Guía
de la Colegiata románica de Arbás del Puerto (León)
Introducción
Casi
encima del impresionante Puerto de Pajares, en un caserío
perteneciente al municipio de Villamanín, se levanta la iglesia
colegiata de Santa María de Arbás, refugio secular
de peregrinos y viajeros en la comunicación natural entre la
Meseta y Asturias.
La fundación
se atribuye al conde leonés Fruela Díaz que donó
a comienzos del siglo XII unas tierras para que un grupo de canónigos
regulares de San Agustín, ya asentados desde hacía unos
años, crease un hospital de peregrinos para paliar en lo posible
las enfermedades y agotamientos de quienes transitaban por los Montes
Ervaseos.
Tal es el
caso de los peregrinos que tenían como meta principal la catedral
de Santiago de Compostela pero que se desviaban a la altura de León
hacia Oviedo para venerar las reliquias de la Cámara Santa
de la Catedral de El Salvador (esta ruta es conocida como el Camino
Asturiano).
No en vano existió un refrán que favorecía
dicha desviación hacia la capital del antiguo Reino Astur:
Quien va a Santiago y no visita al Salvador, sirve
al criado y deja al señor
Este primitivo
conjunto hospitalario debió ser muy humilde, de modo que el
rey leonés Alfonso XI mandó construir la iglesia de
Santa María allá por el año 1216, que es la que
podemos admirar en la actualidad.
A pesar de
que durante siglos la colegiata pasó por todo tipo de vicisitudes,
lo que incluye adiciones y transformaciones, podemos apreciar que
el interior del templo se encuentra en muy buen estado de conservación,
gracias en parte a la restauración acometida por el arquitecto
Luis Menéndez-Pidal y Álvarez en el siglo XX.
Por lo dicho
anteriormente, sabemos que la iglesia actual es de comienzos del XIII,
construida en un estilo románico tardío que se acerca
a la estética cisterciense o, incluso, gótica como denota
el carácter vegetal de muchos de sus capiteles y lo agudo de
sus arcos ojivales.
El edificio
tiene planta basilical con tres naves (modelo poco repetido en la
provincia de León) rematadas en tres ábsides. Los absidiolos
laterales tienen planta cuadrada mientras que el ábside central
es semicircular. Esta disposición no es muy habitual en la
arquitectura románica salvo en el caso de los monasterios cistercienses
y premostratenses, influencia que no habría que descartar.
Exterior
Exteriormente,
el edificio no puede ser más austero ya que la cabecera sólo
muestra su sillería arenisca sin ninguna concesión ornamental,
todo lo contrario de lo que veremos a continuación en el interior.
Por otro lado, hay que decir que edificaciones más modernas
encubren buena parte de los muros del templo.
Interior
El interior
de la colegiata es una delicia para la vista. Todo
es armonía, perfección y virtuosismo estético.
Las naves
están separadas por pilares de sección cruciforme con
cuatro semicolumnas adosadas a sus frentes que se apoyan en grandes
zócalos cilíndricos, al modo de la emblemática
basílica de San Isidoro de León.
Las naves
laterales se cubren con bóvedas de aristas mientras que la
de la nave central se rehizo siglos más tarde mediante crucería
estrellada compleja con terceletes. No se sabe con exactitud si en
origen la nave central tendría bóveda pétrea
o se contentaría con una armadura lígnea.
El arco triunfal
del ábside central es muy apuntado y presenta estructura de
portada, con varias arquivoltas ricas en decoración sobre varias
columnas.
Este ábside
central es de gran originalidad y hermosura al tener un zócalo
sobre el que se alzan columnillas que generan cinco nichos cóncavos
donde se abren tres vanos de iluminación. Estas esbeltas columnas
sirven para adornar y para recoger los nervios que surcan el cascaron
formando una preciosa cúpula gallonada.
Esta peculiar
disposición del ábside guarda estrecha relación
con la iglesia asturiana de San Juan de Amandi -cerca de Villaviciosa-
y con la zamorana de La Magdalena. El hemiciclo está presidido
por una imagen de la Virgen con el Niño, que es una reproducción
de la talla de madera del Monasterio de Gradefes, realizada por el
escultor Seoane Otero, puesto que la original de Arbás ardió
en el incendio de 1936.
El presbiterio se cubre con bóveda de crucería cuatripartita,
no con medio cañón como sucede habitualmente en la arquitectura románica.
En su clave, donde se cruzan los nervios cruceros, se colocó
un relieve con hojas carnosas que rodean un Agnus Dei que, como es
norma, sujeta una cruz con una de sus patas delanteras.
El empleo
de la crucería en lugar del medio cañón habilitó
espacios que fueron aprovechados hábilmente por el taller para
abrir vanos de iluminación en los muros laterales del espacio
presbiterial. Se trata de vanos de medio punto y acusado derrame interior
rodeado por un baquetón festoneado por besantes.
Los absidiolos
laterales son bastante más sencillos y a ellos se penetra por
arcos triunfales, en esta ocasión de curvatura semicircular.
Las puertas
La iglesia
de la Colegiata de Santa María de Arbás del Puerto disponía
de tres entradas, aunque la del costado septentrional está
perdida.
La portada
principal se abre en el muro sur. No se puede ver desde fuera porque
se encuentra cubierta por un porche cerrado del siglo XVIII. Está
profusamente decorada, disponiendo de cuatro arquivoltas semicirculares
muy ornamentadas con zigzag, rombos encadenados, flores tetrapétalas,
cabecitas de hombres y animales entre maraña vegetal, etc.
En estas arquivoltas es donde encontramos los pocos motivos figurados
de toda la colegiata.
La parte inferior de la puerta está formada por cuatro pares
de esbeltas columnas sobre altos plintos, que enlaza directamente
con otras hermosas portadas del románico próximo de
Asturias. Los capiteles son vegetales pero muy delicadamente trabajados.
Por su parte,
la puerta oeste es mucho más sencilla pues tan sólo
dispone de una arquivolta plana de medio punto, guardapolvos taqueado,
tímpano liso y dos columnas con cestas vegetales. La escultura
figurativa está presente en las dos mochetas que tienen cabezas
de oso y de bóvido.