El descubrimiento del románico de los valles
del Boí y de Arán
En
el año 1907 el arquitecto modernista Josep Puig I Cadafalch
(1867-1956), acompañado del fotógrafo Adolf Mas (1861-1936)
y de varios historiadores del arte, se adentraron en los Pirineos
ilerdenses en una misión del Institut d'Estudis Catalans, que
pretendía conocer y documentar el arte medieval de esta zona,
en busca de una seña de identidad nacional, influidos fuertemente
por el movimiento romántico. El impacto de esta expedición
fue tremendo, pues estas iglesias nunca antes se habían fotografiado
ni descrito, y, cuando los estudiosos las visitaron por primera vez,
conservaban gran parte del mobiliario litúrgico medieval, y
sus pinturas murales, muchas de las cuáles se trasladaron pocos
años más tarde al Museo Nacional de Arte de Cataluña.
Resulta difícil imaginar en la actualidad un viaje
de estas características, cuando el ruido de una cabalgadura
resulta un sonido extraño y casi exótico, y las cámaras
de fotos se integran en modernos dispositivos electrónicos
de tamaño minúsculo.
Sin embargo, todavía es más difícil
imaginar la emoción que pudieron sentir al entrar en estas
iglesias, e intuir sus paredes pintadas debajo de los retablos que
las ocultaban. En el diario que escribió Gudiol durante este
viaje hay algunos episodios realmente vibrantes, que describen todas
las emociones que sintió al ver todo este patrimonio desconocido.
Características
El románico del Vall
de Boí y Val d'Aran está marcado indiscutiblemente por
el marco paisajístico en que se encuadra: la impresionante
cordillera pirenaica.
A pesar de la cercanía de ambos valles, situados
en la esquina noroeste de la provincia de Lleida, el románico
presente muestra distintas características generales.
Si en el Vall de Boí el románico lombardo
es el gran protagonista, con magníficos edificios de los siglos
XI y XII, el Val d'Aran muestra un románico más evolucionado,
incluso tardío.
Aunque las iglesia del Val
d'Aran mantienen todavía claros rescoldos del románico
lombardo, ya aparecen puertas talladas con muy rica iconografía,
propia del románico pleno y tardorrománico.
Románico
en Vall de Boí
Nos ocuparemos en el apartado
de Vall de Boí de las iglesias de Sant Climent de Taüll,
Santa María de Taüll, Sant Joan de Boí, L'Assumpció
de Coll, Santa Eulalia de Eril la Vall, Sant Feliu de Barruera, La
Natividad de la Madre de Dios de Durro y Santa María de Cardet.
Sant
Climent de Taüll (Tahull)
El
Valle de Boí (Vall de Boí) ha sido declarado recientemente
Patrimonio de la Humanidad gracias a iglesias de la importancia y
hermosura de Sant Climent de Taüll (San Clemente de Tahull) que
es el emblema de toda la comarca.
Sant Climent de Taüll
es unas de las últimas construcciones del románico lombardo
en Cataluña, consagrada en 1123, lo que se percibe en la elegancia
y seguridad de la fábrica del edificio, fruto de más
de un siglo de experiencia en la arquitectura lombarda.
La belleza de esta obra hay
que buscarla en la armoniosa compensación de sus volúmenes
y en la integración con un paisaje pirenaico grandioso.
El templo es de tres naves
separadas por grandes columnas sin apenas capiteles.
Tres ábsides escalonados
con las típicas lesenas y arquillos lombardos cierran la iglesia
por el este.
La torre campanario es lo más hermoso. Consta
de seis cuerpos con vanos múltiples segmentados por maineles.
La planta es estrechísima en relación a su altura lo
que le confiere un acusado sentido ascensional.
En la cabecera se encontraban las célebres pinturas
del siglo XII que representaban a Cristo en Majestad en la Mandorla
Mística y que se conserva actualmente en el Museo Nacional
de Arte de Cataluña desde el año 1920.
Décadas después se procedió a colocar
en el ábside una copia de dichos frescos.
