Guía
del Arte Románico de Daroca
Introducción a la historia medieval de la
ciudad de Daroca
Aunque
existieron poblamientos celtibéricos en la zona, se considera
que la localidad de Daroca nació a finales
del siglo VIII como enclave árabe yemení (con el nombre
de "Calat-Darwaca") y pasando a formar parte de la Marca
Superior del Emirato y posterior Califato de Córdoba.
En el siglo
XI, periodo de las Taifas musulmanas, Daroca formó parte de
la de Zaragoza. El Cid intervino en la política de estas tierras,
frenando las apetencias del conde cristiano Berenguer Ramón,
en una época en que cristianos, musulmanes y judíos
mantenían complejas relaciones más allá de los
tópicos de las guerras de religión.
Daroca fue
conquistada por el rey aragonés Alfonso I el Batallador en
el año 1120 y Ramiro II le concedió fuero unos años
más tarde. En 1144 Ramón Berenguer IV, Conde de Barcelona y
Príncipe de Aragón, renovó el Fuero de Daroca, convirtiéndose
en cabeza de un amplio territorio que abarcaba desde la frontera con
Castilla hasta el Maestrazgo.
Daroca jugó durante mucho tiempo un papel importante
como límite fronterizo, primero con los musulmanes del sur
y, en el siglo XIV, en la guerra con Castilla (Guerra de los Dos Pedros).
De esta situación bélica nació el cinturón
de murallas y castillos que la rodea, del que queda una notable parte,
pero también iglesias, conventos, palacios y casonas que embellecieron
su entramado urbano.
De las numerosas
iglesias románicas que llegó a tener a comienzos del
siglo XIII, (han desaparecido varias, sobre todo a comienzos del siglo
XX), nos han llegado cuatro de las que nos ocuparemos en este artículo.
¿Románico en el sur de Zaragoza?
Cuando se
habla del románico en Aragón, solemos buscarlo en la
provincia de Huesca y en el norte de Zaragoza, en la comarca de Las
Cinco Villas. El románico en el resto de la provincia se vio
bloqueado por la abundante presencia de musulmanes, fenómeno
especialísimo que trajo consigo la invención del mudéjar.
No obstante,
en algunos lugares aislados, todavía podemos encontrar interesantes
muestras de románico. En la ciudad de Zaragoza se comenzó
a construir la cabecera de la Seo en este estilo. Otras muestras han
quedado en la Basílica de El Pilar y los restos arqueológicos
que se descubrieron en la Plaza de la Independencia.
Los monasterios
cistercienses son otros ejemplos del románico tardío
de Zaragoza, como los de Veruela, Rueda y Piedra.
Por último,
Daroca es una encantadora ciudad mitad románica y mitad mudéjar
que podemos considerar de lo más meridional del románico
aragonés, aunque quedan algunos ejemplos aún más
al sur, incluso en la provincia de Teruel, como los casos de Alcañiz,
Blancas, o Camañas, entre otros.
Volviendo
a la ciudad de Daroca, hay cuatro iglesias que nos interesan por su
carácter románico total o parcial. Citaremos las de
Santa María de los Corporales, San Miguel, Santo Domingo y
San Juan de la Cuesta.
El denominador
común del románico de Daroca es su carácter tardío,
que se fusiona en ocasiones con el gótico y, sobre todo, con
el mudéjar. Tanto es así que es una de esas ciudades,
como Sahagún (León), donde el mudéjar inició
sus primeras pruebas reemplazando al románico puro.
Otra característica
del románico darocense es que sus varias de sus iglesias se
coronan con arquerías ciegas sobre modillones y los capiteles
de las columnas entregas. Parece haber en ello lejanas reminiscencias
lombardas.
Iglesia
de Santa María de los Corporales
Santa María
de los Corporales está en el corazón del casco antiguo
de Daroca.
En origen
se trató de un templo de tres naves engarzadas a una cabecera triabsidal.
Tras una larga
secuencia de reformas, de estilo románico sólo nos queda
el ábside principal de semitambor de buena sillería,
con dos esbeltas columnas entregas y tres ventanales en los paños
resultantes.
