completa en el panorama
románico español) motivos explícitamente
eróticos.
La
evolución al gótico. La recuperación del
naturalismo
El
siglo XII trae consigo importantes cambios en la mentalidad europea.
San Bernardo da un duro golpe a la amanerada vida monacal de la
época dominada hasta entonces por los cluniacenses, verdaderos
promotores del románico como lo conocemos. Las doctrinas
de Aristóteles, prohibidas en muchos casos, empiezan a
penetrar en el mundo cultural de las universidades y con ellas
se produce un acercamiento al mundo natural.
El
gótico es fruto de esta evolución y vuelta al naturalismo.
En el campo de la arquitectura, aunque se continua apegado a normas
geométricas del pasado, la libertad para el uso de las
formas es mucho mayor y se resuelven problemas arquitectónicos
con soluciones ingenieriles plenos de pragmatismo (con "inventos"
tan útiles pero "poco coherentes geométricamente·"
como la bóveda de crucería o el arbotante)
Las
fachadas ya no guardan un sentido tan estrictamente simétrico
y la escultura "empieza a moverse". El hieratismo desaparece
y los personajes adoptan posturas cómodas en la piedra,
sonríen y parecen desear la seducción estética
gracias a sus gentiles gestos, sus cuidados vestidos y peinados
cabellos.
En
este sentido, el Pórtico de la Gloria de la Catedral de
Santiago es paradigmático de esta evolución. Algunos
autores han llegado a juzgar al Maestro Mateo con dureza como
responsable de la desacralización del arte románico
y su derivación hacia un arte mucho más vacío
de contenido transcendente. Esta influencia se hace notar en toda
la escultura del último cuarto del siglo XII y las primeras
décadas del siglo XIII, como en la Anunciación de
la Basílica de San Vicente de Ávila.
Historia
de la escultura románica en España
No
es fácil hacer un compendio de la historia de la escultura
románica ya que que cada investigador que se ha enfrentado
al tema ha interpretado y defendido teorías diferentes
para explicar la historia de la escultura románica española.
No
podría ser de otra manera pues el objeto del estudio está
muy incompleto. Nos faltan muchos de los edificios principales
que fueron, paradójicamente, víctimas de la piqueta
para ser reconstruidos en otros estilos (catedrales y monasterios).
Lo que hace que las relaciones estilísticas se hagan de
manera forzada. ¿Qué habría sucedido si la
catedral de Jaca hubiera desaparecido? Probablemente el jeroglífico
el arte románico en España se habría resuelto
de otra manera muy distinta a como hoy se hace.
Habitualmente
se establece una directa relación entre las primeras grandes
tallas esculturas románicas del Camino de Santiago en España
con el sur francés.
Los capiteles de Frómista y Jaca que representan desnudos
de influencia grecorromana se han interpretado como un redescubrimiento
del mundo clásico también realizado en la catedral
de San Sernin de Tolouse. En esta onda no debe estar muy alejada
ni la Puerta de las Platerías de la Catedral de Santiago
ni las dos puertas meridionales de San Isidoro de León.
También
se han relacionado determinados capiteles pseudocorintios de la
catedral compostelana con algunos de los más antiguos de
otra catedral francesa del Camino, la de Conques.
Estas
relaciones estilísticas directas entre diversas construcciones
del Camino de Santiago al norte y sur de los Pirineos no debe
extrañar por ser la ruta jacobea el principal transmisor
de tendencias y -lo más importante- de contratación
de maestros y talleres artísticos en busca de nuevos encargos.
En
Silos aparece un magnífico taller (el llamado primer taller
de Silos) alejado de influencias francesas y relacionado con la
eboraria musulmana. Además de algunos magníficos
capiteles del claustro son reseñables las escenas colocadas
en los machones angulares el claustro, sobre todo la "Duda
de Santo Tomás" y "Los discípulos de Emaus".
El
Segundo taller, mucho más naturalista tuvo mayor influencia
en grandes comarcas de Burgos, Palencia y Soria.
En
el siglo XII, el románico en Aragón está
marcado por dos talleres que van a dejar una amplia influencia
en muchas iglesias, los de Uncastillo y San Juan de la Peña.
Navarra, por su lado, a lo largo del siglo XII recibe todo el
efecto de la evolución del románico y gótico
francés, pues es el Camino de Santiago atraviesa plenamente
sus tierras. La fachada de Sangüesa con sus estatuas columnas
es heredera de Chartres, como lo serán en tierras castellanas
las iglesias de San Vicente de Ávila (puerta occidental)
y San Martín de Segovia (Pórtico occidental).
En
Cataluña, la manifestación escultórica más
espectacular se realiza en el Monasterio de Santa María
de Ripoll, articulada como un verdadero arco triunfal romano mediante
siete frisos paralelos y superpuestos con un amplísimo
repertorio iconográfico.
Pinche
para ver nuestro Vídeo sobre las escuelas y los
maestros de la escultura románica