Arquitectura
y Arte Carolingio
Después
de la etapa del llamado arte bárbaro (siglos VI, VII y parte
del VIII) surgió un proceso cultural realmente importante
en Occidente, el llamado Renacimiento Carolingio.
El Renacimiento Carolingio
fue un intento deliberado de reclamar la herencia romana. Se trató
de la renovación del Antiguo Imperio Romano de Occidente
con un doble propósito: extender la fe cristiana y difundir
al máximo la cultura.
El Renacimiento Carolingio
estuvo directamente promocionado por el emperador Carlomagno, que
potenció la cultura con el fin de reafirmar su poder político,
muy débil frente al de los grandes señores del Imperio.
Para ello, Carlomagno convirtió
Aquisgrán en uno de los mayores centros culturales del imperio,
apoyándose siempre en hombres de iglesia de magnífica
preparación intelectual, como el anglosajón Alcuino
de York.
El mundo carolingio va a
tener raíz latina. Se inspiró más en la cultura
romana que en la del Imperio Romano de Oriente (mal llamado Imperio
Bizantino). Ante esa necesidad de preparar intelectualmente a clérigos,
monjes y personal administrativo, la cultura sale de los monasterios
para acceder y constituir centros intelectuales en catedrales e
incluso en el palacio real de Aquisgrán. De esta manera,
se crearon escuelas monacales, escuelas catedralicias o episcopales
y una gran escuela palatina.
El mayor esfuerzo de este
proceso cultural se centró en la producción de libros.
Las bibliotecas se enriquecieron con numerosas copias de libros
que procedían de Irlanda, Italia y España.
No sólo se copiaron
libros de los grandes Padres de la Iglesia, sino también
de la antigüedad clásica como Cicerón, Plinio,
Tito Livio, etc.
Paralelamente, se creó
una caligrafía de letras pequeñas, redondeadas y separadas
entre sí, que facilitaba enormemente la copia, la difusión
y la lectura de estos libros. Es la llamada letra carolingia o carolina.
Durante el reinado de Carlomagno
también se reguló la enseñanza y se llegó
a determinar dos grados diferentes: elemental y superior. La enseñanza
elemental se impartía en las escuelas parroquiales y consistía
fundamentalmente en aprender a leer. La superior o artes liberales,
se impartía en las grandes escuelas (monacales, catedralicias
y palatina) y se dividía en 2 grandes ramas: la de la lógica
que compendiaba la gramática, retórica y dialéctica,
y la rama de la física con aritmética, geometría,
música y astronomía.
En el plano religioso, Carlomagno
asumió un doble papel político y religioso, lo que
le llevó a convertirse en una especie de César y Papa
similar al sistema cesaropapista de Justiniano. De esta manera,
también los grandes clérigos de la época se
convierten en oficiales de la administración (ministros del
estado).
El arte carolingio, al seguir
la tradición romana, recupera la concepción figurativa
mediterránea inscrita en su aspecto tridimensional. El arte
se convierte en un medio activo para propagar la fe y la cultura.
Su finalidad será fundamentalmente didáctica.
La
Ciudad Palatina de Aquisgrán
Carlomagno rompió
con la tradición anterior de que las cortes fueran itinerantes,
construyendo una gran ciudad palatina en Aquisgrán similar
a la ciudad palatina de Constantinopla pero totalmente inusual en
el marco político europeo. De la ciudad palatina de Aquisgrán
sólo quedan restos arqueológicos, pero son suficientes
como para darnos una idea de cómo era.
Esta ciudad estaba inscrita
en un rectángulo. Al norte presentaba un aula palatina. Ésta
tenía una planta rectangular y terminaba en una gran exedra
que, sin duda, sería el lugar donde se encontraba el trono,
por lo que era un aula regia donde el emperador haría una
serie de actos con la corte. También tenía dos exedras
en los muros laterales a cada lado, con un valor meramente ornamental.