El remate
superior está muy cuidado. Aunque el alero -ajedrezado- está
sostenido por los habituales canecillos de perfil de nacela, debajo
se creó una estructura de arquillos murales de medio punto
que apoyan en ménsulas también anaceladas y en los capiteles
de las columnas entregas. Esta estructura se repetirá, reconvertida
a un nuevo material -el ladrillo- en la cabecera de iglesia de San
Juan de la Cuesta.
Los capiteles
de estas ventanas tienen por temática temas zoomorfos como
parejas de animales afrontados: aves y leones. Sin embargo, hay dos
muy interesantes por su iconografía más elaborada.
Uno de ellos
parece que nos quiere mostrar -a pesar de la meteorización
de la piedra- a dos diablos que agarran, acosan y atormentan a un
hombre situado en el centro.
El otro capitel
mencionado trata de un combate guerrero entre caballeros. Si observamos
con atención, vemos que el vencedor es cristiano pues lleva
el clásico escudo "de gota" o triangular, mientras
que el vencido lleva escudo redondo o rodela, lo que es asignable
a un musulmán.
En el hastial
occidental, la puerta -llamada "del Perdón"- es de
estilo gótico y su iconografía nos remite el Juicio
Final, con Cristo entronizado rodeado de ángeles y de María
y San Juan Evangelista que ruegan por los hombres que van a ser juzgados.
A ambos lados de la cabeza de Jesús aparecen dos discos con
las alegorías del sol y la luna.
Más
moderna es aún la entrada del costado sur llamada "Puerta
Nueva" ejecutada al modo renacentista con columnas y frontones
flanqueando el vano de medio punto. Por encima se encastró
un amplio relieve sobre el Milagro de los Corporales que tanta devoción
despertó en la darocenses.
Se cuenta
que en el asedio de las tropas aragonesas al castillo de Chiva, mientras
se celebraba la misa de campaña, atacaron por sorpresa los
musulmanes. Las seis sagradas formas que se estaban consagrando para
los capitales se tiñeron de sangre, milagrosa señal
de que la victoria sería para los cristianos. Al acabar el
enfrentamiento y para decidir el lugar donde tenían que guardarse
se depositaron sobre un mulo en libertad para que Dios decidiese el
lugar deseado y este no fue otro que Daroca.
El momento
de tan larga historia que se esculpe en el relieve de la Puerta Nueva
es el del capellán mostrando a los guerreros aragoneses la
tela con las seis hostias ensangrentadas mientras éstos se
arrodillan admirados por el milagro.
Cuando se
penetra en el templo comprendemos que las reformas del siglo XVI construyeron
una enorme estructura de tres naves gótico-renacentistas orientadas
en sentido norte-sur, por lo que el original ábside románico
ha quedado limitada a la función de "capilla lateral".
El propio ábside románico también
ha sido reformado en su interior, aunque todavía se aprecia
el primigenio arco triunfal apuntado con sus columnas y las del arranque
de los arcos formeros.
Iglesia
de San Miguel
San Miguel
es la obra más importante y completa del románico de
Daroca. Tiene una buena cabecera de un solo ábside unido a
tres naves con intermediación de una nave de transepto. A finales
del siglo XV se edificó sobre el crucero un cimborrio mudéjar
de ladrillo muy austero, sólo decorado con friso de esquinillas
y ménsulas de perfil triangular.
El monumental
ábside de la iglesia de San Miguel está seccionado verticalmente
por seis haces de triples columnas cuyos capiteles están muy
desgastados. Hay un ventanal en el paño central y otros dos
en los tramos presbiteriales.
Una de las
curiosidades de esta iglesia es el perfil curvo del muro oriental
del brazo sur del transepto, que sólo es justificable si se
pensó hacer una cabecera trebolada, luego corregida por un
nuevo proyecto más convencional. En efecto, modificado el planteamiento
inicial, los brazos del transepto se terminaron de edificar al modo
habitual, es decir, con planta rectangular y rematados en hastial
plano con remate triangular. En dichos hastiales también se
abrieron sendos ventanales románicos.