Sin embargo, recientemente en el año 2013, ante
la degradación de las citadas réplicas se tomó
la decisión de eliminarlas y dejar al descubierto los restos
o improntas originales de esta majestuosa obra pictórica románica
de tradición bizantina. Para que el turista pudiera disfrutar
del aspecto que ofrecía este templo se han instalado seis focos
de proyección tipo mapping digital sobre el ábside central
que recrea con perfección audiovisual la belleza de su contenido
original. Dicha proyección -espaciadas cada hora- dura sólo
unos minutos pero merece la pena asistir a contemplarla.
Santa
María de Taüll es otra de los platos fuertes del románico
en el Vall de Boí. Se ubica a escasa distancia de Sant Climent,
en la parte alta del pueblo donde destaca por su agudo campanario.
Construida en las primeras
décadas del siglo XII, presenta tres naves y cabecera de tres
ábsides.
Además de su hermoso
campanario de tipo lombardo, lo más destacable de Santa María
de Taüll es el conjunto de pinturas murales, cuyos originales
se encuentran, como tantos otros, en el MNAC (Museo Nacional de Arte
de Cataluña).
Los frescos representan, entre
otras muchas escenas, la Epifanía, con la Virgen María
y el Niño en presencia de los Magos.
Bajo la Epifanía, aparecen
las elegantes figuras de San Pedro, San Pablo, San Andrés y
San Juan Evangelista. Bajo ellos, se dispusieron medallones circulares
con animales.
Pinche
para ver nuestro Vídeo sobre la
Pintura Románica
San Joan de Boí es otra de las joyas románica
que podemos encontrar en este valle. Se encuentra en la zona baja
de la aldea de Boí.
En un principio se asemejaría a Sant Climent y
Santa María de Taüll con sus tres naves y cabecera de
tres ábsides escalonados con arquerías y lesenas. También
dispuso de una gran torre como los templos citados. Sin embargo, las
ruinas y reformas se cebaron más en este edificio que en el
resto del grupo.
Por ejemplo, en el siglo XVIII se modificó el
ábside central, adquiriendo entonces su muro plano. También
la torre perdió con los avatares del tiempo parte de los pisos
superiores románicos tan característicos y bellos.
Otra alteración sufrida data de hace mucho menos
tiempo: el siglo XX. En efecto, entre 1919 y 1923 se arrancaron los
restos de pinturas románicas que cubrían su interior
para llevarlos al MNAC. Hoy cuenta con un conjunto de reproducciones
fidedignas.
Sant Feliu de Barruera es una de las iglesias de más
antiguo origen -si no la que más- de esta comarca de Vall de
Boí. Se encuentra a un lado de la carretera L-500 que cruza
la población, junto a la gasolinera.
Lo primero que llama la atención es su extraña
volumetría, un tanto asimétrica e irregular. El motivo
no es otro que el rosario de transformaciones que ha sufrido desde
el siglo XI en que se comenzó a construir.
Se especula que el proyecto original contemplase una
estructura basilical de tres naves y tres ábsides. Sin embargo,
en todo caso, lo que se comenzó a construir fue una nave con
un ábside semicilíndrico cabalmente lombardo con lesenas
y arquillos sencillos.
Cuenta la iglesia también con parte de un transepto
al que se añadió en el siglo XII un absidiolo sur, ya
no con sillarejos sino sillares toscamente cortados. En el muro norte
se añadieron posteriormente dos capillas.
En cuanto al campanario de los pies, los cuerpos inferiores
son románicos, no así el superior, del siglo XVI.
L'Assumpció
de Coll
La iglesia de Santa María
de la Asunción (L'Assumpció) de Cöll
es un templo de una nave y ábside semicircular
Lo más
interesante es su buena portada de arquivoltas de medio punto con
columnas cuyos capiteles están esculpidos con motivos vegetales
y zoomórficos
Encima del guardapolvos
ajedrezado se colocó un magnífico crismón trinitario
rodeado por aves y dos personajes, de los cuales uno es un flautista.
Erill
la Vall
Templo que tiene la característica
de contar con una cabecera de tipo triconque, es decir, que junto
al ábside de planta semicircular habitual se construyeron a
modo de breve transepto dos absidiolos en disposición perpendicular
también cilíndricos. El resultado en una planta trebolada
en dicha cabecera.