También había
un pórtico o galería porticada, probablemente cubierto
con madera, que unía el aula palatina con la capilla palatina,
recorriendo toda la ciudad en su eje norte-sur. Este pórtico
estaba presidido por una gran puerta de carácter triunfal
que recuerda mucho a los arcos del triunfo romanos. Esto indica
que probablemente todos los edificios que constituían el
ámbito privado del emperador se encontrarían hacia
el este, mientras que al oeste estarían los edificios palatinos
más ligados a la administración del imperio. Entre
estas construcciones se encontraba, aunque no se sabe dónde,
la escuela palatina.
En el sur de la ciudad se
encontraba la capilla palatina a la que el Papa otorgó
incluso la consideración de catedral y se la dedicó
a la Virgen. Tenía al oeste un gran atrio porticado al que
se accedía a través del pórtico. Era un atrio
muy monumental (se sabe que cabían hasta 7000 personas en
él) y era donde el emperador celebraba justicia. El hecho
de que esté junto a la capilla simboliza que Carlomagno hace
justicia en nombre de Dios. Precisamente con el fin de administrar
justicia, se construye un pórtico avanzado que presentaba
dos pisos. Como la capilla era de planta poligonal también
con dos pisos (piso bajo y tribuna), el piso bajo del pórtico
se comunicaba con el de la capilla, en tanto que el piso alto del
pórtico se comunicaba con la tribuna del deambulatorio.
En este piso alto del pórtico,
mirando hacia el atrio, había un trono, en donde se sentaba
el emperador para realizar las prácticas de justicia y, por
tanto, se comunicaba directamente con el deambulatorio de la capilla
que disponía de otro trono donde, ya mirando al este, se
sentaba el emperador para asistir a los oficios litúrgicos.
El acceso a la tribuna del pórtico se hacía mediante
unas escaleras de caracol que había a ambos lados. Esto significa
que el emperador accedía del exterior, probablemente por
unos pasillos que llevarían a su palacio, que tenía
que estar muy cercano.
También había
dos capillas laterales que aparecían en los lados norte y
sur de la capilla, que han desaparecido y cuya función exacta
se desconoce, pero se especula con una posible gran devoción
de Carlomagno por las reliquias, que se guardarían en estas
capillas.
La Capilla
Palatina (Aix-la-Chapelle)
Es una iglesia de planta
centralizada poligonal formada por un núcleo y un deambulatorio,
que tiene 16 lados, en tanto que núcleo central es un polígono
de 8. El núcleo presenta un cuerpo cupulado con un gran tambor
horadado que proporciona al centro luz directa. La tribuna está
desdoblada en dos registros, el registro inferior es lo que propiamente
desemboca al deambulatorio, mientras que el superior nos lleva a
una bóveda de cañón muy baja.
Da una cierta sensación
achaparrada porque los arcos del piso inferior resultan demasiado
bajos en comparación con los dos registros de la tribuna.
Al este se encuentra la cabecera de testero recto y también
dividida en dos pisos, seguramente para que el emperador no tuviera
que estar pendiente de lo que ocurría en el primer piso.
Lo que es realmente importante
es la cubierta del deambulatorio, debido a la influencia que tuvo
posteriormente. El piso inferior está formado por ocho lados
mayores, todos cubiertos con bóveda de aristas, y por ocho
lados menores, cubiertos con bóveda de cañón
de forma triangular, son pequeñas cuñas triangulares.
En el piso superior, que es todavía más interesante,
los lados mayores se cubren con bóvedas de cañón
que apoyan sobre muros diafragma que dan a arcos muy bajos, y los
lados menores cubren con cuñas triangulares cubiertos también
con bóveda de cañón. El que la bóveda
de cañón se apoyara sobre un muro diafragma apoyado
en un arco se hizo porque este muro sostiene muy bien el empuje
de la bóveda de cañón. Esta parte del muro
diafragma es la que corresponde con el registro superior en que
está desdoblada la tribuna.
