Arte
Románico en Tierra Santa: Líbano y Palestina
La
arquitectura religiosa cristiana en Tierra Santa
El
arte románico de Tierra Santa se caracteriza por
tratarse de un arte totalmente funcional, condicionado por las
Cruzadas. Cuando los ejércitos cristianos europeos
se asentaron en las tierras conquistadas e instauraron los reinos
francos de Oriente, levantaron construcciones propias según
los gustos continentales, pero también reconvirtieron mezquitas
y edificaciones bizantinas en edificios civiles o iglesias.
En líneas generales,
podemos encontrar en las construcciones religiosas influencias
bizantinas y la pureza de líneas propias del románico
del siglo XII avanzado, con escasa decoración escultórica.
Estas mismas influencias
se aprecian también en la elaboración de obras de
carácter suntuoso y manuscritos. La mejor pieza que se
conserva es un salterio realizado para la reina Melisenda,
elaborado entre 1131 y 1143 y actualmente en Londres, con un gran
número de miniaturas de clara tradición bizantina
en las figuras e inglesa en las iniciales, así como sus
dos cubiertas realizadas en marfil. La obra debía proceder
de un scriptorium situado junto a la iglesia del Santo Sepulcro
de Jerusalén.
Santo
Sepulcro
Transformado por los cruzados
entre 1144 y 1149, conserva la rotonda de origen bizantino, si
bien fue convertida en un gran ábside situado al oeste
del edificio. Junto a él se construyó una nave transversal
con otro ábside al este y, en ambos, se levantaron tribunas
sobre una girola a la que se abren tres capillas.
Una de las imágenes
más conocidas es la fachada a dos niveles y grandes arcos
apuntados decorados con almohadillado; a su lado, la torre campanario
fue levantada entre 1160 y 1180 como superposición de distintas
salas abovedadas en las que se abren grandes ventanales. Cedida
a los caballeros de la Orden del Santo Sepulcro, se convirtió
en el centro de esta orden de caballería y sirvió
como modelo a numerosas construcciones de planta central en toda
Europa, generalmente vinculadas al Temple, aunque los templarios
se ubicaron en la Cúpula de la Roca, situada en el solar
del antiguo Templo de Salomón. En 1719, un terremoto provocó
el hundimiento de los tres pisos superiores.
Santa
Ana de Jerusalén
Levantada en la primera
mitad del siglo XII, la iglesia de Santa Ana de Jerusalén
tiene planta de cruz latina, con tres naves y tres ábsides;
la nave, el transepto y la capilla mayor son de mayor altura que
el resto de elementos, y sobre el crucero se levanta una fabulosa
cúpula ovalada, mientras que la nave se cubre con bóveda
apuntada que descansa sobre columnas con capiteles de escasa decoración.
La cripta es venerada como el lugar de nacimiento de la Virgen
María.
San
Juan de Biblos
La catedral de San
Juan de Biblos fue levantada inicialmente en 1115 como baptisterio,
y reconstruida a partir de 1170 tras su hundimiento parcial a
causa de un terremoto. La construcción presenta fuertes
influencias bizantinas, constando de tres naves de distinta altura
acabadas en tres ábsides semicirculares. La fachada es
fruto de una reconstrucción posterior, y adosado a ella
se levanta el baptisterio, una estructura de planta cuadrada cubierta
con cúpula y abierta en todas sus caras.
Castillos
y fortificaciones
Donde se ve más
claramente la interacción entre Cruzadas y arte es en el
campo de la arquitectura de carácter militar. En un primer
momento, la rapidez con que los cruzados se asentaron en Tierra
Santa pilló desprevenidos a los musulmanes, pero éstos
se no tardaron en organizarse e iniciar la contraofensiva. Como
respuesta a ello, muchas de las fortificaciones levantadas por
ellos y ahora en poder de los cruzados, se vieron transformadas
mediante la inclusión de elementos cristianos en estilo
románico. Igualmente, la aparición de las órdenes
militares (hospitalarios, templarios y teutones) conllevó
la construcción de nuevas fortalezas para defender los
distintos reinos francos; para ello, adoptaron muchas soluciones
innovadoras que en poco tiempo se extendieron también por
el continente europeo.
En primer lugar, el castillo
debía tener una entrada inaccesible ante asedios y de gran
tamaño para permitir el paso a caballos y carros; en ocasiones
encontramos puertas más pequeñas para facilitar
una vía de escape, a menudo comunicada con un pasadizo
subterráneo. Se levantan sobre una loma o bien están
rodeados por un foso que se cruzaba mediante un puente levadizo,
llegando hasta una puerta cerrada con rastrillo y protegida por
saledizos. Normalmente, acostumbran a estar constituidas por dos
recintos defensivos, comunicados entre sí por amplias rampas
para carros; en el exterior se disponían los dormitorios
de la tropa y las caballerizas, mientras que en el interior se
encontraban la capilla, las cocinas, el refectorio y los aposentos
de los caballeros. Como elementos defensivos se utilizan glacis,
adarves y aspilleras que permitían controlar el terreno
circundante.
El
Krak de los Caballeros
El Krak de los Caballeros
es la más importante fortaleza en Tierra Santa, levantada
sobre otra musulmana por los caballeros hospitalarios a
partir de 1147.
Antes de 1170 estaba construido
el muro exterior de 30 metros de anchura con siete torres, y otro
interior con una serie de pequeñas construcciones. La comunicación
entre ambos recintos se efectúa a través de un angosto
pasillo protegido por muros defensivos. Tras un terremoto ocurrido
en 1202, fue profundamente reformado ya en estilo gótico,
con una planta concéntrica de gran solidez.
Safita
Safita, conocido
también como Chastel-Blanc, es un donjon cuadrangular
de 27 metros de altura, levantado en 1112 en los límites
septentrionales del Condado de Trípoli, que debía
estar rodeado por un recinto exterior.
Tras un terremoto, fue
reconstruido a partir de 1170 por los caballeros templarios. Está
formado por dos pisos, el primero de los cuales encierra una capilla
cubierta con bóveda de cañón; el superior,
de dos naves separadas por tres pilares, debía estar destinado
a dormitorio de la guarnición. Bajo la capilla se encuentra
una cisterna y pasadizos que comunican con la capilla.
Château-Saône
Château-Saône,
también llamado castillo de Saladino, fue conquistado
por los cruzados y recuperado por Saladino en 1198. Entre tanto,
los cristianos lo reformaron ampliamente, con un donjon de planta
cuadrada coronando el recinto superior y dos cisternas; además,
quedan vestigios de una mezquita, el hammam, una ciudadela bizantina
y una capilla. El inferior estaba destinado a la tropa y los animales,
así como almacén, con numerosas salas abovedadas.
Rodeando el conjunto hay un profundo foso en cuyo centro se levanta
todavía un pilar que sostenía el puente levadizo.
(Autor
del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS: Javier
Bravo)