Pero la iglesia de Santa Eulalia
de Erill la Vall es, especialmente, conocida por disponer de una de
las soberbias torres campanario que han hecho famoso el románico
lombardo del Vall de Boí.
De nuevo, el sentido vertical
y puntiagudo de la construcción se adapta perfectamente al
paisaje montañoso. Su esbeltez y altura es compensada con varios
pisos de ventanales ajimezados con su correspondiente friso de arquillos.
Es esta iglesia se conservó
el famoso conjunto del Descendimiento con varias figuras que hoy se
reparten el Museo de Arte de Cataluña y el Museo Episcopal
de Vic. En la actualidad hallamos una fina y espectacular reproducción
del conjunto en el arranque del ábside principal.
Durro es otro pueblo de la Vall de Boí emplazado
a 1386 metros de altura. La iglesia parroquial dedicada a la Natividad
de la Madre de Dios es un templo románico lombardo de una nave,
ábside (transformado) con un campanario en el costado norte.
Hay que destacar, por lo poco frecuente, su puerta
norte con arquivoltas de medio punto sobre columnas, al modo del románico
internacional. Sobre el guardapolvos ajedrezado hay un relieve cuadrado
empotrado con un Crismón Trinitario rodeado por leones y aves.
Santa María de Cardet
Cardet es una aldea del Vall de Boí situado a
casi 1.200 metros sobre el nivel del mar. Su iglesia parroquial está
dedicada a Santa María, habiendo sido erigida entre los últimos
años del siglo XI y los primeros del XII más reformas
de la decimoctava centuria, época en que se levantó
sobre el hastial occidental su pintoresca espadaña de tres
vanos.
Estamos ante otro de los edificios lombardos del valle,
con la particularidad de disponer de una cripta bajo el ábside
para contrarrestar la fortísima inclinación del terreno
-un auténtico barranco- en la parte de la cabecera.
Imágenes
de gran formato del Románico del Vall de Boí (Pinche
para agrandar)
Sant
Climent de Taüll. Joya del románico del Vall de
Boí
Fachada
occidental de Sant Climent de Taüll
Santa
María de Cardet (Vall de Boí)
Románico
en Val d'Aran
en el Valle de Arán se desarrolló, desde
finales del siglo XII y hasta mediados del siglo XIII, una gran actividad
constructiva. Algunos ejemplos destacados de estas iglesias son Sant
Esteve y Santa María de Cap d'Arán, ambas en Tredós,
Sant Andreu, en Salardú, Santa María en Arties, Sant
Miquel en Viella, Sant Esteve, en Betrén, y la Asunción
de Bossòst. Todas ellas se han conservado en un estado aceptable,
aunque hay que subrayar la mayoría han sido restauradas, en
ocasiones, de forma excesiva. A pesar de la proximidad geográfica
con el vecino Valle del Boí, el románico del Valle de
Arán muestra algunas características distintas. Si bien
la estructura de las iglesias sigue el mismo esquema, es sobre todo
en los elementos decorativos en donde se observan las principales
diferencias, en parte, porque el románico de Arán es
de un estilo más pleno, y también un poco más
tardío.
En el valle del Boí las iglesias carecen por completo
de escultura arquitectónica, algo que sí que es frecuente
en Arán. Las iglesias del Boí han conservado grandes
pinturas murales que decoraban los interiores, y que suplía
con creces la ausencia de escultura. Sin embargo en el románico
aranés estos frescos se han conservado en un número
muy inferior. La prueba de que existieron se encuentra en algunos
fragmentos conservados de forma muy parcial, como los del ábside
de la iglesia de la Asunción de Bossòst, donde se reconoce
una escena de la Epifanía, o las que se encuentran en la iglesia
de Santa María de Cap d'Arán, en Tredós.
En general, las iglesias del Valle de Arán permanecen
fieles, en cuanto estructura y formas decorativas, a los modelos conocidos,
y desarrollados en Cataluña en los siglos XI y XII, aunque
hay algunas notables excepciones. Los materiales fundamentales son
los que más abundan en la zona: la piedra, la madera y la pizarra
para las cubiertas. Por lo general se trata de iglesias muy horizontales,
en ocasiones con torres campanarios, que sobresalen del edificio,
aunque nunca están exentos del todo. En el interior se dividen
en una o tres naves con sus correspondientes ábsides semicirculares
que sobresalen al exterior, el central siempre más profundo.
