Los historiadores saben que era
una costumbre romana matar a las hijas no primogénitas.
Los tratados de Derecho Privado romanos lo llamaban: "Desaparición
forzada de las hijas menores".
El padre consideraba conveniente
conservar a sus hijos varones por necesidades militares, salvo
que estuvieran malformados o parecieran demasiado enfermizos,
pero por lo general conservaba a una sola hija, la primogénita.
Era completamente excepcional que en una familia romana hubiera
más de una hija.
Sólo hacia el año
390, a fines del siglo IV, la ley civil retira al padre el derecho
de vida o muerte sobre sus hijos. Con la difusión del Cristianismo
desaparecía la primera y más decisiva de las discriminaciones
entre los sexos: el derecho a la vida correspondía tanto
a las niñas como a los varones.
Las mujeres en la cristianización
de Europa
Los nombres que se mencionan en las
fuentes durante los siglos II y III de nuestra era, encuentra
en su lista muchos más nombres de mujeres que de hombres. Entre
los nombres masculinos, junto con el de Plotino, el escritor Aulo
Gelio y el gran Orígenes, el diccionario menciona solamente a
San Sebastián; se citan a veintiuna mujeres, entre ellas: Zenobia,
reina de Palmira, y Faustina, la mujer del emperador Antonino.
Las otras diecinueve son santas, mujeres a quienes la Iglesia
colocó en los altares. Esta abundancia de nombres femeninos que
subsistieron para el gran público cuando desaparecían los de los
efímeros emperadores de esos dos siglos, indica la importancia
de estas santas, casi todas mujeres jóvenes, que murieron por
afirmar su fe. Ágata, Inés, Cecilia, Lucía, Catalina, Margarita,
Eulalia, etc.
Además, emergieron figuras tan
importantes como Faviola de Roma (s. IV). Noble romana convertida
al cristianismo, que vendió todos sus bienes, distribuyó
su dinero entre los pobres y fundó en Roma el primer hospital
de Occidente, alrededor del año 390.
Melania la joven (383 439). Heredera
de las inmensas posesiones de su abuela se retiró a Tierra
Santa donde su abuela había fundado una comunidad de mujeres
piadosas en Jerusalén. Se sabe que Melania desarrolló
una acción concreta y cierta en el movimiento de liberación
de esclavos.
Santa Clotilde (475 545). Esposa
del rey franco Clodoveo influyó decisivamente en la conversión
de Clodoveo y todo el pueblo franco al Cristianismo Católico.
Teodolinda (570 628). Esposa del rey lombardo Agilulf,
de culto arriano, consiguió bautizar a su hijo Adaloald
con el rito católico
Monjas y místicas
En el campo religioso la lista de mujeres
cultas e influyentes es extensísima. Aquí citamos
algunas de las más sobresalientes:
Hrotswitha, abadesa de Gandersheim (935
- 1002). Se considera el primer gran nombre de la literatura alemana
en el siglo X. Fue escritora de leyendas y Dramas litúrgicos
Herrada de Landsberg (1130 - 1195).
Autora de "Hortus deliciarum", Jardín de las
delicias. Obra enciclopédica que constituía la suma
del saber de su tiempo con numerosas ilustraciones de gran importancia
documental.
Hildegarda de Bingen- 1098-1179. Monja
alemana que destacó tanto por sus visiones como por su
vasta obra literaria versada sobre distintas materias. Se la definió
entre las mujeres más influyentes de la Edad Media.
Mujeres en el ámbito cultural
y educativo
Dhuoda 803 - 843. Dama de estirpe
noble carolingia del siglo IX. Escribió el Manual
para mi hijo para su hijo Guillermo. Con mucho, es el tratado
de educación más antiguo, puesto que fue redactado
a mediados del siglo IX.
Chistine de Pizan (1364 1430).
Filósofa, poeta y humanista, considerada la primera escritora
profesional de la historia. Su obra mas conocida La Ciudad
de las Damas es considerada por algunas autoras como precursora
del feminismo occidental y se sitúa en el inicio de la
llamada Querella de las Mujeres.
Mujeres en el ámbito de la
Medicina
Las
mujeres cuidaban de los enfermos de su familia. De modo que la
medicina doméstica estaba en sus manos. Se ocupaban de
las enfermerías de los monasterios o de los hospitales
de pobres y enfermos.
Hasta los siglos XII y XIII, las mujeres
no tuvieron ningún problema para ejercer la medicina, desde
entonces, vieron como querían acotar su función.
Antes del siglo XIV las mujeres libremente asistían en
los partos, atendían la salud de hombres y mujeres, testificaban
como expertas ante las cortes judiciales y administraban medicamentos.
En este campo sobresale especialmente
Trotula de Salerno, doctora italiana del siglo XI que escribió
influyentes trabajos de medicina femenina como la menstruación
y el parto.
Reinas
Este
campo es el más prolífico en investigaciones de
diferentes autoras. Por ello, hoy conocemos numerosas reinas cuyo
poder y/o influencia fue enorme durante el periodo medieval, como
las grandes reinas idolatradas en Francia: Leonor de Aquitania
y Blanca de Castilla.
En los reinos hispánicos sobresalieron
figuras como la reina Toda de Pamplona, cuya autoridad como auténtica
gobernante de su reino es reconocida por fuentes árabes
de la época.
En los Condados hay que destacar figuras
como Ermesinda de Carcasona y Almodis de la Marca.
Una de las grandes reinas que reinó
por derecho propio fue Urraca de León y Castilla, que gobernó
uno de los estados más poderosos de la Europa medieval
a comienzos del siglo XII.
Otras reinas consortes notables en defensa
de sus hijos y de la estabilidad de sus reinos fueron Doña
Berenguela de Castilla o María de Molina y todo este panorama
rematado con la vida de la reina más poderosa de nuestra
historia: Isabel de Castilla, cuyo reinado ejerce de bisagra entre
la Edad Media propiamente dicho y el absolutismo de la Época
Moderna.