La portada
meridional es de gran porte con sus cinco arquivoltas de medio punto,
teniendo dientes de sierra la más externa. Lamentablemente,
la escultura de los capiteles está prácticamente perdida
por la meteorización de la piedra que resultó ser demasiado
porosa y blanda.
Aún
se adivina en el tímpano de esta portada la forma de un Pantocrátor
en su mandorla con el Tetramorfos. Por desgracia, el relieve apenas
existe puesto que, o fue raspado o nunca llegó a terminarse,
dado que la superficie aparece lisa, sin detalle alguno.
El interior
también es interesante gracias a sus pilares y columnas románicas.
El hemiciclo
del ábside conserva en buen estado una apreciable colección
de pinturas del siglo XIV, de estilo gótico lineal cuya temática
es la Coronación de la Virgen que se halla rodeada por ángeles
y apóstoles. La composición de la escena está
dividida en tres registros superpuestos.
Iglesia
de San Juan de la Cuesta
Las iglesias
de Santo Domingo y San Juan de la Cuesta presentan grandes huellas
de mudejarismo.
San Juan de
la Cuesta es otro de los muy interesantes monumentos medievales de
Daroca. Su planta es de cruz latina aunque solo consta de una nave
y los brazos del transepto.
En este edificio, como ocurrió en San Tirso de
Sahagún (León) la cabecera se inició en románico
de sillería de piedra y se terminó en ladrillo. Los
fustes de las columna entregas fueron continuados con pilastras rectangulares
de ladrillo, mientras que los ventanales de medio punto previstos
(uno en el centro del ábside y dos en los muros de los presbiterios)
fueron sustituidos por vanos aspillerados rodeados por arco polilobulado
de gusto musulmán.
El coronamiento
del ábside sigue las pautas de las otras iglesias darocenses
con los canecillos y los arcos murales sobre ménsulas.
En el interior,
el arco triunfal es agudo y doblado por otro polilobulado. El hemiciclo
del ábside se anima con una arquería mural de arcos
apuntados sobre columnas y, por encima, importantes restos de pinturas
murales del gótico lineal (siglo XIV) en mal estado de conservación.
Iglesia
de Santo Domingo
Santo Domingo
es una de las iglesias más interesantes de la Daroca medieval,
ya que si el arranque de la iglesia (se observa en la cabecera) es
románico, posteriormente se terminó en otros estilos
más avanzados.
El conjunto de volúmenes de la iglesia es bastante
desconcertante pues formas y materiales se combinan de manera algo
caótica. El interior es plenamente gótico y moderno,
por lo que nos centraremos en el exterior del ábside y en el
campanario.
El citado ábside se encuentra emparedado entre
estructuras más modernas. Aún así es muy interesante
por su evolución cronológica y constructiva.
La parte inferior es netamente románica, con forma
semicilíndrica y columnas entregas. En un momento determinado
(o por parón de las obras y reinicio décadas más
tarde) las columnas se tuvieron que rematar prematuramente en capiteles
y proseguir con anchas pilastras-contrafuerte con el remate superior
más delgado y apiramidado. Entre los contrafuertes se abrieron
estrechos ventanales más góticos que románicos,
con columnas finas y guardapolvos de puntas de diamante. Para finalizar,
el cuerpo superior no se construyó en piedra sino en ladrillo.
Con todo,
lo más sobresaliente de la iglesia de Santo Domingo es la torre
campanario, con su parte inferior de piedra -románica- pero
finalizada en un sobrio y primitivo estilo mudéjar de ladrillo.
En la evolución de este campanario se aprecia un tipo de solución
similar a la cabecera de la iglesia de San Juan, puesto que los fustes
de las columnas románicas tuvieron que ser continuadas por
pilastras de ladrillo.
Aunque las
troneras del cuerpo de campanas mantiene los arcos de medio punto
de tradición románica, el mudejarismo de la nueva construcción
se aprecia en los arquillos polilobulados de los ajimeces y la incipiente
sebka de los ventanales del cuerpo intermedio.