Las naves casi siempre se dividen por medio de tres pilares de fuste
cilíndrico, en donde los capiteles son sustituidos por grandes
cimacios o por ábacos. Casi siempre tienen cubiertas abovedadas,
aunque las más antiguas se cubren con estructuras de madera.
Por lo general, no presentan grandes alardes decorativos en los exteriores,
y, cuando éstos existen, denotan influencias de Jaca o Lombardía.
En el apartado dedicado al
románico del Val d'Aran nos ocuparemos de Sant Esteve de Tredós,
Santa María de Cap d'Aran de Tredós, Santa María de Arties,
Assumpció de María de Bossòst, Sant Miquel de
Vielha, Sant Andreu de Salardú, Santa Eulalia de Unha, San
Pedro de Escunhau, San Félix de Vilac y Betrén.
Santa
María de Arties
Santa
María de Arties es una de las iglesias románicas más
interesantes del románico del Val d'Aran. Pertenece al estilo
lombardo catalán tardío pero se completó ya con
una plástica en ventanales y puerta propia del románico
internacional.
Era un edificio de tres naves
rematadas en cabecera de triple ábside semicircular, pero el
central fue sustituido por otro rectangular que hace las veces de
sacristía.
Como es habitual, lo más
apreciado es la torre campanario, situada en este caso a los pies
del templo. Sobresale por sus grandes dimensiones y el juego de vanos
de cada piso que aumenta en número a medida que se asciende.
La
iglesia de la Assumpció de María de Bossòst es
un extraordinario templo románico del Val d'Aran, probablemente
el mejor de toda la comarca, gracias al equilibrio de su arquitectura
y especialmente a la riqueza iconográfica que presentan sus
dos puertas de ingreso
La Assumpció de María
de Bossòst tiene tres naves y tres perfectos ábsides
decorados con arcuaciones y lesenas lombardas, pero el material ya
no es sillarejo habitual sino sillares bien cortados. Además
un bonito campanario románico remata la estampa general del
edificio.
Las portadas son muy interesantes
y completas. La meridional cobija bajo sus arquivoltas apuntadas un
gran crismón trinitario en su tímpano, mientras que
la septentrional, más completa e interesante, ofrece otro conjunto
de dintel-tímpano con otro crismón y un rudo y expresivo
Pantocrator y Tetramorfos rodeados, a su vez, por la luna y el sol.
Sant Miquel de Vielha es una
Iglesia muy tardía de una sola nave donde destacan dos elementos:
su portada y el Crist de Mijaran.
La
portada es grande y compleja, con arquivoltas apuntadas repletas de
esculturas que aluden al Juicio Final, así como una especie
de tímpano con estatuas encastradas. Existe un capitel de gran
interés pues muestra tres rostros que comparten los ojos dos
a dos, teniendo en total sólo cuatro. Sus miradas son ciertamente
inquietantes.
El Crist de Mijaran es un
fragmento de un Cristo románico de madera, del que se conserva
sólo el busto. Su estampa es exquisita e imponente.
Sant Andreu de Salardú es otra de las notables
iglesias tardorrománica del Val d'Aran. Es reconocible a distancia
por sus enorme campanario gótico de planta octogonal que se
yergue a los pies. En la facahada meridional se abre una puerta de
arquivoltas de medio punto con abundante escultura en sus capiteles,
además de contar con un crismón. a los lados hay arcos
murales.
La cabecera tiene tres ábsides sin lesenas ni
arcos lombardos, sino con canecillos propios del románico internacional.
El interior en conocido por la presencia del Cristo de
Salardú, del siglo XII y del conjunto de pinturas murales del
siglo XVII que cubren sus muros.
De la iglesia de Unha nos vamos a fijar especialmente
en la cabecera lombarda de tres ábsides con su aperejo de sillarejos,
lesenas y arquillos, algo no muy común en el Valle de Arán.
