En
este apartado dedicado a la Artesanía Medieval somos conscientes
de la dificultad de establecer clasificaciones pues el término
suele emplearse para aquellas artes "menores" que excluyen
la arquitectura, la escultura y la pintura.
La clasificación
de este cajón de sastre resultante se complica cuando,
además, deberíamos diferenciar entre la artesanía
vinculada a la decoración de iglesias o al Tesoro Sagrado
o Artes Suntuarias de los templos cristianos.
Hay que tener
en cuenta que muchas de las obras artísticas hechas inicialmente
para disfrute privado de algunos poderosos de la época
terminaban siendo donadas a algún monasterio o catedral
con el deseo de ganar méritos para después de la
muerte, con lo que terminaba siendo parte de dicho tesoro sagrado.
Y es que
durante la Edad Media, el intento de glorificación de Dios
y de su Morada empujaba a la mayoría de las actividades
artísticas en la misma dirección.
Otro
factor que dificulta estudiar la artesanía utilitaria privada
no religiosa es que su calidad muy inferior a las realizadas para
las instituciones eclesiásticas ha permitido su generalizada
destrucción o sustitución.
Dicho esto,
nos ocuparemos de forma resumida de todas las artes "menores"
o artesanías de la Edad Media, pero centrándonos
especialmente -cuando podamos- en aquéllas obras no directamente
ligadas a su uso religioso.
Historia
Como es de
esperar, en la Edad Media, auténtica era de la fe, la Iglesia
dio trabajo intenso a artistas y artesanos, casi de manera exclusiva
durante siglos. De manera secundaria, algunos reyes y grandes
señores -Carlomagno, por ejemplo- patrocinaron la construcción
de edificios religiosos pero también palatinos o la ejecución
de obras de arte.
Ya en época
gótica, la iniciativa en este orden de cosas correspondió
tamben a corporaciones como los concejos o los gremios, aunque
el objetivo seguía siendo primordialmente religioso.
Renacimiento
del siglo XI
A partir
del siglo XI se produjo en Europa una especie de renacer de todas
las actividades humanas, tras los terrores del año 1000.
La artesanía se benefició de ese auge. Se crearon
así corporaciones profesionales, los gremios, encargados
de dirigir y regular las actividades de los artesanos.
En España
aparecieron en forma elemental hacia el siglo XIII, y ya definitiva
en el XIV en Cataluña y el XV en Castilla. Los gremios
establecían las condiciones de trabajo de aprendices, oficiales
y maestros, el paso de una de estas categorías a la superior,
los precios, etc. Además, cumplían fines sociales
y de previsión.
Orfebrería
Evidentemente,
la orfebrería, por su elevado valor, queda fuera de la
artesanía utilitaria que citábamos al principio.
La orfebrería altomedieval tuvo diversas influencias y
corrientes, como la bizantina que era la más suntuosa.
También
se propagaron en Europa obras de orfebrería escandinava
e irlandesas, de gran riqueza decorativa.
Por su parte
los pueblos germánicos "bárbaros" que
se van remansando en los primeros reinos altomedievales tras el
fin del Imperio aportan piezas más rudas, aunque no exentas
de belleza. En España sobresalen las coronas votivas de
Guarrazar, con cabujones de vidrio o piedras preciosas y las cruces
ovetenses de La Victoria y los Ángeles.
En España,
además se fabrican arquetas árabes de delicadísima
filigrana (catedral de Gerona).
Con el renacimiento
de los siglos XI y XII los monasterios, parroquias y catedrales
concentran un gran tesoro sagrado constituido por crucifijos,
arquetas, frontales de altar, cofres, cálices de oro, plata
y plata sobredorada. Importancia especial tendrán aquéllos
objetos fabricados para contener las preciadísimas reliquias,
como estatuillas o bustos relicarios n plata o plata sobredorada.
Esmaltes
Del año
620 es la corona del tesoro de Monza, la pieza más antigua
que se conserva de la esmaltería de Bizancio. Por el siglo
X ya hubo en la corte carolingia talleres de esmaltes, cuya tradición
recogerían los artesanos románicos, quienes abandonaron
el alveolado y los esmaltes traslúcidos, adoptando el campeado
(champlevé).
Limoges trabajaba
intensamente en el siglo XII y XIII. Su producción eclipsó
otras, pero hoy se cree que muchas piezas tenidas por lemosinas
son hispánicas.