Se desconoce cómo
era la bóveda original del núcleo central, aunque
es posible que fuera gallonada. La actual tiene ocho plementos.
Sin embargo, sí sabemos cómo era el mosaico que la
cubría: sobre una bóveda celeste con estrellas aparece
un Cristo Cosmocrator (sentado sobre el mundo) y Apocalíptico
(ya que encuentra acompañado por los veinticuatro Ancianos
del Apocalipsis, aunque no por los símbolos del Tetramorfos).
Abajo aparece un crismón muy simple.
Más
información de la Capilla
Palatina de Aquisgrán
Monasterios
carolingios: La utopía de Saint Gall
Una de las cuestiones tópicas
que siempre se mencionan cuando se aborda el arte carolingio es
su influencia en el nacimiento del románico.
Independientemente de esta
posible influencia, hay un hecho incuestionable, el modelo de monasterio
que nace en el mundo Carolingio constituye la base conceptual del
futuro Monasterio de Cluny y, a su vez, éste va a determinar
la estructura de edificios del monasterio de época románica.
En efecto, Carlomagno quiso
que los monasterios del Imperio se rigieran por la regla de Benito
de Nursia, aunque matizada por las influencias y connotaciones religiosas
propias del Imperio Carolingio. La regla benedictina "Regula
Sancti Benedicto" se puso en marcha especialmente en tiempos
de Luis el Piadoso, hijo de Carlomagno, cuando consiguió
que San Benito de Aniane lograse implantar la regla en la mayoría
de los monasterios carolingios.
En la biblioteca del Monasterio
de Saint Gall, uno de los más importantes del mundo carolingio,
se ha conservado un plano originario del primer tercio del s. IX
donde se representa el modelo ideal de monasterio carolingio-benedictino.
A este plano se le ha denominado "Utopía de Saint Gall"
por lo complejo y perfecto de su estructura funcional.
Actualmente muchos arqueólogos
creen que este modelo sí se logró trasladar a algunos
grandes monasterios del Imperio Carlongio y que fue sin duda una
base fundamental para conformar, ya en el s. X, el monasterio benedictino
de Cluny, que más tarde se tomará coma base del monasterio
románico en los siglo XI y XII.
A diferencia de, por ejemplo,
el monasterio visigodo cuyo centro es la iglesia, el Monasterio
Carolingio de San Gall ubica el claustro como corazón del
complejo monástico organizando el resto de dependencias a
su alrededor.
La planta nos depara la
existencia de cuatro ámbitos insertos en un trazado cuadrangular.
Se accedía al monasterio a través de una avenida occidental
que desemboca en un gran atrio semicircular con dos puertas, una
que iba a la zona norte y otra que la zona sur.
Zona de hospedería
de nobles
La puerta norte nos introduce en el ámbito menos privado
del monasterio. Allí aparecía una gran hospedería
de nobles. Se trata de una muestra de la adaptación de la
regla de San Benito al contexto político carolingio en el
que religión y poder político estaban unidos. A continuación,
hacia el este, aparece una escuela destinada a hijos de nobles y,
por último, el palacio del abad empleado para recepciones,
dado su alto estatus político. Este palacio abacial tenía
cocina, letrinas y un pasadizo que se unía con la iglesia
para los momentos en los que el abad se reunía a los demás
monjes.
Zona de las Dependencias
Monásticas propiamente dichas
La puerta sur nos introduce en el ámbito propiamente privado,
lo que los arqueólogos llaman "el monasterio dentro
del monasterio".
Se articula en torno a un
claustro de alas porticadas, elemento que aparece en esta época
y que será el corazón del futuro monasterio románico.
A la entrada había unos edificios: el locutorio y la estancia
del pobrero, el monje destinado a recibir a las personas que querían
introducirse en el monasterio y era el que estaba en relación
directa con la hospedería de los pobres.
Unido a la iglesia, en el este, estaba el dormitorio (por exigencias
de la regla) que normalmente tenía escaleras o un pasillo
que lo comunicaba con la iglesia. Este edificio tenía dos
pisos: en el inferior estaba la sala de los monjes, donde podían
reunirse, y en el superior estaban los dormitorios, con letrinas
y baños.
Paralelo a la iglesia, y
en su lado opuesto del claustro se encontraba el refectorio, sala
donde comían los monjes. En el piso superior del refectorio
estaría la ropería. El refectorio tenía conexión
con la aneja cocina.
Cerrando el claustro se
encuentra la cilla o almacén de dos pisos, el superior para
el grano y el inferior para bodegas y otros usos.
Zona de enfermos y novicios
La tercera zona o ámbito, al este, estaba destinada a enfermos
y novicios e incluía una iglesia pequeña dividida
en dos, con ábsides contrapuestos; la parte occidental para
enfermos y la parte oriental para novicios.
Zona de Sevicios
El cuarto ámbito era la de los servicios, donde había
graneros, corrales, talleres etc., y las dependencias del personal
que se ocupaban de los mismos. Todo ello aseguraba que el monasterio
fuera independiente.
La gran iglesia monástica
La iglesia era un enorme templo de ábsides contrapuestos.
El hecho de que siga este modelo se debe a causas litúrgicas.
El ábside oriental es el que utilizaba la comunidad monástica
para realizar su liturgia, mientras que el occidental estaba destinado
a la liturgia parroquial. Generalmente estas iglesias tienen un
altar justo en el centro de la nave, llamado "altar de la Santa
Cruz", que es justo el límite a partir del cual podemos
hablar hacia el este de iglesia monástica y hacia el oeste
la iglesia parroquial.
Solamente en ciertos momentos la iglesia se destinaba al culto parroquial,
en el resto se convierte toda ella en iglesia monástica,
con 17 altares a través de los cuales sabemos que los monjes
hacían recorridos procesionales.
Además, la regla
benedictina aconsejaba a los monjes el rezo personal y parece que
la colocación de tantos altares obedece no sólo a
la necesidad de los recorridos procesionales, sino también
a satisfacer el rezo personal de los numerosos monjes.
La iglesia solía
estar dividida en tres naves con un transepto ligeramente sobresaliente
en planta con dos alas. La zona lateral o ala orientada al norte
era una pequeña construcción de dos pisos, en el inferior
con un scriptorium y en el superior la biblioteca, ya que el monje
debía llevar una práctica intelectual, esto también
es nuevo frente a la regla benedictina. El ala orientada al sur
era una sacristía, en el piso inferior se guardarían
los objetos sagrados y en el superior, las vestimentas.
Algunos
edificios de Arquitectura Carolingia
Iglesia de la Abadía
de Fulda
Se trata de una iglesia de ábsides contrapuestos, con la
particularidad de que en Fulda los monjes quisieron imitar la iglesia
de San Pedro de Roma. Así, el ábside que está
junto al transepto está occidentalizado. Toda la parte de
la cabecera está dedicada a San Bonifacio y el transepto
está muy desarrollado.
Existía en el centro
un altar igual que en Saint Gall. El ábside contrapuesto
orientado al este era el destinado a cultos parroquiales. El problema
de este tipo de iglesia es que se rompe el eje longitudinal de la
iglesia, lo que obligó a hacer otro tipo de iglesia, que
no todos los monasterios eligieron: es la iglesia con West Werk,
con macizo occidental.
Iglesia de la Abadía
de Saint Riquier o Centula
Aparte de la gran iglesia, parece que esta abadía tenía
otras dos iglesias, una dedicada a Santa María y otra a San
Benedicto.
Tras el ábside aparece
un gran transepto que al exterior se convierte en un gran macizo
con tres hileras de ventanas y que está coronado por un gran
cimborio y al interior es un espacio vacío normal, sólo
que con unos muros altísimos. Tras esto, aparecen las tres
naves ad triangulum cubiertas con madera e iluminación directa
e indirecta. Y tras las naves, aparece otro macizo al exterior exactamente
igual que el oriental: es el macizo occidental. Éste, sin
embargo, no se encuentra vacío al interior, sino que está
dividido en tres pisos: el primero está lleno de soportes
para no romper el eje longitudinal y que soportaba bóvedas
de aristas de piedra que además sirven de contrarresto al
peso de los otros dos pisos. El segundo tiene el santuario que en
las otras iglesias estaba en el ábside contrapuesto y que
servía para la liturgia parroquial. El tercer piso estaba
formado por una tribuna que rodea el segundo piso por tres de sus
lados, desde donde se veía toda la iglesia y donde se colocaba
el coro (estamos en el inicio del coro Gregoriano, con dos coros
que se contestan). Al lado había unos torreones laterales
con escaleras helicoidales para subir a los otros dos pisos.
Esto supone que las tres
filas de ventanas del transepto oriental eran por imitación
de las del macizo occidental que eran necesarias por la existencia
de los tres pisos. Como el macizo no era lo suficientemente grande
para albergar a los fieles de la misa parroquial, seguramente los
fieles laicos se situarían en las naves mirando al oeste,
mientras que en el segundo piso estaría el clérigo
con sus acólitos. Entre los dos pisos superiores no hay suelo.
La cubierta superior es de madera.
Iglesia de la Abadía
de Corvey
Es la única en la que se conserva el West Werk, aunque fue
muy remodelado en la época románica (todas las galerías
superiores son románicas). En esta iglesia no encontramos
simetría ya que no hay macizo oriental, al contrario que
en la iglesia de Riquier. Sobre el macizo occidental hay un gran
cimborrio que seguramente tendría una cubierta tronco-piramidal.
Grupo Episcopal de Metz
La aparición de un conjunto de edificios destinados a los
canónigos de la catedral, articulados en torno a un claustro
y anejos a la catedral, surgió en época carolingia,
mediante la reforma de Saint Chro de Gand. Antes, los canónigos
(los clérigos que ayudaban a los obispos en su tarea diocesana)
vivían independientemente, ajenos a reglas y generalmente
con sus barraganas. Así, surgió la necesidad de que
los clérigos vivieran bajo las normas de una reglas, generalmente
la de San Agustín, y todos juntos en torno al obispo y la
catedral. Esto originó la creación de unos edificios
especiales destinados a estos clérigos y surgieron los primeros
complejos catedralicios como el claustrum de Metz. Parece que había
una serie de pequeñas iglesias u oratorios para que los clérigos
hicieran sus rezos.
Germiny des Près
Fue la iglesia oratorio de Teodulfo de Orleáns, obispo de
esta ciudad y uno de los grandes mandatarios del imperio que era
de linaje visigodo. Por ello, construyó una iglesia de claras
influencias visigodas. Es una iglesia de cruz inscrita en un cuadrado,
al que se le añaden tres ábsides en la zona este,
dos en el tramo del transepto y uno en la zona occidental, que curiosamente
no rompía el eje longitudinal de la iglesia puesto que una
puerta se abría justo en el centro del ábside. No
es, por tanto, un ábside de carácter litúrgico,
sino que simplemente está buscando reproducir un modelo arquitectónico.
Está totalmente abovedada.
Los ejes ortogonales se cubren con bóveda de cañón,
presididos por un gran cimborrio de influencia carolingia, mientras
los tramos de las esquinas se cubren con pequeñas cúpulas.
Todo este abovedamiento se apoyaba fundamentalmente en cuatro pilares
centrales.
Es un modelo visigodo pero también con profundas huellas
bizantinas, lo que indica que en el mundo visigodo existían
templos más bizantinizados que los que se han conservado.
Sólo se ha conservado la parte oriental y el transepto.
En el interior destacan
los arcos de herradura y la compartimentación, características
de clara influencia visigoda.