Han aparecido en el interior de dicha cabecera restos
de pinturas murales. En concreto, ha sido recuperado el rostro de
un Cristo en Majestad, junto a uno de los apóstoles, que se
está convirtiendo en el emblema del románico de este
valle.
Iglesia que ha sumado a lo largo de su historia numerosas
transformaciones.
Lo más interesante es la puerta norte. Correcta
obra románica internacional del siglo XII con arquivoltas plana
y baquetonada de medio punto y cenefa que imita un guardapolvos con
ajedrezado. Los protagonistas de los cuatro capiteles son los rostros
humanos.
El tímpano está protagonista por un hierático
y sencillísimo Crucificado que invade el dintel también
de decoración taqueada.
El arimez o cuerpo resaltado sobre el que se abre esta
puerta está rematado por un friso esculpido con cruces, ajedrezados,
flores de ocho étalos inscritos en círculos y perfecto
Crismón Tinitario. Quedan también algunos canecillos
del desaparecido tejaroz.
Sant Feliu de Vilac
Uno de los garndes alicientes de acercarse a la iglesia
de Sant Feliu de Vilac es el atrio que constiyuye un magnífico
mirador de gran parte del valle de Arán.
La iglesia debió inicirase a finalkes del siglo
XII aunque ha sufrido numerosas recosntrucciones por lo que sólo
nos resta de estilo románico en el exterior el muro meridional
con su buena portada con un tímpano donde aparece un expresivo
Cristo en Majestad con el Tetramorfos y encima un relieve triple de
flores y un crismón.
De espectacular se puede calificar el campanario del
siglo XIII, con enormes ventanales con arquivoltas apuntadas sobre
columnas.
Sant Estèue (Sant Esteve) de Betrén
La iglesia de Betrén es de las mas monumentales
y bien conservadas de la arquitectura medieval aranesa. De gran hemosura
resulta su limpia cabecera de tres ábside poligonales embellecidos
por diversos ventanales.
En el muro norte hay una gran puerta de arquivoltas apuntadas
con un conjunto de esculturas que narran el Juicio Final. El pequeño
tímpano está también figurado.
La entrada natural al Valle de Arán, desde el
puerto de Bonaigua, se encuentra en Tredós, uno de los pueblos
más altos de todo el valle. Allí está la iglesia
de Sant Esteve, que en su momento fue la iglesia parroquial de la
localidad. El primer edificio que se construyó debió
de realizarse en el siglo XI. Lo más significativo de esta
fábrica se encuentra en el inicio del ábside primitivo,
donde todavía pueden verse unas franjas de arquillos de tradición
lombarda. El edificio actual, y la torre campanario, son de un momento
posterior, de la segunda mitad del XII. Tiene una planta basilical,
con una sola nave, a la que le falta gran parte del ábside.
En el siglo XV debieron de realizarse algunas reformas. De esta época
es la portada de acceso.
Santa María de Cap d'Aran de Tredós
Al norte del pueblo, en la falda de la montaña,
se encuentra la iglesia de Santa María de Cap d'Aran, que oficialmente
es la iglesia parroquial del pueblo, a pesar de que se encuentra un
poco alejada. Como la mayoría de los edificios del valle, es
una construcción del siglo XII, aunque en este caso también
hubo una iglesia anterior, realizada en el XI, de la que todavía
se conservan los ábsides con franjas de arquillos lombardos.
La principal característica de esta iglesia son sus grandes
dimensiones, que destacan dentro de la arquitectura románica
de Arán. El templo tiene una estructura de tres naves, que
no son del todo simétricas, separadas por medio de pilares
cruciformes. La nave central se cubre con una bóveda de cañón,
mientras que las laterales con bóvedas de cuarto de círculo,
que no son visibles, dado que quedan ocultas bajo una estructura de
madera. En la zona del presbiterio hay una pequeña cripta de
planta semicircular. El ábside central y el presbiterio estaba
decorado con pinturas murales, que fueron descubiertas en los años
30 del siglo pasado, y, poco tiempo después, arrancadas y trasladadas
a los Estados Unidos, donde se conservan en el museo The Cloisters
de Nueva York.
Autores del texto del artículo de
ARTEGUIAS:
David de la Garma y Víctor López Lorente