Tapices
y otros tejidos
El telar
-básico en estas tres actividades artesanas- se conoce
desde hace miles de años; los peruanos lo empleaban ya,
y con técnica muy complicada, en el tercer milenio antes
de Jesucristo.
En Europa,
a lo largo de la Edad Media hubo distintos focos y centros de
producción. Uno de ellos fue Al-Andalus, heredera de la
tradición oriental.
En la España
cristiana sobresalieron Flandes, Bruselas y Francia (París
Y Arrás)
En España,
especialmente durante el último tramo de la Edad Media
y el Renacimiento los reyes adquirieron gran cantidad de tapices
flamencos que aún hoy se conservan en castillos, palacios
y museos.
Es fácil
adivinar que la temática representada en los tapices medievales
destinados a los nobles y poderosos era especialmente guerrera
y caballeresca. En muchos de ellos se describen batallas históricas
con gran lujo de detalles.
Por el contrario los tapices trabajados para instituciones eclesiásticas
empleaban episodios bíblicos como objeto de representación.
Marfiles
El trabajo
de talla en marfil fue muy querido por los bizantinos. En España
hay numerosas muestras de eboraria cristiana medieval, pero suele
pasar más desapercibidas las magníficas obras de
marfil provenientes de Al-Andalus.
Cerámica
En el siglo
VIII dominaba en España la cerámica de reflejos
metálicos, musulmana, inspirada en modelos orientales.
La Reconquista daría lugar a características diferenciales
en las distintas regiones. En el siglo XIII sobresalió
Málaga, con sus piezas de vidriado dorado, que se exportaban,
y en el XIV las de Manises.
La cerámica
mudéjar de Teruel y Valencia influyó en la del sur
de Francia y en la italiana de Faenza, famosa desde el siglo XV,
siglo en el que también en Italia empezó a hacerse
la famosa "maiólica", nombre derivado de Mallorca,
de donde se importó a Italia su cerámica de reflejos.
Los grandes talleres europeos de nombre más conocido son
posteriores a la Edad Media.
El
trabajo de la Madera
Al margen
de la imaginería religiosa, que tiene un apartado específico
en el portal Arteguias, nos ocuparemos aquí del mobiliario
habitual de Edad Media, que se caracterizaba por su carácter
tosco. Se componía principalmente de arcas y asientos diversos
formados por planchas, decorados en parte por los clavos que las
unían y en parte también por cueros más o
menos trabajados.
Entre las
pocas piezas conservadas puede citarse un banco románico
de Taüll en Cataluña. A partir del siglo XIV, debido
a la influencia flamenca, la producción de muebles se hizo
más refinada.
Hay que citar
aquí, por su importancia cuantitativa y cualitativa en
la arquitectura española medieval, el trabajo artesano
que moros y mudéjares dejaron plasmado en los artesonados
de madera que constituyen las cubiertas de innumerables iglesias.
Bordados
Los bizantinos,
una vez más, dejaron en este campo obras maestras, como
el frontal de Santa Sofía, de enorme riqueza. Pero la que
se considera mejor pieza del mundo es una dalmática griega
del siglo XI, conservada en San Pedro de Roma.
Del mismo
siglo es el mal llamado "tapiz" de Bayeux, en realidad
un bordado, francés o inglés. Otro "tapiz"
de nombre, bordado también, es el de la Creación,
del siglo XIII, joya de la catedral de Gerona.
El manípulo
del obispo Friedestal (año 931) puede ponerse como ejemplo
de los bordados ingleses de segura identificación. En el
período gótico se bordaron con primor frontales
de altar y demás piezas religiosas, como la capa de Pío
II, del siglo XIV.
El
trabajo del hierro
El hierro
se trabajó en dos vertientes, ambas con intensidad: una
puramente práctica -cerrajería- y otra de carácter
menos funcional a veces y más ornamental.
Los artesanos
de la Edad Media se aprovecharon de la invención del martinete
hidráulico, que les ahorraba trabajo al hacer clavos, cerraduras,
llaves, tiradores, bisagras, etc. Iglesias, monasterios y palacios
exhibieron artísticas rejas y verjas (iglesia de Nuestra
Señora del Mercado en León, del silo XIII; capilla
de Anaya, catedral vieja de Salamanca, año 1450).
En este sentido,
todavía es frecuente encontrar en viejas iglesias rurales
herrajes en las puertas que datan de la construcción original,
con un valor histórico y artístico importantísimo.
En España,
la influencia musulmana queda patente en muchas obras menores
-cerrajería- y mayores. El auge del hierro coincidió
con el reinado de los Reyes Católicos.