Forma
antropomorfa de Dios Padre
Dios
Padre es representado en ocasiones, en el románico como
un anciano venerable y solemne, barbado y de largos cabellos.
Probablemente la mejor representación de Dios Padre en
el románico hispano se encuentra en el tímpano de
la Puerta de Santo Domingo de Soria.
La
Mano protectora
Otra
representación más abstracta de Dios es la de la
Mano Protectora.
La
mano ha sido desde muy antiguo símbolo de poder protector
y en el románico suele aparecer en acto de bendecir o avisar
-con los dedos índice y corazón extendidos- rodeada
por un limbo entre nubes, de gran tamaño y situada por
encima del resto de las escenas esculpidas. (VER IMAGEN LATERAL
de un capitel interior del antiguo monasterio de San Quirce en
Burgos)
Cristo
Pantocrator
La
principal representación de Cristo es el "Cristo Pantocrator",
es decir como sumo señor del tiempo y de todas las cosas.
Se halla especialmente esculpido en los tímpanos de las
portadas y pintado en la bóveda de horno del ábside.
Cristo
se encuentra inscrito en la mandorla mística y alrededor
de él se desparrama el resto de símbolos terrenales
y divinos: Tetramorfos, ángeles, profetas, ancianos, apóstoles,
condenados, salvados, etc. VER IMAGEN INFERIOR del tímpano
de San Miguel de Estella.
Cristo
en la Cruz
Otra
forma en que Cristo aparece esculpido o pintado en el románico
es en la cruz, como glorioso triunfador de la muerte.
Se
trata de expresar la victoria de Cristo sobre la muerte y, de
paso, la salvación de la humanidad.
Para ello, el cuerpo reposa
-más que cuelga- sobre la cruz mediante cuatro clavos (uno
para cada extremidad) adoptando una estructura simétrica
y perpendicular con los brazos extendidos horizontalmente y el
cuerpo vertical sin distorsión alguna salvo una ligera
flexión de las rodillas (por esta razón, lo normal
era emplear un bloque de madera para el cuerpo y otro para los
brazos). Los pies se apoyan sobre el "suppedaneum".
La anatomía es esquemática -básicamente se
resaltan los pectorales y costillas- y su cuerpo es parcialmente
tapado mediante un lienzo anudado a la cintura que llega hasta
las rodillas, llamado perizonium.
El rostro de Jesús
es tallado con los ojos abiertos -vivo- o cerrados, pero en ambos
casos con expresión de absoluta serenidad. Mira al frente
o tiene la cabeza ligeramente inclinada a su derecha. Puede llevar
corona o diadema como símbolo de majestad.
El
Crismón
El
crismón es el anagrama de Cristo formado por las letras
griegas "rho" y "xi" que son las dos iniciales
del nombre en griego. Suele ir acompañadas del "alfa"
y "omega". Los llamados crismones trinitarios añaden
una "S" del Espíritu Santo, al querer expresar
la Santísima Trinidad (ya que se confunde la "P"
o "rho" griega con la "P" latina) VER FOTO
LATERAL del preciosos Crismón superviviente en la Basílica
del Pilar de Zaragoza.
El
Crismón suele ser tallado en los tímpanos de las
portadas de las iglesias del Camino de Santiago y las comarcas
adyacentes. Por ello es especialmente abundante en el románico
aragonés y navarro.
El
Cordero de Dios
El
Cordero de Dios (Agnus Dei) es el símbolo cristiano del
sacrificio sin mancha de Cristo para la salvación de los
creyentes por la eliminación del pecado. El Cordero se
esculpe principalmente en los tímpanos de las puertas.
Se
representa habitualmente portando una cruz que sujeta con una
de las patas delanteras.
Otras
representaciones teriomórficas
Por
último citaremos que Cristo puede ser representado de otras
maneras teriomórficas, por ejemplo en forma de pez y león.
La
más interesante es, sin duda, la representación
de Cristo como León. El león fue un animal con consideración
divina en las antiguas civilizaciones orientales y es representado
en el románico en diferentes actitudes de agresión
o protección: pisando la serpiente, devorando animales,
protegiendo a hombres, etc. En esta línea uno de las más
bellas representaciones de Dios-león se encuentra en el
tímpano de la puerta principal de la Catedral de Jaca.
Constantes
Bíblicas
Constantes
bíblicas
Algunas
de las representaciones más comunes del románico
son episodios bíblicos que además suelen estar cargados
de denso simbolismo, como los episodios del Génesis, con
la creación del hombre, el pecado original y la expulsión
del paraíso, donde Eva es a la vez tentadora y fecunda
o Dios aparece como justo e implacable pero a la vez benévolo.
VER IMAGEN LATERAL con Dios coronado en presencia de Adán
y Eva, esculpido en la portada de Languilla.
Daniel
en el foso de los Leones
Daniel
en el foso de los leones también es ampliamente esculpido
en capiteles. Es la victoria del débil e indefenso hombre
que halla su fuerza en la confianza en Dios.
La
visión de la gloria apocalíptica y juicio final
son representaciones muy prolíficas en el románico
de todos los ámbitos geográficos con su mensaje
de esperanza de lo que nos espera después del combate con
la bestia feroz: el Mal.
La
vida de Cristo
A medida
que el románico madura lo largo del siglo XII es más
frecuente la representación escultórica de episodios
del Nuevo Testamento de las vida de Cristo.
En especial
proliferan las representaciones del Ciclo de la Natividad, como
la Anunciación, el Nacimiento y la Adoración de
los Reyes Magos, aunque no faltan los milagros y el ciclo de la
Pasión.
Escatología
La
manera en que el románico representa la muerte es con la
salida del alma del cuerpo. El alma suele ser representada como
un niño o una cabecita. El infierno aparece como un lugar
caótico con todo tipo de suplicios a manos de demonios
o bestias deformes, también como una caldera sobre una
hoguera avivada por los demonios. El Cielo, por su parte, es un
lugar ordenado y sereno donde los salvados aparecen vestidos bajo
las arquerías de la perfecta ciudad, la Jerusalén
Celeste.
Los
ángeles nunca tuvieron tanta relevancia como en el periodo
artístico románico. Su representación es
de bellos personajes de cabellos largos y bien peinados, con rostros
suaves y agradables y grandes alas. Son una de las delicias que
el románico nos regala.
Los
demonios, sin embargo, son esculpidos y pintados con enorme variedad
de formas. La mayoría son figuras grotescas, deformes y
feroces, con ánimo de espantar al observador.