Palacios
Episcopales Románicos
Palacio
de Gelmírez
En la misma
Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, al costado norte
de la catedral y totalmente enmascarado al exterior por reformas
posteriores, el Palacio de Gelmírez se manifiesta, sin
ningún género de dudas, como uno de los mejores
exponentes de la arquitectura románica civil española.
Fue proyectado por Diego de Gelmírez a principios del siglo
XII con el objetivo de dotar a la urbe compostelana de un palacio
episcopal digno después de quedar el anterior obsoleto
tras las revueltas de 1117. Por lo tanto, las obras del palacio
se desarrollarían paralelamente a las de la catedral, que
según el Códice Calixtino, debieron concluirse en
1122.
Al palacio
original, conformado en planta de "T", se accede en
la actualidad a través de una estancia barroca tras la
cual, se aprecia un pórtico románico que en su momento,
constituiría la entrada principal al recinto. Dicho pórtico
abre a un pequeño vestíbulo de dos tramos cubiertos
con bóveda de crucería que, a su vez, comunica mediante
un vano adintelado sobre mochetas con la estancia principal del
piso bajo, conocido como "Salón de armas": una
habitación de planta rectangular estructurada en dos naves
separadas por pilares con columnillas adosadas rematados en capiteles
desde los que parten arcos fajones y formeros de medio punto,
quedando estructurado el espacio en 10 tramos (5 en cada nave)
cubiertos con bóveda de arista. Cuatro troneras practicadas
en el hastial occidental de la sala, dotarían al espacio
de iluminación natural.
Cruzando el
patio y a través de una escalera interna, se accede al
piso superior, en el que además de una cocina monumental
excelentemente conservada, llama la atención el llamado
"Salón de fiestas"; una gran sala levantada en
una segunda etapa constructiva sobre el Salón de Armas
que, en origen, a juzgar por la decoración allí
desplegada, podría cumplir también funciones de
comedor. Consta de una única nave estructurada en cinco
tramos cubiertos con bóveda de crucería cuyos nervios
reposan directamente sobre ménsulas adosadas a los muros
laterales, rematando la sala un segundo espacio individualizado
a modo de cabecera en el que, desde un grueso pilar central de
sección cilíndrica, parten dos arcos de medio punto
con roscas floreadas que abren a dos tramos resueltos con bóveda
de crucería nervada y decoración incisa.
Queda reducida
la decoración escultórica del salón a los
canes sobre los que reposan las ménsulas, en los cuales,
fueron representados distintos personajes que, en conjunto, parecen
querer reproducir un banquete medieval, pudiendo reconocerse además
de los comensales degustando variadas viandas, los sirvientes
o los músicos que lo amenizan. Los aposentos privados,
dispuestos en un cuerpo perpendicular al de los salones nobles,
fueron reformados en siglos posteriores.
Palacio
Episcopal de Ourense
También
en territorio gallego subsisten, ocultos entre distintas ampliaciones
de factura más tardía, los menguados restos del
antiguo Palacio Episcopal de Ourense, conocido como "Corral
del Obispo".
El edificio
original, iniciado en 1131 por mandato del Obispo Diego de Velasco,
respondería al clásico esquema de planta en forma
de "L", reduciéndose los vestigios románicos
llegados a nuestros días a un zaguán abierto a un
patio mediante una galería de seis arcos de medio punto
sobre columnas pareadas adosadas a un pilar central.
Sobre la galería,
en un segundo nivel, se conservan tres pares de ventanas ajimezadas
que reposan sobre una columnilla cilíndrica a modo de parteluz,
quedando rematada la fachada con una cornisa de canecillos lisos
bajo un prominente alero.
Palacio
Episcopal de Pamplona
En el siglo
XX, los trabajos de restauración de la catedral permitieron
sacar a la luz los restos del Palacio Episcopal de Pamplona, cuya
construcción, gracias a documentos conservados, puede establecerse
entre los años 1167 y 1193, estando a la cabeza de la diócesis
Pedro de París. El edificio original, al igual que el Palacio
Real de la propia ciudad, seguía el modelo de planta en
"L", con la diferencia de que en su intersección
no consta la existencia de una estructura torreada. De la fábrica
original, de nuevo embebida entre múltiples construcciones
posteriores, permanece visible el muro exterior del ala oriental,
que correspondería con el salón principal del edificio,
mientras que del pabellón meridional, tan sólo han
subsistido unas ventanas geminadas cuyos maineles han desaparecido.
El recinto
palaciego comunicaba, mediante un estrecho pasaje abovedado, con
un pequeño oratorio privado conocido hoy como Capilla de
Jesucristo.
Palacio
Episcopal de Barcelona
El Palacio
Episcopal de Barcelona es un soberbio edificio neoclásico
en cuyo patio son aún bien visibles los restos del primitivo
palacio románico, erigido entre finales del siglo XII y
principios del XIII aprovechando la estructura de la muralla romana.
En el frente noroeste del espacio claustral, sobre un cuerpo inferior
al que se adosa una escalinata, subsisten tres arcadas de medio
punto resaltadas mediante guardapolvos ornados con puntas de diamante
que, muy probablemente, debieron formar parte de una galería
mayor estructurada a base de pares de arcos sobre dobles columnas
separados entre sí por pilares prismáticos.
A la fachada
sureste abren tres amplios vanos de medio punto sobre pilares
y columnas adosadas bajo los cuales, en un registro inferior,
se describen otros tres muy modificados. Ambos frentes culminan
en un tercer piso animado con ventanales dobles y triples cuya
originalidad resulta cuanto menos dudosa, ya que, a principios
del siglo XX, el conjunto fue objeto de una profunda remodelación
basada en criterios historicistas.
Palacio
Episcopal de Girona
También
en Cataluña, junto a la Puerta de los Apóstoles
de la catedral, pervive el antiguo Palacio Episcopal de Girona,
erigido en tiempos del Obispo Guillem de Peratallada hacia la
segunda mitad del siglo XII, y que, desde 1976, acoge el Museo
de Arte de la ciudad. Su fachada principal, de aspecto fortificado
debido a una reforma acometida en tiempos bajomedievales, conserva
de su primitiva fábrica una galería de arcos de
medio punto sobre columnas que abrirían su planta noble
al exterior a modo de mirador. Subsiste también, entre
el palacio y el templo catedralicio, una capilla románica
dedicada al Salvador que debió funcionar como oratorio
palatino privado, siendo aún perceptible al exterior parte
del tambor absidial con que remataba su cabecera.
Episcopio
de Ávila
En la ciudad
de Ávila, en un solar entre la girola de la catedral y
la Puerta de San Vicente, se levantaría un palacio episcopal
románico del que sólo ha llegado a nuestros días
un misterioso pabellón adosado a la muralla conocido como
el Episcopio. Se trata de un edificio de planta cuadrangular,
realizado en un sillarejo jaspeado semejante al de la catedral,
dividido en dos pisos: el superior cubierto con techumbre de madera,
y el inferior rematado en una pesada bóveda de cañón
que arranca directamente desde el pavimento. De las tres puertas
con que cuenta la fábrica en la actualidad, sólo
la situada sobre la escalera es original, presentando dos arquivoltas
doveladas y flanqueada por cinco estrechas saeteras.
Pese a que
hay quien lo ha denominado "Palacio del Rey Niño"
evocando la posibilidad de que fuesen los restos de un palacio
real, la mayoría de voces autorizadas han llegado a la
conclusión de que se trata de un fragmento del viejo palacio
episcopal, posiblemente, a juzgar por otra denominación
por la que es conocido, el salón sinodal.