En algunos
ábsides, de manera arcaizante, aparecen arcuaciones similares
a las del románico lombardo aunque las lesenas se sustituyen
por columnillas. Tal es el caso de Pinillos de Esgueva y Santibáñez
de Esgueva.
En
lo relativo a la escultura, apreciamos un estilo bastante rudo
en la forma de tallas las esculturas, excepción hecha de
la iglesia de Oquillas, donde trabajó un taller de discípulos
del Segundo Taller del claustro inferior de Santo Domingo de Silos.
Los
capiteles llevan esculpidos escenas zoomórficas sencilla
y rudas o sobre todo, motivos vegetales. Dentro del repertorio
animalístico, destaca la figura de la sirena-pez o nereida
de doble cola que parece en varios de los templos.
Una cuestión a la que no suele dársele
demasiada importancia cuando se estudia la arquitectura medieval:
el tipo y calidad de la piedra, pasa factura al románico
del Esgueva, puesto que se trata de una caliza extraordinariamente
porosa y blanda que sufre un desgaste importante. Esta circunstancia
empeora en el Esgueva de la provincia de Valladolid y otras comarcas
vallisoletanas, habiendo perjudicado seriamente a numerosas construcciones
románicas.
De
los numeroso templos románicos de la Esgueva hemos elegido
Santibáñez de Esgueva y su bonita ermita
de San Salvador, los templos parroquiales de Cabañes
de Esgueva, Terradillos de Esgueva, Pinillos de
Esgueva, Villovela de Esgueva, Villatuelda y
la próxima iglesia de Oquillas.
Mención
aparte merece, por su importancia y especificidad, el Monasterio
de Santa María la Real de Tórtoles de Esgueva.
Pero hay
otros como Bahabón de Esgueva, Pinilla Trasmonte,
etc.
Oquillas
La
iglesia de Oquillas está erigida sobre una pequeña
loma que domina el pueblo en su extremo noreste. Puede verse desde
los coches que circulan por la Autovía de Burgos A-1. Consta
de la habitual planta de salón de una nave unida a una
cabecera con presbiterio o anteábside y ábside semicilíndrico.
En el costado meridional existe una torre campanario no demasiado
alta.
Su
ábside es sencillo y equilibrado con un ventanal en el
paño central entre las dos columnas entregas que posee.
El material constructivo es buena sillería isódoma.
La nave románica fue alargada hacia los
pies en momentos bastante posteriores.
Lo
mejor de esta iglesia románica de Oquillas es la colección
de canecillos y las cestas de los capiteles que encontramos en
la cabecera.
Varios
pertenecen al llamado bestiario silense (bien proporcionados y
con cuidado plumaje, además de la presencia frecuente de
la flor de aro) como basiliscos, arpías, leones, etc. Por
su rareza, llamamos la atención de uno que muestra un rechoncho
sapo.
También
los hay de motivos antropomorfos, como un busto de un hombre barbado,
un personaje que parece ser un monje por la capucha de su hábito
y el libro que tiene entre sus manos. Probablemente, el canecillo
más interesante es el que muestra a un cantero afanándose
en tallar un sillar a hacha, que era el modo tradicional de la
época
La
iglesia de Oquillas también conserva la puerta de ingreso
que se halla tapada por un porche mucho más moderno.
La puerta tiene cinco arquivoltas de medio punto
con distintos perfiles: plano, baquetonado, con escocias y un
anillo ajedrezado. Los capiteles de las columnas son sencillos
y difieren de la tradición escultura silense presente en
la cabecera. En uno de ellos aparece una gran serpiente enroscada.
Una vez en el interior del templo, comprobamos cómo
la nave está cubierta por techumbre de madera a dos aguas.
La cabecera, como es preceptivo en la arquitectura
románica, sí está completamente abovedada
con piedra tallada de la manera normal: medio cañón
para el presbiterio y cuarto de esfera para el ábside.
El arco triunfal es perfectamente semicircular y
doblado. Las dos columnas están encapiteladas con cestas
con animales de clara relación con lo silense. En el capitel
sur aparecen cuadrúpedos, probablemente leones, enmarañados
por tallos y hojas de flores de aro.