En la bóveda del
presbiterio, al igual que en la capilla palatina de Aquisgrán,
hay un mosaico de tema peterotestamentario del Antiguo Testamento:
el Arca de la Alianza, donde se guardaban las tablas que Dios entregó
a Moisés, rodeada por cuatro ángeles, dos muy pequeños
y dos más grandes, que tienen una actitud de exaltación.
En este mosaico se observan claras influencias bizantinas: el fondo
es dorado y las figuras son esquemáticas y estereotipadas.
Cripta de San Germán
de Auxerre
Las criptas carolingias son muy importantes porque en ellas se realizaron
numerosos experimentos sobre un posible abovedamiento en piedra
que pudiera emplearse en futuros edificios románicos.
Eran semisubterráneas
y cuadradas, no circulares como las paleocristianas o como serán
las románicas.
Tenían pasillos laterales
de entrada que daban acceso al testero de la cripta donde se abrían
las capillas, en las que se guardaban las reliquias y podía
incluso enterrarse algún personaje importante. Se encontraban
justo debajo del gran presbiterio carolingio que casi siempre estaba
cubierto con madera.
La cripta de San Germán
de Auxerre estaba cubierta con bóveda de cañón
corrida, pero otras, como la de San Medarde de Soissons, estaban
cubiertas con bóvedas de aristas.
La
Miniatura Carolingia
La miniatura o iluminación
de manuscritos es una pieza fundamental en el Renacimiento Carolingio,
y la producción de códices se incrementó acusadamente
con el fin de recopilar al máximo posible todo el conocimiento
de la época. Los scriptoria, por tanto, se dedicaron a elaborar
numerosos manuscritos con ilustraciones de gran calidad.
La miniatura es la mejor
expresión de que el arte carolingio se inspira en el arte
de la Baja Antigüedad. Por ello, observamos un florecimiento
extraordinario de las artes figurativas, ubicadas en sus tres dimensiones
y con una buena proyección en el espacio. En el mundo de
la Miniatura carolingia hubo cuatro principales escuelas:
Escuela palatina de
Aquisgrán
Desarrolló
su labora durante el último cuarto del siglo VIII. Esta escuela
sitúa a los personajes sobre fondos arquitectónicos
muy recargados. Es una etapa inicial de la miniatura en la que se
puede observar cómo los artistas de este taller buscan modelos
en las fuentes clásicas, bizantinas e incluso del mundo anglosajón.
Los libros más representativos
de esta escuela son el Evangeliario de Godestalc y los Evangelios
de Ada.
Escuela de Ebbon de
Reims:
Pertenece ya a tiempos de Ludovico Pío (o Luís el
Piadoso), hijo de Carlomagno, del primer cuarto del siglo IX.
Es una escuela que se distingue
por representar a los personajes en un espacio aéreo, es
decir, en plena naturaleza y generalmente solos, aunque alguna vez
aparecen agrupados.
Todos los personajes ofrecen
una gran vivacidad en su expresión y el modelado no se realiza
mediante trazos sino mediante el color: la línea desaparece
y los colores se disponen en pequeños toques yuxtapuestos.
Destaca el Evangeliario de Ebbon.
Escuela de Tours
Activa durante el segundo
tercio del siglo IX. Es una escuela de gran sobriedad que imita
fielmente el arte antiguo. Los colores son muy discretos, poco numerosos
y especialmente realzados por el oro y la plata. Una derivación
de esta escuela es la escuela de corte de Carlos I el Calvo, del
último tercio del s. IX, con ejemplares como el Evangeliario
de San Emerano de Ratisbona.
Taller de Drogo de Metz
Segunda mitad del s.IX. Se inspira en decoraciones murales o en
mosaicos romanos del tipo de Santa Constanza. Así, las figuras
son pequeñas y hay mucha vegetación y ligeras construcciones
recortadas sobre el fondo. Los colores suelen ser poco utilizados
y la obra adquiere una gran elegancia. Destaca el Sacramentario
de Drogo.