El capitel de la columna septentrional muestra parejas
de arpías de voluminosos cuerpos elegantemente esculpidos
y, nuevamente, adornadas con las consabidas flores de aro.
En conclusión, estamos ante un templo
en el que trabajaron dos talleres distintos. La lógica
cronológica apunta a que un taller muy vinculado al Segundo
Maestro de Silos comenzara la cabecera -o al menos la
escultura de canecillos y capiteles exteriores e interiores y
posteriormente otro taller, mucho más rudimentario, se
ocupase del resto. Al menos, parece evidente que la escultura
de la puerta y del ábside pertenecen a artistas muy distintos.
Santibáñez
de Esgueva
La ermita
de San Salvador, en el término de Santibáñez
de Esgueva es una de las muchas construcciones románicas
dispersas a lo largo del Valle del Esgueva.
Pero tiene
el encanto de las iglesias situadas en medio de la Naturaleza,
sólo rodeada de monte y campos de labor.
Tiene
fábrica de sillería, con una unida nave con la correspondiente
cabecera y una portada abierta al muro meridional.
El ábside
lleva como elemento decorativo arquitos lombardos que apean alternativamente
sobre esbeltas columnas; en el muro recto meridional hay una ventana
tipo portada con sencillos capiteles.
La portada
se abre en el muro meridional y se articula con tres arquivoltas
de medio punto, líneas de imposta destacadas y columnas
con capiteles decorados. Dos de ellos son figurados.
Uno de
ellos parece ser un águila atrapando una serpiente, mientras
que el otro tiene una pareja de arpías de claras reminiscencias
silenses.
En el
interior, el arco triunfal apoya sobre dos columnas de interesantes
capiteles.
Uno de
ellos muestra unos cuadrúpedos muy toscamente esculpidos
con larguísimas patas, de aspecto realmente primitivo.
El otro
es más interesante. Una sirena de doble cola cubierta su
cabeza con barbuquejo se halla entre dos hombre que tocan el cuerno
de caza.
Tradicionalmente,
se ha fechado esta construcción en los mediados del siglo XII,
debido al cierto primitivismo de algunos detalles. Sin embargo,
el capitel de la puerta con bestias silenses y el guardapolvos
de puntas de diamante deben retrasar la fecha a finales de esa
centuria, salvo que esta parte del templo -la puerta- sea de una
campaña posterior.
En resumen,
la Ermita de San Salvador de Santibáñez de Esgueva
resulta ser un edificio donde los elementos arquitectónicos
son de apreciable calidad técnica, siendo los relieves
de los capiteles y canecillos más simples y rudos.
Cabañes de Esgueva
La iglesia
de Cabañes de Esgueva se encuentra en lo alto de la ladera
bajo la que se asienta el caserío, siendo la subida para
visitarla una buena prueba de resistencia.
Al llegar
a ella comprobamos que el templo románico sufrió
distintas transformaciones a lo largo de su historia. La cabecera
románica se perdió, siendo reemplazada por otra
más moderna.
Lo que
si es románica es la puerta de ingreso, situada en el muro
meridional con arcos de medio punto y dos parejas de columnas.
Empotrado
en uno de los muros y descontextualizado vemos el tímpano
de una puerta con un relieve en que un cuadrúpedo (león
o caballo) adelanta una pata delantera en dirección a un
hombre.
Pinillos de Esgueva
La iglesia
de Pinillos de Esgueva es una de las "reinas" del románico
comarcal, gracias a que ha conservado en perfecto estado su estructura
románica como por la calidad arquitectónica que
atesora.
Para visitar la hay que preguntar por Doña
Ignacia, fidelísima amante de su templo parroquial que.
a pesar de su octogenaria edad, muestra y explica con toda amabilidad
y entusiasmo.
Interior
La iglesia
tiene una nave completamente abovedada con bóveda de medio
cañón sobre fajones de medio punto que apean en
columnas adosadas a los muros laterales.
En el
tramo anterior a la cabecera existe una bóveda de medio
cañón de eje perpendicular a la nave.
Interiormente,
la cabecera está articulada al modo tradicional, aunque
no es posible ver el hemiciclo absidal por el consabido retablo
barroco.
Varios
de los capiteles de las columnas interiores son vegetales o de
geometría esquemática, pero también los hay
historiados como, por ejemplo: